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ESTATUTO LABORAL PARA JÓVENES ESTUDIANTES DE EDUCACIÓN SUPERIOR


El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Corresponde tratar el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que crea un estatuto laboral para jóvenes que se encuentren estudiando en la educación superior, con informe de la Comisión de Trabajo y Previsión Social y urgencia calificada de "suma".
--Los antecedentes sobre el proyecto (8.996-13) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite: sesión 33ª, en 17 de julio de 2018 (se da cuenta).
Informe de Comisión:
Trabajo y Previsión Social: sesión 3ª, en 19 de marzo de 2019.
Discusión:
Sesión 4ª, en 20 de marzo de 2019 (queda para segunda discusión en general).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la señora Secretaria.
La señora BELMAR (Secretaria General subrogante).- Cabe recordar que la Comisión de Trabajo y Previsión Social discutió la iniciativa solamente en general y aprobó la idea de legislar por 3 votos a favor, de la Senadora señora Goic y los Senadores señores Allamand y Durana, y 2 abstenciones, de la Senadora señora Muñoz y el Senador señor Letelier.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Antes de iniciar la segunda discusión del proyecto, solicito la autorización de la Sala para que ingrese al Hemiciclo el Subsecretario del Trabajo, señor Fernando Arab.
--Se autoriza.
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El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Harboe, para plantear un punto reglamentario.
El señor HARBOE.- Señor Presidente, ayer la Comisión de Seguridad Pública aprobó el proyecto boletín Nº 11.933-07, que tiene por objetivo incorporar a nuestra legislación un conjunto de resoluciones de las Naciones Unidas en materia de combate al financiamiento del terrorismo y al lavado de activos.
En su oportunidad se señaló que dicha iniciativa pasaría, en su caso -o sea, si correspondiera-, a la Comisión de Hacienda.
Como este proyecto no involucra recursos públicos ni gasto alguno -lo he conversado con algunos miembros del referido órgano-, solicito a la Sala que lo dispense de este trámite, para que lo podamos discutir en la Sala la próxima semana y despacharlo pronto.
El Director de la Unidad de Análisis Financiero así lo ha pedido.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- ¿Habría acuerdo para que la iniciativa mencionada solo sea vista por la Comisión de Seguridad Pública y no pase por la de Hacienda?
--Así se acuerda.
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La señora GOIC.- ¿Me permite, señor Presidente?
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra, señora Senadora.
La señora GOIC.- Señor Presidente, quiero solicitar que se abra la votación del proyecto que nos ocupa.
Luego fundaré mi voto.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Para clarificar, hago presente que corresponde pronunciarse en general. Por tanto, habría una sola votación.
Si le parece a la Sala, no hay inconveniente en proceder a votar.
El señor BIANCHI.- Pero manteniendo los tiempos, señor Presidente.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Muy bien.
Acordado.
En votación la idea de legislar.
--(Durante la votación).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Muñoz.


La señora MUÑOZ.- Señor presidente, en primer lugar, quiero entregar algunas consideraciones generales y específicas sobre esta iniciativa, para después referirme a algunos déficits que aún veo en su texto, los que, por cierto, van a ser parte del debate en particular.
En primer término, deseo indicar que nos parece relevante ocuparnos del empleo juvenil.
Sin lugar a dudas, las cifras actuales son inquietantes. Un porcentaje muy elevado de jóvenes no logra acceder al empleo formal, con todas las implicancias de ello en el ámbito personal, familiar y social.
No puedo, sin embargo, eludir que estamos abordando el asunto desde una perspectiva muy parcial, que son los jóvenes estudiantes que quieren acceder al mercado del trabajo.
Tenemos un problema mucho mayor con un grupo muy numeroso de jóvenes, los denominados "nini", los que no estudian ni trabajan.
Dicho sector -y lo quiero dejar establecido, señor Presidente, en el debate- no está incluido en esta propuesta legislativa, y debería seguir siendo objeto muy especial de preocupación del Gobierno, de este Parlamento y de las políticas públicas.
Por otro lado, quiero señalar que en este proyecto siempre lo más valioso -y para muchos era inicialmente lo único que lo justificaba- fue la creación de un mecanismo que evitara que la obtención de un empleo -y, por tanto, de ingresos- significara el término de las ayudas estudiantiles, los beneficios sociales y los que reciben las familias. En este sentido destaca la disposición que establece que el ingreso del joven no afectará el registro social de hogares.
En este punto lo propuesto es también una solución colateral a un problema más general, que tiene relación con el diseño de muchos programas sociales y la forma en que se egresa de ellos.
La falta de mecanismos de atenuación conlleva la informalidad o, derechamente, el falseamiento de muchos datos.
Teniendo presentes esos dos objetivos: fomentar el empleo juvenil y evitar que este genere efectos no deseados en beneficios estudiantiles y sociales, el Gobierno presentó una iniciativa para crear un estatuto para jóvenes.
Quiero decir que tal propuesta me pareció tremendamente insatisfactoria y distorsionadora. Por eso, me abstuve en la Comisión.
Creo que, en su versión inicial, este proyecto conducía a una precarización del empleo juvenil.
Sin embargo, el Gobierno, en diversas reuniones que hemos sostenido, ha ido confluyendo en una redacción que resulta mucho más aceptable, ya que se inserta en la normativa más general del Código del Trabajo.
Así, después de muchas conversaciones -ahí reconozco la disposición del señor Ministro Nicolás Monckeberg para escuchar-, esta iniciativa ha pasado de ser un estatuto especial bastante precario para el empleo de jóvenes estudiantes a un tipo especial de jornada parcial sujeto a reglas particulares; vale decir, un régimen donde se aplican las disposiciones generales del Código del Trabajo, con los matices y salvaguardas que se regulan.
En segundo lugar, se está accediendo a modificar otros aspectos de la propuesta inicial, que son tres en lo fundamental:
-Limitar el número de bloques horarios en que puede dividirse la jornada, estableciendo solo una interrupción.
-Fijar en 24 años la edad tope para acceder a este tipo de contratos, lo que es bastante coincidente con la edad habitual de cese de los estudios superiores.
-Y disponer que el estudiante pueda acceder a las licencias médicas o subsidios por enfermedad, tanto si cotiza individualmente como si se incorpora al plan familiar de sus padres.
Se trata, señor Presidente, estimados colegas, de una propuesta bastante mejor que la original.
Remarco que el cambio fundamental está en su consideración como una forma especial de jornada parcial para jóvenes trabajadores, que, de hecho, debería ser el nuevo nombre del proyecto. Por cierto, ya no debería llamarse "Estatuto especial para estudiantes jóvenes".
De esta manera, estamos ajustando el texto planteado al Código del Trabajo con algunas particularidades, y no excepcionándolo, que fue la crítica inicial que hicimos a este proyecto.
A ese respecto no olvidemos que el Código contempla otra figura: el contrato de aprendizaje. Es utilizado en muchas naciones y el Estado debiera fomentarlo.
Se trata de un mecanismo virtuoso que persigue la obtención de competencias básicas a través del acercamiento inicial al mundo del trabajo. Desde la perspectiva de la productividad, es positivo que los jóvenes puedan laborar en ámbitos afines a sus áreas de estudio, y no como empaquetadores o vendedores en distintos establecimientos del retail. Hay que vincular, como se hace en muchas naciones del mundo, el aprendizaje con el ejercicio laboral.
Por eso, señor Presidente, deberíamos asumir con fuerza lo que ya existe en la ley. Ese mecanismo debería estimularse con mayor energía.
Dicho lo anterior, quiero manifestar algunos puntos que tendrán que seguir revisándose en la tramitación en particular, para lo cual voy a formular indicaciones.
En primer término, me preocupan las consecuencias que este tipo de contratación pueda generar en el mercado del trabajo.
Las normas tienen efectos deseados y otros no queridos o colaterales, pero se producen. Cada vez que uno estimula o favorece algo, deja de hacerlo en otros sectores o los perjudica relativamente.
En tal sentido esta iniciativa, al establecer un tipo de flexibilidad laboral en favor de los estudiantes, puede causar un impacto tanto en los trabajadores mayores que no son estudiantes como -y muy especialmente- en los jóvenes que no estudian.
Estos últimos quedarán en una condición especialmente desmedrada al no tener capacitación alguna y, además, al no estar en condiciones de adecuar su jornada.
Por lo anterior, creo necesario proponer que el Consejo Superior Laboral, creado por la reforma laboral, realice, dos años después de la puesta en vigor de esta futura ley, un análisis de los efectos de sus normas en el mercado del trabajo, en general, y en los jóvenes no estudiantes, en particular.
En segundo lugar, sería conveniente también clarificar la situación de los planes familiares de salud, una vez que un joven estudiante ingrese a este régimen especial. La experiencia de diversas leyes nos señala que algunos operadores utilizan cualquier norma para justificar alzas. Lo hemos estado viviendo estos últimos días en relación con las isapres.
Debemos precisar que el plan familiar en ningún caso podrá elevar su valor más allá de la cotización adicional aportada por el joven estudiante.
Por último, quiero recordar una discusión que ya tuvimos durante el análisis del proyecto de ley que adecúa las normas laborales al sector turismo.
Un punto relevante vinculado al quiebre de la jornada fue quién se hace cargo de la accidentabilidad en el período intermedio. Creo que tal interrupción debe hacerse compatible con el seguro de accidentes del trabajo, particularmente en los casos en que no exista actividad estudiantil en dicho período.
