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REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 364ª
Sesión 46ª, en miércoles 7 de septiembre de 2016
Especial
(De 11:20 a 13:48)
PRESIDENCIA DE SEÑORES RICARDO LAGOS WEBER, PRESIDENTE,
Y JAIME QUINTANA LEAL, VICEPRESIDENTE
SECRETARIO, EL SEÑOR MARIO LABBÉ ARANEDA, TITULAR
____________________
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
I. ASISTENCIA
Asistieron las señoras y los señores:
--Allamand Zavala, Andrés
--Allende Bussi, Isabel
--Araya Guerrero, Pedro
--Bianchi Chelech, Carlos
--Chahuán Chahuán, Francisco
--Coloma Correa, Juan Antonio
--De Urresti Longton, Alfonso
--Espina Otero, Alberto
--García Ruminot, José
--García-Huidobro Sanfuentes, Alejandro
--Girardi Lavín, Guido
--Guillier Álvarez, Alejandro
--Harboe Bascuñán, Felipe
--Lagos Weber, Ricardo
--Larraín Fernández, Hernán
--Letelier Morel, Juan Pablo
--Matta Aragay, Manuel Antonio
--Montes Cisternas, Carlos
--Moreira Barros, Iván
--Muñoz D´Albora, Adriana
--Navarro Brain, Alejandro
--Ossandón Irarrázabal, Manuel José
--Pérez San Martín, Lily
--Pérez Varela, Víctor
--Pizarro Soto, Jorge
--Prokurica Prokurica, Baldo
--Quintana Leal, Jaime
--Quinteros Lara, Rabindranath
--Rossi Ciocca, Fulvio
--Tuma Zedan, Eugenio
--Van Rysselberghe Herrera, Jacqueline
--Von Baer Jahn, Ena
--Walker Prieto, Ignacio
--Zaldívar Larraín, Andrés
Concurrieron, además, los Ministros Secretario General de Gobierno, señor Marcelo Díaz Díaz, y de Educación, señora Adriana Delpiano Puelma.
Asimismo, se encontraban presentes el Presidente del Banco Central, señor Rodrigo Vergara Montes; el Vicepresidente, señor Sebastián Claro Edwards; los consejeros señores Pablo García Silva, Mario Marcel Cullell y Joaquín Vial Ruiz-Tagle; el Gerente de la División de Estudios, señor Alberto Naudon Dell' Oro; el Gerente de Comunicaciones, señor Luis Alberto Álvarez Vallejos, y el Asesor Informático, señor Fernando Coulon Dental.
Actuó de Secretario el señor Mario Labbé Araneda.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 11:20, en presencia de 13 señores Senadores.
El señor LAGOS (Presidente).- En el nombre de Dios y de la Patria, se abre la sesión.
Tiene la palabra el Senador señor Araya.

El señor ARAYA.- Señor Presidente, previo a que comience la exposición del Banco Central, le solicito recabar el asentimiento de la Sala para fijar plazo de indicaciones al proyecto que tipifica el delito de tortura: si es posible, hasta el viernes 9 de septiembre, a las 12; ello, atendido que la urgencia vence el 16 del mes en curso.

El señor LAGOS (Presidente).- ¿Les parece a Sus Señorías?
--Así se acuerda.
)----------(

El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar.

El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, ayer la Comisión de Hacienda acordó pedir ampliación de plazo, hasta mañana, para que el Ejecutivo presente indicaciones...

El señor LAGOS (Presidente).- ¿A qué proyecto?

El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Al que dispone la elección popular del órgano ejecutivo del gobierno regional.

El señor LAGOS (Presidente).- ¿Hasta mañana?

El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Sí, señor Presidente.

El señor LAGOS (Presidente).- Entonces, hasta mañana, jueves 8 de septiembre, a las l8.
¿Le parece a la Sala?
Acordado.
III. ORDEN DEL DÍA


INFORME DE CONSEJO DEL BANCO CENTRAL DE CHILE

El señor LAGOS (Presidente).- Esta sesión especial fue convocada para que el Consejo del Banco Central de Chile presente al Senado la evaluación del avance de las políticas y programas del año en curso.
Les damos la bienvenida al Presidente y a los Consejeros del Instituto Emisor.
Tiene la palabra el señor Presidente del Banco Central.

