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REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 369ª
Sesión 108ª, en miércoles 22 de diciembre de 2021
Especial
(Celebrada presencial y telemáticamente, de 15:24 a 16:54)
PRESIDENCIA DE SEÑORA XIMENA RINCÓN GONZÁLEZ, PRESIDENTA,
Y SEÑOR JORGE PIZARRO SOTO, VICEPRESIDENTE
SECRETARIO, EL SEÑOR RAÚL GUZMÁN URIBE, TITULAR
____________________
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
I. ASISTENCIA
Asistieron presencialmente las señoras y los señores:
--Allende Bussi, Isabel
--Alvarado Andrade, Claudio
--Bianchi Chelech, Carlos
--Carvajal Ambiado, Loreto
--Castro Prieto, Juan
--Chahuán Chahuán, Francisco
--Coloma Correa, Juan Antonio
--De Urresti Longton, Alfonso
--Durana Semir, José Miguel
--Ebensperger Orrego, Luz
--Elizalde Soto, Álvaro
--Galilea Vial, Rodrigo
--García Ruminot, José
--García-Huidobro Sanfuentes, Alejandro
--Girardi Lavín, Guido
--Goic Boroevic, Carolina
--Guillier Álvarez, Alejandro
--Huenchumilla Jaramillo, Francisco
--Lagos Weber, Ricardo
--Latorre Riveros, Juan Ignacio
--Letelier Morel, Juan Pablo
--Montes Cisternas, Carlos
--Moreira Barros, Iván
--Muñoz D'Albora, Adriana
--Navarro Brain, Alejandro
--Órdenes Neira, Ximena
--Ossandón Irarrázabal, Manuel José
--Pizarro Soto, Jorge
--Prohens Espinosa, Rafael
--Provoste Campillay, Yasna
--Pugh Olavarría, Kenneth
--Quintana Leal, Jaime
--Rincón González, Ximena
--Sandoval Plaza, David
Concurrió, además, presencialmente, la Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, señora Consuelo Valdés Chadwick.
Asimismo, se encontraba presente quien obtuvo el Premio Nacional de Literatura 2020, señor Elicura Chihuailaf Nahuelpan.
Actuó de Secretario General el señor Raúl Guzmán Uribe, y de Prosecretario, el señor Roberto Bustos Latorre.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 15:24, en presencia de 18 señoras Senadoras y señores Senadores.

La señora RINCÓN (Presidenta).- En el nombre de Dios y de la Patria, se abre la sesión.
III. ORDEN DEL DÍA
HOMENAJE A SEÑOR ELICURA CHIHUAILAF NAHUELPAN


La señora RINCÓN (Presidenta).- Tiene la palabra el señor Secretario.
, PREMIO NACIONAL DE LITERATURA 2020

La señora RINCÓN (Presidenta).- Tiene la palabra el señor Secretario.

El señor GUZMÁN (Secretario General).- Gracias, señora Presidenta.
Buenas tardes, como se indicó el día de ayer en la lectura de los acuerdos de Comités, por resolución de estos y por orden de la señora Presidenta se citó a esta sesión especial de la Corporación con el objeto de rendir homenaje al señor Elicura Chihuailaf Nahuelpan
, premio nacional de literatura 2020.
A esta sesión concurre especialmente invitado el homenajeado, señor Elicura Chihuailaf Nahuelpan.
También fueron invitados, y se encuentran presentes en la Sala, la señora Consuelo Valdés Chadwick, Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y el señor Alejandro Beltrán
Ulloa, profesor del Liceo Jorge Teillier de Lautaro , coordinador de la actividad.
Igualmente, de manera remota o telemática, están participando de esta sesión el señor Eduardo Hebel
Weiss, Rector de la Universidad de La Frontera; el señor Luis Abarzúa Guzmán, Coordinador Artístico Cultural y Coordinador de Ediciones de la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de la Frontera; el señor Jaime Gaete Sáez, Director del Liceo Jorge Teillier, de Lautaro; el señor Juan Sanhueza Vidal, Jefe de Administración y Gestión del DAEM de Lautaro, y el señor Roberto Rivera Vicencio, Presidente de la Sociedad de Escritores de Chile.
Es todo, señora Presidenta.