Por las razones expuestas, señor Presidente, y por la disposición que ha tenido el Ministro señor Monckeberg para hacerse cargo, escuchar y acercar las diferentes posiciones que hemos tenido en la Comisión de Trabajo, voy a votar a favor del proyecto en general, con las observaciones que, por cierto, serán materia del debate en particular.
He dicho.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra la Senadora señora Goic.


La señora GOIC.- Señor Presidente, quiero partir reafirmando lo que señaló al final de su intervención la Presidenta de la Comisión de Trabajo.
La disposición al diálogo y a buscar mecanismos para llegar a acuerdos en un proyecto que generó muchas diferencias, mucha controversia, refleja que fuimos capaces de rescatar los aspectos positivos de la iniciativa, en especial las normas que abordaban la situación real de desprotección de los jóvenes estudiantes que hoy día trabajan, quienes, para no perder sus beneficios, aceptan ser contratados "en negro", como se dice cotidianamente -o sea, sin contrato-, porque, de lo contrario, podrían perder su beca de gratuidad u otras ayudas estudiantiles al aumentar los ingresos familiares.
Por otro lado, debo señalar que el proyecto en debate aparece con muchos cuestionamientos. De ahí que deseo reafirmar algo que ya expuso la Senadora Muñoz con mucho detalle: el texto que hoy día vemos no será el definitivo.
Sobre el particular hemos generado acuerdos, a los que concurrió también el Ministro del Trabajo y su equipo. Uno de ellos es introducir no un estatuto especial como el planteado originalmente, sino ciertas normas dentro del Código del Trabajo para posibilitar el contrato a tiempo parcial de estudiantes trabajadores.
Lo anterior despeja muchas de las dudas que se generaron en la discusión en la Cámara de Diputados y al principio del análisis en la Comisión acá, en el Senado, respecto de los derechos laborales de los jóvenes, los que se resguardarán igual que para cualquier trabajador de nuestro país hoy día, de acuerdo a la legislación vigente.
Ello implica un cambio muy relevante, que -insisto- despeja bastante las dudas que se presentaron en la discusión inicial.
Creo que haber encontrado una fórmula en materia de salud para los jóvenes trabajadores estudiantes adscritos al sistema privado también representa un avance. La figura de la carga cotizante, que permite que sigan dentro del plan familiar de la respectiva isapre y que puedan tener derecho a licencia, nos permite también avanzar en el ámbito de la protección en salud.
En definitiva, queremos que se reconozca al estudiante su calidad de trabajador, pero que ello no signifique un perjuicio para la familia y un daño para él, y que se le permita continuar como cotizante. No se trata de algo opcional o voluntario, como se planteaba inicialmente, sino de un derecho del trabajador al resguardo en materia de salud.
Hay otros aspectos que, sin duda, van a ser parte de la discusión en particular, en la cual presentaremos las indicaciones pertinentes.
Por ejemplo, la obligación de entregar un certificado de estudiante cada seis meses no tenía mucho sentido, porque en ese plazo los chiquillos podían ser contratados muchas veces. Recordemos que aquí se presenta una diversidad de situaciones laborales, como la de participar en una campaña publicitaria por un fin de semana o la de trabajar en forma permanente, compatibilizando la jornada de trabajo con el estudio.
Por tanto, me parece que la certificación tiene que ser parte integrante del contrato. En el fondo, con ello se habilita la aplicación de ciertas normas. Además, buscaremos la forma de contemplarlas para que rijan automáticamente cuando se trate de un estudiante, en lugar de fijar una disposición especial que se pueda negociar. Es algo similar a lo que sucede con otras normativas, como la relativa a trabajadoras de casa particular.
Uno de los temas que todavía genera diferencias dice relación con el corte de la jornada laboral.
Al respecto, debo señalar con mucha claridad que yo soy partidaria de que exista solo un corte, no como la situación hipotética que se planteaba originalmente que podía llegar al infinito. El objetivo es compatibilizar el horario de estudio con la jornada de trabajo, y un corte parece razonable en función de la finalidad perseguida.
Así se evitaría en ciertas ocasiones tener a un trabajador disponible durante todo el día, lo cual podría prestarse para algunas situaciones de abuso.
Además, existe un asunto más de fondo que creo que no puede dejar de mencionarse, más allá de los acuerdos alcanzados, los cuales -insisto- quiero valorar, pues demuestran que, incluso en materias en las que aparentemente teníamos posturas muy distintas, fuimos capaces de dialogar y poner al centro a los posibles beneficiarios de esta futura ley.
Ese tema tiene que ver con nuestro sistema de formación continua, con la posibilidad de capacitación permanente, con el desarrollo de habilidades, con lo bien que les hace a los jóvenes trabajar.
La lógica de la educación dual ha sido tan exitosa en otros países; por ejemplo, en Alemania. A nosotros todavía nos falta mucho por hacer en un mundo que es cambiante.
Por efecto de la automatización del trabajo, se estima que al 2030 vamos a perder en nuestro país la mitad de los empleos tal cual los conocemos.
Lo anterior nos debe llevar a buscar nuevas modalidades, que no dependan necesariamente de la legislación, sino de cómo se enfrenta la formación de nuestros niños, de nuestros jóvenes, de nuestros trabajadores; la capacitación continua, y la capacidad de reinventarse, pero también de cómo se asume tal desafío desde el mundo de la empresa, de quienes contratan.
Desde esa lógica, es bueno que los jóvenes puedan trabajar, sin que ello ponga en riesgo sus estudios, no solo en los casos en que están obligados a generar un ingreso, sino también para el desarrollo de sus habilidades, que son cada vez más necesarias -insisto- frente a un mundo del trabajo muy cambiante.
Por lo tanto, hay un desafío para nuestro sistema educacional, sobre todo respecto de la formación técnica y de la capacitación, que, según entiendo, es parte de las modificaciones que tendremos que discutir en algún momento. Hoy día existe un proyecto sobre el particular en la Cámara Baja, el cual también lo deberemos analizar en la Comisión de Trabajo.
Por todos los argumentos que he manifestado, voto a favor de la idea de legislar.
Por último, quiero agradecer la disposición que hubo de parte de muchos actores, sobre todo del mundo sindical, de organizaciones de jóvenes, del ámbito estudiantil. Nos encantó ver a mujeres jóvenes que hoy día son dirigentas, presidentas de federaciones en distintas universidades, expresarse con una voz fuerte y crítica. Muchas de las materias acordadas nacieron de las propuestas que ellas y ellos hicieron durante el proceso de audiencias en la Comisión a propósito de esta iniciativa de ley.
He dicho.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, siempre es complejo crear estatutos especiales en cualquier ámbito, y lo es mucho más en materia laboral.
En nuestra bancada tenemos ciertas diferencias de apreciación sobre el particular.
Lo primero que debemos preguntarnos es a quién sirve ese estatuto. En este caso, esa herramienta ¿es para los estudiantes, para los empleadores o para ambos?
¿Qué sectores de la economía y de las empresas utilizarían esta modalidad de contratación?
¿Qué sectores de trabajadores pueden verse afectados?
¿Qué incentivos y qué desincentivos se generarían a partir de esta futura ley?
Como siempre ocurre en este tipo de temas, las respuestas no son blanco o negro.
De manera general, parece razonable la pertinencia de regular ciertas condiciones especiales en los contratos de trabajo celebrados por los estudiantes.
Pero es evidente que existe el riesgo de que la normativa sea utilizada con otros objetivos y que puede dar lugar a abusos contra trabajadores estudiantes, o que se termine produciendo el efecto indeseado de sustituir trabajadores sujetos al régimen general por jóvenes subordinados a esta modalidad contractual.
Se debe actuar con cuidado, ponderando los beneficios de este proyecto con la necesidad de mantener una adecuada protección laboral y social de los trabajadores.
Hay disposiciones que pueden interpretarse como favorables para los estudiantes que trabajan, pero otras parecen ir especialmente en beneficio del empleador y pueden dar lugar a abusos.
Si se establece que el requisito del contrato es la calidad de estudiante del trabajador, entonces tiene que quedar claro que las flexibilidades deben ser para este exclusivo fin y no para adaptarse a las necesidades de la empresa.
En esta línea, tiene sentido flexibilizar la fragmentación de la jornada laboral en función de la malla académica del trabajador estudiante, la cual, por lo demás, varía de semestre en semestre. No tiene sentido fragmentar la jornada laboral para responder exclusivamente a los requerimientos del empleador, lo que ocurre, por ejemplo, en los momentos de alta demanda que se producen, especialmente, en algunos comercios y servicios.
De la misma manera, este contrato no puede dar lugar a una menor protección de los trabajadores en materia de licencias médicas, seguros de accidentes del trabajo, fuero pre o posnatal, o indemnizaciones por término de la relación laboral.
Por otro lado, parece atendible que el estudiante trabajador no vea alterados sus beneficios educacionales, como becas y gratuidad, por el ingreso que pueda percibir producto de su trabajo, pero tampoco puede perjudicarse a otros trabajadores que estudian.
Debe revisarse con cuidado que no se generen desigualdades en el trato que reciben los estudiantes en cuanto a su derecho a la educación.
Al respecto, hay que tener presente que el objetivo del proyecto es aumentar el empleo entre la población de jóvenes estudiantes que hoy no pueden trabajar, y no producir el cambio de régimen de los estudiantes que actualmente trabajan, desde el general a uno especial, como resultado de determinados incentivos.