El señor VERGARA (Presidente del Banco Central).- Muy buenos días.
Señor Presidente del Senado, don Ricardo Lagos Weber; Honorables Senadoras y Senadores, agradezco la invitación extendida al Consejo del Banco Central de Chile para presentar el Informe de Política Monetaria (IPoM). Como es habitual en septiembre de cada año, este coincide con el informe anual del Consejo a la Cámara Alta, donde presentamos nuestra visión sobre los hechos macroeconómicos y financieros recientes de las economías chilena e internacional, así como sus perspectivas e implicancias para la conducción de la política monetaria.
Tras más de dos años en valores por sobre el rango de tolerancia, en julio la inflación anual del IPC descendió a 4 por ciento. El escenario base que les presentaré dentro de algunos momentos, al igual que las expectativas privadas, contemplan que seguirá acercándose a 3 por ciento en los próximos meses, para cerrar el año en 3,5 por ciento.
El largo tiempo que la inflación ha permanecido elevada ha sido consecuencia de una significativa depreciación del peso, determinada por el necesario reacomodo de una economía que se ha enfrentado al fin del superciclo de los precios de las materias primas, al término de un ciclo de inversión minera extraordinariamente pronunciado y a un menor dinamismo interno que ha ido de la mano de una baja en la capacidad de crecimiento de largo plazo de nuestro país.
El Banco Central ha contribuido en esta transición con una política monetaria más expansiva, que ha suavizado el ciclo y apoyado la depreciación del peso, en el contexto de un esquema de tipo de cambio flexible. Aunque dicha depreciación ha elevado transitoriamente la inflación, ha ayudado a la necesaria reasignación de recursos entre sectores. Todo esto, en un contexto en que las expectativas de inflación y la credibilidad de la política monetaria se han mantenido intactas.
Como les mencioné, el escenario base de este IPoM prevé que la inflación seguirá disminuyendo, para converger a 3 por ciento algo antes de lo previsto en junio. Esto considera que, en el corto plazo, el tipo de cambio se mantendrá en torno a los niveles observados al cierre estadístico de este Informe. Sin embargo, es evidente que ello está sujeto a grados relevantes de incertidumbre, por lo que los riesgos persisten.
En el IPoM pasado, una de las preocupaciones en el frente externo era el llamado "Brexit". No obstante, y al contrario de lo esperado, su aprobación hizo aumentar la percepción de los mercados de que las políticas monetarias en el mundo desarrollado se mantendrían altamente expansivas por más tiempo, lo que ha llevado a que las condiciones financieras globales, y para el mundo emergente en particular, sean más favorables que lo previsto en la primera mitad del año. Aunque en las últimas semanas esto se ha revertido parcialmente, el ánimo de los mercados es mejor que el previsto, incluso considerando que se espera que en los próximos meses la Reserva Federal vuelva a aumentar su tasa de política monetaria.
La inflación de servicios -típicamente asociada a los no transables- no muestra cambios mayores, y se espera que continúe con su proceso gradual de desaceleración. Los datos de actividad y demanda del segundo trimestre tampoco mostraron mayores novedades, y las proyecciones para este año y el próximo, que les detallaré más adelante, solo cambian marginalmente.
En este contexto, hemos mantenido la tasa de política monetaria (TPM) en 3,5 por ciento durante los últimos meses. Al mismo tiempo, hemos cambiado el sesgo de nuestra política monetaria, indicando que, de darse el escenario base, durante el horizonte de proyección no será necesario concretar los aumentos que habíamos previsto hasta el IPoM anterior.
En cuanto al frente interno, como también lo fue en el IPoM de junio, la principal preocupación dice relación con el bajo crecimiento que sigue experimentando la economía chilena.
Para este año esperamos un crecimiento de entre 1,5 y 2 por ciento, y para el próximo, de entre 1,75 y 2,75 por ciento. De darse este escenario, la economía completará cuatro años de crecimiento promedio anual en torno a 2 por ciento.
Ciertamente, eso no es satisfactorio. Es algo de lo cual no solo debemos preocuparnos: además, tenemos que asumirlo como prioridad.
Es importante destacar que, aunque en el escenario base no esperamos deterioros adicionales del panorama externo, tampoco esperamos un repunte significativo de la actividad y la demanda. Ello, de alguna forma, hace cada vez más prioritario que como país profundicemos nuestro análisis sobre los elementos internos que podrían estar frenando nuestro crecimiento.
Ahora, permítanme detallarles el escenario macroeconómico que consideramos más probable para los próximos trimestres y los riesgos inherentes a él.
Escenario macroeconómico
Inflación
Como señalé en un comienzo, en julio la inflación anual volvió al rango de tolerancia. El comportamiento del tipo de cambio ha sido un factor clave en este proceso, pues ha permitido dejar atrás los efectos alcistas de la fuerte depreciación del peso entre 2013 y 2015.
Considerando el promedio de los diez días previos al cierre estadístico de este IPoM, el dólar se ubicaba algo por debajo de 670 pesos, equivalente a una apreciación nominal del peso del orden de 4 por ciento respecto al cierre del IPoM previo (gráfico 1).
La variación del tipo de cambio está en el gráfico que se presenta en pantalla.
Vemos que, después de dos años, 2013 y 2015, con incrementos significativos del tipo de cambio -entre 15 y 20 por ciento por año-, en el último tiempo hemos tenido una baja y una estabilización del tipo de cambio, lo que, ciertamente, ha provocado un impacto en las menores perspectivas de inflación.
La evolución del tipo de cambio ha tenido efectos notorios en el componente de bienes de la inflación subyacente (el IPCSAE o IPC sin alimentos ni energía). Su variación anual pasó desde tasas del orden de 5 por ciento a comienzos de año a 3,7 por ciento en su última medición. La inflación del componente de servicios del IPCSAE ha tenido una corrección menos pronunciada, pasando, en igual lapso, desde 5 a 4,5 por ciento anual, en línea con su indexación a la inflación pasada y holguras de capacidad que no se han ampliado significativamente. Con ello, el IPCSAE total ha ido reduciendo su tasa de expansión anual, acorde con lo esperado. Los elementos más volátiles de la canasta mostraron movimientos dispares en los últimos tres meses: mientras la inflación anual de alimentos subió, la de energía cayó (gráfico 2).
En el gráfico en pantalla tenemos los distintos indicadores de inflación.
La línea celeste es la inflación total del IPC, que hoy está en el rango de tolerancia del Banco Central, en la parte superior de ese rango, que es 4 por ciento.
Vemos que la inflación que más había subido en el último tiempo, cual es la inflación de bienes, que está muy relacionada con el tipo de cambio, en el último tiempo se ha estabilizado; de hecho, ha caído algo, producto precisamente de esta estabilización en el tipo de cambio.
La inflación de servicios, por otra parte -es la línea roja-, se ha mantenido en niveles de entre 4,5 y 5 por ciento, desacelerándose gradualmente en los últimos meses.
El escenario base de este IPoM considera que la inflación anual del IPC seguirá acercándose a 3 por ciento en los próximos meses, cerrando 2016 en 3,5 por ciento.
El IPCSAE tendrá un descenso hacia 3 por ciento más rápido que el IPC total, y ya a comienzos de 2017 estará bajo este valor (gráfico 3).
Este escenario contempla una convergencia de la inflación a la meta algo más pronta que la prevista en junio, que en parte depende de que el tipo de cambio, en el corto plazo, muestre una relativa estabilidad.
Según se mencionó, ello está sujeto a grados relevantes de incertidumbre, como lo ilustran las fluctuaciones que ha tenido la paridad a lo largo de los últimos meses.
Ahí, en el gráfico 3, tenemos las proyecciones de inflación del IPC -parte izquierda del gráfico- y del IPC sin alimentos ni energía (parte derecha).
Vemos en rojo nuestra proyección actual; en verde, la proyección de junio.
Para la inflación total, las proyecciones no difieren mayormente.
La inflación subyacente caería más rápido que lo estimado en el mes de junio.
Como supuesto de trabajo, las proyecciones consideran que el tipo de cambio real (TCR) fluctuará en torno a sus niveles actuales a lo largo del horizonte de proyección, en línea con la evaluación de que hoy no se encuentra lejos de lo predicho por sus fundamentos de largo plazo (gráfico 4).
En esta lámina tenemos el tipo de cambio real, que es el tipo de cambio ajustado por inflación, interna y externa.
Vemos que en la actualidad el tipo de cambio está en un nivel similar al promedio de los últimos 15 años y por arriba del promedio de los últimos 20 años.
Como supuesto de trabajo en este Informe de Política Monetaria, tenemos que se mantiene en torno a estos niveles.
Escenario internacional
En el plano internacional, pese a la reversión de las últimas semanas, las condiciones financieras externas para las economías emergentes son mejores que las previstas en los escenarios base de los últimos Informes de Política Monetaria (gráfico 5).
Ahí tenemos, por ejemplo, la tasa Libor a 90 días en distintos Informes de Política Monetaria.
Observamos que esta se ha ido moviendo hacia abajo. Es decir, hoy día esperamos condiciones financieras más favorables o tasas de interés externas más bajas que lo que esperábamos hace un tiempo.
Esta mejora ha ido de la mano de una percepción en los mercados de mayor persistencia de la expansividad de la política monetaria en el mundo desarrollado.
En este ámbito, los cambios en las expectativas sobre la conducción de la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos han tenido especial importancia tanto por su influencia en los mercados financieros como por la incertidumbre que la rodea (gráfico 6).
Ahí tenemos cuáles son las expectativas de la tasa de política monetaria en Estados Unidos. Y vemos que también se han ido postergando y atenuando los incrementos esperados en el tiempo. Es decir, se aguardan políticas monetarias más expansivas a medida que ha pasado el tiempo.
Los mercados asumen una normalización de la política monetaria más gradual que la indicada por la Reserva Federal. En todo caso, hay diferentes apreciaciones respecto de cómo esta resolverá las tensiones entre la dinámica del sector real, la inflación y las condiciones cambiarías en esa economía.
En Japón, el Reino Unido y el resto de Europa las expectativas de mercado indican una continuación o un incremento de la expansividad de sus políticas, considerando su débil crecimiento y perspectivas inflacionarias por debajo de los objetivos de sus bancos centrales.
En ese contexto, la proporción de activos de renta fija, incluso de largo plazo, con tasas negativas ha aumentado considerablemente en el mundo. Este es un hecho destacable, pues hasta hace unos pocos años era un escenario inimaginable.
Recordemos que hoy día Japón, la zona euro, Dinamarca, Suecia, todos tienen tasas de interés a 10 años plazo negativas, escenario (insisto) inimaginable hace poco tiempo.
Así, el mayor apetito por riesgo y la búsqueda de retorno han empujado al alza el precio de los activos riesgosos, reduciendo los premios soberanos y apreciando las monedas respecto del dólar (gráfico 7).
Aquello se observa en este gráfico.
Los premios soberanos -es decir, los premios por sobre las tasas del Tesoro norteamericano que pagan los países, particularmente los emergentes- han caído de forma significativa. O sea, en la actualidad las naciones emergentes se pueden endeudar a tasas más bajas que las de hace poco tiempo.
Las bolsas han subido, y el dólar ha tenido cierta volatilidad, con una tendencia apreciatoria desde hace un tiempo, pero depreciatoria en lo más reciente.
En todo caso, la intensidad con que este cambio en las condiciones financieras impactará la actividad o el precio de las materias primas no es del todo evidente.
En el escenario base, las proyecciones de actividad mundial no cambian significativamente. Para el bienio 2016-2017 se prevé que la economía mundial crecerá 3,2 por ciento en promedio y que los socios comerciales de Chile lo harán en 3 por ciento; ambas cifras, muy parecidas a las proyectadas en junio. Los términos de intercambio tendrán un menor deterioro a lo largo del horizonte de proyección, aunque las trayectorias previstas para los precios del cobre y del petróleo son similares a las de junio, situándolos, al año 2018, en 2,3 dólares el cobre y en torno a 55 dólares el petróleo (tabla 1).
En la tabla que está en pantalla se observan los supuestos del escenario base internacional.
Para 2016, en junio esperábamos una caída de los términos de intercambio -es decir, los precios de las exportaciones divididos por el precio de las importaciones- de 3,9 por ciento; hoy esperamos una caída algo menor: 1,7 por ciento.
Para el próximo año las proyecciones son muy similares.
El PIB de los socios comerciales y el PIB del mundo son bastante análogos, si no iguales, a los que teníamos en el IPoM previo.
Hay algunas diferencias por región económica.
Por ejemplo, en Estados Unidos la proyección de crecimiento se corrige hacia la baja: para este año, de 1,9 a 1,5 por ciento; sin embargo, en 2017 se mantiene en torno a 2,2 y 2,3 por ciento.
China seguiría creciendo. Este año, 6,5 por ciento; el próximo, algo menos: 6,2 por ciento.
En América Latina tenemos nuevamente este año una tasa de crecimiento negativa, de -0,9 por ciento, muy influenciada, ciertamente, por el fuerte crecimiento negativo de Brasil. Pero para 2017 se espera una tasa de crecimiento positiva: en junio previmos 1,5, y, de hecho, hemos subido a 1,7 por ciento.
En cuanto al precio del cobre, se esperan 2,15 este año, 2,25 el próximo y 2,30 en 2018. Y tocante al precio del petróleo WTI, 43 este año y 52 el próximo.
Actividad y demanda interna en el segundo trimestre
Internamente, los datos de actividad y demanda del segundo trimestre confirmaron un acotado crecimiento de la economía.
El PIB tuvo un aumento anual menor que el del primer trimestre, pero con una configuración en que los sectores de recursos naturales, en particular la minería, tuvieron un desempeño menos favorable y el PIB resto no mostró mayores cambios.
En la demanda, el consumo total siguió creciendo a tasas anuales del orden de 2,5 por ciento, mientras que la inversión mostró una expansión positiva, ayudada por factores puntuales asociados a la internación de maquinaria y equipos. Al contrario, durante el segundo trimestre la inversión en construcción y otras obras tuvo un deterioro más marcado que lo previsto, al tiempo que el sector inmobiliario continuó mostrando debilidad (gráfico 8).
En los gráficos que aparecen en la pantalla tenemos la evolución reciente del PIB y de la demanda interna.
El PIB total -línea azul en el gráfico de la izquierda- ha tenido cierta desaceleración. En el segundo trimestre -como decíamos- creció menos que en el primero.
¿Dónde está la mayor diferencia?
La línea verde es el PIB de recursos naturales, que principalmente se explica por minería, donde hay una caída muy significativa en su crecimiento. De hecho, está con crecimientos negativos.
El PIB del resto de los sectores -es la línea roja- ha estado relativamente estable, algo por arriba de 2 por ciento.
Por otra parte, en el gráfico de la derecha se observan los indicadores de demanda.
La demanda interna -es la línea verde- ha estado creciendo a tasas algo por abajo del PIB. La inversión, que había tenido tasas de crecimiento bastante negativas, registró una tasa de crecimiento positiva (es la línea morada) en el segundo trimestre.
Pero nosotros estimamos que hay algunos elementos puntuales. De hecho, la proyección para el año es negativa, mientras que el consumo total se mantiene creciendo en torno a 2 y medio por ciento.
Proyecciones 2016-2017
En tal contexto, el escenario base de este IPoM contempla que el PIB aumentará entre 1,5 y 2 por ciento este año. Esto, considerando que la información revisada del primer semestre no muestra mayores novedades respecto de lo que proyectamos en junio.
Para 2017 se considera un rango para el PIB de entre 1,75 y 2,75 por ciento, menor que lo esperado en junio.
La demanda interna, descontadas las existencias, mantendrá una recuperación modesta en 2017: 2,1 por ciento anual, luego de crecer 1,5 por ciento en 2016. En todo caso, el aumento previsto para este año es mayor que el considerado en junio, pues se estima una menor caída de la formación bruta de capital fijo, en particular por el comportamiento que tuvo el ítem de maquinaria y equipos en el segundo trimestre. De todos modos, ello se compensa parcialmente por la caída anual esperada en construcción y otras obras, donde resalta la debilidad del sector inmobiliario.
Para 2017, la proyección del crecimiento de la formación bruta de capital fijo se mantendrá en cerca de 1 por ciento anual, y seguirá afectada por la baja de la inversión minera y compensada por el crecimiento de la inversión en el resto de los sectores. Como porcentaje del PIB, la formación bruta de capital fijo real y nominal continuará siendo inferior a sus valores de 2015. La real promediará 22,7 por ciento del PIB en el bienio 2016-2017, y la nominal, 21,9 por ciento en igual período.
En cuanto al consumo, los cambios son menores, y sigue considerándose que crecerá en torno a 2,5 por ciento anual en 2016 y 2017, similar a su expansión en 2015 (tabla 2).
El escenario interno se muestra en la tabla que aparece en pantalla.
Nuestra proyección para el PIB de este año es de 1,5 a 2 por ciento.
Recordemos que en el Informe de Política Monetaria de junio acortamos el rango de proyección de 1 a 0,75 puntos porcentuales. Teníamos entonces, ese mes, 1,25 a 2 por ciento.
¿Qué hemos hecho en este Informe de Política Monetaria? Hemos acortado a medio punto, como lo hacemos siempre en septiembre, y cortamos la parte de abajo del rango; por lo tanto, quedó entre 1,5 y 2 por ciento.
Para el año 2017, en junio estimamos el crecimiento entre 2 y 3 por ciento. Hoy lo bajamos marginalmente a un rango de entre 1,75 y 2,75 por ciento.
La demanda interna es igual que la considerada en el IPoM previo. La inversión, no obstante, es algo mejor o cae algo menos, en esta proyección, de lo que esperábamos que lo hiciera en junio. Estimábamos un 2,4 por ciento para entonces y hoy día pensamos en un 1,5 y en un crecimiento de 0,7 para el próximo año. El consumo estaría creciendo a una tasa de 2,4 por ciento este año y de 2,5 el próximo.
Para las exportaciones, la cifra es de uno por ciento este año y de dos el próximo, mientras que para la cuenta corriente, con relación a la cual esperábamos un déficit de 2,2 por ciento del producto, el cálculo es hoy día de 1,6, muy similar al 1,8 que estimamos para el próximo año.
Como supuesto de trabajo, las proyecciones consideran que la trayectoria del gasto público será coherente con la regla fiscal y los anuncios del Gobierno de seguir una senda de consolidación presupuestaria. También toman en cuenta que los determinantes del gasto interno no han tenido grandes cambios en los últimos meses. Las importaciones de bienes, descontados algunos factores puntuales, muestran un crecimiento acotado y la confianza de consumidores y empresas se ha sostenido en niveles bajos, desde una perspectiva histórica. El mercado laboral exhibe un ajuste gradual, lo que se espera que continúe en el escenario base.
El gráfico muestra la evolución de algunos indicadores del mercado laboral. La tasa de desempleo ha ido aumentando gradualmente en los últimos meses, tal como lo habíamos previsto en los IPoM previos. Hoy día está algo por arriba de 7 por ciento. Esperamos que esa trayectoria siga, aunque acotadamente. No estimamos un gran incremento, pero sí alguno.
Lo que se ha visto en el último tiempo es una muy relevante desaceleración del empleo asalariado. Obviamente, esta ha sido menor en el empleo total, porque ha habido un aumento importante del empleo por cuenta propia.
Es importante notar que estas proyecciones consideran que las bajas cifras de inversión efectiva y esperada han reducido los crecimientos tendencial y potencial de la economía. Se debe recordar que por el primero entendemos el que es posible alcanzar en el mediano plazo. El segundo difiere del tendencial en cuanto puede ser afectado por shocks transitorios en la productividad y limitaciones temporales al uso de factores que alteran la capacidad productiva de corto plazo, pero no la de largo plazo. Por ello es que nuestras estimaciones de crecimiento del PIB tendencial son algo mayores que las del crecimiento del PIB potencial.
Los resultados de nuestras últimas estimaciones muestran, por un lado, que el crecimiento tendencial se ubica en 3,2 por ciento, tres décimas menos que lo estimado hace un año. Por el otro, para los años 2016 y 2017 consideramos que el crecimiento potencial se ubicará entre 2,5 y 3 por ciento, lo que se compara con valores entre 3 y 3,5 por ciento estimados hace un año para el mismo período. Además, los datos sugieren que la convergencia del crecimiento potencial hacia el tendencial tardará más que lo previsto.
De todos modos, la evaluación sobre el nivel actual de la brecha de actividad no es muy distinta que la anticipada hace un año, porque, si bien desde entonces la proyección de crecimiento del PIB para 2016 se ha corregido a la baja en algo más de un punto porcentual, al mismo tiempo se redujo la estimación de crecimiento potencial y, además, el crecimiento de 2015 se corrigió al alza.
Ahí tenemos lo que llamamos "brechas de capacidad", que es básicamente el producto menos el producto potencial. La línea roja es la que teníamos en el IPoM de junio.
¿Qué muestra el gráfico? Que las brechas de capacidad fueron menores de las que estimábamos durante 2015 y una parte de 2016, pero que han convergido. Y, de hecho, ello se irá ampliando, no mucho, pero algo más rápido de lo que pensábamos entonces.
De alguna forma, se señala también que son acotadas y que no hay mucha diferencia entre el producto efectivo y el potencial.
En los últimos meses, las condiciones financieras se han mantenido favorables desde el punto de vista del costo del crédito. Las tasas cobradas en colocaciones comerciales, de consumo e hipotecarias están en torno a los mínimos históricos. Al mismo tiempo, el crecimiento del stock de colocaciones de consumo y comerciales se ha recuperado respecto de los niveles que estas mostraban hace un año. Lo contrario ocurre con las hipotecarias, que muestran un crecimiento menor al de comienzos de año. El ambiente de bajo costo del crédito se da en un contexto en que las tasas de largo plazo también son bajas. Esto último es la respuesta tanto a la expansividad de la política monetaria en Chile y el mundo como a condiciones más estructurales.
Aquí tenemos la evolución reciente de las tasas de interés. En el gráfico de la izquierda aparecen las correspondientes a los instrumentos de largo plazo del Banco Central, de cinco y diez años. Vemos que todas han seguido una clara tendencia a la baja, y, de hecho, se ubican en o cerca de sus mínimos históricos.
En el gráfico de la derecha se registran las tasas de interés por colocación: vivienda, consumo y comercial, y se observa que todas han registrado también una clara tendencia hacia la baja, más allá de volatilidades puntuales. De hecho, en el último tiempo han seguido reduciéndose.
En todo caso, la información cualitativa, como la Encuesta de Crédito Bancario del segundo trimestre y el Informe de Percepciones de Negocios de agosto, muestra que se percibe una más débil demanda por crédito. Según quienes reportan en estas fuentes, ello se debe a la falta de proyectos de inversión y los temores por la estabilidad laboral.
Respecto de la política monetaria, cabe tener presente que, de consolidarse el escenario macroeconómico conformado en los últimos meses, con condiciones financieras externas que, aunque volátiles, son más favorables que lo previsto en junio, donde las holguras de capacidad eran acotadas y con un retorno algo más pronto de la inflación a la meta, no se advierte la necesidad de nuevos incrementos de la TPM en el horizonte de política. En concordancia con ello, se considera como supuesto de trabajo que la tasa de política monetaria se mantendrá en su nivel actual durante el horizonte de proyección. Como siempre, la implementación de la política monetaria y eventuales ajustes en la tasa serán contingentes a los efectos de la nueva información sobre la dinámica proyectada para la inflación.
Aquí, sin embargo, quisiera hacer una reflexión sobre la conducción de la política monetaria. En los últimos dos años y medio hemos tenido inflaciones por sobre el rango de tolerancia del Instituto Emisor. La razón básica, como lo hemos dicho en innumerables ocasiones, ha sido el aumento del tipo de cambio, incremento que era necesario dadas las nuevas condiciones que enfrenta la economía chilena. Como se trataba de un shock por una sola vez y, por ende, con efectos transitorios sobre la inflación, no era óptima una política más contractiva.
En lo más reciente, el tipo de cambio ha roto la tendencia al alza que mostró por varios trimestres. De hecho, ha bajado, si se compara con sus niveles de comienzos de año. En forma simétrica a lo que hicimos previamente, si por este factor la inflación cayera transitoriamente por debajo de nuestra meta, no correspondería una política monetaria más expansiva. Ello, a menos que luego de un tiempo se percibieran efectos de segunda vuelta que pusiesen en peligro el retorno de la inflación a 3 por ciento en un plazo de dos años.
Quiero recalcar que modificaciones en la instancia de política, en una u otra dirección, solo se justifican si cambios en las proyecciones de inflación a mediano plazo la alejan de la meta de 3 por ciento. Lo anterior, por cierto, se halla determinado, a su vez, por cambios en factores fundamentales determinantes de esta variable.
Permítame ahora, señor Presidente, dar cuenta de los principales riesgos que vemos respecto del escenario base de proyección que acabo de presentar.
En el plano externo, uno de los principales riesgos es la reversión de las mejores condiciones financieras internacionales. Como ya indiqué, la trayectoria que tome la Fed para ajustar su tasa de interés es crítica. La probabilidad de un alza de la tasa de fondos federales en lo que queda del año es alta, pero las expectativas de mercado muestran que los ajustes posteriores serán muy graduales. Un comportamiento más agresivo de la Fed podría provocar un aumento significativo de la volatilidad a nivel global y afectaría el precio de los activos, los flujos de capitales y el valor de las monedas.
La votación sobre el Brexit concretó uno de los riesgos planteados en junio, pero, hasta ahora, sus efectos parecen acotados. No obstante, es un asunto en desarrollo, por lo que mayores repercusiones de mediano plazo en el crecimiento del Reino Unido y de Europa no son descartables.
Se suman a ello las dudas sobre la salud de parte de la banca europea, en particular en Italia y Portugal.
También están pendientes varios procesos electorales cuyos resultados podrían provocar un viraje hacia políticas más proteccionistas.
En el mundo emergente, el panorama general de riesgos ha tendido a moderarse en los últimos meses. En línea con ello, la preocupación por China ha disminuido, a lo que se suma que las políticas de impulso han estabilizado su tasa de crecimiento. Sin embargo, siguen existiendo riesgos relevantes, porque, entre otros factores, aún hay dudas sobre la sostenibilidad en el tiempo de estas medidas, así como respecto de su sistema financiero y su sector inmobiliario. Además, un escenario en que la política monetaria de la Fed sea más agresiva puede tener implicancias negativas importantes para China. En América Latina, más allá de mejores perspectivas en lo más reciente, siguen siendo necesarios ajustes en el gasto público y privado.
Internamente, los riesgos para la inflación en el corto plazo siguen ligados a la evolución del tipo de cambio y, por lo tanto, a los riesgos del plano externo. De todos modos, las expectativas de inflación a dos años plazo han seguido en torno a 3 por ciento. Por el lado de la actividad, las mejores condiciones financieras externas podrían tener en el crecimiento un impacto mayor que el previsto. A su vez, las expectativas empresariales y de los consumidores siguen en niveles pesimistas, lo que podría retrasar la recuperación del consumo y de la inversión, y provocaría un mayor deterioro del mercado laboral.
Hecha la evaluación, estimamos que el balance de riesgos para la inflación y la actividad se halla equilibrado. En suma, la inflación ha descendido en línea con lo previsto y nuestras proyecciones muestran que su convergencia a 3 por ciento será algo más rápida que la anticipada en junio. El panorama para la actividad y la demanda no muestra mayores cambios.
El escenario externo sigue presentando riesgos, más allá de que su evolución reciente ha sido más favorable que lo esperado.
Reflexiones finales
Quisiera terminar mi intervención con algunas reflexiones sobre la capacidad de las políticas monetaria y fiscal para lidiar con el ciclo económico. Estimo pertinente hacerlo, pues, tras años de bajo crecimiento y en un contexto de crecientes demandas sociales, las presiones sobre ambas se han incrementado y la forma en que las enfrentemos será clave para el devenir de la economía y del país.
Creo que es preciso tener en cuenta tres consideraciones importantes.
La primera de ellas dice relación con que es evidente que ni la política monetaria ni la fiscal pueden eliminar el ciclo económico, ni menos afectar el crecimiento tendencial de la economía. Sin embargo, sí están capacitadas para suavizar el ciclo y ayudar a un ajuste sano de la economía a shocks tanto internos como externos.
De todos modos, la capacidad para suavizar el ciclo es proporcional a la sostenibilidad de mediano plazo de estas políticas. La razón es muy simple: las decisiones económicas -pensemos, por ejemplo, en la inversión- dependen tanto de los efectos actuales de dichas políticas como de aquellos que los diferentes agentes económicos esperen en el futuro.
Así, aunque en un principio se piense que los efectos de cierta acción de política pueden ser muy potentes, su impacto será bajo y hasta podría llegar a ser contraproducente si los agentes juzgan que la política no resulta coherente en el tiempo con los equilibrios macroeconómicos.
En el caso de la política fiscal, el problema ha sido encarado adecuadamente en nuestro país al instaurarse una regla que establece que el gasto debe ser coherente con la capacidad de la economía para generar ingresos en el mediano plazo. Este criterio ha sido observado con atención e incluso imitado en otros países. Abandonarlo no solo puede provocar problemas en el futuro, sino que también puede reducir hoy el efecto macroeconómico del gasto fiscal.
Quiero dejar claro que no estoy abogando por la inflexibilidad total ni por el apego mecánico a una regla, ya que, en mi opinión, existen ocasiones en que se debe ser flexible. De hecho, así ha sido el caso.
Mi preocupación apunta más bien a si ya hemos agotado los grados de flexibilidad. Recordemos que hace poco más de un año se modificó el objetivo inicial de un balance estructural o déficit cero. Adicionalmente, para adecuarse a las revisiones en el precio de largo plazo del cobre y el PIB tendencial -ambos cambios reducen la capacidad de gasto-, el Ministerio de Hacienda ha decidido recalcular la regla cada año con los parámetros nuevos y desde ahí disminuir en 0,25 puntos porcentuales del PIB el déficit estructural.
Sin duda, esta es una manera de ajustarse gradualmente a los nuevos límites que la regla le pone al gasto fiscal, pero evidentemente implica que, en un ciclo donde los parámetros clave se revisan a la baja, estaremos más tiempo gastando por sobre los ingresos de mediano plazo. La baja deuda neta del Fisco, herencia de una política responsable, ha permitido un ajuste gradual sin mayores sobresaltos. Sin embargo, los espacios son limitados y la deuda ha ido aumentando. En este contexto, me preocupa especialmente que la acumulación de compromisos termine tensionando las finanzas públicas.
En el caso de la política monetaria, el límite está en la credibilidad. Existen una meta explícita -la de inflación- y un mercado que día a día emite un juicio respecto de si el manejo de la política monetaria es o no coherente con lograrla. En la medida en que siga confiando en la capacidad y, sobre todo, el compromiso del Banco Central de llevar la inflación a 3 por ciento en el horizonte de dos años, una política monetaria más expansiva tendrá éxito. El día que aquello no ocurra, pasará lo contrario.
Por eso es que somos majaderos en repetir nuestra preocupación por las expectativas de inflación, enfatizando que haremos lo necesario para que se sitúe en 3 por ciento en el horizonte de proyección. La buena noticia es que hemos sido exitosos: a pesar de la alta volatilidad, producto principalmente de las grandes variaciones del tipo de cambio, las expectativas a dos años han permanecido en esa cifra. Ello nos anima a mantener la guardia en alto y a no descuidar lo logrado tratando de exigirle a la política monetaria más de lo que puede dar.
Una segunda consideración es que la experiencia sugiere que la primera línea de acción para enfrentar el ciclo se encuentra en la política monetaria. Lo anterior está detrás de la expansividad mostrada en los últimos años, incluso a pesar de una inflación sobre la meta. Recordemos que la regla fiscal determina, en lo grueso, un gasto público acíclico, o sea, independiente del ciclo económico. Una razón para esto es que la política fiscal habitualmente es más lenta en reaccionar y los cambios en las decisiones de gasto son mucho más difíciles de deshacer.
Por ello, la política monetaria resulta clave frente a fluctuaciones cíclicas de la economía. Y por eso hemos actuado como lo hemos hecho. Desde fines de 2013 hemos llevado adelante una política monetaria claramente expansiva. De hecho, ha sido una de las más expansivas entre las economías emergentes. Las tasas reales de corto plazo han estado en terreno negativo o levemente sobre cero durante este tiempo, contribuyendo a que las de mediano y largo plazo se ubiquen dentro de los niveles más bajos de la historia.
La mencionada política no solo ha ayudado a un ajuste más suave de la economía apoyando la demanda agregada. También, al dejar que el tipo de cambio se mueva libremente, ha colaborado al ajuste de los precios relativos, elemento clave para enfrentar estas coyunturas. El contraste con otros episodios es evidente. Basta recordar los costos asociados a la defensa del tipo de cambio, a inicios de los ochenta y, en menor medida, durante la crisis asiática y sus réplicas a finales de los noventa.
Más allá de que tal episodio ha llevado a una inflación por sobre el rango de tolerancia, lo clave, desde el punto de vista de la política monetaria, es que las expectativas de inflación siempre han estado ancladas a la meta. Y si en algún momento pareció que se podrían desviar, actuamos prontamente para que eso no sucediera. En ello ha sido determinante -no abrigo ninguna duda- la historia de decididas acciones del Banco Central de Chile que dan cuenta de su disposición de cumplir con su mandato constitucional en orden a mantener inflaciones bajas y estables, lo que ha contribuido a construir una reputación sólida.
Una tercera consideración, especialmente importante, es que nunca debemos perder de vista que los beneficios de aumentar el crecimiento de mediano y largo plazo son muchísimo mayores que los de suavizar el ciclo.
Entonces, es fundamental poner especial énfasis, como país, en el crecimiento de mediano plazo. Debemos pensar con especial cuidado en cómo lo afectan las distintas políticas que se adopten y privilegiar aquellas que lo fortalecen. Sin crecimiento, simplemente no hay recursos para profundizar las políticas sociales.
Como lo mencioné con motivo de la presentación del IPoM de junio, somos uno de los pocos países de la región que han logrado llegar al borde del desarrollo. Otros desperdiciaron en el pasado dicha oportunidad. Aprovecharla solo depende de nosotros. Los ciclos de las materias primas y los vaivenes internacionales van y vienen. En el largo plazo, los países son dueños de su propio destino, y detrás de aquellos que se han desarrollado y proporcionado un mejor nivel de vida a su población se encuentran las buenas políticas públicas aplicadas.
Señoras Senadoras y señores Senadores, estoy a pocos meses de concluir el período de cinco años fijado para los presidentes del Banco Central por la Ley Orgánica Constitucional pertinente. A pesar de que los últimos años han sido complejos, me parece que el trabajo conjunto del equipo directivo del Instituto Emisor y de los miembros del Consejo ha contribuido a que hayamos cumplido con éxito nuestra misión. Les estoy reconocido por el apoyo que nos han brindado durante el período.

