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ERECCIÓN DE MONUMENTO EN MEMORIA DE EX PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA SEÑOR PATRICIO AYLWIN AZÓCAR


El señor LAGOS (Presidente).- Conforme a lo acordado por la Sala, corresponde ocuparse en el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que autoriza erigir un monumento en memoria del ex Presidente de la República señor Patricio Aylwin Azócar, con informe de la Comisión de Educación y Cultura.
--Los antecedentes sobre el proyecto (10.635-24) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite: sesión 51ª, en 28 de septiembre de 2016 (se da cuenta).
Informe de Comisión:
Educación y Cultura: sesión 79ª, en 10 de enero de 2017.
El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El objetivo principal de la iniciativa es rendirle un homenaje al ex Primer Mandatario mediante la instalación de un monumento en su memoria en la comuna de Santiago.
El órgano técnico discutió el proyecto en general y en particular, en virtud del acuerdo adoptado por la Sala con fecha 4 de enero recién pasado, y lo aprobó, con la enmienda que consigna el informe, por la unanimidad de sus miembros presentes, Honorables señora Von Baer y señores Rossi e Ignacio Walker.
El texto propuesto se consigna en el informe y en el boletín comparado que Sus Señorías tienen a su disposición.
Nada más.
El señor LAGOS (Presidente).- Puede intervenir el Senador señor Ignacio Walker, Presidente de la Comisión.


El señor WALKER (don Ignacio).- Señor Presidente, la unanimidad de los miembros de la Comisión de Educación y Cultura quiere pedirle a la Mesa que recabe el acuerdo de la Sala para autorizar la erección de un monumento y actualizar la vigencia del legado del ex Presidente de la República señor Patricio Aylwin Azócar.
Creo que dicho consenso, surgido espontáneamente, refleja el sentimiento de Chile y del Congreso en orden a honrar la memoria de un servidor público de excepción: abogado, profesor universitario de Derecho Administrativo, Senador de la República en dos períodos, Presidente de esta Corporación, siete veces Presidente del Partido Demócrata Cristiano y Primer Mandatario durante el que tal vez fue el período más crítico de nuestra vida nacional en el último siglo, correspondiente a la transición hacia la recuperación de la democracia.
A mi juicio, una parte importante de ese legado, de ese testimonio, de esa trayectoria de servicio, se halla bien reflejada en muchas de sus obras, pero especialmente en su libro El reencuentro de los demócratas, donde justamente refleja el espíritu imperante en un momento muy difícil de nuestra historia, cuando se hizo posible la recuperación de la democracia.
Me parece que sería una señal muy apropiada que el Senado, ojalá por unanimidad, pudiera hacer suya la opinión de la Comisión, porque es evidente que un país tiene que rendir homenajes en memoria de sus servidores. Esta fue la tradición de la cuna de la democracia en el siglo V antes de Cristo, con Pericles, el primer ciudadano de la democracia ateniense, como dice Tucídides. En efecto, se aplicó la norma de honrar a aquellos ciudadanos que lo habían entregado todo al servicio de la patria.
Por las razones expuestas, solicitamos que el Honorable Senado tenga a bien autorizar la erección de un monumento en memoria del ex Presidente de la República señor Patricio Aylwin Azócar.
El señor LAGOS (Presidente).- Si le parece a la Sala, se abrirá la votación.
Acordado.
--(Durante la votación).
El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Coloma.


El señor COLOMA.- Señor Presidente, en nombre de los Senadores de la UDI y en lo personal, quiero adherirme a la iniciativa y anunciar que vamos a aprobarla.
Estimo que la República efectivamente tiene que honrar y reconocer a quienes han hecho esfuerzos importantes por preservar sus instituciones y ser, finalmente, más un símbolo de entendimiento que uno de enfrentamiento.
En un momento dado nos tocó estar en una misma línea, en la Confederación de la Democracia, para después situarnos en posiciones muy distintas. Pero pienso que la nobleza obliga y que, objetivamente, tal como lo expusimos con motivo del funeral de don Patricio Aylwin, es justo reconocer sus dotes de hombre de Estado y su ánimo de hacer de Chile un país de todos.
Dio lugar a complejidades, como es obvio, y quizás se podrán discutir algunas resoluciones, pero, al final, cuando la niebla desaparece y empiezan a surgir con mayor nitidez los gestos y hechos de cada uno, no cabe duda de que don Patricio Aylwin ocupa un lugar importante en el recuerdo de todos.