Por último, señor Presidente, dos reflexiones de carácter más general.
En primer lugar, quiero recordar que el desempleo juvenil en el país es el doble, ¡el doble!, que el que afecta al resto de la población activa. Dentro de estos, el principal problema está en el segmento de aquellos jóvenes que no estudian ni trabajan: los llamados "ninis". Está claro que este proyecto no va dirigido a ellos, pero debemos tener presente que algunas normas podrían perjudicarlos. Podría darse el caso de que un empleador que necesite contratar jóvenes prefiera contratar estudiantes en perjuicio de otros que no estudian y que muy probablemente se encuentran en mayor necesidad de acceder a una ocupación.
En cualquier caso, estimo necesario y urgente desarrollar una política hacia ese sector, que se ha transformado en uno de los problemas sociales más graves que afectan al país y que tiene consecuencias más allá del empleo, alcanzando a la salud, la seguridad y otros ámbitos.
Y una segunda reflexión.
Mucho se habla del diálogo social, pero en este proyecto no ha habido un proceso previo y formal de consulta a las organizaciones sindicales, tal cual ha sido reconocido en diversos instrumentos, tanto nacionales como internacionales. Espero que este déficit de la normativa pueda ser al menos atenuado en la Comisión especializada, escuchando a las organizaciones representativas de los trabajadores.
En síntesis, señor Presidente, votaré a favor del proyecto en general, en el entendido de que existe la voluntad de revisar algunas de sus disposiciones para asegurar que ellas efectivamente tiendan a dar facilidades a los estudiantes que deseen trabajar y no a dar facilidades a los empleadores para evitar las normas de protección de los trabajadores.
He dicho.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador señor Bianchi.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, el espíritu de esta iniciativa de ley debe quedar reflejado en la historia de la misma.
No busco, no quiero, y no permitiré, sin lugar a dudas, la precarización laboral de los jóvenes que, haciendo un doble esfuerzo, trabajan y continúan sus estudios superiores.
Esta regulación no debe ser torcida ni prestarse a malas interpretaciones que creen la trampa, para que, al paso de algunos meses, vía reglamento, se pretenda hacer lo mismo que se hizo con los medidores de luz, donde el propio Presidente, señor Sebastián Piñera, en vez de buscar soluciones concretas a miles de familias afectadas, prefirió darles en el gusto a las empresas eléctricas por la vía del reglamento, a fin de permitir usureros cobros por los medidores, tratando de legislar de manera obviamente torcida una situación que en este Senado se vio con un espíritu absolutamente distinto.
¿Por qué tengo la duda, señor Presidente?
Ya en el primer Gobierno del Presidente Piñera quisimos normar el trabajo de los propineros en los supermercados. Se trataba, principalmente, de jóvenes estudiantes universitarios. ¿Y qué pasó? En ese entonces nos encontramos con un feroz lobby que entrampó a tal nivel la propuesta de mejorar la situación de estos jóvenes trabajadores que, finalmente, dicho proyecto nunca pudo avanzar en su tramitación, teniendo que llegar a aceptar algunas mejoras que logramos en ese tiempo, como dejar de pagar el espacio donde ellos trabajaban, poder usar los servicios sanitarios -¡poder usar los servicios sanitarios!-, y cubrir riesgos de su desplazamiento hacia el trabajo.
Una de las responsables de no avanzar en la regularización de tales empleos fue la entonces Ministra del Trabajo señora Evelyn Matthei, quien, junto a la presidenta de la Asociación de Supermercados, entrampó ese proyecto.
Entonces, señor Presidente, con justa razón las y los jóvenes están preocupadas y preocupados. No quieren sentir que están siendo presa de los abusos laborales.
Hago un llamado a los empleadores y a los organismos encargados de supervigilar la correcta aplicación de la ley para que en ningún caso se burle el espíritu de sus disposiciones. Confiamos en que existirán códigos de ética y de moral para respetar y hacer respetar las normas laborales.
Yo sé que en la Comisión de Trabajo -lo indicó su propia Presidenta, la Senadora Adriana Muñoz- se logró cambiar, modificar y, en definitiva, mejorar el texto del proyecto, lo cual, obviamente, permitió que quedara más perfecto. Sin embargo, hay algunos aspectos que me preocupan.
En especial, me inquieta la jornada de trabajo, que para este contrato especial no podrá exceder de 30 horas semanales, no pudiendo pactarse horas extraordinarias ni distribuirse en más de seis días seguidos. Quiero llamar la atención sobre la no capacidad negociadora que tendría el estudiante frente a su empleador respecto a la distribución de su jornada laboral. Me parece que dentro de todas las posibilidades de distribución de esta, se debe reforzar la norma con una mayor protección al estudiante, a fin de que las decisiones en este tema no puedan ser tomadas unilateralmente por el empleador, sino de común acuerdo con el estudiante trabajador.
Hay otro consideración que quiero plantear en los minutos que me quedan, señor Presidente.
En febrero pasado tuve la oportunidad de leer algunos libros relativos a la inteligencia artificial y de reflexionar hacia dónde esta nos lleva en materia laboral. Y es así como, efectivamente, tengo una enorme preocupación, que he tratado de socializar con gremios y trabajadores de todo el país.
Se ha automatizado o reemplazado la participación de las personas. La persona humana, hoy día -esto ya no es ciencia ficción-, está siendo absolutamente reemplazada. Y vemos que el Estado chileno mantiene algún grado de distancia frente a esta materia.
Por ejemplo, me preocupa lo que está pasando con los call centers, donde hay reemplazo. Lo mismo sucede en el retail, en los estacionamientos, en los cajeros, en los peajes. En Santiago ya se inauguró el denominado "primer supermercado cien por ciento automatizado". ¡Ya existe el primer supermercado cien por ciento automatizado! Empresas recaudadoras, como Servipag, han ido cerrando sus oficinas para dar paso al pago vía aplicaciones o a través de sitios web. Y puedo colocar muchos otros ejemplos, en el ámbito de la medicina y en todas las áreas.
Esta es una de las principales preocupaciones que debemos tener como país: cómo resguardar a la persona humana en el plano laboral. ¿Qué garantías podemos ofrecer, como país, para asegurar que todo este aceleramiento en materia de automatización laboral no se producirá a la gran velocidad con que se está dando? Hay supermercados que han automatizado las balanzas para pesar la fruta, para pesar el pan, por poner algunos ejemplos. Otro tanto ocurre con los cajeros automáticos al interior de los mismos supermercados, donde ya no está la cajera o el cajero. ¡Todo está automatizado!
Entonces, creo que debemos ir mucho más a fondo en este tema; tanto así, que estoy preparando un proyecto de ley en esa línea, para colocar el punto y los resguardos necesarios y ver de qué manera podemos hacernos cargo de dar garantías para que la situación laboral en estas grandes empresas, en el retail, no se vea deshumanizada con la automatización que se está produciendo en perjuicio de los trabajadores.
Hace poco vimos un debate en todo Chile respecto a la normativa que modificó la Ley General de Servicios Eléctricos, donde se torció el espíritu de lo que aprobamos en su momento. Se hizo ver que el Senado tenía toda la responsabilidad, cuando no era así. Allí se contempló una norma que permitió a las empresas realizar cobros abusivos por el uso de un instrumento automático, situación en la que, entre otras cosas, también se observa automatización. Ya no habrá lector de medidores eléctricos, de medidores de gas, de medidores de agua.
Entonces, todo esto, que es lo que viene, debiera preocuparnos. Y lo traigo a colación a propósito de la discusión de un proyecto que, a primera vista, se podría entender que efectivamente les servirá a los jóvenes estudiantes. ¿Será así, o le servirá más al retail, a aquellas empresas de tamaño gigante que al menos yo aprecio que se han ido automatizando en los últimos años de una manera extraordinariamente acelerada y en las cuales no veo el espíritu de otorgar más garantías a las trabajadoras y a los trabajadores?
Dicho esto, agrego otro punto.
Me interesa saber de qué forma, como país, vamos a dar garantías a otro sector importante: los adultos mayores, quienes, producto de sus pensiones de hambre, se ven obligados a tener que volver a la vida laboral, sin oportunidades y de manera absolutamente precaria. En mi región, por ejemplo, se ven muchos trabajando a la intemperie, en la calle, en el aseo, en el ornato, en condiciones extraordinariamente sacrificadas en cuanto al clima.
Entonces, me parece que el tema laboral debemos verlo en su debida magnitud, en todo su contexto, en toda su profundidad, con todo lo que está ocurriendo hoy día en el mundo y, en particular, en nuestro país.
Sinceramente, desearía que esta normativa pudiera cubrir las necesidades de aquellas mujeres y hombres jóvenes que hacen el doble esfuerzo de estudiar y trabajar, que es digno y absolutamente respetable. Pero vemos que existen abusos, abusos que son históricos.
A mí aún no me convence absolutamente el proyecto que hoy día estamos discutiendo, por lo que me voy a abstener. En la discusión particular veremos de qué manera podemos mejorar y perfeccionar su texto para entregar verdaderas garantías a las y los jóvenes trabajadores que permitan terminar con el permanente abuso que han sufrido en materia laboral.
He dicho.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador señor Durana.