El señor LAGOS (Presidente).- Gracias a usted por su presentación.
Puede intervenir el Honorable señor García.

El señor GARCÍA.- Señor Presidente, agradezco el Informe de Política Monetaria, que se presenta al Senado de la República en cumplimiento de la ley. Siempre contiene datos muy valiosos e importantes para los distintos actores de nuestra economía.
Cabe consignar una vez más la relevancia de todos los antecedentes que nos entrega el Banco Central, por su seriedad y su profundidad.
Por supuesto, también brindo un reconocimiento muy especial y sentido a su Presidente, quien, tal como lo expresó en la parte final de su exposición, está próximo a concluir su período.
Como asimismo lo manifestó, han sido años difíciles, complejos, respecto de los cuales el Banco Central nos reitera que se ha cumplido con el mandato que le entregan la Constitución y la ley.
Así que al señor Rodrigo Vergara le dirijo nuestras felicitaciones y un saludo muy cariñoso.
Solo tengo dos preguntas, señor Presidente,
La primera de ellas es la siguiente.
En este informe me llama la atención que, para el crecimiento de la economía en el presente año, se suba el rango inferior de 1,25 a 1,5, pero se mantenga el rango tope en 2 por ciento. Ello resulta un tanto extraño, sobre todo luego de conocer la cifra del IMACEC de julio.
Quiero recordar que el crecimiento de nuestra economía para el primer semestre del presente año fue de 1,9 por ciento, lo cual no está lejos del rango superior. Sin embargo, el IMACEC de julio, de 0,8 por ciento, nos hace ver cierta dificultad para que nuestra economía alcance un crecimiento de 2 por ciento.
Por lo tanto, mi pregunta es bien concreta.
En enero del presente año tuvimos un IMACEC de 0,4 por ciento, el que, una vez conocidas las cuentas nacionales, se ajustó al 1,1 por ciento. O sea, un ajuste bastante considerable, en realidad, que incluso permitió aumentar el nivel de crecimiento para el primer semestre.
La base de mantener el 2 por ciento de crecimiento para este año, ¿dice relación con que el IMACEC de julio, una vez que conozcamos las cuentas nacionales, pueda corregirse al alza significativamente, o más bien tienen puestas las esperanzas en que el IMACEC del último trimestre de este año sea sustantivamente alto y eso signifique estar cerca del 2 por ciento que ustedes mantienen como rango meta?
La segunda pregunta, señor Presidente, se refiere a la situación fiscal.
Las palabras del Presidente del Banco Central, en la parte final de su exposición, fueron bastante elocuentes. Aun así, quiero preguntar lo siguiente.
Yo entiendo que el Ministerio de Hacienda, para efectos de los cálculos presupuestarios (ingresos y gastos), usa el PIB tendencial, el cual, definido hace un par de días, fue de 3 por ciento, y que el Banco Central utiliza, también para fines fiscales, el PIB potencial, que ustedes están estableciendo en un rango de 2,5 a 3.
Si eso es así -y si no, les ruego que me rectifiquen-, en cuanto a que Hacienda opera con el PIB tendencial y el Banco Central hace sus cálculos con el potencial, ¿cómo finalmente conversan para que tengamos cifras consolidadas de ingresos y gastos?
Esto es superrelevante, porque, en años de estrechez fiscal -como los que estamos viviendo y los que seguramente vamos a tener por un par de años más-, es tremendamente importante que los números sean más o menos idénticos o lo más idénticos posibles.
Yo no logro entender por qué tenemos esta diferencia entre la forma que usa el Ministerio de Hacienda y la que utiliza el Banco Central, y, en definitiva, cómo cifras distintas se pueden traducir, eventualmente, en decisiones que no sean las más correctas.
Muchas gracias, señor Presidente.

El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Ignacio Walker.

El señor WALKER (don Ignacio).- Señor Presidente, en primer lugar, quisiera sumarme a las felicitaciones que ha expresado el Senador García al Presidente del Banco Central, don Rodrigo Vergara -y, por su intermedio, a todo el Consejo-, no solo por su brillante exposición -a lo que ya nos tiene acostumbrados-, sino también por estar cumpliendo su período a la cabeza del Instituto Emisor.
Este organismo, desde los acuerdos de la transición de fines de los años ochenta, cumple un rol central en Chile desde el punto de vista de la política monetaria y desde el punto de vista de su autonomía, que obviamente está relacionada con la efectividad de la política monetaria.
Especialmente digno de relevar, por el rol que el Banco Central cumple desde la perspectiva de la política monetaria, es el tema de la inflación, efectivamente enfocada a la meta del 3 por ciento. Este año es de un 4 por ciento, acercándose posteriormente al 3,5 por ciento, y proyectando aproximarse a la meta del 3 por ciento.
Por lo tanto, la política monetaria está cumpliendo su rol. En algún sentido ha sido expansiva, lo que ha suavizado los ciclos económicos, pero también ha sido prudente.
En consecuencia, el Banco Central está cumpliendo su rol, que son la política monetaria y la inflación.
Quiero resaltar también lo relacionado con el déficit de la cuenta corriente, porque recuerdo que los informes de hace uno o dos años mostraban signos de preocupación en torno a déficits que podían llegar a 3 o estaban llegando a 3 o 4 por ciento. Aquí se nos habla de -2,1 y, por consiguiente, el déficit en cuenta corriente igualmente apunta en una dirección menos preocupante de lo que era hace uno o dos años.
Evidentemente, lo más inquietante del informe -no por el informe mismo, sino por las reflexiones que hace, incluida su reflexión final- es lo que señala en cuanto al crecimiento económico. Porque, al final, por mucha política monetaria, por mucha política fiscal que haya, por distintas que sean las cuentas en las finanzas públicas, etcétera, el tema es el crecimiento de la economía chilena.
¿Y qué nos dice, en su página 2, como su principal preocupación? Que "la economía completará cuatro años de crecimiento promedio anual en torno a 2 por ciento". 2014, 2015, 2016 (proyectando entre 1,5 y 2 por ciento), 2017 (un poco mejor), cuatro años de un crecimiento económico promedio anual en torno a 2 por ciento.
Ese es el tema, no del Banco Central, o de la política monetaria, o del Congreso, o del Ejecutivo; ese es el gran tema del país. Es decir, hay una sola cosa que no podemos hacer como nación: acercarnos a la "nueva mediocridad", que es la expresión que utilizó Christine Lagarde, Directora del Fondo Monetario Internacional, hace un año y medio.
Como país, y hablo de Gobierno y Oposición, de empresarios y trabajadores, no podemos avanzar hacia la nueva mediocridad.
En su tercera y última reflexión, que el Presidente del Instituto Emisor califica de especialmente importante, este dice: "nunca debemos perder de vista que los beneficios de aumentar el crecimiento de mediano y largo plazo son muchísimo mayores que los de suavizar el ciclo". Y el Banco Central -ya lo hemos visto- ha contribuido a suavizar el ciclo.
Pero esta es la perspectiva que tenemos que abordar, a propósito de la política monetaria y la política fiscal y los distintos parámetros que se nos han entregado: nunca perder de vista que el tema es el crecimiento económico de mediano plazo.
Y el informe agrega: "Sin crecimiento, simplemente, no hay recursos para profundizar las políticas sociales".
Evidentemente, el crecimiento económico produce, por sí mismo, al menos dos efectos muy importantes.
Primero, crea los puestos de trabajo que el país necesita. Y ya estamos viendo cifras preocupantes que expresan crecientes niveles de desempleo y claros signos de informalización y precarización en el mercado laboral.
Por lo tanto, para crear puestos de trabajo, hay que crecer económicamente. De hecho, el 80 por ciento de la disminución de la pobreza en Chile en los últimos 25 años es producto del crecimiento económico. ¡El 80 por ciento de disminución de la pobreza en Chile fue posible por niveles de crecimiento económico altos y sostenidos!
Lean, por favor, el espléndido documento de José Pablo Arellano sobre el crecimiento en la época del Presidente Aylwin y sus implicancias para los desafíos que enfrentamos hoy día.
Nuestro país creció, en promedio, 8 por ciento anual entre 1990 y 1998. ¡8 por ciento! Y eso no fue con piloto automático, no fue por inercias. Y en los últimos 25 años, antes del período referido por el Banco Central, Chile creció 5 por ciento anual, en promedio.
Entonces, lo que nos tiene que hacer reflexionar es esta afirmación del Presidente del Banco Central: que "la economía completará cuatro años de crecimiento promedio anual en torno a 2 por ciento", lo cual afecta no solo los puestos de trabajo, sino también las políticas sociales.
Un punto menos de crecimiento -¡un punto!- son 600 millones de dólares menos en recaudación fiscal. Y, por lo tanto, el financiamiento de los programas sociales -y no solo la creación de puestos de trabajo, y no solo la disminución de la pobreza- tiene una implicancia directa con el crecimiento económico.
Y el informe termina con lo más preocupante, al afirmar: "somos uno de los pocos países de la región que ha logrado llegar al borde del desarrollo. En el pasado, otros desperdiciaron dicha oportunidad". Es lo que Alejandro Foxley ha llamado la "trampa del ingreso medio". Estamos ahí, estamos a punto, pero, creciendo 2 por ciento durante cuatro años, no vamos a avanzar en esa dirección.
Por lo tanto -y termino con esto-, no hay sustituto para el crecimiento económico. Y para que haya crecimiento económico, junto con condiciones externas, tiene que haber condiciones internas favorables. Y eso es función de la política, y de los partidos, y del Parlamento, y del Ejecutivo y el Legislativo, y del Gobierno y la Oposición.
En consecuencia, con este informe, que es tranquilizador en muchos aspectos, especialmente por las metas de inflación, y con el cual el Presidente del Banco Central termina su mandato de cinco años, yo digo: no relajemos la regla fiscal. Ahí está la credibilidad del país. Ya se relajó al revisarse el balance estructural o déficit cero, y se está recalculando año a año. Pero en la regla fiscal está la credibilidad del país. Y digo esto ad portas de discutirse el Presupuesto de la Nación.
En resumen, felicito al Presidente del Banco Central. Tenemos un desafío mayor, como país, en esa perspectiva. Celebro lo del G-20 ayer: acuerdo multilateral de comercio y oposición al proteccionismo. Pero es tarea nuestra y de la política interna crear las condiciones para alcanzar un crecimiento económico alto y sostenido.
He dicho.

El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Tuma.