Considero, entonces, que este tipo de monumentos precisamente tienen que ofrecer ese sentido de unidad. Los que salen forzados hieren un poco, en definitiva, la sensibilidad del país. Los reconocimientos que surgen espontáneamente y presentan esa primera característica son los que realmente duran.
Nos parece de justicia y muy deseable que figuras que han contribuido a generar un Chile mejor obtengan un reconocimiento -ojalá unánime- del Senado y del Congreso y puedan ser un símbolo de unidad, aunque hayan sostenido una posición distinta.
Por eso, votamos a favor.
El señor LAGOS (Presidente).- Puede intervenir el Honorable señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, son ampliamente conocidas las razones para levantar un monumento en memoria y honor del ex Primer Mandatario Patricio Aylwin, fallecido en abril del año recién pasado, y vastamente merecido un homenaje como este, que busca dejar de manifiesto el respeto y reconocimiento del pueblo chileno a su trayectoria y su legado.
No creo, por lo tanto, que sea necesario reiterar su biografía o ahondar en ella, donde se consignan, no uno, sino muchos atributos, acciones y obras que justifican ampliamente la construcción de la obra sobre la cual estamos legislando.
Patricio Aylwin fue un destacado político, un reconocido líder y un gran Presidente. Solo por eso ya merece una estatua.
Fue, además, un hombre justo, capaz de encarnar la épica de una sociedad que decidió tomar el camino pacífico, del entendimiento y del acuerdo para restaurar la República y construir, desde esa base, una mejor sociedad.
Para mí, fue también un referente que, además de honrarme con su amistad y confianza, influyó en mi vocación de servicio público.
Cuando levantamos un monumento como sociedad, lo que hacemos es brindar un tributo público en memoria de una figura cuyo valor es digno de ser conocido y transmitido a las nuevas y las futuras generaciones.
Por eso, el presente homenaje adquiere pleno sentido, aunque pueda parecer extraño dirigirlo a un político en estos tiempos, cuando son otras las actividades valoradas en la sociedad.
Más aún, es raro valorar a un político tradicional en circunstancias de que esta figura se utiliza más bien para descalificar y menospreciar.
Puede parecer insólito destacar a alguien que dedicó su vida a la actividad pública cuando la experiencia es más una carga que un valor; a alguien sólido, consistente y coherente cuando priman la labilidad, la volubilidad y la liviandad.
Pero si levantamos la mirada por sobre la visión superficial de la política que impera hoy y que, por cierto, obedece a causas de fondo, la contribución de Patricio Aylwin a la convivencia, al desarrollo y a la paz del país son innegables.
Porque, más allá del malestar que inunda la visión de la ciudadanía respecto de todo lo que concierne a la vida pública, en la perspectiva histórica e internacional podemos decir que vivimos en un país pacificado, más justo, más próspero. Y ello se lo debemos a muchos hombres y mujeres, pero en forma especial a Patricio Aylwin Azócar.
Por eso, señor Presidente, la bancada del Partido Socialista vota a favor de este proyecto.
El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Lily Pérez.


La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente, respaldo la unanimidad que le dieron a la iniciativa los integrantes de la Comisión de Educación, con el informe que ha entregado el Senador Ignacio Walker.
Como Senadora de la Región de Valparaíso me sumo con mi voto favorable a la aprobación y futura instalación de este monumento en honor al Presidente Aylwin.
También como Presidenta de Amplitud, que es un partido político nuevo, quisiera compartir que tenemos dirigentes destacados que en algún minuto militaron en la Democracia Cristiana, como el ex dirigente juvenil por la Región de Valparaíso Marcelo Meza y Kinka Buzada, de la comuna de Providencia. Lo planteo así porque ellos estuvieron en los funerales de don Patricio Aylwin y lamentaron profundamente su deceso.
Por esa razón, nosotros como Amplitud tenemos el mayor respeto y la mayor consideración por su figura y también por lo que implicó para el desarrollo de la democracia en nuestro país.
Por lo tanto, de todas maneras, voto a favor.
El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Rossi.


El señor ROSSI.- Señor Presidente, obviamente, quiero sumarme a lo que planteó nuestro jefe de bancada, el Senador Quinteros, respecto de la figura de Patricio Aylwin.
Deseo aprovechar la ocasión para referirme a otro aspecto, que se relaciona con la evaluación que uno hace acerca de los procesos históricos y de los líderes que los encabezaron o condujeron.