El señor DURANA.- Señor Presidente, este proyecto de ley, en su fase de discusión general, se hace cargo de una materia en la cual nuestra legislación requiere poner atención y regularla, puesto que cada día se incrementa la cantidad de jóvenes trabajadores que, dada la continuidad de sus estudios, no pueden adaptarse a las condiciones de trabajo que les impone una relación laboral ordinaria.
El escenario laboral de Chile respecto al empleo joven ha visto tasas de desempleo que se han mantenido en el 15,9 por ciento, lo que significa un índice de más del doble del desempleo general de nuestro país. Las razones de este alto porcentaje son varias, desde la poca experiencia laboral de los jóvenes hasta el desinterés por trabajar. Pero un factor muy determinante es la escasa compatibilidad del trabajo con los estudios superiores que cursan estos jóvenes.
Es por ello que se habla de un contrato especial, porque una de las partes que lo suscribe, el trabajador, requiere un tratamiento específico, que, de no ser dado, implicaría su desprotección y, en definitiva, una invitación al abandono de sus estudios.
No se trata de relajar las normas de protección que nuestra legislación debe dar al trabajador joven. Lo que se busca es colocarnos en su lugar y, a partir de su propia problemática, intentar darle una fórmula legislativa que lo comprenda y lo acoja en sus derechos, bastando para ello la acreditación de su calidad de estudiante en los términos contemplados en el proyecto de ley.
El contrato de estudiantes trabajadores tiene, además, la particularidad de ser un contrato alternativo, de forma tal que será el propio joven el que se podrá acoger a esta modalidad laboral, pero sin estar obligado a ello.
El rango etario contemplado en esta iniciativa, entre 18 y 28 años, comprende el segmento de trabajadores de Chile que hoy luchan por labrase un mejor futuro y a quienes debemos ayudar, sin perjuicio de no perder de vista los derechos de todos los trabajadores.
Originalmente, se establecía una cotización de salud especial, donde el joven quedaba exceptuado. Sin embargo, gracias al criterio unitario de los miembros de la Comisión, finalmente logramos incluir, entre las modificaciones, que se permitiera cotizar por el 7 por ciento dentro del plan de salud familiar y mantenerse, a la vez, como carga de este.
Respecto a la distribución de la jornada, se consideró en un principio que, fuera ella continua o discontinua, entre su inicio y su término no hubiera más de 12 horas dentro de un lapso de 24 horas. Con las modificaciones futuras, se evalúa permitir en una y hasta en dos oportunidades la interrupción de la jornada laboral.
También se dispondrá dentro del proyecto que no se pierda ningún beneficio que tenga un estudiante en su condición de universitario.
Es por esto y por todo lo anterior, señor Presidente, que recomendamos votar a favor de la presente iniciativa, que hace posible un escenario más positivo, donde los jóvenes de nuestro país podrán elegir de mejor manera la posibilidad de compatibilizar sus estudios con un trabajo que, en la mayoría de los casos, resulta absolutamente necesario, y que nos permitirá estar a la altura de un país que quiere llegar al pleno desarrollo.
Voto a favor.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Pido la autorización de la Sala para que dentro de un momento pase a conducir la sesión, en calidad de Presidente accidental, el Senador señor Bianchi.
--Acordado.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, el estatuto laboral joven esconde, por lo menos hasta ahora, con respecto al proyecto original enviado por el Gobierno, una precarización del trabajo de los estudiantes que se ven obligados a trabajar para solventar sus gastos. Ya escuchamos a la Presidenta de la Comisión del ramo y no dudo de que ha habido conversaciones en las que el Ministro se ha allanado a hacer cambios importantes, pero el texto, tal como llegó, francamente iba tras una precarización.
Esta normativa se aplicaría a los jóvenes entre 18 y 28 años que se encuentran estudiando. De las personas en este rango de edad, solo el 9,1 por ciento estudia y trabaja. Esta cifra está lejos del promedio de los países de la OCDE, que es de 16 por ciento. Mientras, desgraciadamente, en nuestro país existen 500 mil jóvenes conocidos como "ninis", es decir, que ni estudian ni trabajan. Por supuesto, este proyecto no va dirigido a ellos, sino a aquel escaso 9 por ciento.
El proyecto presenta reticencia del movimiento sindical y también del estudiantil, como quedó claro en la discusión general, por los abusos a que puede dar pie.
Recordemos, señor Presidente, que la razón de ser de las normas laborales es la protección para el trabajador, por la desigual situación que tiene, en general, con el empleador. Lo malo del estatuto propuesto es que establece disposiciones que dejan las condiciones de trabajo a cargo de la negociación entre el empleador y el joven estudiante, pese a que este último no se halla en posición de discutir un pacto que vaya en su beneficio, por las necesidades de trabajo que tiene, y terminará aceptando la oferta unilateral que probablemente le haga el empleador.
Además, sabemos que, por desgracia, en Chile todavía nuestras organizaciones sindicales tienen una baja tasa de sindicalización.
Según las cifras expuestas por la Confech, solo 14,8 por ciento de los jóvenes que trabajan entre los 14 y los 28 años se encuentran en condiciones de informalidad. No hay duda de que es una tasa baja. Y no sé si corresponde ni si es legítimo y necesario hacer un estatuto especial.
La creación de dicho estatuto va a generar una situación discriminatoria, en que los trabajadores-estudiantes van a caer en una cierta calidad de trabajadores de segunda categoría, con contrato precario y flexible, con menos derechos que otros jóvenes.
Entonces, en una misma empresa podrían existir contratos de dos tipos, cuya diferencia solo dependa de la condición de estudiantes y en que estos sean usados como mano de obra más económica, incentivando la contratación de jóvenes que se encuentren estudiando en desmedro de jóvenes que no tengan esa condición y para quienes, evidentemente, ello signifique menos oportunidad de empleo.
Señor Presidente, la informalidad no se combate con flexibilidad. La informalidad se combate con entregar mayores recursos a la Dirección del Trabajo para fiscalizar a empresas que abusen de jóvenes.
¿Qué críticas se le han hecho a este proyecto?
Se dice que la flexibilización de la jornada laboral tiene una mayor carga para el estudiante, pues se puede extender hasta doce horas por la existencia de turnos cortados, en que el estudiante trabaje un par de horas en la mañana y otro en la noche, quedando, en la práctica, a disposición del empleador todo el día.
Por otra parte, el descanso semanal del domingo no está garantizado, sino que se establece un régimen excepcional que queda sujeto a la negociación con la empresa, escenario de difícil existencia cuando se trata de un estudiante con necesidades de trabajo.
Además, las vacaciones de los jóvenes no están garantizadas. La única forma de que puedan disfrutar de descanso es con la suspensión del contrato, ¡la suspensión del contrato!, tiempo durante el cual el empleador no paga dinero, lo que crea un incentivo para que los jóvenes no puedan descansar.
Señor Presidente, quiero destacar que la única académica que expuso en la Comisión de Trabajo, la profesora de Derecho del Trabajo de la Universidad Católica de Valparaíso, señora Verónica Munilla, expresó lo insólito que le parece que estemos discutiendo una normativa que nos lleve a retroceder hasta 1924. Un estatuto debería propender a mejorar las condiciones laborales de un sector; pero, en este caso, lo único que se hace es reducir la protección de los jóvenes.
Comparto que este estatuto no es necesario, ya que las normas del artículo 40 bis del Código del Trabajo regulan un contrato con jornada parcial. Lo único que se hace es dar pie a que en el futuro tengamos un estatuto laboral especial para mujeres, para adultos mayores, en fin. Seguiremos flexibilizando en aras de la creación de empleo; pero, lamentablemente, es muy probable que terminemos desprotegiendo y precarizando al trabajador.
Es cierto que es positivo que se haya arreglado que la carga de salud no sea a costa de los padres y que el ingreso no se vaya a descontar de las becas. Pero considero que los avances que se han hecho, por lo menos en lo que hemos conocido hasta ahora de la iniciativa que se presentó originalmente, no me generan los suficientes fundamentos para apoyar un texto que, de alguna manera, está precarizando el trabajo.
Señor Presidente, entiendo que hay conversaciones; entiendo que hay una disposición a realizar cambios muy sustantivos, y entiendo que eso debería generar una disposición para que, cuando el proyecto se vea en particular, este sentimiento se recoja a través de las indicaciones. Sin embargo, también entiendo que aquí estamos abriendo la ventana, por medio de ciertas flexibilizaciones, a precarizaciones y a ciertos abusos, y para que, probablemente, haya trabajadores que no puedan laborar en horas extraordinarias al existir la posibilidad de contratar a jóvenes, evidentemente, en peores condiciones, lo cual será utilizado por muchos empleadores.
Me gustaría no tener estos sentimientos, pero este país todavía tiene un largo historial de abusos a los trabajadores.
Ha sido bastante difícil ir logrando cada vez más protección, más beneficios. Incluso, respecto a la reforma laboral bastante desdibujada que sacamos en el Gobierno pasado, nuevamente hay intentos por echar para atrás lo poco que alcanzamos.
Este no es un país como Alemania u otros, en que efectivamente hay respeto en el mundo laboral y el empleador se sienta con las organizaciones sindicales a dialogar, a conversar, a negociar y a acordar, de igual a igual.