El señor TUMA.- Señor Presidente, adhiero a las felicitaciones que se han expresado por la calidad del IPoM entregado y por la gestión del Presidente del Banco Central. Y aprovecho de saludar a su Directorio.
El Senador Ignacio Walker ha señalado que el informe es tranquilizador. Es cierto, pero también sigue siendo preocupante para quienes representamos a un país que quiere crecer y que se ve que tiene bastantes dificultades para hacerlo.
El IPoM revela que estamos creciendo menos y no anuncia un mejoramiento de las condiciones de crecimiento de la economía en el corto plazo. En una de sus páginas dice: "Internamente, los datos de actividad y demanda del segundo trimestre confirmaron un acotado crecimiento de la economía". ¡Seguimos creciendo menos! "El PIB tuvo un aumento anual menor que el del primer trimestre, pero con una configuración en que los sectores de recursos naturales -en particular la minería- tuvieron un desempeño menos favorable y el PIB resto no mostró mayores cambios. En la demanda, el consumo total siguió creciendo a tasas anuales del orden de 2,5 por ciento, mientras que la inversión mostró una expansión positiva, ayudada por factores puntuales asociados a la internación de maquinaria y equipos". Y agrega: "Al contrario, durante el segundo trimestre la inversión en construcción y otras obras tuvo un deterioro más marcado que lo previsto, al tiempo que el sector inmobiliario continuó mostrando debilidad".
En la misma línea del Senador Ignacio Walker, me resultan preocupantes los efectos del bajo crecimiento en el empleo: ha aumentado la desocupación; se ha pasado del trabajo estable al empleo por cuenta propia, el cual, en la mayoría de los casos, es precario.
Desde ese punto de vista, lo que debemos hacer, como Fisco, mediante políticas públicas, es fortalecer los instrumentos disponibles para apoyar a quienes están emprendiendo por cuenta propia, de modo tal que puedan generar trabajo de calidad no solo para sí mismos, sino también para terceros.
Por otra parte, siempre hablamos de "política anticíclica". Ello implica que, cuando la economía crece, se debe ahorrar para los períodos de bajo crecimiento. Bueno, las reservas que hoy día deberían servir para provocar un incentivo a la economía no están. Estamos creciendo en la deuda. Y eso es lo que me preocupa: cómo reactivamos nuestra economía, desde el sector público, para los efectos de volver a crecer.
No tenemos muchas oportunidades o flexibilidades en la discusión presupuestaria. La mayor parte del Presupuesto está comprometido. Son muy pocas las flexibilidades que ahí tenemos.
Debemos preocuparnos de cómo, desde las políticas públicas, podemos colaborar, ayudar, incentivar, más que en el gasto, en la inversión, porque es la inversión la que produce crecimiento, la que crea ocupación y la que permite dar seguridades de empleo a los trabajadores.
Yo reitero mis felicitaciones por el informe, pero también mi preocupación por el hecho de que no será a tan corto plazo que podremos salir de esta falta de crecimiento. Los anuncios e indicadores no señalan hasta cuándo vamos a dejar de crecer; lo que me interesaría saber es cuándo comenzamos a crecer.
No espero una respuesta del Banco Central a eso, pero sí digo que estamos preocupados. No hay seguridad en los plazos que se proyectan. No sabemos cuándo empezaremos a dejar de bajar en nuestros índices de producción y productividad y cuándo comenzaremos a revertirlos.
Gracias.

El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Lily Pérez.

La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente, Honorable Sala, saludo a los miembros del Directorio del Banco Central, quienes nos acompañan hoy para presentar un informe de carácter anual. Y me sumo también a las felicitaciones para don Rodrigo Vergara, que ha realizado una estupenda exposición en la Sala.
A él quiero decirle que el diagnóstico que ha hecho es bastante simple y fácil de entender para personas que no somos expertas en materias económicas. Eso igualmente se agradece, porque mucha gente está viendo esta sesión y creo que, en términos económicos, es bastante más adecuado hablarle con cosas realistas.
En segundo lugar, quiero corroborar algo que manifestó el Senador Ignacio Walker con respecto a la inflación. Me sorprende gratamente el porcentaje, porque el mismo informe -también lo señaló el Senador García- el año pasado nos hablaba de una inflación estimada de aproximadamente 4 por ciento, incluso del 4,1. Ver que las cifras están más bien enfocadas a un 3 por ciento es, realmente, una buena noticia, porque una inflación que viene despegando y creciendo siempre termina perjudicando a las personas, a los consumidores y, sobre todo, a quienes toman algún tipo de crédito, que son la mayoría de los habitantes de nuestro país.
También comparto, no la duda, sino la gran preocupación por el crecimiento económico. El Presidente del Banco Central lo dijo con todas sus letras: "la economía completará cuatro años de crecimiento promedio anual en torno a 2 por ciento". Un cuatrienio con un crecimiento de 2 por ciento anual es realmente una pésima noticia para nuestro país.
El Senador Tuma preguntó -por su intermedio, señor Presidente- en qué minuto nos dirán cuándo puede cambiar este panorama. Por ahora esa respuesta no se ve.
Y quiero poner énfasis en algo que señaló el Senador Ignacio Walker -lo recojo porque esta mañana me han interpretado absolutamente sus dichos- respecto de un asunto que debemos entrar a discutir ya: la iniciativa de Ley de Presupuestos.
Lo señalado por el Presidente del Banco Central en la página 19 del IPoM: "En este contexto, me preocupa especialmente que la acumulación de compromisos termine tensionando las finanzas públicas", es motivo de preocupación para mí, como presidenta de un partido de Oposición, porque existen muchos compromisos arriba de la mesa.
Es bueno decirle a la gente que los compromisos que adquirió el actual Gobierno no van a ser cumplidos.
Estamos en época de campañas municipales y, por ejemplo, una vez más se reflota la extensión del Metrotrén a Quillota-Calera; a Reñaca-Concón, en la costa, sumado a otras promesas en todas las regiones.
Ciertamente, si juntamos estos números con el llamado a la austeridad formulado por el Ministro de Hacienda, está claro que aquello no se va a concretar.
Resulta muy importante el llamado de atención hecho por el Presidente del Instituto Emisor en cuanto a aterrizar los anuncios o compromisos dados a conocer por el actual Gobierno durante estos años, ya que muchas metas que la gente exige no se podrán alcanzar. Por ejemplo, la gratuidad universal en educación.
Dicho lo anterior, para concluir, quiero señalar que probablemente en el proyecto de Ley de Presupuestos tendremos una discusión muy dura, muy árida, en la cual deberemos ser tremendamente aterrizados y austeros, porque tenemos una responsabilidad.
Existe una responsabilidad del Gobierno, que tiene la conducción económica del país. Pero también hay una nuestra -del Congreso, del Poder Legislativo- en cuanto a no sacar adelante propuestas legislativas que no tendrán financiamiento en lo que resta del mandato de la Presidenta Bachelet, que va a terminar con un crecimiento económico en torno a 2 por ciento, en circunstancias de que veníamos haciéndolo en alrededor de 4 por ciento.

El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Zaldívar.

El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, me sumo a las felicitaciones y reconocimientos al Presidente del Banco Central y a su Consejo por el IPoM que nos ha dado a conocer hoy día aquí, en el Senado.
En realidad, la relación que ellos han tenido con las Comisiones Especial Mixta de Presupuestos y de Hacienda de la Cámara Alta ha sido siempre bastante fluida y con mucha colaboración y cooperación para que nos formemos un criterio sobre cómo está la economía y cómo se manejan las obligaciones propias del Instituto Emisor.
En primer término, quiero destacar que el Banco Central muestra que está cumpliendo con su ley orgánica, pues su principal función apunta al control de la inflación. Si revisamos lo que ha pasado entre los últimos IPoM y el de hoy, vemos que nuevamente el Instituto Emisor, a través de su política monetaria y las acciones que toma, tiende a cumplir la meta de inflación cercana al 3 por ciento anual. Incluso, yo diría que en el informe de esta mañana ha habido una mejoría importante en cuanto a las expectativas de inflación. Me parece que en la cuenta que dio don Rodrigo Vergara queda demostrada esa situación.
Ahora, aquí se han hecho reflexiones más bien sobre la política económica en general y se ha señalado que solo hemos crecido, en promedio, 2 por ciento anual.
Es cierto -no es para consolarse- que el país podría tender a potenciar su crecimiento de acuerdo con su propia realidad. Pero también lo es que Chile no está solo, que está inmerso en el mundo.
Yo los llamo a reflexionar, no para tener consuelo por lo que nos está pasando, sino tal vez a fin de adoptar acciones que mejoren nuestra posición.
Un país con una economía como la nuestra tiene una dependencia brutal de la economía mundial. Y veamos qué está ocurriendo en el planeta con la tendencia de crecimiento.
Como nos decía el Presidente del Banco Central, en el IPoM de junio de 2016 el crecimiento del PIB de Estados Unidos era de 1,9, mientras que en el de septiembre de este año la proyección es de 1,5. Para junio de 2017 se considera un crecimiento de 2,3.
Respecto de China, país determinante para nuestras relaciones económicas, que crecía casi 10 ciento anual, en junio de 2015 se estimaba un crecimiento de 6,9. Este se redujo en junio de 2016 a 6,5 y se mantuvo en septiembre. Pero para junio de 2017 se prevé una disminución a 6,2. Y es brutalmente importante lo que cada décima puede impactar.
En la Eurozona se consideró un crecimiento de 1,7 en 2015. En junio de 2016 la estimación fue de 1,5, número que se mantuvo en septiembre de este año.
En cuanto a América Latina, excluido Chile, el crecimiento proyectado en 2015 fue de -0,5; en junio de 2016 es de -1, y en septiembre de 2016, de -0,9. Para el próximo año es de 1,5.
¿Qué quiero decir con todo eso? Que debemos ser realistas. Esta situación afecta al mundo en su conjunto y Chile tiene que tratar, por supuesto, de superarla.
Me parece, sí, que la colaboración de todos y cada uno, marcando más bien lo positivo que lo negativo, debe tender a buscar el crecimiento. Nadie puede negar que este nos entrega mayores recursos, crea más empleos, etcétera. Pero no saquemos conclusiones negativas porque no somos los únicos con bajo crecimiento. Incluso, si nos comparamos con nuestros vecinos podemos tener la satisfacción de que al menos no estamos en recesión, de que estamos creciendo, pues Brasil y otros países no lo están haciendo.
En tal sentido, deseo destacar el informe entregado hoy por el Presidente del Banco Central.
En todo momento he reconocido que él siempre nos trae un informe muy realista y que resulta importante tomar en cuenta sus conclusiones en su conjunto, porque se trata de reflexiones que muestran que la economía chilena tiene cimientos sanos; que seguramente no tenemos que mirar con pesimismo, sino con responsabilidad, lo que haremos el próximo año.
En esa línea, deseo formular algunas preguntas a don Rodrigo Vergara. Más que nada, se trata de interrogantes que surgen por no tener una información completa de parte de él.
No obstante, coincido con el Senador García en cuanto a que me llamó la atención lo relacionado con el rango de crecimiento del PIB.
En el IPoM anterior el piso era de 1,25 por ciento, mientras que el techo llegaba a 2. Ahora se nos presenta un piso de 1,5 y un techo de 2. Considero bueno que mejoremos el piso y que el techo quede fijo.
Sin embargo, me gustaría saber por qué se sube el piso y se mantiene el techo.
Otro tema que me gustaría aclarar es el de la mayor verticalidad de convergencia en la inflación respecto del tipo de cambio. Más que nada es una inquietud.
Quisiera saber cuál sería el escenario que afrontaríamos. Si eso ha colaborado con el tipo de cambio para ir a la convergencia en materia de tasa de inflación, qué pasaría si no se diera esa permanente posición del tipo de cambio, si se produjera una situación adversa, si hubiera un incremento en el tipo de cambio.
¿Qué escenario tendríamos con la convergencia en la tasa de inflación?
Una materia sobre la cual considero importante hacer una reflexión es la referida a cuál es la mejor combinación entre la política monetaria y la fiscal para la actual coyuntura.
No sé si sería abusar de su tiempo, pero me gustaría preguntarle al Presidente si considera suficiente esta combinación actual de política monetaria y fiscal, o si sería necesario un mayor grado de estímulo monetario o fiscal o una combinación de ambos a mediano plazo para acercarnos al producto potencial.
Por último, me deja preocupado un asunto que quiero hacer presente al Consejo del Banco Central y a su Presidente: por un lado, se observa un incremento en la inversión en bienes de capital, maquinarias y equipos, y por otro, un decrecimiento en la construcción que, al parecer, se acentuaría en el tiempo. Si se prevé que esta situación se incremente en el año, me gustaría pedirle al Presidente del Banco Central que aclare cómo se verían afectadas las perspectivas para la inversión por este concepto.
Discúlpeme, señor Presidente del Instituto Emisor, por hacer estas reflexiones aquí.
Además, quiero reiterarle mis agradecimientos por la relación que hemos tenido y felicitarlo por el desempeño del Consejo, del Banco Central y de su Presidente.
Muchas gracias.

El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.

El señor NAVARRO.- Señor Presidente, de manera anual recibimos a los Presidentes del Banco Central a fin de conocer esta Cuenta Pública, y la verdad es que no hay otro espacio para discutir temas tan complejos como estos.
Si ya la economía es compleja, la presentación del Instituto Emisor lo es mucho más, porque constituye la síntesis de todas las opiniones de los diversos economistas, incluyendo los Ministros de Hacienda. Y lo que hace el Banco Central es dictar políticas.
¡Yo he quedado preocupado! Porque afirma su Presidente que se acabaron las flexibilidades. Se lo dice al Senado de la República, que discutirá el presupuesto de la nación, respecto al cual diremos: "Queremos que el Gobierno cumpla con el gasto social acordado en el Programa". Por su parte, el Ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, nos señala: "No hay espacio para nada más". Y el Presidente del Instituto Emisor, cumpliendo con la función que le encarga la ley, nos ha entregado sus reflexiones finales, las cuales valoro bastante, pues, sin duda, son importantes.
Quiero dejar claro que no abogo por la inflexibilidad total ni por el apego mecánico a la regla fiscal, ya que, en mi opinión, hay ocasiones en que se debe ser flexible. De hecho, así ha sido. Pero mi preocupación apunta más a si ya hemos agotado esos grados de flexibilidad.
Esa será la consulta que le haremos al Ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, al iniciarse el debate del proyecto de Ley de Presupuestos.
¿Hay flexibilidad o no para debatir los temas del gasto social? ¿Hay flexibilidad o no en la economía? ¿Hay espacio para que el Senado pueda modificar en parte el Presupuesto de la nación?
El Presidente del Banco Central nos dice que se agotaron esos grados de flexibilidad.

El señor ALLAMAND.- ¡Hay flexibilidad, pero no hay plata!

El señor NAVARRO.- Por lo tanto, es un dato relevante que debemos tener en cuenta.
Para un país con un presidencialismo monárquico (donde el Senado pesa casi nada, porque no tiene facultades para modificar una coma del Presupuesto, salvo restar gastos, jamás aumentarlos), este debate anual nos pone en una situación muy muy compleja.
La gente cree que en la Cámara Alta podemos decidir cosas importantes. Sin embargo, la verdad es que decidimos muy pocas cosas relevantes, mucho menos en economía.
Entonces, si bien la opinión de la autoridad del Banco Central es responsable, como lo dijo el Senador Andrés Zaldívar, quien fuera Ministro de Hacienda del Presidente Frei Montalva -¡por lo demás, era muy joven...! Quizá era más progresista de lo que es ahora, pero eso es parte de la historia-, quisiera preguntar acerca de cómo se visualiza el empleo.
Hay un aumento del empleo informal, como se observa en el gráfico sobre el empleo asalariado versus la tasa de desempleo. No logro entender claramente la imagen, señor Presidente, pero esta muestra un empleo asalariado completamente a la baja y una tasa de desempleo cercana al 8 por ciento.
Mi preocupación es cuál es el empleo por cuenta propia. ¿Qué incidencia tiene?
Me permito leer una frase del libro del economista Stiglitz El precio de la desigualdad: "El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita".
Además, él agrega que "El 1% de la población disfruta de las mejores viviendas, la mejor educación, los mejores médicos y el mejor nivel de vida, pero hay una cosa que el dinero no puede comprar: la comprensión de que su destino está ligado a cómo vive el otro 99%.".
Ojalá que el Banco Central también se preocupara del empleo y no solo de la inflación. El Instituto Emisor de Estados Unidos sí se preocupa del empleo. O sea, de la inflación y del empleo. Y en Chile solo de lo primero, poco o nada de lo segundo.
Yo sé que ello no se encuentra en los estatutos del Banco Central, pero insisto en que es un tema que debiéramos incorporar de manera permanente.

El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Montes.