La señora RINCÓN, Presidenta (de pie y ante el podio ubicado al lado izquierdo de la testera).- Gracias.
Muy buenas tardes, estimado Elicura Chihuailaf Nahuelpan, premio nacional de literatura; estimados y estimadas colegas; estimada Ministra de las Culturas; a todos y cada uno de los que nos acompañan de manera remota: el Rector de la Universidad de la Frontera, Eduardo Hebel; Luis Abarzúa, Jaime Gaete, Juan Sanhueza y Roberto Rivera; y también a Alejandro Beltrán, quien nos ha ayudado y ha sido el artífice de este encuentro el día de hoy. Muchas gracias, Alejandro.
"La casa Azul en que nací está situada en una colina rodeada de hualles, un sauce, nogales, castaños, un aromo primaveral en invierno -un sol con dulzor a miel de ulmos-, chilcos rodeados a su vez de picaflores que no sabíamos si eran realidad o visión ¡tan efímeros!".
Así comienza Recado confidencial a los chilenos, libro de 1999, del premio nacional de literatura Elicura Chihuailaf
, a quien homenajeamos desde esta institución de la república.
Escritor, poeta, traductor y "oralitor", como se autodenomina para recalcar que es la voz de los que no tienen voz.
Su nombre significa "piedra transparente", y su apellido, Chihuailaf, "neblina extendida sobre un lago". Como él mismo señalara, el sentido poético lo acompañó desde la infancia.
De profesión obstetra y dedicado desde 1977 a la labor literaria y cultural, es considerado el más importante escritor y poeta mapuche. Su labor ha sido reconocida tanto en Chile como en el extranjero, por tender puentes interculturales entre los pueblos, las lenguas y las culturas indígenas y no indígenas de todo el mundo.
Nació en la comuna de Cunco, en la comunidad de Quechurehue, provincia de Cautín.
Su trabajo, como el de los poetas Sebastián Queupul, Pedro Alonzo, Leonel Lienlaf, Lorenzo Aillapán, José Santos Lincomán, Anselmo Raguileo, Pedro Aguilera Milla, Eleuterio Cayulao, Florentino Coroso, Segundo Llamín, Armando Mena, Víctor Huisca, Graciela Huinao, Adriana Pinda, Jaime Huenún o Bernardo Colipán, se enmarca en lo que se ha denominado "poesía etnocultural".
Según los estudiosos, Elicura Chihuailaf pertenecía a la generación de los años setenta, junto a autores como Raúl Zurita, con quien ha estado vinculado en el quehacer poético a través de recitales y publicaciones. Se le asocia también con autores que comienzan su actividad poética luego del golpe de Estado de 1973, la generación denominada, alternativamente, "de la diáspora y el exilio interno" o, como la caracterizara la académica Soledad Bianchi, "la generación dispersa". Esta incorporaría a la poesía mapuche de fines del siglo XX, definida por la voluntad de reivindicar pautas culturales históricamente desplazadas en el panorama de la poesía chilena.
La aparición de la poesía mapuche produjo un cambio en la concepción de la historia literaria chilena, organizada siempre y solo en torno a las grandes figuras de Mistral, Huidobro, De Rokha, Neruda o Parra.
En este sentido, uno de los debates que acompañó la aparición de estos poetas problematizó su incorporación a dicha tradición, considerando a la poesía mapuche como una producción cultural autónoma, arraigada fundamentalmente en la oralidad y alejada de otras pautas
poéticas.
Parte importante de la poesía mapuche también se planteó críticamente frente al Estado chileno, a través de la expresión de su cosmovisión e idiosincrasia como bandera de lucha frente a la marginación cultural.
Aunque no de manera exclusiva, esta poesía se enlaza con los discursos públicos mapuches reivindicativos y los problemas de sus comunidades que siguen presentes en nuestra realidad nacional.
El panorama actual, desde la década del noventa en adelante, ha traído consigo el surgimiento de nuevos actores mapuches en el campo intelectual y en el contexto urbano.
Elicura es fiel representante de lo anterior. Por lo demás, su obra ha sido traducida a varios idiomas, como el alemán, croata, francés, holandés, húngaro, inglés, italiano y sueco.
Junto al grupo Illapu musicalizó Bío-Bío, sueño azul, uno de sus poemas más importantes, mientras el compositor chileno Eduardo Cáceres ha puesto música a varios de sus versos.
Ha desempeñado el papel de mediador cultural, al ser una de las voces más representativas en la apelación crítica al Estado chileno, reivindicando el diálogo intercultural por medio de su intensa labor como traductor español-mapudungun.
El invierno y su imagen (1977) fue su primer libro de poemas. Más tarde, en julio de 1983, apareció el primer número de la revista Poesía Diaria, que dirigió junto a Guido Eytel. Posteriormente, en 1988, En el país de la memoria.
En 1991 reeditó su primera publicación, incorporando nuevos poemas, con el título El invierno, su imagen y otros poemas azules.
En el año 1995 publicó De sueños azules y contrasueños, que ganó el Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura para la Mejor Obra Literaria.
En poesía publicó Sueños de luna azul (2008).
También ha incursionado en otros géneros: en el ámbito del género de testimonio publicó Marta Lefimil (1990) y un ensayo paradigmático en el establecimiento del diálogo intercultural entre la cultura chilena y la mapuche: Recado confidencial a los chilenos (1999), frase citada al comienzo de mi intervención.
Posteriormente, en 2008, colaboró en Historia y luchas del Pueblo Mapuche.
Su labor como traductor ha sido un valioso aporte en la aplicación de políticas educacionales bilingües español-mapudungun y en los esfuerzos por afianzar los puentes que den lugar a un diálogo equitativo con las culturas indígenas.
En 1996, Chihuailaf antologó y tradujo la poesía de Pablo Neruda en Todos los cantos. Además, estuvo a cargo de la versión al mapudungun de La Araucana, de Ercilla, publicada en 2006, y tradujo la obra de Víctor Jara Canto Libre (2007). En 2009 compiló la edición bilingüe de Poesía y prosa chilena del siglo XX.
Una de las propuestas centrales de Elicura Chihuailaf es la oralitura, como actividad propia de las culturas indígenas en América.
Su obra ha permitido instalar el tema de la otredad en nuestra cultura y promover la relectura y reescritura de la historia.
Paula Miranda, académica de la Facultad de Letras de la Universidad Católica de Chile señala que "Él representa la riqueza de la cultura mapuche que ha sido amenazada, sometida e invisibilizada. Nos enseña otras formas de relacionarnos entre nosotros, con la naturaleza, con el pasado, con la memoria. Además de ser una poesía muy bella, un objeto estético muy potente, nos hace crecer espiritualmente, que es algo que se necesita mucho siempre".
Finalmente, el año 2020 su trabajo literario fue reconocido con el Premio Nacional de Literatura, cuestión de la cual nos sentimos tremendamente orgullosos.
Solo quiero concluir este homenaje con un poema precioso de nuestro premio nacional de literatura, el cual atesoro para mí y lo comparto con ustedes, La llave que nadie ha perdido:
La poesía no sirve para nada
me dicen
Y en el bosque los árboles
se acarician
con sus raíces azules
y agitan sus ramas el aire
saludando con pájaros
la Cruz del Sur
La poesía es el hondo susurro
de los asesinados
el rumor de hojas en el otoño
la tristeza por el muchacho
que conserva la lengua
pero ha perdido el alma
La poesía, la poesía
es un gesto, un sueño, el paisaje
tus ojos y mis ojos muchacha
oídos corazón, la misma música
Y no digo más, porque nadie
encontrará
la llave que nadie ha perdido
Y poesía es el canto de mis
Antepasados
el día de invierno que arde
y apaga
esta melancolía tan personal.
(De Sueños azules y contrasueños, 1995).
Querido premio nacional, gracias por tu obra, por lo que nos enseñas y por lo que nos permites hoy día hacer.
Muchas gracias.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).