No es el caso de Chile. Tengo al lado al Senador Montes, y recuerdo los informes que hizo durante muchos años -él lo recordaba muy bien- sobre los abusos que se cometían con los jóvenes que trabajaban en los supermercados, en el retail (ni siquiera contaban con la posibilidad de ir al baño), y con numerosos otros, como las cajeras. Eran realmente centenares, por no decir miles, los casos en que veíamos este tipo de situaciones.
Para qué decir esas empresas que tienen más de cien razones sociales, donde los empleados hacen la misma labor, tienen hasta el mismo uniforme, cumplen igual función dentro del mismo local; pero, claro, en la medida que se tienen varias razones sociales se impide incluso la sindicalización.
Todo esto me lleva, señor Presidente, a decir que no voy a votar a favor de este proyecto mientras no vea el cambio, el giro que se le va a dar. Quiero tener certeza de que no vamos a aumentar la precarización. Y me encantaría poder decir que estamos otorgando tantas garantías que por fin damos un paso para que algunos jóvenes más privilegiados que están estudiando puedan, a su vez, trabajar con las mejores condiciones. Sin embargo, hasta ahora por lo menos, lo que conocemos de este proyecto no necesariamente lo garantiza.
Por esas razones, no lo puedo apoyar.
He dicho.
--Conforme a lo acordado anteriormente, pasa a dirigir la sesión el Senador señor Bianchi, en calidad de Presidente accidental.
El señor BIANCHI (Presidente accidental).- Estamos en votación y el señor Ministro me ha pedido que le dé la palabra para responder algunas de las inquietudes que han expresado las señoras y los señores Senadores.
¿Habría acuerdo para acceder a ello?
Acordado.
Tiene la palabra el señor Ministro del Trabajo.


El señor MONCKEBERG (Ministro del Trabajo y Previsión Social).- Señor Presidente, voy a ser sumamente breve porque sé que estamos en votación, y agradezco la deferencia de concederme la palabra.
Más que para defender el proyecto, porque se han dado todos los argumentos, quiero intervenir para clarificar ciertas cosas que no son exactas.
En primer lugar, entiendo que la confusión se puede producir porque el proyecto ha sido objeto de cambios desde que ingresó la primera moción, hace cuatro años, hasta hoy día. Y esta última versión ha tenido cambios en la Cámara de Diputados y también en la Comisión de Trabajo del Senado.
Lo concreto es que aquí se ha dicho que esta iniciativa permitiría trabajar más de treinta horas a la semana. Es todo lo contrario: el tope máximo que se permite a un estudiante bajo estas reglas son treinta horas a la semana. Es el techo, como se dice.
En segundo lugar, se señala que se elimina el descanso dominical. ¡Jamás! El descanso dominical se mantiene exacto, con las mismas reglas que cualquier trabajador de Chile. No se innova en absoluto. A aquellos trabajadores a quienes les está garantizado el descanso dominical, se les mantiene. Aquellos a quienes, de acuerdo a la ley vigente, se exceptúa del descanso dominical, por ejemplo, el sector del comercio, también quedan igual. No se innova en nada en las reglas de descanso dominical.
Jamás este Ministro, señor Presidente, ni este Gobierno va a firmar un proyecto de ley que les quite las vacaciones a los trabajadores de 18, de 19 o de 20 años, ¡jamás! Este proyecto nunca, en ninguna de sus versiones, ha limitado las vacaciones.
La confusión se puede haber producido porque cuando el estudiante sale de clases, en los dos meses de vacaciones académicas de verano, tiene tres opciones: una, seguir en su mismo régimen, con un máximo de treinta horas; dos, laborar en jornada completa porque quiere trabajar en sus vacaciones como cualquier trabajador, con el tope de 45 horas a la semana -insisto, estamos hablando de vacaciones académicas-; y tres, hacer valer unilateralmente su derecho a que se le suspenda el contrato. Por ejemplo, si él dice: "Mire, yo quiero viajar o quiero ir a la playa en estas vacaciones de verano y volver en marzo a trabajar con el tope de 30 horas", tiene derecho a que se le suspenda el contrato.
Se trata de derechos que no tienen todos los trabajadores; sin embargo, se los damos a los estudiantes.
Esto no tiene nada que ver con las vacaciones legales del trabajador, que se le devengan después de un año y que se deben cumplir, sea en verano, sea en invierno o cuando él quiera. Hay una confusión entre lo que son las vacaciones de la universidad o del instituto, en que se tienen estos tres derechos que acabo de mencionar, y las vacaciones legales que se devengan por la relación laboral que, por supuesto, se respetan en su integridad como a cualquier trabajador.
En definitiva, señor Presidente -con esto termino-, este proyecto solo entrega beneficios al trabajador.
¿Por qué?
Primero: si un trabajador que es carga del plan de salud de su padre recibe un ingreso extra, por ley, hoy día se le quita el derecho a ser carga. Por tanto, debería cotizar por sí mismo, y como la cotización sería más baja, no le alcanzaría jamás para comprar el plan de salud que tenía siendo carga de un plan familiar.
¿Qué decimos nosotros? Usted no deja de ser carga si empieza a cotizar.
Segundo: hoy día, por ley, un joven que obtiene remuneraciones pierde beneficios estudiantiles, por ejemplo, becas de traslado. En cambio, este proyecto de ley tan simple señala que ningún estudiante que trabaje va a perder beneficios estudiantiles.
Tercero: la iniciativa establece que se podrá ordenar la jornada de trabajo en función de la jornada de estudio. Por tanto, si un joven hoy día -en las universidades o institutos tenemos la mala costumbre, como decía el Senador Quinteros, de que haya gran desorden en las mallas académicas-, por ejemplo, asiste a clases desde la una hasta las cuatro de la tarde y pretende trabajar dos horas en la mañana antes de ellas, y luego seguir trabajando dos o tres horas, ¡queremos que lo pueda hacer! Pero -y también lo señaló el Senador en referencia- siempre en función únicamente de la jornada académica. Es decir, si a un trabajador se le corta su jornada laboral por sus estudios, y posteriormente la Dirección del Trabajo descubre que no tenía clases en el intermedio, entonces, incurre en un ilícito laboral.
Con esos tres ajustes buscamos una mejora, pues dejar las cosas como están significaría la máxima precariedad para los jóvenes. Ello, porque el 40 por ciento de estos trabajan en negro en Chile. Esto es, sin protección laboral, sin cotizaciones, ya que les conviene pedir que trabajen en negro para, así, no perder todos los beneficios que, en la actualidad, la ley condiciona a no tener ingresos.
Esos son los ajustes que hacemos a la normativa.
Y, créame, señor Presidente, que lo que provocará el proyecto es que los jóvenes trabajen, pero protegida y no precariamente, como la mayoría lo hace en el presente.
He dicho.
El señor BIANCHI (Presidente accidental).- Tiene la palabra la Senadora señora Aravena.


La señora ARAVENA.- Señor Presidente, antes de dar algunos datos, quiero plantear un tema discutido acá y que tiene que ver con la flexibilidad laboral y la fiscalización.
En todos los países desarrollados existe flexibilidad laboral no solo para los jóvenes, sino también para las mujeres, todas las cuales tenemos interés por trabajar y compatibilizar nuestros empleos con la educación y la formación de nuestros hijos. Y, por otro lado, la incorporación de la flexibilidad de la jornada laboral de los jóvenes es una materia en que necesariamente hay que legislar.
Quiero felicitar al Gobierno, principalmente al Ministro y a su equipo, como también a la Comisión de Trabajo y Previsión Social, por la labor realizada.
Evidentemente, para eso está el Senado: un proyecto llega de una manera y puede ser perfectamente mejorado en función de la expertise de las personas que invitamos y del criterio de cada uno de los Senadores para mejorarlo. De eso se trata nuestro trabajo, pues si las iniciativas ingresarán perfectas, no tendría sentido que existiera el Congreso.
Por otro lado, respecto a lo señalado en cuanto a la automatización por un Senador que me antecedió en el uso de la palabra, quisiera plantear que ojalá la gran mayoría de los jóvenes accedieran a un trabajo en condiciones y con normativas que les permitieran laborar y estudiar con tranquilidad, y que finalmente pudieran ser parte del proceso de automatización.
Lamentablemente quizá para quienes añoramos los tiempos antiguos, el mundo va en otro camino, y probablemente no nos daremos cuenta de la automatización y será parte de nuestra realidad.
Por lo tanto, lo que debemos hacer es justamente que los jóvenes puedan educarse y prepararse para un mundo de automatización, en que ellos ojalá accedan a mejores empleos, a mejores salarios y a mejor calidad de vida.
En ese contexto, es bueno dejar algunas cifras instaladas.
En Chile la tasa de desempleo se mueve entre 6 y 7 por ciento, pero la de los jóvenes de entre 18 y 24 años está alcanzando a 15 por ciento. Prácticamente a más del doble.
De otro lado, un importante número de jóvenes no están afiliados al sistema previsional (22 por ciento).
Por su parte, del total de los jóvenes que no trabajan ni buscan trabajo, el 73 por ciento declara que no lo hace debido a que se encuentran estudiando y no tienen cómo compatibilizar los horarios.
En tal sentido, el hecho de que los jóvenes no estudien no significa necesariamente que carezcan de interés por complementar su actividad académica con un empleo de tiempo parcial. De hecho, según un último análisis, el 53 por ciento de los jóvenes desempleados aceptarían un trabajo con jornada parcial que les permitiera efectivamente trabajar y estudiar.