El señor MONTES.- Señor Presidente, me sumo a la valoración del Banco Central: de su Presidente, del Directorio y de todo su staff. Lo digo no por protocolo, sino porque valoro esta institución. A mi juicio, es un capital de nuestro país.
Antes de opinar, quiero hacer en pocas palabras lo que me solicita el Senador Coloma: contestarle al Senador Ignacio Walker.
Creo que ya lo ha hecho el Senador Zaldívar, ¡quien representa a los sectores más progresistas de la DC en este caso...! Yo solamente le diría que lea a Ffrench-Davis, a Zahler, que entienda que hay que impulsar un crecimiento de 2 por ciento, y que proponga algo.
Yo he dicho en otras ocasiones, a propósito del IPoM, que el Banco Central tiene una tremenda reserva de capacidad: cien profesionales, economistas -los mejores de nuestro país-, que dedican todo su tiempo a pensar en la economía chilena.
Considero importante que el Presidente del Instituto Emisor haya opinado políticamente en estos días sobre la previsión y las AFP. Creo relevante que participe en ciertos temas del debate, porque la política no es una peste, sino parte del sistema que tenemos para convivir, tomar decisiones y vivir juntos.
Las tres consideraciones finales del Informe me parecen significativas, y pienso que generan bastante debate. Este dice que ni la política monetaria ni la política fiscal pueden eliminar el ciclo económico, sino solo suavizarlo, y que la credibilidad tiene que ver con cualquier decisión que sea sostenible y coherente en el tiempo.
Además, se insiste bastante en el tema de la regla fiscal; en la Política Monetaria, que es la que mejor actúa en el corto plazo y que hoy día estaría en el máximo despliegue; y en cuanto a que lo central aquí es el crecimiento.
Volveré a hacer las preguntas de otras veces. Porque nuestro problema como economía es qué hacemos para crecer, tal como se dice, en el mediano y largo plazo, y cómo enfrentamos el corto plazo.
Está claro que algo pasó con nuestra estrategia económica previa, pues tenemos una economía muy poco diversificada, aspecto que concluimos en otras crisis, en otros momentos. En relación con el nivel del PIB de Chile, la economía está muy poco diversificada, mucho menos que otras; con una inversión pública apenas de 3 por ciento. Los hindúes están en 16; los asiáticos en 12, en 13; ¡nosotros apenas en 3 por ciento!
Entonces, ¿qué hacemos?
Y si todo apunta simplemente a preocuparse de que no haya déficit (sin asumir que este tiene que ver con la actividad económica, pues a mayor actividad es menor el déficit, ya que ella genera ingresos fiscales y, por lo tanto, eso debería ayudar), las preguntas que yo haría son las siguientes:
¿Qué hacemos? ¿Cómo crecemos? ¿Cómo enfrentamos la situación actual? ¿Cómo aumentar el PIB potencial? Porque el hecho de que crezca el empleo de menor calificación, obviamente no incrementa la productividad ni nada.
Reitero: ¿Cómo crecemos?
Hoy día tenemos 11 mil millones de dólares en franquicias tributarias que -supuestamente- en otros contextos, en otras realidades generaban determinado incentivo.
¿Qué hacemos? Es la interrogante en la perspectiva del corto, mediano y largo plazo.
Estas preguntas las realizo porque creo que el Banco Central debe ayudar a responderlas, por su capacidad instalada de reflexión.
El Instituto Emisor dice: "No hay proyectos de inversión". ¿Por qué no los hay? Ese problema se origina en lo que dice el Senador Zaldívar: las condiciones internacionales. Es decir, está claro que tenemos un campo de crecimiento en infraestructura espectacular.
Uno dice: "¿Por qué estamos con una baja ejecución presupuestaria?". El año pasado dejamos de ejecutar mil millones de dólares, y este año será más que eso.
¿Qué pasa? ¿Por qué hay la idea de que debemos contener el gasto o hacerlo más lento?
Cabe preguntarse por qué no flexibilizamos en concesiones. Me parece que si hoy día se nos planteara: "Construyamos cuatro hospitales con concesiones solo en construcción", podríamos llegar a un acuerdo. Pero eso supone otra forma de enfrentar la coyuntura, con mucha mayor productividad.
En materia de viviendas, perfectamente se puede definir la construcción de 25 mil más en el nuevo programa, pues se pagan recién en tres años más y, por lo tanto, no tienen un efecto de déficit hoy día.
¿Qué pasa con los chinos y los peruanos? Recién el Ministro de Hacienda dio a conocer la inversión peruana, básicamente en minería y en tecnología en minería. Yo no digo que hagamos lo mismo, pero sí que existe un potencial de inversión y de acuerdos internacionales para proyectos, por ejemplo, en ferrocarriles, que disponen de tecnología, en fin.
En consecuencia, mi pregunta es cómo enfrentamos la actividad económica hoy día. Creo que este es el debate político y económico principal.
Algunos sueñan con que no hubiera reforma tributaria, con que no va a haber reforma educacional. Y eso no es así.
En ese contexto, deseo saber cómo enfrentamos el crecimiento, porque aquí ya se aprobó la reforma tributaria por unanimidad. En cuanto a la reforma educacional, estamos discutiéndola y buscando niveles de acuerdo. La reforma laboral la echaron al suelo en aspectos fundamentales.
No me quiero alargar más, sino solo preguntarle al Banco Central, y particularmente a su Presidente, qué estima que se debe hacer ahora -porque eso nos ayuda-, cuál es la propuesta o la idea o las pistas que habría que seguir en el escenario actual.
Muchas gracias.

El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Coloma.

El señor COLOMA.- Señor Presidente, deseo sumarme al reconocimiento que se ha hecho al Banco Central, que, dicho sea de paso -y contra lo que señaló un señor Senador-, es una institución que nace de la tan controvertida Constitución del 80, la cual le da, justamente -ese es uno de los elementos diferenciadores-, autonomía.
Eso fue muy discutido en su tiempo...

El señor NAVARRO.- ¡Claro, no habiendo democracia!

El señor COLOMA.- ... y había muchos sectores, algunos de los cuales están enfrente, que tenían una profunda desconfianza en la autonomía del Banco Central y más bien creían que esa entidad debía estar, como era anteriormente, bajo la tuición del Ministerio de Hacienda.
Y eso es cierto.
Yo me alegro mucho de que, después de 36 años, haya habido un reconocimiento tan relevante respecto de una institución que fue muy controvertida. Y me parece que tanto en la concepción como en el ejercicio se ha demostrado que era muy importante innovar en esta materia y generar esta independencia, para que hubiera una preocupación particular por la política monetaria, por la inflación, de parte de un organismo independiente, más allá del correspondiente nombramiento, que tuviera un fin propio.
Pienso que es muy bueno que ello se valore.
También deseo felicitar al Presidente del Banco Central, a quien en los últimos años le ha tocado realizar una tarea que no sé si es grata o no; grata quizá en el sentido de decir "la inflación está a raya", que es la tarea número uno que debe hacer siempre, pero no sé si es tan grata cuando cada informe que viene es más pesimista que el anterior. Pero eso no es culpa del Banco Central, sino de cómo funciona la economía en general.
Yo he estado haciendo un análisis -siempre el análisis es bueno-, y se los voy a entregar después, que indica que lo que se proyectaba al final resultó ser menos de lo que parecía, porque, obviamente, hay variables que no las maneja la Institución pero que son duras y reflejan lo que hoy día estamos viendo. Y este IPoM también lo refleja.
Si ustedes comparan este Informe de Política Monetaria con uno de hace cuatro o cinco años -y están los documentos-, se van a dar cuenta de que pareciera que este es otro país. En los demás IPoM -y esto tiene que ver mucho con los gobiernos, con las instituciones, con las lógicas de los países que crecían- los temores resultaban completamente distintos: los temores eran los sobrecalentamientos, los temores eran los tipos de cambio, los temores eran si podíamos seguir a cierto ritmo, si aguantábamos o no. Hoy día, uno mira los IPoM de esa época con una envidia brutal, porque se da cuenta -y esto no es culpa de la Institución- de que ahora el Banco Central nos muestra un país trancado, completamente estancado, en donde ninguno de los indicadores que podría haber evolucionado productiva o creativamente en los últimos años lo ha hecho.
Quizás, el IPoM más relevante en lo relativo a la confianza es el último.
Yo sigo mucho los Informes de Política Monetaria. El IPoM pasado decía, en ese lenguaje propio del Banco Central -porque son artistas para manejar las expresiones-, que las confianzas "lentamente iban a ir recuperándose", y ahora nos señalan que "van lentamente yendo a la baja".
Y la confianza es algo que se mide; no tiene que ver con la voluntad.
Señor Presidente, a mí me gusta la sinceridad de las cifras, porque es la única forma de analizarlas. ¡Pero consideremos las cifras, no las leamos y que cada uno saque la conclusión que quiera!
Repito: este informe refleja un país trancado, un país chantado, un país donde la inversión no funciona o no está en los términos adecuados, donde el consumo, donde la confianza, donde todos los indicadores que muestran el impulso no existen.
¡Eso es lo que este IPoM nos debería reflejar!
Ahora, cuando el Senador Montes señala: "Señores del Banco Central, dígannos qué hacer", es una especie de grito senatorial respecto de buscar una solución a la altura.
A mí también me gustaría que el Presidente del Instituto Emisor y su equipo pudieran explicar lo anterior, ¡pero con todas las variables, no solamente con las económicas! No obstante, aquí se soslaya un tema que, a mi juicio, es esencial: el eje de la situación de hoy día no es económico, es político. Y eso no lo dice el Banco; no lo puede decir. Le he preguntado tres veces por qué no habla nunca del efecto de las reformas.
¡Cómo las reformas no van a haber tenido un efecto muy importante! Ellas comprenden lo tributario, que se aprobó con la abstención de un Senador que está cerca de mí; lo laboral, que fue una parte contra la otra parte; lo educacional, que también resultó muy controvertido. ¡Y para qué hablamos de la reforma constitucional!
Desearía que alguien del Banco Central me dijera alguna vez cuánto influye tener abiertos el tema constitucional y los procesos refundacionales dentro de las expectativas de los chilenos, de quienes toman riesgos, de los que marcan la confianza.
Y eso debería ser parte de la respuesta a la pregunta que hizo el Senador Montes.
Claro, no es esa su función. El Banco Central no es un analista político -lo entiendo-, pero son elementos que están absolutamente en el eje de esta discusión. Porque leo este informe y me doy cuenta de que el problema de Chile no es económico, sino político. Y si uno pudiera entender esa realidad, comprendería muchas de las decisiones.
A mí me sorprende -bueno, lo respeto- que el Senador Ignacio Walker haga todo un planteamiento como si no fuera parte del Gobierno. ¡Si lo único que le discuto es que forma parte de esta Administración y fue Presidente del Partido más importante del Gobierno que nos generó esta situación de la cual hoy día, con razón, algunos preguntan cómo salimos!
Entonces, señor Presidente, creo que hay un problema severo en el aspecto político.
Y lo que no se dice aquí es que tenemos el problema de un país trancado por la falta de claridad respecto de las instituciones en materia política.
¡Esa es la verdad!
Ahora, todo esto cambiaría muy rápidamente si de repente se clausuraran las discusiones que están abiertas en forma permanente. Me refiero a aquellas respecto de las cuales eso es posible; las otras van a generar un daño estructural muy severo. Pero cerrar algunas, como la constitucional, quizás nos puede evitar un conflicto.
¡Y eso es lo que, en verdad, no está diciendo el Banco Central!
Sin perjuicio de lo anterior, señor Presidente, deseo formular tres breves preguntas.
Primero, me gustaría profundizar acerca del tema del empleo.
Se ha dicho aquí que existe precariedad en esta materia, que el empleo cada vez más se da por cuenta propia, que cada vez son menos los asalariados, que cada vez hay menos previsión.
Ese es un tema para el que pido una reflexión más profunda de cómo lo están viendo.
En segundo lugar, deseo saber hacia dónde ven ustedes que va a fluir la confianza, que, como se ha planteado, es eje.
Y, tercero, me voy a aventurar en tratar de sacar una respuesta que no es fácil.
El Banco Central tiene supuestos de gasto público, porque debe medir si la demanda está arriba o abajo del Producto, y eso es lo que va haciendo el equilibrio permanente. En ese sentido, me gustaría saber con qué crecimiento del gasto público podemos entender cumplida la regla fiscal que ustedes detallan con tanta detención en la página 4. Porque en esta última, que es como el corazón del IPoM, explican, entre otras cosas, que, como supuesto de trabajo, "las proyecciones consideran que la trayectoria del gasto público será coherente con la regla fiscal".
Deseo saber qué, en opinión de ustedes, es más o menos coherente con la regla fiscal. Porque supongo que no es lo mismo un crecimiento del Presupuesto de 1 por ciento que uno de 5 por ciento, por poner un ejemplo cualquiera. O sea, qué mayor afinidad se puede entender como señal para el Parlamento.
Nosotros somos colegisladores y pronto tendremos que abocarnos al tema del Presupuesto...
¿Me da un minuto más, señor Presidente, con cargo a nuestro tiempo?

El señor LAGOS (Presidente).- Puede continuar, señor Senador.

El señor COLOMA.- A mí me gustaría en eso tener también una respuesta, porque es la pregunta clave hoy día.
Dejemos la discusión política, aunque pienso que el tema político es fundamental para la economía en los próximos cinco años y es el culpable de los problemas de los últimos tres años. Pero dejémoslo un segundo y miremos para adelante.
Nosotros aquí tenemos una disyuntiva central: cuál es el gasto público coherente, a juicio del Banco Central, para entender que la regla fiscal se cumple; cuáles son los supuestos con que ustedes han trabajado. No sé si nos pueden ayudar. Creo que eso serviría mucho para que no sea una simple elaboración política la que determine si es mucho o es poco. Necesitamos una visión técnica e independiente. Porque el Ministro de Hacienda tiene sus mediciones, pero ustedes, para llegar a este resultado, debieron realizar otras.
Eso es lo que me gustaría escuchar del Presidente del Banco Central -por su intermedio, señor Presidente-, a quien le vuelvo agradecer, porque no sé si en lo futuro se va a dar la ocasión, por el esfuerzo que ha hecho la Institución que dirige.
Y reitero: a mi juicio, esto ya es como el elemento definitivo.
Para mí, este IPoM -y tengo el informe de hace más de cinco años- nos refleja un cambio brutal entre dos países: uno que avanzaba, crecía y que -¡ojo!- no era patrimonio de un sector político, sino una coherencia de muchos Gobiernos -porque el informe de hace cinco años no es muy distinto al de hace diez años respecto de su modelo-, y otro que está estancado.
¡Ha habido problemas; ha habido crisis; siempre las hay! Pero, en líneas generales, uno podía ver una mayor coherencia en los IPoM de esos años que lo que hoy día estamos viendo.
Y si eso no nos hace reflexionar a nosotros respecto de dónde están los problemas, nos vamos a equivocar en el diagnóstico.
He dicho.

El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Hernán Larraín.

El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, la verdad es que este informe refleja la seriedad con que actúan el Banco Central y su Consejo. Por eso, yo también quiero iniciar mis palabras felicitando la labor que se realiza desde el Banco, el Consejo y también su equipo asesor. El Banco tiene como asesores a economistas de gran nivel y eso permite un trabajo serio.
Y, por supuesto, también me sumo a las felicitaciones por la gestión que ha hecho su Presidente, Rodrigo Vergara, quien está llegando al término del ciclo para el cual fue elegido, ya que ha logrado imprimirle el sello que quizás todos, en una mirada de Estado, esperamos que tenga el Banco Central.
Así que gracias por esa labor y esa gestión.
Respecto del informe mismo, obviamente que deja una preocupación. Porque el crecimiento económico, que, como aquí se ha subrayado, es clave para poder mantener políticas sociales estables, está en una situación de estancamiento muy fuerte.
Hay alegría porque no hemos entrado en recesión, porque no estamos reduciendo el tamaño del PIB, sino que creciendo ahí, al uno y medio, en la mediocridad misma.
Y es complejo debido a que nuestro país ha estado tomando decisiones de la mano del actual Gobierno que dicen relación con futuros compromisos muy fuertes en distintos ámbitos, que a este ritmo de crecimiento no vamos a ser capaces de cumplir.
Si le sumamos a este crecimiento económico mediocre un aumento tendencial en el desempleo, que está caracterizado, como se señala en el informe, por una baja del empleo asalariado, obviamente se agrega una inquietud adicional, que es la incertidumbre del mercado laboral. Esa incertidumbre se traduce en que las pocas compensaciones laborales se hacen en el mercado informal, donde, claro, como decía recién el Senador Coloma, no existe previsión. Y después uno se explica por qué, al terminar su período laboral, hay tanta gente que no tiene una pensión decente. Es porque han tenido lagunas muy significativas debido a crecimientos económicos mediocres, de los cuales, por supuesto, nadie se hace responsable a la hora de las bajas pensiones.
Hay también una señal negativa por el aumento de la deuda neta fiscal. Y yo creo que esta es una señal que quizás es menos luminosa, menos visible, pero desde el punto de vista de nuestra economía, que ha logrado mantener un bajo endeudamiento fiscal en los últimos años, empieza a ser preocupante. Se comienza a estrechar ese espacio que se utiliza, claro, en momentos de crisis; no obstante, para eso también hay límites.
Vale decir, el conjunto de estos datos -y me quedo con estos tres: crecimiento económico mediocre, aumento del desempleo e incremento de la deuda neta fiscal- nos habla efectivamente de lo que el Senador Ignacio Walker recordaba en las palabras de Christine Lagarde con relación a considerar que nuestra economía representa "una nueva mediocridad".
Y esto es importante hacerlo, ya que, en verdad, la nueva mediocridad ha venido de la mano de la Nueva Mayoría. Porque por mucho que se diga que los factores externos presionan y restringen nuestro crecimiento económico, eso tiene también límites.
Sebastián Edwards ha dicho al respecto que un tercio de las limitaciones económicas se deben a los factores externos y dos tercios, a las políticas que se han implementado en Chile durante el Gobierno de la Nueva Mayoría.
Por tanto, me parece que es importante hacerse cargo de esta situación.
A mí me preocupa, porque estamos con psicosis presidencial. Pareciera que en la Nueva Mayoría la forma de desviar la atención o de salirse de esto es proclamando muchos candidatos presidenciales ¡cuando todavía les queda un año y medio de Gobierno!
Yo les pido que se hagan cargo de la situación que hoy día afecta a los chilenos.
No estén pensando en el próximo Gobierno. ¡Por favor!, piensen en el actual, que hoy día lo tienen, y hagan lo posible por corregir esta situación que efectivamente le produce una dificultad enorme a nuestros compatriotas, quienes ven con mucha preocupación el futuro, ya que no se advierten respuestas ni soluciones.
Yo creo que es hora de hacerse cargo de esta situación. Ya habrá tiempo para el tema presidencial.
Me parece que lo responsable es eso.
Me preocupa, porque, si ya estamos hablando de cómo vamos a enfrentar el próximo período a través de estas candidaturas presidenciales, realmente estamos eclipsando y haciendo desaparecer el actual Gobierno, como si no existiera. ¡Es el abandono total a la Presidenta Bachelet, aparentemente, por sus seguidores!
No me parece ni bueno ni justo.
Y, desde el punto de vista de la situación actual, yo quisiera formular una pregunta al Presidente del Banco Central.
Nosotros, como se ha recordado, tenemos que enfrentar la definición del Presupuesto ahora. El proyecto de Ley de Presupuestos entra este mes y estaremos octubre y noviembre dedicados a él.
Siendo así, cómo creen ustedes que debemos actuar, desde el punto de vista del gasto público, en este próximo Presupuesto de la nación, considerando que se ha cambiado por parte del Ejecutivo la meta del balance estructural -es decir, de déficit cero- e, incluso, se ha modificado la forma de medir esa regla con trabajos anuales que de alguna manera lo que están haciendo es autorizando un mayor gasto público.
Y si tenemos una economía mediocre, limitada, ¿cómo es posible compatibilizar esto con un incremento del gasto público?
Eso tiene que traer mayores consecuencias negativas. Y afecta, sin lugar a dudas, las posibilidades del crecimiento a mediano y largo plazo, que es lo único que va a hacer algo positivo por el progreso y bienestar de los chilenos.
Gracias, señor Presidente.