La señora RINCÓN (Presidenta).- La idea es que cada Comité pueda hacer uso de la palabra.
En nombre del Comité del Partido Por la Democracia, va a hablar el Senador Jaime Quintana.

El señor QUINTANA (de pie y ante el podio ubicado al lado izquierdo de la testera).- Gracias, señora Presidenta.
Quiero saludar a la señora Ministra de las Culturas; por supuesto, a nuestro premio nacional de literatura Elicura Chihuailaf Nahuelpan; al Rector de la Universidad de La Frontera, Eduardo Hebel; a don Alejandro Beltrán, quien nos acompaña y que ha sido fundamental en la organización de este evento; lo mismo a Juan Sanhueza, del DAEM de Lautaro y de la Casa de la Cultura.
Me honra intervenir en este homenaje a uno de los más grandes de la literatura de este territorio lleno de culturas llamado "Chile". Estamos frente a quien escribió hace ya 22 años Recado confidencial a los chilenos, un libro poderoso porque nos golpea en la ignorancia y nos muestra con nitidez el desdén y la violencia que el Estado de Chile ha ejercido históricamente contra el pueblo mapuche.
Es un libro que hace unas dos semanas fue llevado a un hermoso mural en una de las principales paredes de un liceo intercultural Bicentenario por parte de sus estudiantes pehuenches de Lonquimay. Llevar a color azul las palabras de un poeta debe ser un maravilloso regalo.
Es un recado que ha llegado a muchas partes, pero lamentablemente no a este Hemiciclo. Precisamente ayer este Senado prorrogó por cuarta vez el estado de emergencia en el territorio donde vive nuestro premio nacional de literatura. Al recado de paz y reconocimiento de Elicura las instituciones del Estado le han respondido con el envío de tropas militares.
Debe ser entonces muy duro estar aquí recibiendo un homenaje de un cuerpo del Estado de Chile que todavía sigue sin escuchar la voz de la historia y su recado de urgencia.
Por suerte, el domingo el Presidente electo saludaba en lenguas indígenas el inicio de un discurso que promete abrir un nuevo ciclo de diálogo y reencuentro, que esperamos también se aplique en La Araucanía. Ayer, de hecho, todos pudimos ver el abrazo cariñoso y lleno de esperanza entre él y Elisa Loncón, la Presidenta de la Convención Constitucional que nos honra como país.
Elisa, al igual que Elicura, viene de las entrañas de un pueblo heroico sin el cual no se puede entender nuestro pasado ni menos nuestro futuro.
A pesar de todo, aquí estás.
A pesar de todo, sigues confiando en el pueblo de Chile.
A pesar de todo, sigues creyendo que tu casa azul de Quechurehue puede albergarnos a todos nosotros.
A pesar de todo, sigues confiando en la palabra y desde allí buscas incansablemente el reconocimiento de tu pueblo.
Elicura nació en Quechurehue, localidad de la comuna de Cunco, donde, como en toda la región, muchas comunidades indígenas fueron despojadas de las tierras que ancestralmente les han pertenecido, sin haber recibido hasta el día de hoy una reparación. Es el caso de la comunidad Juan Antonio Chihuailaf, donde sigue viviendo el poeta. Ojalá en aquellas épocas hubiera existido tanta preocupación como hoy por la usurpación.
Allí, en torno al típico fogón mapuche, Elicura desarrolló su infancia rodeada de naturaleza, de paisajes rurales y también de injusticias, elementos que rápidamente se transformaron en poesía.
¿Se puede escribir desde el dolor, la rabia y la opresión invitando a la venganza? ¡Claro que se puede! Y hay ejemplos bien reconocidos en la literatura universal. Podría haberlo hecho. Sin embargo, una de las características que más valoro de Elicura es que sus letras siempre han sido de reencuentro. Es un llamado persistente, como si un pájaro golpeara eternamente un terco árbol para que este abriera sus ramas hacia el sol y se reconociera como parte del mismo universo.
Me sumé desde el año 2010 a las iniciativas regionales, todas lideradas por las universidades de nuestro territorio, a fin de que Elicura fuese premio nacional.
Fue un proceso, como siempre, largo. El recado que trae su palabra siempre se demora demasiado en que lo entendamos.
El intelectual mexicano José Vasconcelos decía: "Una región no existe mientras no aparezca su cantor". El pueblo mapuche existe antes que la nación chilena. El desconocimiento, sin embargo, de la elite nacional insiste en no verlo y en ocultar tratados, libros de historia y poemas épicos. Ha sido la voz del poeta Elicura Chihuailaf la que ha logrado transformarse en un zumbido constante contra el racismo y la violencia; ha sido Elicura el cantor que ha llevado este dolor a todos los rincones del mundo.
Su literatura ha permitido a varios ver por primera vez al pueblo mapuche y así comprender mejor lo que pasó, pasa y seguirá pasando.
La palabra azul de Elicura está construida de raíces, cantos de pájaros, lluvia y cordillera. Es una palabra de paz que resiste y sigue abriendo caminos.
Este Senado es por esencia la casa de la democracia, construida palabra por palabra. No es la casa de la violencia. Aún queda tiempo para responder el recado de Elicura. Hagámoslo con palabras de convivencia. Retiremos el cañón de la mesa de conversación a la que nos invita el poeta.
Toda la poesía de Elicura es una invitación a conversar.
Tenemos una nueva oportunidad. La nueva Constitución puede ser la respuesta que Elicura ha estado veintidós años esperando. Todos queremos que la casa que habitamos, de nombre Chile, sea una ampliamente azul, donde no haya espacio para la violencia y donde quepamos todas y todos.
Le reitero al poeta Elicura Chihuailaf Nahuelpan toda nuestra admiración, respeto y reconocimiento en este justo homenaje a su obra y al profundo significado de su trayectoria.
Muchas gracias.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).