Hoy nadie discute el tremendo legado que deja Patricio Aylwin en materia de convicción y de trabajo honesto para lograr el reencuentro de todos los chilenos, en circunstancias muy difíciles. Trabajó por la paz social, por el fortalecimiento de las instituciones, por reinsertar a Chile en el mundo, por derrotar la pobreza y por tantos otros desafíos que tuvo su Gobierno, que hoy día recordamos.
Sin embargo, la otra cara de la moneda -esto es lo que quería mencionar, aprovechando la ocasión; considero que es un buen momento- es que vivimos tiempos en los cuales la crítica fácil del ayer, de otros momentos de la historia, es pan de cada día.
Es bueno mencionarlo, porque siento que existe un sector de esta sociedad -el hecho de que tengan menos edad o sean de otro grupo etario no es una justificación- que intenta hacer algo que atenta contra el mínimo rigor intelectual, contra la inteligencia más básica: juzgar con la mirada de hoy los procesos de ayer, que ocurrieron en otro contexto, en otro período de la historia, con otra cultura, quizás con otra ética. La ética tiene que ver con los valores, con las costumbres, y estas van cambiando, van evolucionando.
Por ejemplo, si alguien hubiese dicho en 1920 que las mujeres tenían derecho a voto, lo más probable -y de hecho ocurrió- es que esa opinión no fuera muy considerada; así vemos que recién en 1952 las mujeres obtienen el derecho a voto. O si en los años 90 hubiésemos planteado que debíamos legislar respecto del matrimonio igualitario -como muchos lo hemos expresado en el pasado-, estas no habrían sido posturas mayoritarias.
Pero la sociedad cambia.
Y lo mismo ocurre con otras cosas.
Vemos publicidad en la que falta ese rigor que yo acuso en relación con ciertos instrumentos que se aplicaron hace veinte años, como el CAE. Allí se banaliza una política pública que en un momento determinado de la historia de Chile, en que no había recursos para aumentar la cobertura e introducir equidad en el acceso a la educación superior, aparecía como una herramienta que iba a permitirlo en ese minuto.
Fíjense que recién hoy día el 12 por ciento de los estudiantes que ingresan a la Pontificia Universidad Católica y a la Universidad de Chile provienen de establecimientos municipales -¡el 12 por ciento!-. Casi el 60 por ciento de quienes ingresaron o que obtuvieron más de 700 puntos vienen de colegios particulares pagados.
Entonces, hoy día se pretende evaluar, juzgar y criticar una política pública que tuvo como cualidad permitir que jóvenes que jamás hubiesen tenido la oportunidad de ingresar a la educación superior lo hicieran.
Y ocurre lo mismo con otras políticas públicas.
Lo mismo sucede, por ejemplo, en cuanto a la relación de los distintos gobiernos de la Concertación con las Fuerzas Armadas o cómo debieron enfrentar el período posdictadura en los primeros años tras el retorno a la democracia. Hay personas que no lo vivieron. Yo tengo más edad y era dirigente estudiantil cuando se produjeron el "ejercicio de enlace" y el "boinazo".
Entonces, hago un llamado a ciertas personas que -insisto- han adquirido la costumbre de evaluar, juzgar y prejuzgar desde una perspectiva política con los ojos de hoy, en el contexto de hoy, lo que ocurrió ayer.
Sinceramente, siento que eso es una falta de rigor intelectual tremendo; pero, también, una tremenda injusticia con la historia.
Eso es lo que quería agregar, además de avalar la construcción de este monumento por todo lo que significa la figura de Patricio Aylwin para Chile.
El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Patricio Walker.


El señor WALKER (don Patricio).- Señor Presidente, me están pidiendo que corrija al Senador Ignacio Walker, pero la verdad es que me pareció muy bien lo que dijo, ¡así que no le voy a hacer caso al Senador Pizarro...!
Este homenaje que de alguna manera le hacemos al ex Presidente Aylwin al autorizar erigir un monumento en su memoria es muy merecido.
Aylwin fue -todos lo saben- un gran académico (es autor de un tratado sobre juicio arbitral). Era un gran abogado, que podría haber tenido ingresos muy altos si se hubiera dedicado a la profesión cien por ciento.
Pero, por sobre todo, Aylwin será recordado por su testimonio: por su coherencia, su austeridad. No había ninguna diferencia entre lo que decía y hacía.