El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Allamand.

El señor ALLAMAND.- Señor Presidente, junto con sumarme al reconocimiento que se ha hecho a la gestión del Banco Central y de su Presidente, quiero señalar, entre paréntesis, que me parece particularmente notable que, en un período en que todas las instituciones han tenido una reprobación desde el punto de vista ciudadano, el Banco Central haya sido una que mantiene su prestigio y toda su jerarquía. Creo que eso habla muy bien de lo que ha sido la tarea del Consejo, del Banco y de su Presidente.
Ahora, lo que nos acaban de decir -en castellano antiguo- significa que esta Administración ha tenido el mayor fracaso que ha tenido Gobierno alguno en materia de crecimiento económico desde los años noventa.
Y se produce una situación un tanto surrealista, señor Presidente, ya que uno esperaría que, frente a esa evidencia, las bancadas oficialistas hicieran una suerte de autocrítica. Porque se equivoca el Senador Coloma cuando señala que el Banco Central y su Presidente no han dicho a qué se debe esto.
Yo les pregunté a sus asesores, pues quiero ser particularmente riguroso con la cita: el Presidente del Banco Central ha señalado específicamente que en materia de inversión el 40 por ciento de la caída se relaciona con factores endógenos vinculados a confianza y el 60 por ciento, con otros factores.
El Senador Larraín ha señalado que esto es un tercio, dos tercios.
Entonces, cuando se les señala a las bancadas de enfrente que han fracasado rotundamente en la tarea fundamental que tiene cualquier Administración, que es generar crecimiento, uno esperaría un mínimo de autocrítica.
Manuel Marfán, exconsejero del Banco Central, militante del Partido Socialista, lo dijo mejor que nadie: para este Gobierno el crecimiento era la variable sacrificada.
Señor Presidente, el Senador Montes se pregunta con angustia qué hacer, refiriéndose quizás, por algún lapsus, a aquel famoso libro de Lenin. Pero acto seguido se responde a sí mismo: "Vamos a continuar haciendo lo mismo".
Esto es surrealista, pues lo que hay que preguntarse acá es si las políticas implementadas por este Gobierno, una a una, han contribuido al crecimiento o lo han deteriorado.
Tenemos la reforma tributaria, que con gran dificultad logramos corregir en parte en el Senado.
¿Hay algún miembro de la Nueva Mayoría en esta Sala que se atreva a sostener que la reforma tributaria ha contribuido al crecimiento? ¿O ha desplomado la inversión?
Veamos la reforma laboral.
¿Habrá algún integrante del oficialismo en esta Sala que se atreva a decir que una reforma laboral cuyo corazón era establecer el monopolio sindical y que no ha generado espacio alguno de flexibilidad laboral ha ayudado al crecimiento?
Y la reforma educacional. ¡Por favor, señor Presidente!
Revisémosla rápidamente.
La llamada "ley de inclusión" ha generado tal conflicto en los colegios particulares subvencionados -¡miles!-, que los Senadores Montes, Zaldívar, Rossi, entre otros, le han pedido al Gobierno que postergue la aplicación de diversas de sus medidas porque son inviables. Y la respuesta que han obtenido es negativa.
¡Qué decir de la educación superior!
¿Qué ha manifestado el ex rector de la Universidad de Chile? Que nos encontramos ante un proyecto que es un desastre.
Estamos hablando de todo el sistema de educación superior. Y hoy día en la tarde, con una tozudez digna de mejor causa, se pretenderá obligar a los institutos profesionales y a los centros de formación técnica a entrar a una gratuidad que en palabras de los propios miembros del Gobierno llegaría, de hacerlo algún día, dentro de 30 o 40 años.
¡Y qué decir de las políticas de transporte público!
Desde 2007 estamos gastando 700 millones de dólares en subsidio para el Transantiago más los fondos espejo. Y hoy se realiza una junta de acreedores (en lenguaje antiguo), porque las empresas que representan el 40 por ciento de la operación del Transantiago están quebradas.
¡Y qué decir del tema constitucional!
Aquí se ha señalado que gran parte del problema que nos aqueja tiene que ver con la confianza. Y se pretende que nuestro país esté no solo estos cuatro años, sino también los cuatro siguientes en una deliberación constitucional permanente.
Entonces, señor Presidente, esto es verdaderamente surrealista.
Los culpables, con nombre y apellido, del derrumbe del crecimiento en Chile son la Nueva Mayoría, el actual Gobierno. En consecuencia, uno esperaría un reconocimiento positivo de los errores y un ánimo de enmienda. Porque no sé si se han enterado: la siguiente Administración, cualquiera que sea, deberá levantar el crecimiento. Y para ello, lo primero que hay que hacer es no perseverar en los errores.
Por lo tanto, aquí estamos frente a una situación verdaderamente inédita, casi surrealista: el Presidente y el Consejo del Banco Central emiten, como siempre, un informe extraordinariamente contundente; todas las bancadas de enfrente lo elogian, lo aplauden, y acto seguido dicen que todas las cosas continuarán exactamente igual.
Creo que esa actitud repugna al sentido común. Es simplemente algo difícil de comprender.
En vez de esa actitud, yo diría, obcecada, por qué no acogemos lo que ha planteado el colega Ignacio Walker; por qué este Senado, y el país en su conjunto, no da vuelta la hoja de este trago amargo -va a costar mucho recuperarse-, y empezamos, entonces, a pensar en aquella lógica que inspiró a la democracia chilena desde los noventa hasta ahora: cómo trabajamos juntos parar gatillar el crecimiento; cómo hacemos del crecimiento un objetivo social compartido; cómo hacemos del crecimiento una causa común.
Pero para ello lo fundamental es que no perseveremos precisamente en las políticas públicas de las que ustedes son culpables -porque ustedes son absolutamente culpables de ellas-, que en definitiva lastran la posibilidad de que nuestro país progrese.

El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Allende.

La señora ALLENDE.- Señor Presidente, comienzo valorando el informe y nuestra tradición republicana, en el sentido de que se concurra al Senado y se entregue, como corresponde, la cuenta del Banco Central.
Desde luego, yo creo que, como país, todos debemos alegrarnos de tener una inflación bastante controlada y que viene en baja. Pienso que es una buena noticia para Chile, y hay que reconocerla, ya que parece que al frente solo queremos lamentarnos y ver cosas negativas.
Obviamente, eso no es suficiente y necesitamos crecer más. ¡Qué duda cabe!
Frente a eso los socialistas hemos levantado la voz.
Lo hemos planteado con claridad al Gobierno, al Ministro de Hacienda, y también se lo decimos aquí al Banco Central: queremos políticas más proactivas que generen más empleo, pues tenemos la convicción de que ello significa dinamizar la economía, que evidentemente está creciendo poco. Está creciendo bajo, pero crece. No nos hallamos en recesión, y es bueno destacarlo. Ciertamente existen factores externos que influyen; pero también hay elementos internos. Eso nadie lo va a negar.
Reitero: hemos levantado la voz como socialistas para decir que echamos de menos más políticas proactivas.
Aquí está Mario Marcel, quien fue uno de los que impulsaron el balance estructural.
Ello lo compartimos. Pero creemos que tampoco podemos estar pendientes solo de un balance estructural que nos ahogue, sin tener capacidad para dinamizar esta economía.
En tal sentido, pensamos que tanto la inversión pública como el Fondo de Infraestructura constituyen buenos instrumentos. Y puede haber otras medidas.
La Presidenta Bachelet en su primer Gobierno trazó el primer camino hacia una mayor política de seguridad social, e implementó una reforma previsional.
Tenemos, asimismo, un fondo de pensiones.
Me gustaría saber hasta dónde estamos disponibles para tomar algo de aquello a fin de elevar las pensiones más bajas, las pensiones básicas.
Digo lo anterior porque también nos haría bien como economía dar una señal al respecto, cuando existe una tremenda inquietud en nuestro país, producto de la cual se ha manifestado más de un millón de personas desde Arica a Magallanes. Ellas, evidentemente, no pueden estar satisfechas con las promesas que se les hicieron durante la dictadura -a la que defendieron tan ardorosamente las bancadas de enfrente-, pues se les dijo que en 2020 la tasa de reemplazo sería de cien por ciento.
Quiero ver qué respuesta les dan a quienes hoy día están en la calle.
Conocemos cómo opera nuestra economía: con ciclos de baja, como el de ahora, en los precios de los commodities; con remuneraciones no bajas, sino ¡bajísimas! Y a la gente se le pide mayor ahorro, que capitalice más y que dependa cien por ciento de sí misma.
Francamente, esto es bastante contradictorio.
Entonces, a mí me gustaría saber qué disponibilidad hay para enfrentar aquella situación.
Por otro lado, nosotros compartimos la opinión del Presidente del Directorio de CODELCO. Lo hemos dicho públicamente.
No solo ha sido una irresponsabilidad no haberle permitido a esa compañía mayor inversión y poder rentabilizar e invertir sus excedentes: también la mochila del 10 por ciento de las ventas debe de ser un caso inédito para una empresa.
Ahí parece que no tenemos una opinión clara.
Pero yo sí quiero decir que llegó la hora de capitalizar a CODELCO, para que siga siendo la mayor empresa individual cuprífera del mundo, que nos genera ingresos. Claro, ahora son menos, debido al actual precio del cobre, pero continúan siendo sumamente importantes.
Sin embargo, debemos señalar algo más.
¿Seguiremos con el actual sistema de la Ley Reservada del Cobre, con esa falta de transparencia?

El señor ALLAMAND.- Se envió un proyecto.

La señora ALLENDE.- Lo sé. El Senador Allamand tiene razón. Solo que algunos pensamos que hay que mejorar esa iniciativa. Se planteó en un momento en que el precio del cobre estaba altísimo. Me parece que el piso es muy elevado, y no tengo claro si debemos tener un piso y que este sea tan alto.
Sí tengo claro -no hay ninguna duda en ello- que a las Fuerzas Armadas hay que financiarlas. Y también, que llegó el momento de cambiar esta fórmula de la Ley Reservada del Cobre.
En tal sentido, me parece aceptable la propuesta de Óscar Landerretche: usar el Fondo de Contingencia Estratégica, que precisamente se acumuló con ese altísimo precio del cobre, alcanzando a 4 mil millones de dólares.
Pienso que llegó la hora de preguntar por qué no lo podemos utilizar; por qué no podemos ayudar a esa empresa, que es la que nos entrega, con toda la escasez de hoy día, los recursos que permiten las políticas sociales.
Creo que sería bueno conocer una opinión sobre el particular.
Sin embargo, aquello me parece necesario.
Por lo demás, durante el Gobierno pasado tuvimos un inédito precio del cobre; pero, por desgracia, debo decir que seguimos con el mismo tipo de política. No hubo ninguna capacidad, a pesar de los altísimos valores que se registraron y de todos los excedentes, para establecer un modelo diferente, que contemplara una mayor diversificación de nuestra economía, para que no sigamos dependiendo de los commodities.
¡Para nada!
Eso es lamentable. Porque nos perdimos una tremenda oportunidad para avanzar hacia un modelo más diversificado, con mayor inversión en tecnología e innovación.
Creo que marcamos el paso. No fuimos capaces de hacerlo.
Señor Presidente, el Senador Larraín -lo digo derechamente- está muy preocupado de lo que ocurre en nuestro sector.
Siempre pasa lo mismo. ¡Es tan fácil mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio...!
Digamos las cosas como son: nosotros hemos planteado derechamente que el tema presidencial debiera resolverse después de las elecciones municipales, de manera colectiva y democrática.
Por lo tanto, no voy a aceptar que Su Señoría nos venga a decir que estamos dejando en orfandad al Gobierno, ni tampoco quiero que desconozca que su coalición tiene un candidato que desde hace tres años está recorriendo nuestro país. ¡Desde el día que salió de la Moneda estaba presuroso por reunir a un conjunto de asesores, de colaboradores y de ex ministros para que lo acompañaran en su campaña...!
¡Para qué seguir escondiendo aquello!

El señor LARRAÍN.- ¡Pero no está a cargo del Gobierno!

La señora ALLENDE.- ¡Claro! No lo dice formalmente. Pero se viste como candidato, camina como candidato, habla como candidato. ¡Solo le falta decir: "Soy candidato"...!

El señor LARRAÍN.- ¡Pero no está a cargo del Gobierno!

La señora ALLENDE.- Entonces, Senador Larraín, no sigamos en este juego de engañar a la ciudadanía, pues llegó la hora de ser sinceros.
Ese tipo de actuaciones desprestigian a la clase política.
Algunos de nosotros -lo digo para ser más clara aún- hemos señalado: "¡Sí! Estamos disponibles".
Pero ¿sabe, señor Senador? Estamos disponibles para cuando se tome una decisión al respecto, en el momento oportuno, de manera colectiva, democrática y participativa. Y ello tendrá lugar después de las elecciones municipales.
Por consiguiente, no nos venga a decir que en nuestro sector no existen franqueza ni honestidad. Más bien mire para su lado y díganos si acaso no tienen a un ex Presidente realizando campaña desde hace tres años.
Señor Presidente, me gustaría mucho escuchar la opinión del Banco Central en cuanto a cómo hacer una política más proactiva con relación al empleo. También quisiera saber qué piensa del Fondo de Reserva de Pensiones y cuál es su parecer respecto al Fondo de Contingencia Estratégica, que se acumuló en ese período de ciclo altísimo al que me referí.
Lamento que hayamos perdido -lo vuelvo a repetir- una tremenda oportunidad en el Gobierno pasado: porque tuvimos un precio del cobre con niveles nunca vistos y excedentes que jamás habíamos alcanzado, pero no fuimos capaces de generar al menos las bases para establecer un modelo de desarrollo más diversificado e inclusivo.
Por desgracia, no hicimos aquello, y nuestro país sigue siendo tremendamente desigual.
Con tales desigualdades y las bajas remuneraciones no me extraña tener a la gente en la calle reclamando, porque después de treinta o cuarenta años de trabajo sacan una pensión miserable.
Todos sabemos que el 80 por ciento de las personas percibe una jubilación menor al sueldo mínimo.
Se trata, pues, de un tema de país. De manera que celebro que la Presidenta Bachelet nos haya convocado a una mesa de trabajo, para ver si logramos establecer un acuerdo sobre la materia.
Debemos dar una señal en tal sentido, porque la gente merece una pensión más digna y una vejez tranquila.
He dicho.

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Lagos.