La señora RINCÓN (Presidenta).- Tiene la palabra el Senador Rodrigo Galilea, en representación de los Comités de Renovación Nacional y de la Unión Demócrata Independiente.

El señor GALILEA (de pie y ante el podio ubicado al lado izquierdo de la testera).- Muy buenas tardes.
Yo recuerdo bien la primera vez que supe, ignorantemente, de la existencia de Elicura Chihuailaf y de su poesía. Lo recuerdo en una entrevista que hacía en esa época -creo que fue el año 2003- Cristián Warnken en el programa La belleza de pensar. Y es ahí, en una conversación de cerca de una hora, donde me fui interesando en lo que Elicura escribía, en lo que Elicura pensaba, en lo que trataba de reflejar en su poesía.
Años después di con este libro (el Senador toma un libro en sus manos y lo muestra), que algunos de ustedes vieron cómo me autografió: la famosa obra La Araucana, de Alonso de Ercilla y Zúñiga, traducida al mapudungun justamente por Elicura; y no solamente eso, sino que también prologado, en que hace algunos comentarios, disquisiciones y pensamientos acerca de la relevancia de esta obra principal en la historia de Chile.
Y quiero concentrarme en esto, en la capacidad de Elicura Chihuailaf para tomar una obra que en estricto rigor es hispánica, de un autor español, y convertirla también en un importante patrimonio del pueblo mapuche y de todos los chilenos.
Neruda decía que La Araucana y Alonso de Ercilla tenían dos cosas relevantes: una, que Alonso de Ercilla era el inventor de Chile, que a través de La Araucana de alguna manera se crea nuestra forma de ser; y la segunda, que es algo muy notable dentro de lo que pensaba Neruda, que La Araucana no solo es un libro, sino también un camino.
Entonces, invito a todos quienes estamos acá a releer La Araucana. Probablemente todos la leímos en el colegio de pequeños; pero a releerla de adulto -y tengo entendido que a Elicura le pasó un poco lo mismo-, a edad más avanzada, uno vuelve a descubrir un universo completo: cómo Alonso de Ercilla describe al pueblo mapuche: cómo describe a sus grandes personajes; cómo describe, por ejemplo, al sabio y anciano Colo Colo, quien a través de sus consejos, cuando reprende a Caupolicán o a los demás loncos dice:
Debemos procurar con seso y arte
Redimir nuestra patria y libertarnos,
Dando a vuestras bravezas menos parte,
Pues más pueden dañar que aprovecharnos.
¡Oh hijo de Leocán! quiero avisarte,
Si quieres como sabio gobernarnos,
Que temples esta furia y con maduro
Seso pongas remedio en lo futuro.
O cómo describe a Caupolicán:
Varón de autoridad, grave y severo,
Amigo de guardar todo derecho,
Áspero y riguroso, justiciero,
De cuerpo grande y relevado pecho,
Hábil, diestro, fortísimo y ligero,
Sabio, astuto, sagaz, determinado,
Y en casos de repente reportado.
A través de todos esos personajes, a través de toda la historia en que enumera episodios muy ingratos para los españoles, conquistadores, no esconde también las propias flaquezas del pueblo mapuche: cómo Tucapel mata al cacique Puchecalco; cómo Tucapel se pelea con Rengo, en fin, van ocurriendo cosas muy desgraciadas por ambas partes.
Pero, finalmente, creo y comparto esta opinión de Neruda en el sentido de que La Araucana no solamente es un libro, sino también un camino.
El esfuerzo que hace Elicura Chihuailaf de traducirlo, de subirse a este barco que es La Araucana, a mí me parece de primera importancia, y ojalá todos releváramos esto lo suficiente.
Al terminar sus palabras en este prólogo, Elicura dice: "La cultura mapuche como toda cultura humana, como la tierra, la naturaleza, el universo infinito se estructura en y con aspectos positivos y negativos. La sociedad mapuche, por lo tanto, no es una sociedad idílica, como no lo es ninguna sociedad, pero es imprescindible como todas las culturas del mundo". Y termina expresando: "Soy mapuche y araucano, que es lo mismo que decir soy hombre de la tierra y soy rebelde, y estoy también llorando con el llanto digno y callado de don Alonso de Ercilla y Zúñiga, poeta azul y luminoso".
Quiero terminar estas palabras, Elicura Chihuailaf, pidiéndote que no llores, porque el esfuerzo que has hecho por dejar impresa la poesía, los sonidos, la onomatopéyica de la poesía y del lenguaje mapuche, es gigantesco y te lo agradecerá Chile en toda su historia.
Muchas felicitaciones.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).

La señora RINCÓN (Presidenta).- Muchas gracias, Senador Galilea, quien ha hablado en nombre de los Comités de la UDI y de Renovación Nacional, y también al Senador Quintana, quien antes habló en nombre de los Comités del PPD y del PS.
Senadora Provoste, tiene la palabra, en nombre de la bancada de la Democracia Cristiana.