En ese contexto, no podemos dejar de mencionar a aquel grupo de jóvenes que no han continuado sus estudios en la educación superior -son muchos- debido a la necesidad imperante de apoyar económicamente a sus hogares, sobre todo tomando en consideración la dificultad de compatibilizar los estudios y el trabajo, situación que ya he mencionado.
Desde esa perspectiva, la iniciativa busca justamente hacerse cargo de un tema que todos los Senadores han planteado acá: la precariedad. Pero no por eso nos vamos a quedar con esa situación, sino que nos haremos cargo de legislar, de despachar una ley en proyecto que efectivamente permita flexibilizar la jornada laboral y dejar espacio tanto al estudio como al trabajo, cuestión que, a mi juicio, no solamente debiera ser por necesidad. Probablemente, un estudiante, un joven que pueda compatibilizar ambas circunstancias será siempre un mejor profesional, un mejor trabajador.
En síntesis -y para no quitar tanto tiempo-, solo deseo felicitar que hoy día estemos legislando en este tipo de temas, pues esto efectivamente no solo va a dignificar, a regularizar el trabajo de muchos jóvenes, sino que va a permitir que los empleadores puedan contratar jóvenes en mejores condiciones y con normas más claras.
Insisto: la flexibilización y la fiscalización son absolutamente compatibles. Eso no quita que nosotros propendamos cada día a una fiscalización más exhaustiva y a un servicio público más competente respecto de no permitir el abuso a los trabajadores de Chile. Pero eso no puede ser una excusa para no legislar respecto a temas tan importantes como la incorporación de los jóvenes al trabajo.
Voto a favor.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Allamand.


El señor ALLAMAND.- Señor Presidente, en verdad, tal como se ha señalado aquí (especialmente por su actual Presidenta, Senadora Muñoz, y la anterior, Senadora Goic), en la Comisión de Trabajo del Senado se analizó este proyecto en un ambiente constructivo, en un ambiente destinado a determinar de qué forma podríamos perfeccionarlo y, sobre todo, aproximar los distintos puntos de vista.
Lo que ayudó a ese enfoque o a esa aproximación, señor Presidente, fue la coincidencia con relación a la necesidad de abordar los temas vinculados al empleo y al trabajo de los jóvenes.
Hoy en día tenemos a muchos jóvenes que simplemente desean trabajar, pero no pueden, y otros tantos que lo hacen informalmente.
Ya se han dado aquí las cifras. Las tasas de cesantía de los jóvenes triplican a la de los adultos; y hay quienes incluso señalan que, de los jóvenes que trabajan, un tercio (inclusive más) lo hacen de manera informal.
Señor Presidente, algunos señores Senadores manifestaron su preocupación por el hecho de que este contrato especial, promovido en el proyecto de ley en examen, pudiera generar abusos hacia los jóvenes. La verdad es que no hay mayor abuso ni mayor precarización que obligar a jóvenes a trabajar de modo informal, e incluso a aceptar que ello ocurra.
¿Cuáles son los principales obstáculos que existen en nuestro país para el trabajo de los jóvenes? Son fundamentalmente dos.
La primera dificultad es que los jóvenes que obtienen una remuneración, paradojalmente pierden beneficios, como todos aquellos que guardan relación, por ejemplo, con acceso a créditos, becas, gratuidad, ya que estos ingresos se suman a los de su grupo familiar.
El segundo gran obstáculo que tienen los jóvenes para trabajar es la imposibilidad práctica de compatibilizar las horas de trabajo con las horas de estudio y con sus horarios libres, fundamentalmente porque se hace complejo encajar todos estos horarios con las modalidades de jornada, que son particularmente rígidas en nuestro país.
Entonces, señor Presidente, ¿qué es lo que hace este proyecto?
Introduce un conjunto de modificaciones a partir de dos premisas, que son fundamentales.
La primera es que bajo ninguna circunstancia el estudiante pueda perder beneficios sociales como consecuencia de la remuneración obtenida en virtud de este contrato de trabajo.
Y, en segundo lugar -en esto debemos insistir, toda vez que existe algún grado de desinformación en la materia-, el contrato especial que estamos aprobando mantiene -reitero- ¡exactamente los mismos derechos que tienen los trabajadores comunes, por así señalarlo!: afiliación a los sindicatos, negociación colectiva, derecho a vacaciones, licencias médicas, cotizaciones, prestaciones previsionales y de seguridad social. No hay en este nuevo contrato que se sugiere ningún derecho que no sea reconocido como de aquellos que tienen los trabajadores con contratos generales.
Dicho eso, es del caso señalar que el Gobierno, en particular el Ministro Monckeberg, ha planteado un conjunto de modificaciones que muestran su disposición a ir mejorando este proyecto en una serie de materias.
Pero antes de referirme a ello, quisiera decir en qué consiste esta iniciativa, porque también ha habido algunos errores en la forma de describirla.
Este proyecto establece un contrato especial aplicable a estudiantes de educación superior de entre 18 y 28 años.
En el contrato debe acreditarse la calidad de estudiante de educación superior. Asimismo, ha de comprobarse que el horario pactado es compatible con el horario de clases. Contrariamente a lo que se expresó acá, la jornada no podrá exceder de 30 horas semanales y no se podrán pactar horas extraordinarias.
Dejando establecido aquello, cabe indicar que el Gobierno se ha mostrado abierto a introducirle una serie de perfeccionamientos a este proyecto: entre otras cosas, lo tocante a la ubicación normativa.
Esta iniciativa se planteó originalmente como un estatuto especial. Sin embargo, el Gobierno no ha tenido problema alguno en cuanto a que las normas que finalmente se aprueben queden incluidas en la parte que trata de la jornada parcial.
Ahora bien, para que este contrato pueda funcionar, tiene que haber distribución de la jornada. Y ello hay que expresarlo.
De lo que se trata es de que un estudiante trabaje, por poner un ejemplo cualquiera, entre las 8 y media y las 10 de la mañana y, posteriormente, entre las 5 y media y las 7 de la tarde. Pero si la jornada es continua, obviamente no podrá laborar de esa manera, que es precisamente la que necesita para compatibilizar el trabajo con su horario de clases.
En todo caso, el Gobierno se ha allanado a algo que parece razonable: que no pueda haber más de una interrupción en cada jornada laboral, para evitar que se produzca una sucesión de interrupciones.
Lo relativo a la edad para pactar un contrato especial de trabajo es un aspecto interesante. El proyecto original disponía que la edad fuera entre los 18 y los 24 años. ¿Por qué se subió a 28? Simplemente, porque la Cámara de Diputados acogió una propuesta a instancias de la Confech.
También se determinó una manera de darles mayor protección a los estudiantes al establecerse la obligación de certificar tal calidad. Hoy día, como está pensado el contrato, hay seis meses para acreditar la calidad de estudiante universitario, lo que se quiere reducir para los efectos de que casi instantáneamente con el inicio del contrato quede claro que la persona es un alumno de educación superior.
De otro lado, señor Presidente, cabe señalar que el contrato, cualquiera que sea la forma que adopte, presenta un conjunto de ventajas.
En primer lugar, se resuelve un problema real para los jóvenes en términos de acceso al trabajo.
Ese es un asunto que debe abordarse, porque no resulta razonable, más allá de los problemas que puedan observarse en esta normativa, dejar las cosas tal como están, ya que sería una forma de mantener una situación totalmente desmejorada para los jóvenes.
En segundo lugar, se avanza -y algo señaló el Senador Bianchi a este respecto- hacia fórmulas que de algún modo van estableciendo mecanismos de flexibilización de nuestra legislación laboral, que es un asunto que deberemos enfrentar de todas maneras. Porque lo que se viene es una verdadera revolución en las formas de trabajo. De modo que si alguien cree que estaremos en condiciones de afrontar esa revolución manteniendo las normas del Código del Trabajo tal como están, simplemente significa que no entiende cuáles son los desafíos que enfrentan los países en esta materia.
Por último, me referiré a una cuestión que no se ha mencionado, pero que también es importante.
Uno de los problemas serios que existen en el ámbito previsional en Chile es que tenemos una secuencia muy incorrecta: se parte cotizando tarde; se cotiza poco, y se cotiza con lagunas.
Cuando se establecen mecanismos que permiten que los jóvenes empiecen a cotizar desde una edad temprana, eso contribuye no solo a disponer de ingresos actuales, sino también de ingresos futuros.
Por todo lo anterior, señor Presidente, vamos a apoyar esta iniciativa en el marco de lo que se ha señalado, sin perjuicio de los perfeccionamientos que puedan introducirse en el debate particular.
El señor QUINTANA (Presidente).- Con el objeto de que alcancen a intervenir los restantes Senadores inscritos, ¿les parece reducir el tiempo de las intervenciones a cinco minutos?
El señor PUGH.- Sí, señor Presidente.
El señor QUINTANA (Presidente).- Acordado.
Tiene la palabra el Senador señor Pugh.


El señor PUGH.- Señor Presidente, efectivamente, el trabajo es quizás una de las incógnitas que está enfrentando la humanidad. ¿Por qué? Porque estamos ante el cambio hacia una sociedad del conocimiento; a una sociedad digital segura.
¿Qué tenemos que hacer, entonces? Entender esa realidad y flexibilizar nuestra normativa. Por eso, sinceramente creo que debemos darles a los jóvenes la posibilidad de laborar en forma digna. El trabajo dignifica. Y más aún, cuando van a estar protegidos, cuando habrá preocupación por ellos y no se les va a quitar ningún beneficio.