El señor LAGOS.- Señor Presidente, este ha sido un debate bien estimulante.
Se sonríen el Presidente del Banco Central y sus consejeros. Pero, en general, en este tipo de sesiones especiales nos concentramos básicamente en el informe que se nos presenta, y formulamos preguntas técnicas y políticas.
Acá se ha generado una discusión bastante interesante y entretenida, que no tenemos a menudo en el Senado, pues estamos dedicados a legislar sobre cuestiones coyunturales y proyectos muy importantes.
Sin embargo, aquí hay un debate sobre qué tipo de crecimiento queremos, cuál es el rol de nuestras instituciones, más allá de que "bajamos al ruedo" -como dicen algunos- y caemos, entonces, en el día a día.
Yo valoro sinceramente el papel del Banco Central, el rol que han jugado sus consejeros, sus funcionarios, y los informes que nos presentan, más allá de lo que señaló el Senador Coloma, quien colecciona los distintos informes y observa que las confianzas apuntan a la baja.
Para ser bien franco, señor Senador, creo que las noticias hoy día no son tan malas.

El señor COLOMA.- ¡Depende de cómo se miren...!

El señor LAGOS.- ¡Cada uno las ve como quiere...!
Lo que deseo decir es que, en el tono, uno no puede dejar pasar todo lo que se afirma acá, no por parte del Banco Central.
Soy chileno; vivo en Chile; represento a mis compatriotas; quiero que le vaya bien a mi país. Pero no seamos tan egocéntricos en el sentido de pensar que todo gira en torno a Chile. Porque las cifras de crecimiento que mencionó el Senador Zaldívar demuestran que existe un problema internacional real.
Podemos hablar inmediatamente de las confianzas.
Miren a China: su crecimiento no va a ser mayor que el que registró el año pasado. Y todo apunta a que habrá una ligera desaceleración.
Observen lo que pasa en la región.
Esta mañana, en la aplicación The Economist Espresso viene que la séptima naviera internacional coreana entró en quiebra, con medio millón de containers que andan dando vuelta en los océanos. ¿Por qué? Porque ha caído el comercio internacional. Y eso no tiene que ver con el rol que jugamos en Chile.
Es decir, hay un problema internacional real.
En seguida, Chile no es un país en crisis ni en recesión: crecemos poco.
¿Deberíamos crecer más? Sí.
Entonces, que el debate gire en torno a que crecemos poco y que eso es culpa de un gobierno nos achata. Y lo digo en el buen sentido.
Me tengo que hacer cargo -y lo voy a hacer- de las decisiones de políticas públicas de un gobierno. Pero ello realicémoslo en un contexto comparado con qué: con nuestras restricciones y realidades externas.
Lo mencionó recién la Senadora Allende: hubo un gobierno que tuvo excelentes precios de los commodities y que hizo lo que estaba a su alcance.
Sin embargo, alguien podría haber dicho: "Con ese precio del cobre que hubo y que gozó tal vez podría haber hecho bastante más que lo que estamos haciendo nosotros con un precio del metal a la baja y que no tiene visos de recuperación en el corto plazo".
Entro, pues, al tema de las confianzas.
No tengo duda de que la gestión de mi Gobierno podría haber sido mejor. Así lo pienso.

El señor NAVARRO.- Siempre se puede.

El señor LAGOS.- No solo porque siempre se puede hacer mejor.
Quizá hay cosas que no hicimos bien.
Pero quiero ir a la cuestión de fondo y señalar por qué se están efectuando esas reformas.
Ahí viene lo relativo a la "autocrítica cero" y la "autocomplacencia máxima".
Aquí hemos postergado reformas por mucho tiempo, comenzando por las reformas políticas.
El Senador Andrés Allamand fue parte de las conversaciones que se sostuvieron el año 1989, en que hubo que realizar reformas políticas importantes para que nuestra democracia representativa funcionara mejor. Y estas quedaron en el tiesto, en la casa del señor Rivadeneira, que en paz descanse. ¿Por qué? Porque aquí retrasamos las reformas políticas.
Me van a decir: "¿Qué les importa a los chilenos?".
Los chilenos, cuando ven que la política no resuelve sus problemas, dicen que ella no sirve para nada. En consecuencia, se desprestigia. ¿Por qué? Porque tengo mayorías que no pueden hacerse efectivas en un Parlamento durante veinticinco años, hasta que no terminamos con los designados.
Pero hoy día, por primera vez, tenemos una mayoría significativa, la cual no es fácil de administrar.
Creo que hay reformas que se postergaron demasiado.
¿Dónde está la autocrítica de ello?
¿Qué nos dijo el millón de chilenos que marcharon pacíficamente hace tres domingos por las calles de nuestro país? Que no estamos haciendo la pega en materia de pensiones.
¿De quién es la responsabilidad? ¿De los ciudadanos de a pie?
No. La responsabilidad es de nosotros, de quienes tomamos las decisiones (políticos, gobiernos, instituciones del Estado, empresarios, gremios). ¿Por qué? Porque aquello se postergó.
Y lo mismo ocurre con la educación.
Señor Presidente, cuando uno, por las razones que sea, deja de estar en las reformas, al producirse la eclosión, la crisis, aguanta el golpe y acomoda la carga. Después vuelve a acometer la carga, como sucedió en los años 2005 y 2006 con los estudiantes; el 2011, y ahora con lo de las pensiones.
Sin embargo, no hacemos ningún cambio sustantivo al respecto.
¿Y sabe qué pasa cuando hay dramas? No es fácil encontrar el punto de equilibrio. Porque viene la presión, y muy fuerte. Y en vez de enfrentar a tiempo el déficit en materia de pensiones, en los ámbitos educacional y laboral, ¿qué se hace a veces? Se termina fijando el punto de equilibrio en algo que quizá no es lo óptimo; que técnicamente no es lo mejor; que no es lo más responsable, y tampoco se asignan mejor los recursos.
Eso es lo que estamos enfrentando hoy día. Es la apreciación que uno tiene.
Ahora, que el Gobierno ha tenido problemas de gestión: ¡no me cabe la menor duda! Pero hoy día estamos acometiendo reformas que no son valoradas por la ciudadanía, entre otras cosas, porque no se ven sus frutos. Y en lugar de preguntarnos cómo hacemos para lograr mejores pensiones: ¡hasta el último aguantamos el sistema!; cómo hacemos para enfrentar la gratuidad en educación superior: ¡No! Lo universal no va a ser posible.
Concentrémonos en llegar a acuerdo para el 50 o 70 por ciento.
Algunos creemos que en Chile puede haber gratuidad universal.
Resolvamos, entonces, lo relativo a los campamentos en Viña del Mar; posterguemos aquel debate, y centrémonos en lograr el referido porcentaje: ¡No! Vamos al Tribunal Constitucional a decir que todo es inconstitucional.
¿Qué sintonía tenemos? ¡Ninguna!
Por eso estamos así.
Yo valoro que haya una coalición capaz de reinventarse -porque hay alternancia en nuestro país- y de generar propuestas de reforma estructural, que son tremendamente importantes.
Para ello, sí, yo quiero acuerdo.
Y termino con esto: yo no me avergüenzo de los acuerdos.
Porque, acá, llegar a acuerdo con la Oposición es ser débil de carácter, es entregarse, es la cocina.
¡No!
Pienso que llegó el minuto en que debemos hablar con más fuerza a este respecto.
Creo en los acuerdos para que perduren en el tiempo. Porque yo soy mayoría hoy; pero mañana tal vez no lo sea. Y quiero asegurarme de que el punto de encuentro para los próximos veinte a treinta años sea el que requiero en materia tributaria, en materia educacional. Pero para eso tengo que partir de una base: mi reconocimiento de que debemos hacer cambios reales y no defender un sistema que, a mi entender, se ha deslegitimado.
¡Eso es lo que siento!
Y en esa vamos todos. Aquí no hay ningún santo. En esa (repito) vamos todos.
Percibo que eso es lo que hay.
Señor Presidente, escuché una frase al pasar: alguien dijo que estábamos al borde del desarrollo.

El señor LARRAÍN.- Sí, pues: ¡estábamos!

El señor LAGOS.- ¡Parece que el borde es bien grueso...!
El jueves o el viernes último fui a la villa Concepción, en Villa Alemana. No estoy hablando de una toma ni de asentamientos irregulares, sino de familias de clase media que viven muy al límite. Y créanme Sus Señorías cuando les señalo que lo que uno ve en las viviendas de ese sector está lejos del desarrollo -y se lo digo con todo respeto-; eso no es el desarrollo: una señora postrada en cama, con su gente al lado; temporeras, madres jefas de hogar, cuyos niveles no se condicen con el potencial de Chile.
Entonces, yo digo: "Sí, me hago cargo de mi Gobierno. Es mi reforma". Pero alguien tiene que llevarla a cabo, en vez de esconder la cabeza como se hizo durante tanto tiempo.
Un exsenador, ex dirigente político de la Oposición en su momento, me expresó: "Lagos, el sistema aguanta una vuelta más de tuerca".
Eso fue hace cinco años. Y aquí estamos ahora, tratando de administrar un tornillo mellado que no permite atornillar la tuerca, mientras algunos creen que hay que poner el país con los pies hacia arriba para arreglarlo.
¡No!
¡Hagámonos cargo!
Creo que la Oposición, que se benefició de una Constitución que la favoreció durante muchos años, no ayudó a ese respecto.
Termino con esto, señor Presidente.
El Senador Coloma hablaba de las confianzas, de mantener la Carta Fundamental abierta.
Lo que genera más desconfianza y descrédito es no abocarse a reformas que los chilenos nos están pidiendo.
Ellos no disponen de la fórmula. No tengo por qué pedirles que decidan si el problema de las pensiones se resuelve con un sistema de reparto o con el de capitalización individual.
Consulto, estudio, hago debate. Porque lo que los chilenos nos solicitan es que la pensión sea buena a fin de mes. Pero esa es pega de nosotros. Y yo siento que la hemos postergado.
Eso me genera más insatisfacción y mayor desconfianza en un sistema que tener abierto el tema constitucional.

El señor COLOMA.- ¡Tenían que haber abierto todos los temas!

El señor LAGOS.- Desconfianza es mantener el statu quo. Este es lo que genera desconfianza y hace que la ciudadanía diga: "Nada cambia. Entonces, me es indiferente quién gobierne. En consecuencia, da lo mismo ir a votar".

El señor COLOMA.- ¡Nada que ver con las confianzas...!

El señor LAGOS.- Considero mejor debatir abiertamente, poner las prioridades. Y hay que tratar de llegar a un punto de acuerdo. Pero siento que no arribamos a nada.
Hoy vamos a discutir el proyecto que permite que los institutos profesionales y los centros de formación técnica pasen a ser corporaciones de derecho privado sin fines de lucro. Pero qué va a suceder. Que tal vez no estén los votos necesarios y deba retirarse esa iniciativa, en circunstancias de que lo único que se persigue es darles la oportunidad a los Inacap de Chile que quieran para cambiar su razón social, manteniendo la acreditación; y después discutiremos el financiamiento.
Eso tampoco se quiere ver. ¿Por qué?
¡Díganme por qué no dar esa posibilidad!
Nadie obliga a esos establecimientos a entrar en la gratuidad: solo se los habilita para hacerlo.

El señor COLOMA.- Esta tarde lo vamos a explicar.

El señor LAGOS.- Nuevamente lo mismo. Y es un tema muy central.
Yo peleé en el Presupuesto pasado a fin de que hubiera gratuidad para los CFT y los IP. Me dijeron "Este año". Va a ser por glosa de nuevo, con seguridad. Pero hay que proceder a la extensión.
¡Cómo no vamos a abrir ese debate!
Pero se nos cruza la coyuntura una vez más.
He dicho.

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- Pidió la palabra el Honorable señor Quinteros.
Al Comité de Su Señoría le quedan un minuto y treinta segundos.
Puede intervenir hasta por dos minutos, señor Senador.

El señor QUINTEROS.- En primer lugar, saludo al señor Presidente y a los señores Consejeros del Banco Central.
La verdad de las cosas es que la Senadora Allende y el Senador Lagos ya se refirieron a un punto que yo quería tocar.
Señor Presidente, parece que a todos se nos olvida el porqué del crecimiento de nuestro país, en qué se ha basado este en los últimos años.
Hasta ahora, la estrategia de desarrollo y crecimiento de la economía chilena se ha basado fundamentalmente en el empuje del sector externo, es decir, en las exportaciones.
Chile ha promovido la creación de múltiples tratados de libre comercio precisamente para allanar el ingreso de nuestras exportaciones a otros países en condiciones ventajosas de aranceles e impuestos, abrir nuevos mercados, etcétera. La apertura de nuevos mercados ha sido la consigna.
Sin embargo, esa estrategia funciona mientras las naciones a las que se exporta tengan sus economías en buenas condiciones.
Eso no ha venido ocurriendo. Y ello se afirma como tendencia, dado que el crecimiento de las economías de los países compradores de nuestros productos es débil y parece no repuntar. Tal nos ha sucedido con los precios de los commodities, sobre todo con el del cobre.
Solo a modo de ejemplo, debo decir que el primer semestre de 2016 nuestras exportaciones, medidas en dólares, destinadas a América cayeron 10,1 por ciento; las dirigidas a Europa, 11,7 por ciento, y las orientadas a Asia, 6,6 por ciento, en comparación con el año 2015, cuando ya habían experimentado una caída.
Eso demuestra la vulnerabilidad de nuestra economía al depender del comercio de exportaciones.
Para empujar el crecimiento de Chile en un ciclo de desaceleración...

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- Concluyó su tiempo, señor Senador.

El señor QUINTEROS.- Solo le pido unos segundos más, señor Presidente.

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- Tiene un minuto adicional para concluir, Su Señoría.

El señor QUINTEROS.- Gracias.
Decía, señor Presidente, que para empujar el crecimiento de Chile en un ciclo de desaceleración mundial el Estado debe jugar un papel preponderante.
En tal sentido, la bancada de Senadores socialistas ha presentado una propuesta procrecimiento en que apelamos a una serie de inversiones a base de concesiones.
No tenemos ningún complejo en que se hagan concesiones, por ejemplo, en infraestructura. Ya hay más de 3 mil millones en proyectos. No tenemos -repito- ningún complejo, porque pensamos que, si el crecimiento no puede lograrse mediante las exportaciones a través de los privados, el Estado debe jugar un rol fundamental vía inversiones públicas.
Muchas gracias, señor Presidente.

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- Tiene la palabra, hasta por dos minutos, el Senador señor Chahuán.

El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, primero, felicito al Presidente del Banco Central, don Rodrigo Vergara, por la exposición del Instituto Emisor.
Uno reflexiona en torno a la importancia de la autonomía de esa institución, cuya política monetaria ha permitido un control inflacionario incluso mucho más allá de la expectativa que teníamos en función de la cuenta pública del año recién pasado.
En tal sentido, hay que hacer notar en este debate algunas cuestiones que no se pueden dejar pasar.
Primero, el principal responsable de la gestión gubernamental es, por supuesto, el Ejecutivo. Es él quien tiene las responsabilidades en un sistema hiperpresidencialista como el existente en la actualidad.
Por tanto, sostener, como lo hace el Senador Quinteros, que están disponibles para recurrir a un sistema de concesiones a los efectos de generar desarrollo de infraestructura constituye, por cierto, un mensaje que escuchamos a destiempo.
Lo escuchamos a destiempo, por ejemplo, porque muchos chilenos tenían expectativas en un plan de inversiones para la construcción de establecimientos hospitalarios y sin embargo, debido a una decisión puramente ideológica, se dejó de edificarlos.
Entonces, ¿cuál es el tema de fondo? ¡Un pacto de gobernabilidad!
Le resta un año y medio al Gobierno de Michelle Bachelet, y no es bueno para nuestro país que la Presidenta de la República tenga una adhesión tan baja.
Por consiguiente, hay que entender que el modelo de desarrollo de Chile tocó techo.
Segundo, ante la falta de confianza y frente a este modelo hiperindividual, de cultura del metro cuadrado, es necesario tener un proyecto colectivo de nación y una mirada de mediano y largo plazos. Y para ello se requiere claridad respecto a cuáles serán los temas que vamos a priorizar.

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- Concluyó su tiempo, señor Senador.

El señor CHAHUÁN.- ¿Me concede un minuto más, señor Presidente?

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- Lo tiene, Su Señoría.

El señor CHAHUÁN.- Muchas gracias.
¿Por qué señalo aquello, señor Presidente? Porque gobernar es priorizar. Por ende, deberemos ponernos de acuerdo -en un año que va a ser de ajuste presupuestario y en el que hay un escaso manejo de expectativas ciudadanas en cuanto a lo que el Gobierno pueda o no hacer- en cuáles serán las políticas públicas que vamos a impulsar en 2017.
En esa línea, hago un llamado a entender que existen a lo menos cuatro Chiles distintos: el Chile de las cifras macroeconómicas que hoy día escuchamos; el Chile de las realidades; el Chile de las regiones, las que también, de alguna manera, replican el modelo centralista, y, por último el Chile de los extremos, que no tiene sentido identitario, pues a estos ni siquiera les alcanza para sentirse Chile.
Por tanto, llamo a nuestros colegas Senadores a generar un pacto de gobernabilidad para el año y medio que viene y a ponernos de acuerdo con relación a las políticas públicas que vamos a impulsar.