La señora PROVOSTE (de pie y ante el podio ubicado al lado izquierdo de la testera).- Muy buenas tardes.
Quiero partir saludando a quien nos permite esta tarde reunirnos en este espacio, a quien hoy y desde hace ya tanto tiempo reconocemos y homenajeamos: al poeta Elicura Chihuailaf.
Deseo agradecer a Alejandro, quien ha sido también un actor muy importante para que este encuentro ocurra acá, en el Senado, y de manera muy especial, a Francisco Huenchumilla, Jefe de la bancada, quien me pidió que rindiera este homenaje en nombre de nuestros Senadores y Senadoras. Pero particularmente reconozco y valoro la generosidad de Francisco, de ser además un hermano nuestro que nos permite el enorme privilegio de expresar algunas palabras en este homenaje.
Agradezco también la presencia de la Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Quisiera comenzar estas palabras con una cita: "Durante largo tiempo se consideró a la cultura en singular. No se habló de culturas. Para los mapuche se habló de `cultura de resistencia', de `subcultura'. Hoy los más criteriosos hablan por fin de diversidad. El problema y el desafío es cómo concretizar esa diversidad. Esto nos lleva a reconocer que `la concepción de Estado nacional homogéneo y unitario' en su acepción decimonónica no puede seguir sosteniéndose.".
Las palabras que acabo de compartir fueron escritas por Elicura Chihuailaf hace más de veinte años, y representan precisamente el desafío que enfrentamos como país.
Vivimos en tiempos de cambio. Más aún, más que una época de cambios, vivimos en un cambio de época. El proceso constituyente, del cual nos hablaba el Senador Jaime Quintana, nos ha mostrado un camino inédito en la historia de nuestro país; un camino de democracia y también de diálogo que antes no habíamos visto. Se trata de un diálogo que va más allá de la deliberación entre dos o más coaliciones políticas, sino que apunta a la conversación auténtica entre culturas diversas.
Esto se ha demostrado no solamente con la inclusión, por primera vez en nuestra historia, de los pueblos originarios en la Convención Constitucional a través de los escaños reservados, que tantas peleas nos costó y que, a pesar del orgullo que sentimos por ello, aún son tan esquivos y subrepresentados en este espacio: también se manifiesta en lo que podríamos denominar "un ethos intercultural", el imperativo del diálogo entre culturas diversas.
Es algo que ha expresado muy bien la Presidenta de la Convención, Elisa Loncón, quien dijo que lo intercultural del Estado implicará el conocimiento y la valoración de los pueblos en la sociedad chilena y la instauración de políticas de diálogo no represivas. Ello requiere una educación cívica y pública permanente que conduzca a conocer a nuestros pueblos; saber de nuestras lenguas, de nuestras historias, de nuestras cosmovisiones, de identificar las contribuciones al país. La condición intercultural del Estado dará sentido común y colectivo a la plurinacionalidad, permitiendo las identidades diversas y la valoración de las raíces indígenas de nuestra nación. Es el tránsito desde una lógica intercultural funcional a una lógica intercultural transformadora de la realidad.
Pues bien, uno de los primeros en entablar esta conversación entre culturas fue el poeta que hoy homenajeamos aquí, en este Senado. En tiempos de peligro, en que las comunidades mapuches sufrían la represión en La Araucanía, el poeta se inscribió en esa tradición oculta de la literatura chilena del recado, forma literaria que va entre el ensayo y la carta y que cultivó con excelencia nuestra Gabriela Mistral. Ese encuentro entre estos talentos del norte y del sur es como el encuentro entre nuestros pueblos y nuestras culturas.
Así, en su ya clásico Recado confidencial a los chilenos, expresó tanto las diferencias del pueblo mapuche con el pueblo chileno como sus puntos de encuentro, y al relatar su propia historia de vida -la Casa Azul, que representa la memoria de su niñez, aquella que en el día de hoy se ve expresada en los murales de los que nos relató el Senador Jaime Quintana en su propia zona y que da cuenta de las historias de sus abuelos que hablaban en mapudungun-, logró introducir al lector en las vivencias de una cultura distinta, que se resiste a la asimilación.
Compartió también los dolores de un pueblo que ha sufrido la usurpación de tierras y la negación de su historia. Famosa es, hasta el día de hoy, su reivindicación de nuestra hermosa morenidad, que ha sufrido, sin embargo, la discriminación de una educación que usted llama "blanquizadora". Esa educación configuradora de lo que Alejandro Lipschütz denominó "sociedad pigmentocrática" es la que el poeta nacido en las tierras de la precordillerana sur del Wallmapu nos invita a superar; una realidad aún tan enraizada en nuestra cultura.
También hay que destacar su defensa de la oralidad, de esta oralidad en toda su escritura; de esta oralidad nativa que lo lleva a definirse como "oralitor" más que como escritor; entendiéndose el oralitor como aquel que comprende que la palabra se sostiene sobre la base de la memoria de un pueblo, de una cultura. Nace de la memoria de sus antepasados, del conocimiento del cosmos, de la tradición, de la conversación, de la propia realidad que vive. Así realiza su construcción poética, y de aquí emana una poesía coloquial y mágica que se comunica con el lector y lo envuelve. Y lo envuelve, como decía el Senador Galilea, desde esos tiempos con el aroma de los alerces, de los peumos, entre otros.
Elicura Chihuailaf Nahuelpan pertenece, en efecto, a una tradición hoy lamentablemente en retirada. Me refiero a la tradición del poeta político. No quiero decir con esto que es el poeta "militante" o simplemente el poeta que participa en política: me refiero a una tradición más antigua y que tiene sus raíces en Grecia. Allí fue Solón, poeta y legislador, quien dio a Atenas algunas de sus reglas más duraderas. Si avanzamos en el tiempo, vemos que la Eneida, de Virgilio, se confunde con el proceso de formación del Imperio Romano. Más adelante, Dante Alighieri -precisamente este año se conmemoran setecientos años de la muerte del poeta florentino- logra combinar sus reflexiones políticas y su poesía.
En Chile tenemos, entre otros, a Pablo Neruda y su poesía, el Canto General, que busca reescribir la historia no solo de Chile, sino que de toda América Latina; y a Gabriela Mistral, con el Poema de Chile, que nos permite recorrer y atesorar la vitalidad de nuestra tierra y su diversidad.
Elicura Chihuailaf pertenece a esa estirpe de poetas. Como él mismo ha dicho, la poesía es el lenguaje primordial, el origen de todo proceso de creación; es aquella llave que nadie ha perdido, pero que aparece en los ejercicios de nuestra memoria histórica. En este sentido, la palabra poética debiera ser también el origen de toda política y de todo diálogo constructivo entre culturas.
Por eso nos duele que haya quienes no creen en el diálogo; ese diálogo al que usted nos invita una y otra vez a través de su poesía. Aquellos que se resisten a ese diálogo creen en la militarización; nosotros seguimos animándonos, emocionándonos no solo con sus palabras, sino también con la esperanza de que el diálogo sea el motor transformador en nuestra sociedad.
La creación de Chihuailaf nos lleva a un remanso vegetal, al rumor de los esteros, al lenguaje del bosque, a los extensos y profundos silencios, a los pálpitos de la montaña, a los secretos de su cultura, a la conversación que le hace elaborar su escritura.
Este es el significado de Elicura: la piedra transparente; de Chihuailaf: la neblina extendida sobre el lago; de Nahuelpan: el puma que se desliza entre las selvas cordilleranas. Es el poeta que enuncia su voz como los arroyos de su tierra.
Felicito, por tanto, en nombre de nuestra bancada a Elicura Chihuailaf por el Premio Nacional de Literatura obtenido el año 2020 y por su contribución a reconocer el universo poético de nuestra cultura ancestral.
¡Jallalla, hermano!
Muchas gracias.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas)
.