Aquello es fundamental.
Hoy, debido a nuestro pensamiento lineal, creemos que el trabajo es la sumatoria de horas: ocho horas diarias. Pero, en verdad, una persona en una hora puede realizar el trabajo del año.
¿Qué quiero decir con eso? Que un estudiante puede construir un algoritmo, y este puede valer millones de dólares.
¿Qué debemos entender, por tanto? Que hay que cambiar el pensamiento lineal a uno exponencial, y comprender que los países van a tener eso, crecimiento exponencial, en la medida que entiendan de forma colectiva que quizás la inversión más importante se halla en los talentos, en la capacidad de ellos.
Por eso, creo que debemos flexibilizar mucho más las normas para permitir que los jóvenes puedan tener, durante su período de estudio en las instituciones de educación superior, quizás horas o días libres.
En lo personal, soy padre de tres hijos universitarios, y uno de ellos tiene el martes libre. ¿Y qué significa esto? Que podría perfectamente desarrollar una actividad.
Esa es parte de nuestra realidad. Enfrentamos una sociedad que tiene muchas oportunidades.
¿Qué debemos hacer? Garantizarles a todos el acceso al trabajo y protegerlos.
¿Qué pasa hoy día? Ya se ha descrito: cualquiera que desee ejercer un trabajo remunerado con un contrato perderá muchos de los beneficios actuales.
Yo invito, pues, a comprender el momento que estamos viviendo.
El Senador Bianchi hablaba de la destrucción de los trabajos producto de la tecnología.
En lo personal, creo que sí se van a destruir algunos; pero también pienso que se crearán muchos más empleos.
La sociedad digital segura conlleva áreas increíbles que todavía ni siquiera dimensionamos. Por ejemplo, si consideramos el caso de los medidores inteligentes que mencionó Su Señoría, probablemente quien toma la lectura perderá su trabajo; sin embargo, habrá muchísimas personas que tendrán que analizar la información que se registre.
De esa manera nos proveeremos de mejores sistemas.
Hoy estamos enfrentados al dilema de cómo vamos a hacer aquello; de qué modo se puede realizar.
Nuestra legislación tiene que hacerse cargo de eso, y en forma temprana.
Ahora bien, el trabajo digno, bien hecho educa. Y este tal vez es otro de los aspectos que debemos considerar. Porque es muy bueno que los jóvenes a edad temprana formen parte de lo que significa emprender. Y, probablemente, así no van a ser ninis.
Los ninis algunas veces han querido iniciar un estudio, pero se han visto frustrados y se han quedado sin ninguna oportunidad. Por eso, debemos darles en forma temprana la posibilidad de participar de la actividad laboral, la que sea, y quizás sin tener esas largas jornadas a que estamos acostumbrados, porque hay muchas otras labores que ellos pueden realizar.
La sociedad digital segura, entonces, conlleva ese desafío: entender que debemos desarrollar una urbanización digital (habrá que ver quiénes son estos urbanizadores digitales).
Ello también nos plantea algo fundamental: la alfabetización digital. Tendremos que determinar cómo vamos a llegar a tanta gente que va a requerir todos esos conocimientos, cuestión en que los jóvenes pueden aportar.
Por último, debemos considerar la inclusión digital: cómo haremos para que todos participen, y que nadie quede afuera.
Señor Presidente, deseo felicitar al Ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, por lo que está haciendo. Él está preocupado por los jóvenes. Sé que está en contacto con ellos; que va a exponerles en algún momento de la tarde lo que significa el desafío de crear un país que esté a la altura de esos grandes desafíos, que les dé justicia, que les brinde oportunidades, que les genere buenas leyes que los protejan.
En tal sentido, considero fundamental llevar a cabo un estudio reflexivo serio sobre cómo vamos a modificar nuestra legislación en el ámbito laboral, preocupándonos fundamentalmente de los jóvenes, quienes hoy necesitan de nuestro apoyo.
Por lo tanto, voto a favor.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Provoste.


La señora PROVOSTE.- Señor Presidente, en primer lugar, quisiera saludar al Ministro del Trabajo, quien ha estado presente a lo largo de toda la discusión y tramitación de esta iniciativa. Sabemos que ha estado, además, muy presente para acoger las inquietudes y las preocupaciones que han expresado nuestros colegas en la Comisión de Trabajo.
El proyecto que pretende crear un estatuto laboral para jóvenes es, sin duda, coherente con el modelo neoliberal. En efecto, cualquier estatuto laboral busca la protección del trabajador o la trabajadora. Y el Estatuto en debate avanza hacia una flexibilidad patronal y precariza el trabajo.
Este contrato especial le permite al empleador flexibilizar al máximo la jornada de trabajo, porque puede distribuir treinta horas semanales en jornadas alternativas sin considerar domingos, festivos ni vacaciones.
La profesora de Derecho del Trabajo señora Verónica Munilla Espinoza inició sus palabras en la Comisión señalando lo insólito que le parecía estar discutiendo en el año 2019 un proyecto como el que establece este estatuto, ya que es como retroceder en las condiciones laborales hacia un estado previo al año 1924.
Asimismo, agregó que dentro de la flexibilidad que hoy día permite el Código del Trabajo por medio del contrato a tiempo parcial (artículo 40 bis), no veía la necesidad de la creación de un mal llamado "estatuto", puesto que "un estatuto se define como un conjunto de normas que posicionan o que garantizan un nivel superior de condiciones laborales", lo que claramente no ocurre con esta iniciativa de ley.
Desde el punto de vista técnico, puntualizó que este proyecto crea un problema dentro del sistema del Código Laboral, porque cuando se habla de trabajo versus descansos se está frente a una dualidad; esto es, hay una jornada laboral como tiempo trabajado y todo lo que no es jornada es descanso, independientemente del tiempo que se utilice para ello, sea para estudiar, para recrearse, para dormir, etcétera.
Es decir, señor Presidente, aquí hay deficiencias e incoherencias expresadas por diversas organizaciones de trabajadores, académicos y expertos.
Si el trabajador estudiante decide no cotizar en salud para seguir con el seguro que le corresponde a su grupo familiar, me gustaría conocer cómo se va a resolver el problema de las licencias médicas. ¿Quién las pagará? Si se trata de una mujer, ¿cómo se va a enfrentar el embarazo, el prenatal y el posnatal?
Es preocupante el tema de los descansos dominicales tal como se establece en esta iniciativa, porque se señala que los jóvenes estudiantes pueden convenir con su empleador quedar exceptuados del descanso en días domingos y festivos, situación que choca con la normativa general, toda vez que los trabajadores que atienden público, al igual que aquellos que se encuentran en las situaciones descritas en los números 2 y 7 del inciso primero del artículo 38 del Código del Trabajo, deben tener libres al menos dos domingos al mes. Y este derecho podría estar siendo vulnerado.
Respecto de la fragmentación de la jornada, ¿quién se hace cargo de los pasajes de locomoción que se van a requerir durante cada fracción de jornada diaria? Porque si ello va a ser de cargo del estudiante trabajador, resulta insólito que este tenga que pagarlos para ir a trabajar.
Las remuneraciones pactadas en este contrato especial resultarán ser inferiores al ingreso mínimo mensual. En efecto, al fijar una jornada de hasta treinta horas, se entenderá que se trata de una jornada parcial, y, por lo tanto, un ingreso mínimo mensual que corresponde a una jornada completa se parcializará por las horas mensuales trabajadas con relación a la jornada de 45 horas semanales (180 horas al mes).
De ese modo, se elude el límite que fijó la Corte Suprema al resolver en un recurso de unificación de jurisprudencia que el trabajo de más de treinta horas (desde 31) se reputa como una jornada completa (igual a la de 45 horas) y, por consiguiente, se tiene el derecho a cobrar el ingreso mínimo completo y no proporcional como es posible pactarlo con este proyecto de ley.
Señor Presidente, quisiera pedirle unos minutos adicionales para señalar que sabemos que ha habido un espacio de conversación importante en la Comisión de Trabajo. Así nos lo ha contado la Senadora Carolina Goic, a quien le correspondió durante el año pasado presidir dicho órgano técnico.
Por lo tanto, creemos que estos acuerdos debieran ser claros en la línea de recoger las observaciones que se han realizado, como la ausencia de fiscalización, ya que la normativa propuesta no regula un límite máximo de personal contratado...
El señor QUINTANA (Presidente).- Concluyó su tiempo, señora Senadora.
Le daremos un minuto más, porque estamos en el límite de la hora de término de esta sesión.
La señora PROVOSTE.- Gracias.
Decía, señor Presidente, que la normativa propuesta no regula un límite máximo de personal contratado bajo esta modalidad, con lo cual se posibilita el remplazo de trabajadores contratados por jornada completa o la elusión de las disposiciones sobre subcontratación.
Por lo expresado, claramente es aconsejable una reformulación del proyecto para reparar las deficiencias señaladas e incorporar otras cuestiones que no se han enunciado.
Por ello, prefiero pronunciarme sobre este proyecto cuando veamos las enmiendas que analizaremos durante la discusión particular, vía indicaciones, lo que ciertamente torna complejo recomendar su aprobación en general, pues no está claro cómo se van a subsanar las deficiencias que he advertido en su texto.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Latorre.