Me acuerdo de una anécdota que contaba su padre, señor Presidente, cuando lanzamos un libro en el ex Congreso Nacional: habían entrado a robar a la casa del Presidente Aylwin en Algarrobo y todo lo que encontraron fue una radio a pilas.
Realmente, era un hombre austero que vivió en la misma casa durante toda su vida; que recibió al Presidente Bush padre en un lugar que al parecer era algo incómodo, pues no cabían.
¡Ese era Patricio Aylwin!
¡Y, por Dios que es importante -como dice el Senador Rossi-, en estos momentos de desprestigio, que los desencantados de hoy miren la vida y obra de don Patricio Aylwin!
Dicho sea de paso, en la Biblioteca del Congreso tenemos un libro que da cuenta de su trayectoria parlamentaria, política, como Presidente, que sugiero leer porque realmente contiene testimonios muy impactantes.
Siempre he estado convencido de que Aylwin era el hombre para dirigir la transición, por su prudencia, por ser visionario. Recordemos que en la época de la dictadura había dos visiones dentro de quienes nos oponíamos a Pinochet. La de aquellos que eran partidarios de derrotarlo solo por la vía de la movilización social. Y otros, como don Patricio Aylwin, que al principio estuvo acompañado por pocos, quien decía que la Constitución de Pinochet era ilegítima pero que era un hecho, y que la única forma de derrotarlo y transitar a la democracia sin derramar una gota de sangre era inscribiéndose en los registros electorales para tener una transición pacífica.
¡Dicho y hecho! Eso ocurrió.
La verdad es que al final la inmensa mayoría se sumó a ese camino y Aylwin demostró que tenía razón, liderando esa tesis junto con otros. En ese sentido, también hay que hacerle un reconocimiento histórico.
Estoy convencido de que fue Presidente no solo porque era brillante, sino porque era una persona que escuchaba, que sabía trabajar en equipo. No solo era el mejor alumno, sino también el mejor compañero. Y por eso generaba adhesión, cariño, amistad y afecto.
Él decía que era parte de una generación fracasada, porque no fueron capaces de evitar el golpe de Estado. No obstante, en el libro se relatan todas las historias en las cuales él insistía en hablar con el Presidente Allende y con el Cardenal Silva Henríquez para tratar de evitar el golpe. Estoy convencido de que Aylwin se la jugó hasta el final para impedirlo.
Pero ¿cuándo se reconcilia él? Me lo han dicho muchos colegas de Izquierda: cuando con ocasión del informe Rettig pide perdón en nombre del Estado de Chile. Ahí se produce un link entre el Centro y la Izquierda, la que probablemente tenía algunas aprensiones respecto del rol de Patricio Aylwin después de ocurrido el golpe de Estado.
Muchos decían: "Es una buena persona, pero no va a ser capaz de gobernar", comparándolo con el ex Presidente argentino Raúl Alfonsín, quien era un republicano, un estadista, pero que manejó pésimo la economía de su país, no tuvo la fuerza necesaria y la inflación se disparó en Argentina. Y, desgraciadamente, el Presidente Alfonsín no pudo terminar su período.
En el Gobierno de Aylwin crecimos al 8 por ciento, pero además con justicia social.
Asimismo, creo que es importante señalar que fue un hombre de familia. Siempre iba a dejar a sus cercanos, a sus nietos, a sus hijos, a la puerta. Era una persona que nunca iba a restoranes, porque era austero. Prefería una buena conversación a una gran comida, a un gran banquete.
Era un hombre de gestos.
Lo conocí a los 14 años. Entré a la Democracia Cristiana después de sostener una reunión con él.
Me acompañó cuando asumí como Presidente de la Juventud de mi Partido, como Presidente de la Cámara de Diputados y como Presidente del Senado.
Es decir, era un hombre de gestos, ¡de gestos!, amigo de sus amigos.
Por lo tanto, hoy día, con mucho gusto, concurro con mi voto favorable a la aprobación de este proyecto.
El señor LAGOS (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, quiero sumarme a los colegas que hoy día han intervenido y quieren rendirle, a mi juicio, un justo y legitimo homenaje a quien fuera el primer Presidente de la transición democrática.
Deseo señalar que mirada ahora, con la perspectiva del tiempo, lo que fue la situación en nuestro país a partir de 1988, fecha del plebiscito, uno puede concluir que él efectivamente era la persona indicada para el momento indicado.
Pienso que respecto de eso no hay ninguna duda.