La señora RINCÓN (Presidenta).- Muchas gracias a la Senadora Provoste, quien ha hablado en nombre de la bancada de la Democracia Cristiana.
A continuación, tiene la palabra el Senador Alejandro Guillier, a nombre de la bancada de Independientes.

El señor GUILLIER (de pie y ante el podio ubicado al lado izquierdo de la testera).- "Escribir -dice Elicura Chihuailaf Nahuelpan- es una forma de resistir". Pero es una resistencia desde la ternura, desde el amor, desde la compasión. Y lo señala: "Nuestra lucha es por la ternura".
Hoy este Senado rinde homenaje, algo tardío -en Chile siempre hay que ganar algún premio para que se reconozca el talento, como que ahí alguien se reafirma-, al primer mapuche que obtuvo el Premio Nacional de Literatura, en 2020. Eso solo, por cierto, amerita ya un homenaje.
Pero su trabajo no es únicamente poético. Su proyecto desborda los límites convencionales de la literatura, al menos local, para abrazar con fuerza y ternura la cosmovisión del pueblo mapuche, su amor a la tierra, a la naturaleza, a la reivindicación de la libertad. Nos habla de sus ancestros, nos regala una perspectiva que funde todas las dimensiones de la vida y las une con la naturaleza, pero sin jerarquías, sin dominio, sin aprovechamiento; solo en virtudes. Y también aborda, sin tapujos, los problemas y dolores de las comunidades originarias en Chile, particularmente mapuche.
De esta manera, desde la literatura, Elicura Chihuailaf recoge la cultura oral, aquella que bebió desde niño en los fogones comunitarios de su natal Quechurehue, en Cautín.
Pertenece a una generación que comenzó su actividad literaria luego del golpe de Estado, como se ha destacado aquí. Pero es mucho más que eso. Es parte de la llamada "generación dispersa", aquella que incorpora un relato desde la voluntad de reivindicar pautas culturales indígenas, históricamente desplazadas en la escena poética chilena.
Quizás es prematuro hablar del "legado" de nuestro hoy homenajeado, cuando sin duda le queda un amplio camino en la creación literaria. Pero cada una de sus obras va aportando más y demostrando su autonomía para la elaboración cultural, arraigada en la oralidad y alejada de las pautas europeas, simbólicas, modernistas, que suelen imperar en los círculos académicos en nuestro país. Esa línea creativa ha provocado un cambio en la concepción de la historia literaria chilena que ya se encontraba esbozada en torno a figuras como Mistral, Huidobro, De Rokha, Neruda o Parra.
Nos enseña, además, que él es un oralitor, una voz de los sin voz, pero también aquel que hace hablar a los antepasados, que logra establecer un diálogo con ellos. Porque el arte es conversación y consiste en aprender a escuchar, incluso más que a decir. En ese ambiente, en esos fogones se forjó nuestro homenajeado.
Y la diferencia le ha permitido instalar el tema de la otredad en nuestra cultura; promover la relectura y reescritura de la historia; volver a formular preguntas en torno a las identidades nacionales, pero desde una perspectiva étnica, en un momento, como aquí se ha mencionado, de un proceso constituyente que comienza a elabora una nueva Constitución que tendrá que hacerse cargo de la gran deuda que tenemos como sociedad multicultural, multiétnica, y que debe trabajarse en cada uno de los territorios. En ese contexto, se anticipa más de treinta o cuarenta años a este cambio que se empieza a producir en nuestro país.
Por cierto, reflexiona sobre la militarización de La Araucanía y sobre un Estado que históricamente no ha sabido escuchar la voz profunda del pueblo mapuche, con siglos de memoria de violencia materializados en un desarrollo contra la naturaleza, a la que se aborda como un simple recurso productivo, inagotable, utilitario. En suma, un desarrollo contra la naturaleza que es, en definitiva, en contra de los seres humanos. Y lo vemos a diario: las plantaciones que van dejando desérticas muchas zonas, que hacen impracticable la economía familiar campesina, la economía indígena. La lucha del pueblo mapuche es una lucha por la supervivencia, porque los estilos de desarrollo impuestos en sus territorios simplemente los hacen inviables, y sin la tierra, sin el agua, sin la naturaleza, no es posible su supervivencia.
También critica a los políticos. Dice que nos miramos el ombligo, que no pensamos que el territorio es la cultura: "Y mientras la política se siga haciendo así, desde esa visión de ombligo, seguirá en la ceguera de lo que hay que hacer para que su labor responda a las necesidades de un territorio y de todos los componentes de la naturaleza, incluidos los bosques y el agua de la vida".
En esta lucha, Elicura Chihuailaf reivindica el diálogo intercultural desde el respeto, desde la compasión, desde la tolerancia, pero con vigor, desde el derecho. Es, además, un gran traductor español-mapudungun.
Hay que reconocer su importante labor como traductor, el aporte a las políticas educacionales bilingües y sus esfuerzos para afianzar los puentes que dan lugar a un diálogo equitativo con las culturas indígenas. Ha traducido al mapudungun a Pablo Neruda, a Víctor Jara e, incluso -se mencionaba aquí-, La Araucana, de Ercilla.
Creo, estimados colegas, Senadoras, Senadores, que homenajear en vida la obra y compromiso de este extraordinario interlocutor cultural no solo persigue el reconocimiento a su persona, a sus virtudes, que las tiene, y a su obra, que ha sido traducida a decenas de idiomas y lenguas, sino que es un reconocimiento, o debe serlo, a la otredad, bajo la noción de un Chile multicultural, que se niega a reconocerse a sí mismo en una diversidad que solo lo enriquece.
Elicura Chihuailaf es también un embajador de la narrativa de la naturaleza, un traductor de la naturaleza.
Es muy importante escuchar su llamado urgente a volver a las raíces, a amar la naturaleza y a amarnos a nosotros mismos. Siempre el poeta, el escritor, aspira a remecernos. Decían los griegos que la poesía es la forma superior de conocimiento, porque puede llegar mucho más allá que el rigor de la lógica, pues abarca el corazón, el alma, el convencimiento, los valores, la ética.
Y, sin duda, su mensaje se anticipa a lo que ha sido el desarrollo del país, porque hoy el cambio climático, las diversidades, la sequía, incluso los conflictos sociales, nos hacen decir: "Estos llamados de atención o se escuchan o vamos a vivir tiempos cada vez más difíciles".
Por eso, Elicura Chihuailaf es un verdadero y auténtico luchador por la ternura.
Muchas gracias.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).