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- Estamos exactamente en la hora de término de esta sesión.
En el caso de los Senadores, solo resta la intervención del Honorable señor Zaldívar, en los dos minutos que le quedan al Comité Demócrata Cristiano; y luego, darle la palabra al señor Presidente del Banco Central.
¿Habría acuerdo para prorrogar la sesión por 15 minutos?

El señor COLOMA.- ¿Le queda tiempo a mi Comité?

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- No. A ninguna bancada le queda tiempo, salvo a la de la Democracia Cristiana.
¿Les parece a Sus Señorías la prórroga por 15 minutos?
Así se acuerda.
Tiene la palabra el Senador señor Zaldívar, hasta por 2 minutos.

El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, a lo mejor debiéramos haber guardado tiempo para entrar a este debate. Porque, a decir verdad, hemos sometido al Presidente y a los Consejeros del Banco Central a una discusión que no les corresponde. Y menos les corresponde ser objeto de la exigencia que pretenden imponerles algunos Senadores para que, infringiendo la Ley Orgánica del Instituto Emisor, que todos hemos defendido, se pronuncien y sirvan de árbitros a los efectos de determinar quién tiene la razón en estas materias.
El Banco Central debe responder por lo que nos expuso hoy día.
Al respecto, voy a hacer una sola reflexión.
Yo no quiero decir si somos responsables en 100 por ciento, en 40 por ciento, en dos tercios o en un tercio de la situación actual de nuestro país. Pero debo señalar que ni este Gobierno ni ningún otro es responsable de que el precio del cobre haya caído de cuatro a dos dólares; de que China haya disminuido su crecimiento del 9 al 6 por ciento; de que Estados Unidos, de acuerdo con la información que acabamos de recibir, tenga un crecimiento mediocre de 1,5 por ciento; de que la Eurozona haya entrado en crisis y hoy registre un crecimiento mediocre de 1,5 por ciento; de que América Latina exhiba un crecimiento de menos 0,5 por ciento.
Esos no son problemas de las reformas de este Gobierno. Tal vez tenemos responsabilidad por hacerlas bien o mal. Pero que estemos creciendo al 2 por ciento es fiel reflejo de lo que ocurre con el crecimiento mundial, que es del orden de 2 por ciento.
Esas cifras se nos han entregado ahora mediante el IPoM. Si Sus Señorías leen este Informe verán claramente los números que he señalado: ¡no los estoy inventando!
Por lo tanto, no vayamos más allá y dejemos de lado la crítica fácil.
¿Necesitamos crecimiento? ¡Por supuesto! Pero no se inventen cosas que no nos corresponden.
Este Gobierno no es responsable -repito- de que el precio del cobre haya bajado de 4 a 2 dólares.
Tampoco, de que la inversión en la minería haya disminuido de la forma como lo ha hecho:...

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- Su Señoría dispone de 30 segundos adicionales.

El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- ... en ella ha bajado la inversión porque han caído los precios. Y es lógico que así ocurra.
Entonces, no sigamos por ese camino.
Pidámosle al Banco Central que nos explique qué pasa con la inflación, por qué tenemos este problema, qué podemos hacer con el tipo de cambio, etcétera, materias propias de su Consejo.
Espero que al Presidente del Instituto Emisor no lo metan en una trampa en la que no debe caer.

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- Al Comité UDI le queda un minuto, del que va a hacer uso el Senador señor Coloma.

El señor COLOMA.- Señor Presidente, para que realicemos un buen debate, le pido al Senador Zaldívar que lea la página 9 del informe del Banco Central. Ahí dice que el mundo crece a poco más de 3 por ciento y que Chile está creciendo al 1,7 por ciento.
Entonces, con todo respeto, yo pregunto de quién es culpa eso.
Si el mundo crece al 3 por ciento, ¿no hay alguien responsable de que Chile lo haga al 1,7?
¡Esa es la pregunta de fondo!

El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- ¡Vea la página 10!

El señor COLOMA.- A mí me importa mucho que a nuestro país le vaya bien.
Por eso, no me gusta cuando Su Señoría da argumentos para explicar por qué no se crece: el precio del petróleo está bajo, en fin.
¡Perú crece mucho más que nosotros!
Entonces, no nos conformemos con la mediocridad.
Vamos a la cuestión de fondo: Chile puede crecer mucho más; a lo menos, al promedio del mundo. O sea, no al 2 por ciento que indica el Senador Zaldívar, sino al 3 por ciento.
He dicho.

El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- ¡Vea la página 10!

El señor COLOMA.- ¡Es la página 9!

El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- ¡La 10!

El señor MONTES.- ¡El Senador Zaldívar tiene toda la razón!

El señor QUINTANA (Vicepresidente).- Ya no hay más tiempo para los Comités.
Por tanto, tiene la palabra el señor Presidente del Banco Central.
Ha habido varias afirmaciones y consultas que tienen directa relación con la presentación que se nos hizo; probablemente, otras no. El señor Presidente verá cómo dispone de los 13 minutos que restan.

El señor VERGARA (Presidente del Banco Central).- Señor Presidente, les expreso mis agradecimientos a los señores Senadores por sus comentarios y sus expresiones. A no dudarlo, son un aliciente para seguir con nuestra labor.
Por cierto, voy a referirme a algunos de los temas conversados en la Sala que se relacionan con el Informe de Política Monetaria.
Se preguntó por qué el rango de crecimiento quedó entre 1,5 y 2 por ciento para este año, en circunstancias de que en el Informe de Política Monetaria previo teníamos una proyección de entre 1,25 y 2 por ciento; es decir, se acortó el rango, pero en la parte de arriba.
El punto es el siguiente.
En la medida que nos acercamos hacia fin de año vamos, por razones obvias, reduciendo el rango de proyección. Porque ya hay partes en que ello ha sucedido. Así, el error de proyección es usualmente más bajo.
Entonces, en el Informe de Política Monetaria de junio bajamos a 0,75 puntos porcentuales del rango, y en el de septiembre, a 0,5.
Esa es la razón por la cual redujimos el rango de proyección. Siempre es así. Y se hace en todos los IPoM de septiembre.
Con relación a eso mismo, se preguntó por qué cortamos la parte de abajo del rango y no la de arriba; por qué la dejamos entre 1,5 y 2 y no entre 1,25 y 1,75.
En esa consulta también se hizo alusión al bajo IMACEC que hubo en julio, que fue de 0,5 por ciento.
Al respecto, hay que tener claro lo siguiente.
En el primer semestre la economía creció 1,9 por ciento; y eso se halla en la parte alta del rango. Nosotros esperamos para el segundo semestre un crecimiento algo más bajo. Pero, en particular, nuestra proyección es que la cifra de julio -y así lo esperamos- sea algo mayor en los meses siguientes.
Ello no significa que se va a revisar el IMACEC hacia delante.
Recordemos que el IMACEC es un indicador de actividad que se publica mes a mes (de hecho, en el mundo pocos países tienen indicadores mensuales; la mayor parte tiene simplemente PIB trimestral). De manera que mucha información no se encuentra disponible, lo que no significa que vaya a existir un sesgo en una dirección u otra. No sabemos exactamente si habrá una revisión (perfectamente podría haberla; normalmente la hay). Pero no se trata necesariamente de una dirección al alza. O sea, eso no tiene que ver con la proyección de crecimiento.
Con respecto a nuestra estimación de PIB tendencial y a la estimación del Ministerio de Hacienda, hay una serie de cosas que importa tener en claro.
Nosotros tenemos dos conceptos: uno potencial y otro tendencial. El potencial es el que se relaciona con la inflación y el tendencial es el crecimiento de mediano y largo plazos.
El tendencial se relaciona con el que usa el Ministerio de Hacienda en sus cálculos de balance estructural.
En eso, a pesar de que son estimaciones distintas, en las que podría haber diferencias, tenemos proyecciones muy similares. De hecho, nuestro PIB tendencial, que sería de 3,2 por ciento en los próximos cinco años, es exactamente igual al del Ministerio de Hacienda. O sea, ahí no tenemos diferencias. No digo que no podrían existir. Pero -repito- en esas materias no hay diferencias.
Recordemos, en todo caso, que uno de los elementos claves de la regla fiscal chilena -probablemente, el que explica en gran parte su éxito- es que las estimaciones de los parámetros claves -valga la redundancia- las realizan comités de expertos independientes; no las hace el Gobierno. Y esas son las que este toma para elaborar el Presupuesto.
Hubo muchas preguntas sobre el empleo. Y, al respecto, existen varias reflexiones que uno puede hacer.
La primera es bien notable -y creo que esta es una noticia positiva-: que la tasa de desempleo haya aumentado relativamente poco dado el ciclo económico.
En general, el mercado laboral -se ha mencionado muchas veces- ha sido bastante resiliente en esta materia.
Es cierto que el desempleo ha subido y que en el último tiempo está aumentando por sobre el 7 por ciento. Pero recuerdo que había proyecciones de bastante mayor incremento.
En general, yo diría que hemos tenido un mercado laboral que se ha comportado de forma relativamente favorable.
Ahora, habiendo dicho eso, ciertamente el aumento del desempleo en el último tiempo y la caída del empleo asalariado -más bien, la desaceleración; porque sigue creciendo a tasas positivas- son temas que nos preocupan.
Se nos preguntó por qué el empleo asalariado crece muy poco (de hecho, solo a 0,2 por ciento), mientras el empleo total crece a 1,2 por ciento. Básicamente, porque el empleo por cuenta propia crece a 7,6 por ciento. Eso compensa el crecimiento bajo del empleo asalariado y, también, en parte explica por qué la tasa de desempleo no ha subido más.
En todo caso, eso es parte del ajuste propio del mercado laboral.
En muchas oportunidades hemos dicho, asimismo, que el hecho de que en el mercado laboral tengamos un empleo que está siendo liderado básicamente por el empleo por cuenta propia no es una buena noticia en el sentido de que sabemos que este es más frágil.
Igualmente, observamos otras fragilidades, como la mayor cantidad de ocupaciones de tiempo parcial y el que dentro de los empleos asalariados existe un mayor incremento en los menos formales.
Es decir, tiene lugar un deterioro gradual del mercado laboral. Creemos que la tendencia probablemente va a seguir, pero en forma acotada.
Se ha hecho mucha referencia a la inflación. Paso al punto.
Ciertamente, la caída de ese índice es una muy buena noticia, probablemente la mejor que traemos hoy día en términos del IPoM. Desde hace un tiempo estábamos prediciendo que la inflación se iba a estabilizar una vez que se asentara el tipo de cambio y dejase de crecer a tasas tan altas, como lo mostré en algunas láminas. Hoy día se registra una cifra que se halla dentro del rango de tolerancia del Banco Central y esperamos que siga bajando en los próximos meses.
También se mencionó mucho lo relativo a la construcción.
Una de nuestras preocupaciones en la actualidad es que, luego del auge que este sector experimentó el año pasado por los incentivos tributarios, nos hallamos ante una desaceleración significativa básicamente en el ámbito de la vivienda. Es algo que estamos siguiendo muy de cerca, naturalmente, pues los efectos son importantes.
Se nos preguntó qué pasaría con la inflación ante un alza adicional muy fuerte en el tipo de cambio, producto, por ejemplo, de que la Reserva Federal adoptara una política muy agresiva -no se visualiza, pero suponiendo que suceda- o de que recibiésemos alguna noticia muy negativa de China en el futuro.
Si fuera así, evidentemente tendría lugar ese aumento y la convergencia de la inflación duraría más de lo que estimamos. No obstante, seguimos pensando que incluso en ese escenario se daría una convergencia, porque brechas de capacidad permiten que ello vaya ocurriendo gradualmente según lo que suceda en materia cambiaria.
En cuanto a la combinación entre las políticas monetaria y fiscal, pienso que ambas están haciendo su labor. La primera de ellas exhibe tasas de mercado que son bajas a nivel histórico, a pesar de una inflación más alta que el rango de tolerancia durante gran parte del tiempo. O sea, la política monetaria ha estado haciendo un esfuerzo.
Y la política fiscal también lo ha realizado.
Quisiera consignar que a nuestra regla fiscal le hemos ido introduciendo elementos de flexibilidad. El mismo hecho de que se haya cambiado el objetivo del balance estructural, como lo mencionaron varios señores Senadores, y se esté haciendo un ajuste con relación a las variables claves, que cambian todos los años, es parte de la flexibilidad fiscal. Y a mí me parece bien que sea así.
Si no, el ajuste tendría que ser muchísimo mayor, y probablemente no sería razonable en una situación de desaceleración económica.
Así que es preciso tener claro que existen esos espacios de flexibilidad y que nos encontramos hoy día con un déficit fiscal en torno a 3 por ciento del producto, por lo que la deuda neta está aumentando. No quiero decir que sea algo desbocado ni nada por el estilo, pero no es menor. Significa que la deuda neta del Fisco aumenta en 3 por ciento.
Deseo hacerme cargo de la aseveración en el sentido de que el Banco Central no se preocupa del empleo. Sí lo hacemos. Obviamente, es un factor relevante en nuestras preocupaciones, y parte de nuestra política monetaria dice relación con lo que está pasando en el mercado laboral y la actividad económica.
El que nuestro objetivo final sea la inflación no implica que el mercado laboral se encuentre ausente de nuestro análisis y de los aspectos que tenemos presentes y que afectan finalmente a la inflación. Por cierto que amerita una consideración extraordinariamente significativa.
Respecto de la inquietud del Senador señor Montes con relación particularmente al crecimiento de largo plazo, puedo manifestar que si bien es un punto que está más allá de nuestro ámbito directo, ciertamente nos interesa, y hemos hecho algunas contribuciones en la materia.
Sin perjuicio de elementos como la agenda de productividad y el capital humano, se valora mucho lo hecho en el último tiempo en el sector de la energía. Si ello se mantiene hacia delante, ciertamente provocará un efecto positivo en el crecimiento. Y lo mismo dice relación con la infraestructura y las concesiones que se señalaron.
Dicho eso, es preciso tener clara una cosa. Sé que a menudo se nos olvida algo en la coyuntura. Uno de los factores fundamentales en el éxito tan relevante del país en los últimos 25 años -se mencionaba un crecimiento superior al 5 por ciento- radica en una gran responsabilidad macroeconómica y una estabilidad en lo monetario y lo fiscal. Me parece sumamente importante mantenerlo en el tiempo. Ha sido una de nuestras características. No preservarlo puede provocar efectos mayores y más negativos de los que estamos pensando.
Muchas veces se observan cifras de otros países, muy respetables, con deudas públicas muy altas, como Japón, Estados Unidos o los de Europa, pero tengamos claro que todavía no estamos en ese nivel. Ojalá alguna vez lo logremos. Ellos emiten monedas de reserva y, en consecuencia, nos llevan una gran ventaja.
Nuestros límites son menores, y estimo que tenemos que mantener la estabilidad que nos ha singularizado en el último tiempo. Por cierto, somos una economía pequeña y abierta, y lo que nos sucede está influido por lo que pasa en el resto del mundo.
Hemos sido afectados por dos fenómenos muy importantes. Uno de ellos es la caída en el precio de las materias primas, en particular el del cobre, en nuestro caso. ¡Qué duda cabe!
Solicito dos minutos más, señor Presidente.

La señora VON BAER.- No hay inconveniente.

El señor LARRAÍN.- De acuerdo.

El señor LAGOS (Presidente).- No hay problema.

El señor VERGARA (Presidente del Banco Central).- Muchas gracias.
Además, sobrevino una baja muy significativa en la inversión minera, la cual llegó en 2013, en su peak, a un 8,8 por ciento del PIB. Estimamos que este año será de alrededor de un 5 por ciento. Evidentemente, eso provoca un efecto en la economía.
Lo anterior no significa que no existan factores internos de los que también tengamos que preocuparnos, pero repito que la nuestra es una economía pequeña y abierta -creo que es bueno que así sea- y estamos sujetos a los avatares de la economía mundial.
En cuanto a la pregunta de cuál es nuestro supuesto de gasto público cuando en nuestras proyecciones asumimos que se cumple la regla fiscal y median compromisos del Ejecutivo, el aumento para llegar a esa trayectoria es de alrededor de 3 por ciento.
Muchas gracias, señor Presidente y señoras y señores Senadores.

El señor LAGOS (Presidente).- Muchas gracias a usted.
Le reitero, en nombre del Senado, nuestro reconocimiento por su gestión, en el entendido de que todavía le quedan algunos meses en el cargo, y le deseo el mayor de los éxitos.
Usted sabe de mi apreciación personal por el Banco Central y todos sus funcionarios.
Por haberse cumplido con su objetivo, se levanta la sesión.
--Se levantó a las 13:48.
Manuel Ocaña Vergara,
Jefe de la Redacción