Me alegro como socialista, al igual que mi Partido, de que hayamos estado detrás de su postulación, de que le diéramos nuestro respaldo.
Recuerdo su asistencia a un pleno del Comité Central y a un Consejo Nacional de nuestra colectividad, en que se le entregó un apoyo muy importante.
Además, en términos personales, no puedo dejar de mencionar el primer encuentro de Patricio Aylwin, cuando ya había sido elegido pero todavía no asumía el cargo -o sea, era Presidente electo-, con mi familia, especialmente con mi madre. Hacía poco que veníamos llegando del exilio, después de casi diecisiete años. Fue realmente importante la calidad humana que demostró en ese encuentro, que no era algo fácil. Todos sabemos lo que ocurrió entre 1970 y 1973: más que adversarios, quizás llegamos a ser enemigos. Y, por consiguiente, era muy relevante el reencuentro de dos figuras tan simbólicas, por lo que había sido y significaba el Gobierno de Salvador Allende: Hortensia, mi madre, y Patricio Aylwin. Y quiero testimoniar aquí, en esta Sala, que ello resultó bastante grato, que pudimos cambiar la tensión inicial, que rápidamente se diluyó.
Considero que lo que nos acercó -y era lo que nos convocaba- fue que había una profunda conciencia en cuanto a que se iniciaba el período histórico más importante para Chile: la recuperación de la democracia, el término de la dictadura, transitar hacia ese camino, el de la democracia, e iniciar la transición. Y eso solo era posible con lo que habíamos logrado generar en esa elección: lo que se conoció como la "Concertación de Partidos por la Democracia", o sea, el encuentro entre el Centro y la Izquierda y -yo diría- el reencuentro entre democratacristianos y socialistas.
Estimo que eso resultó decisivo en lo que fue la historia de nuestro país en su momento, en el transitar hacia la democracia.
Deseaba expresar lo anterior, señor Presidente, porque me parece que Patricio Aylwin fue la persona indicada. Además, aquí se han destacado características de él que es imposible no mencionar, como el saber trabajar en equipo, el saber escuchar, el tener la humildad de oír y de aceptar las distintas opiniones.
Cuando uno imagina las presiones que hubo en su Gobierno, cuando recuerda el "boinazo", el "ejercicio de enlace" y los "pinocheques", la verdad es que concluye que no se trataba de algo sencillo. Por eso, considero que Patricio Aylwin fue la persona indicada para ese momento.
Además, cuando uno ve lo que está ocurriendo hoy día, en particular el descrédito de la política y, desgraciadamente, el alejamiento que la ciudadanía percibe de los líderes políticos o de los partidos, la sobriedad de un Patricio Aylwin es motivo de orgullo. Él, en mi opinión, reflejaba ese espíritu republicano del que nos sentíamos orgullosos, esto es, que los Presidentes de Chile no salían enriquecidos, que se volcaban al servicio público, que eran servidores.
Eso era algo de lo cual los chilenos nos sentíamos orgullosos.
Por desgracia, ello terminó abruptamente con la dictadura de Pinochet, la que ni siquiera escapó a la regla de oro del enriquecimiento ilícito: hasta el día de hoy nadie ha podido dar una respuesta a los más de veintitantos millones de dólares que no tienen explicación.
En consecuencia, quiero rescatar de Patricio Aylwin ese espíritu republicano, esa sobriedad, ese saber escuchar y, finalmente, en la complejidad de lo que significó aquel primer Gobierno de transición, el haber conducido a nuestro país a lo que definitiva e irreversiblemente sería, por fortuna, transitar a la democracia.
Señor Presidente, yo quería dar mi testimonio y, al mismo tiempo, señalar que voto a favor de este proyecto.
Estimo que es tremendamente importante hacer los reconocimientos en su momento, y Patricio Aylwin es una figura que lo merece.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor LAGOS (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (26 votos afirmativos) y, por no haber sido objeto de indicaciones, queda también aprobado en particular y despachado en este trámite.
Votaron las señoras Allende, Goic, Muñoz, Lily Pérez y Van Rysselberghe y los señores Allamand, Araya, Chahuán, De Urresti, García, García-Huidobro, Horvath, Lagos, Letelier, Montes, Ossandón, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Quintana, Quinteros, Rossi, Tuma, Ignacio Walker, Patricio Walker y Andrés Zaldívar.
El señor LAGOS (Presidente).- Se deja constancia de la intención de voto favorable del Senador señor Coloma.