La señora RINCÓN (Presidenta).- Gracias, Senador Alejandro Guillier.
Tiene la palabra, por el Comité del Partido Revolución Democrática, el Senador Juan Ignacio Latorre.

El señor LATORRE (de pie y ante el podio ubicado al lado izquierdo de la testera).- Muy buenas tardes.
Es un honor para mí dirigir algunas breves palabras al poeta Elicura Chihuailaf, a quien este Senado le rinde un merecido homenaje por haber obtenido el Premio Nacional de Literatura del año 2020.
Elicura Chihuailaf expresa en su obra un camino de enseñanza de nuestros antepasados. Es la voz de sus ancestros, de nuestros ancestros, de nuestro Chile mestizo, de nuestro Chile pluricultural, plurinacional.
Y también permite visibilizar la deuda histórica que el Estado mantiene hasta el día de hoy con el pueblo-nación mapuche.
Chile es de los pocos países en América Latina que ni siquiera reconocen constitucionalmente la existencia de los pueblos originarios. Es una deuda histórica que, claramente, ha acumulado un conflicto de difícil solución, complejo.
No hay recetas fáciles, pero sin duda que su poesía abre un camino y expande conciencias para una perspectiva distinta, civilizatoria, para enfrentar este conflicto y esta deuda histórica.
Todos queremos desarrollo, pero la pregunta es ¿qué desarrollo? Y la palabra poética de Elicura expresa que el pueblo-nación mapuche quiere desarrollo, pero uno que no vaya en contra de la naturaleza; un desarrollo que respete el Wallmapu, que respete la cultura, que respete el buen vivir, el kume mongen.
Chile debe avanzar hacia un Estado plurinacional. Y yo tengo esperanza en que el proceso constituyente en marcha, liderado por la lamngen Elisa Loncón y con la bancada constituyente de pueblos originarios, que este mismo Congreso aprobó para que estuvieran presentes por primera vez, con derecho a voz y a voto, en un diálogo del más alto nivel, va a llegar a buen puerto. Tengo esperanza y confianza en que abrirán ese camino hacia un Chile plurinacional, con el liderazgo de Elisa Loncón y con tantos y tantas que la acompañan.
Asimismo, este Congreso, que fue capaz, en una señal mínima de reconocimiento, de aprobar esa bancada constituyente de pueblos originarios, lamentablemente aprueba cada quince días el estado de excepción constitucional de emergencia en la macrozona sur: ayer acá, en el Senado, y hace dos días, en la Cámara de Diputados. Y lo va a seguir haciendo así, probablemente hasta al término del Gobierno de Piñera.
En el siglo XIX, el Congreso autorizó la invasión de las Fuerzas Armadas a las tierras mapuches, al Wallmapu, con unas poquitas excepciones, con unos pocos votos en contra en aquel Parlamento del siglo antepasado. Y hoy se repite esa misma dinámica, y esperamos que no el mismo desenlace, porque es muy riesgoso, muy riesgoso. Sabemos cómo empieza, pero no cómo termina ese proceso de militarización en una zona en conflicto, con una deuda histórica como la que el Estado de Chile tiene con los pueblos originarios, y particularmente con el pueblo-nación mapuche.
Y yo espero que la poesía de Elicura Chihuailaf nos permita abrir otros caminos, para que el diálogo le gane a la violencia y la democracia le gane a un autoritarismo que muchas veces se esconde detrás de la defensa de intereses particulares, de grupos latifundistas, de empresarios forestales. Allí existen intereses económicos muy fuertes. Pero confiemos en que sea la democracia la que le gane a esa vuelta conservadora y autoritaria.
Y así como el domingo 19 de diciembre la esperanza le ganó al miedo, yo espero que sea la democracia, el diálogo, la palabra y su poesía, Elicura, las que abran esos caminos.
Muchas gracias por su poesía, poeta Elicura Chihuailaf.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).

La señora RINCÓN (Presidenta).- Gracias, Senador Latorre.
Tiene la palabra la señora Ministra y luego le daremos la palabra a Elicura Chihuailaf.