El señor LATORRE.- Señor Presidente, la integración de trabajadores jóvenes al mercado laboral, especialmente en el caso de personas que compatibilizan trabajar con estudiar, usualmente constituye un gran desafío en los tiempos modernos. El desempleo en este sector es considerablemente más alto que el promedio nacional, y existe también un porcentaje muy elevado de informalidad.
Es un hecho que debemos tomar todas aquellas medidas que permitan reducir las tasas de desempleo juvenil. Para este colectivo, la compatibilización entre estudios y trabajo se realiza usualmente a costos personales muy altos. En muchas situaciones se trata de jóvenes que buscan ayudar al ingreso familiar.
Lo que quiero relevar es que la combinación entre jóvenes que necesitan trabajar para contribuir a los ingresos familiares y condiciones laborales comúnmente precarias hace que el estatuto laboral juvenil se convierta en un tema delicado, pues se deben ofrecer condiciones de trabajo dignas a este sector de la población y no precarizarlas aún más.
En términos generales, este proyecto pareciera una flexibilización laboral encubierta, lo que también puede afectar potencialmente a la población laboral adulta.
Cuando el Ejecutivo envió este proyecto planteó que su objetivo era "la moderación de ciertas normas laborales que se reconocen como obstáculos o rigideces para la contratación de estos trabajadores, esto es, transgredir ciertos mínimos que se encuentran en la regulación laboral general que estarían desincentivando la entrada de este grupo al mundo laboral".
En este punto, señor Presidente, quiero remitirme a lo expresado por representantes de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), del Sindicato de Starbucks y de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) en cuanto a que este proyecto es una forma de flexibilizar y precarizar las condiciones en que laboran los trabajadores jóvenes.
De existir un interés genuino por facilitar el ingreso de jóvenes al mercado laboral, encontraríamos en su texto normas preocupadas de compatibilizar las actividades propias del estudio con los tiempos de trabajo de modo más extenso y preciso.
Otro punto crítico de este proyecto es la jornada discontinua. Salió de la Cámara de Diputados con la posibilidad de fragmentar indefinidamente la jornada laboral, lo cual es muy gravoso para el trabajador o la trabajadora.
Quisiera aprovechar esta ocasión para recordar que los derechos de las personas trabajadoras son producto de una larga acumulación de conquistas de este mismo colectivo a lo largo de los últimos dos siglos.
Tal como señala el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, el debilitamiento de los sindicatos en nombre de la flexibilidad laboral apunta a mejorar la tasa de ganancias del capital, pero a cambio de imponer elevados costos a las personas.
Si los jóvenes son el porvenir de nuestro país, no podemos someterlos a ingresar al mercado laboral en condiciones todavía más precarias que las actuales, pues ello podría dar lugar a la existencia de dinámicas abusivas por parte de algunos empresarios que usan estas normas para remplazar población trabajadora adulta y así abaratar costos laborales.
Me parece que esta no es la vía para bajar el desempleo juvenil en nuestro país.
Por esta razón, entendiendo que se han registrado algunos acuerdos y que el proyecto seguirá tramitándose, pero en términos de sus ideas matrices, votaré en contra.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, estamos frente a una realidad reflejada en las estadísticas nacionales y mundiales, que demuestran que el índice de desempleo de los jóvenes es superior a la tasa general.
En Chile, mientras la tasa general de desempleo se ha mantenido en torno al 6 por ciento, la desocupación juvenil ha aumentado dramáticamente a más del doble, alcanzando al 15,9 por ciento.
A su vez, de los jóvenes de entre 18 y 24 años que declaran haber completado la educación terciaria o bien estar cursándola, solo un 16 por ciento se encuentra estudiando y trabajando, mientras que un 63 por ciento únicamente estudia.
Ante esta realidad existen dos maneras de enfrentar el problema: no asumirlo o establecer un estatuto que determine las condiciones para resolver una situación dramática respecto de los jóvenes que hoy día tienen algunas horas disponibles para trabajar y que lo hacen de manera informal, sin protección frente a accidentes del trabajo y en condiciones indignas y de inseguridad social, o sea, ¡resolviendo el problema!
Eso es lo que han hecho el Gobierno del Presidente Piñera y el Ministro del Trabajo.
Aprovecho de felicitar al Ministro Nicolás Monckeberg, quien ha estado pendiente, junto con el Subsecretario, de toda la tramitación de este proyecto.
La OIT ha sido clara y categórica. Tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado ha aplaudido cómo un gobierno ha resuelto enfrentar una problemática y hacerse cargo de aquello.
Pero no solo ha sido la opinión de la Organización Internacional del Trabajo, lo que ya debiera dejarnos tranquilos, sino también la de representantes de la Fundación Cristo Vive, de la Universidad de Chile, de la Pontificia Universidad Católica, por mencionar solo a algunos personeros que se han pronunciado favorablemente en torno a esta iniciativa.
El Gobierno está empeñado en hacerse cargo del desempleo, de establecer mecanismos que nos permitan hoy día, en medio de la cuarta revolución industrial, de la sociedad del conocimiento, de la digitalización, tener efectivamente la posibilidad de generar oportunidades laborales, pero, en ningún caso -¡en ningún caso!-, afectando los derechos laborales.
¡Y esto ha sido claro!
Se ha hablado, por ejemplo, de las licencias médicas. ¡Todas y cada una de ellas van a ser pagadas!
El Gobierno del Presidente Piñera ha dispuesto, y es la voluntad del Ministerio, no afectar los descansos de los trabajadores.
Por tanto, aquellos que pretendan establecer en virtud de este estatuto una precarización del trabajo se equivocan. Lo que hay acá son herramientas e instrumentos para que finalmente podamos avanzar en la materia.
El Ejecutivo está empeñado en sacar adelante el proyecto. Y, por supuesto, está disponible para presentar indicaciones que, sin alterar el fondo de la iniciativa, permitan compatibilizar sus criterios con los de la Oposición.
Algunas de esas materias son las siguientes.
En primer lugar, la ubicación de la normativa. Hoy la iniciativa considera la creación de un estatuto especial para estudiantes trabajadores. El Gobierno está dispuesto a trasladar la normativa propuesta al capítulo relativo a la jornada parcial.
Un segundo punto dice relación con la distribución de la jornada. El proyecto considera la posibilidad de combinar jornada académica con horas de trabajo mediante la distribución de esta en diferentes horarios del día. Se ha observado que dicha jornada podría eventualmente ser partida en sucesivos segmentos, que afectarían finalmente al estudiante trabajador. Si bien este efecto no deseado no ha estado en la idea de la iniciativa, el Ejecutivo está dispuesto a clarificar el punto, mediante indicaciones, limitando la posibilidad de partir la jornada durante la distribución diaria. Por tanto, en términos de la distribución de la jornada está disponible para no afectar al joven que decida trabajar.
En tercer lugar, se encuentra lo relativo a la calidad de no cotizante del trabajador. Uno de los beneficios para el estudiante es que puede mantener su calidad de carga del plan de salud familiar al que se encuentra adscrito, pero, conforme a las reglas generales, en dicha condición solamente adquiere el derecho a prestaciones de medicina curativa y no a licencias médicas. Este tema también está resuelto en virtud de este proyecto de ley.
También se ha establecido una solución respecto de la edad habilitante para este acuerdo de jornada y de la certificación de la calidad de estudiante.
Entonces, vemos cómo el Gobierno del Presidente Piñera se hace cargo de todo eso.
Por lo tanto, señor Presidente, me gustaría emplazar a los Senadores que votan en contra de este proyecto y decirles que esta es la vía, el camino, la herramienta, el instrumento que nos permite mejorar efectivamente la empleabilidad.
El señor QUINTANA (Presidente).- Concluyó su tiempo, señor Senador.
Dispone de un minuto adicional para finalizar su intervención.
El señor CHAHUÁN.- Gracias, señor Presidente.
En consecuencia, les pido reconsiderar su voto negativo, ya que están afectando las posibilidades de los jóvenes estudiantes para trabajar.
Por supuesto, habrá oportunidad de introducir las adecuaciones pertinentes -esa es la voluntad del Gobierno del Presidente Piñera, del Ministro y del Subsecretario-, para que, en definitiva, tengamos un proyecto que sea inocuo respecto de aquellas materias que se ha señalado que podrían afectar y que nos permita desarrollar herramientas y estímulos para la contratación. De ese modo, adicionalmente, podremos resolver una situación dramática de la cual hay que hacerse cargo.
Existen dos maneras de enfrentar este tema: con indiferencia, mirando para el lado, o como lo han hecho el Gobierno del Presidente Piñera y el Ministro, quienes han decidido enfrentarlo y tratar de resolverlo. Ese es el camino que Chile espera.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra la señora Secretaria.
La señora BELMAR (Secretaria General subrogante).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor QUINTANA (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (25 votos favorables, 7 en contra y 4 abstenciones).
Votaron por la afirmativa las señoras Aravena, Ebensperger, Goic, Muñoz, Rincón, Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Allamand, Castro, Chahuán, Coloma, Durana, Galilea, García, Harboe, Insulza, Kast, Moreira, Ossandón, Pérez Varela, Pizarro, Prohens, Pugh, Quinteros y Sandoval.
Votaron por la negativa la señora Allende y los señores Araya, De Urresti, Elizalde, Guillier, Lagos y Latorre.
Se abstuvieron las señoras Órdenes y Provoste y los señores Bianchi y Montes.