La señora VALDÉS, Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (de pie y ante el podio ubicado al lado izquierdo de la testera).- Muy buenas tardes, Presidenta del Senado, señora Ximena Rincón.
Por su intermedio, también saludo a las Senadoras y los Senadores presentes; a Elicura Chihuailaf, premio nacional de literatura; a las y los invitados a esta sesión tan especial.
El 1 de septiembre del año pasado, Chile reconoció a Elicura Chihuailaf, poeta de Quechurehue, con la mayor distinción existente para las y los creadores de las letras nacionales que otorga el Estado de Chile, a través del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, cuando el jurado le entregó el Premio Nacional de Literatura 2020.
Leo la fundamentación unánime de ese voto: "Por su vasta trayectoria y por su capacidad de instalar la tradición oral de su pueblo en una escritura poderosa, que trasciende la cultura mapuche. Con maestría y haciendo uso de una expresión muy propia, ha contribuido de forma decidida a difundir su universo poético en todo el mundo, amplificando la voz de sus ancestros, desde la contemporaneidad".
Entonces, Elicura, desde España, donde se encontraba, recibió de mi parte esta histórica noticia con palabras tan sinceras como llenas de simbolismo. Las cito: "Este Premio Nacional pondrá énfasis en que la naturaleza nos está dando una gran señal: conversando podemos avanzar por el ancho camino del buen vivir. La lucha nuestra es una lucha por la ternura".
Respeto, naturaleza, diálogo y convivencia: conceptos que sintetizan los valores y anhelos del país que la ciudadanía quiere construir y fortalecer como una raíz en que se sustenten las generaciones próximas.
Muchas gracias, Elicura, por inspirarnos y esperanzarnos en este recorrido lleno de aprendizajes, desde el saber de los pueblos que habitan este territorio hoy llamado "Chile", pero que en tiempos precolombinos tuvo nombres de aves, de animales, de piedras, de árboles y flores, de agua, de barro y de nieve, como lo dijo también una poeta.
Vuelvo a tus versos, Elicura, y los comparto para invitarlos a atesorarlos en este proceso de desafíos: "Cada cultura es una delicada flor que hay que cuidar para que no se marchite, para que no desaparezca. A veces pueden parecernos semejantes, pero cada una tiene su aroma, su textura, su tonalidad particular. Y aunque las flores azules sean nuestras predilectas, ¿qué sería de un jardín solo con flores azules? Es la diversidad la que otorga el alegre colorido a un jardín".
Muchas gracias, Elicura.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).

La señora RINCÓN (Presidenta).- Muchas gracias a la señora Ministra de las Culturas.
Ahora le damos la palabra a nuestro premio nacional de literatura, el poeta Elicura Chihuailaf Nahuelpan.

El señor CHIHUAILAF, premio nacional de literatura 2020 (de pie y ante el podio ubicado al lado izquierdo de la testera).- Mari Mari pu peñi, pu lamgen. Mari mari kom pu Che tvfachi trawvn mew, tvfachi nvtramkan mew fachantv, wvle, rumel...
Zuguaiñ ka mollfvñche zugun fewla. Tañi rofvlam ta kvpayiñ. Azkintuafil ta Mapu ka inkañpeal fey mew. Kvpayiñ Ko ñi fvn taiñ rakizuam. Neyen tati tukulpan fey taiñ neyvn.
--(Texto transcrito por Elicura Chihuailaf, quien también hizo llegar la traducción respectiva al castellano, que es la siguiente:
"Buenas tardes hermanos, hermanas, amigas, amigos. Buenas tardes a toda la gente que se encuentra en esta reunión, en esta conversación de hoy, de mañana, de siempre...
En esta ocasión tendremos que hablar en castellano. Todos los seres vivos hemos venido para abrazarnos; a contemplar la Tierra y a defenderla hemos venido. Semilla de Agua es nuestro pensamiento; brizna de la memoria es nuestro respirar").
Muchas gracias, Senadores, Senadoras, amigos y amigas.
En pocas oportunidades he sentido la emoción de este instante. Cuando se me habló de la posibilidad de este homenaje -Alejandro Beltrán mediante, profesor de un liceo que lleva el nombre de un gran poeta con sobrados merecimientos para haber sido premio nacional de literatura, Jorge Teillier-, se me dijo que podía aceptar o no la invitación, seguramente por lo que ustedes han comentado en sus conversaciones de esta tarde. Pero, conforme a la enseñanza, las conversaciones, los cantos, los cuentos, las adivinanzas, los consejos de nuestra gente mayor, de mi abuelo, que era el lonco de nuestra comunidad, este ofrecimiento lo entendí no a mi persona, sino como un cambio o el principio del cambio de un paradigma, porque en este instante estoy en un lugar que, como también se ha recordado, ha dictado leyes que han insistido en la violencia hacia nuestros pueblos nativos.
¿Qué es ser un pueblo nativo? Es simplemente tener memoria; recordar que, como dice nuestra gente, nadie elige, nadie eligió, nadie elegirá nacer en un tiempo determinado, en un lugar, un color, una historia, un idioma o una visión de mundo. Pero tenemos una tarea, nos dicen, que es conocer lo que nos ha tocado, porque conocer es la única posibilidad de amar aquello y de, por lo tanto, amarnos a nosotros mismos.
¡Cómo podemos hablar de diversidad si no tenemos ternura por nosotros mismos!
Nuestra gente dice "debemos tener amor por todo lo que está en torno de nosotros", porque nosotros somos la naturaleza, pero no el centro; somos uno más entre todos los seres vivos, incluidos aquellos aparentemente inanimados, como las piedras, como los minerales, como los ríos, como los bosques, como los insectos, como los virus, como las bacterias, como los pájaros, como las estrellas.
Hay un orden natural, que no es el que pretende instalar la denominada "autoridad"; el orden natural es el que nos muestran los árboles en el bosque, las piedras y -reitero- las estrellas, porque nosotros somos una conversación entre el infinito y aquello perecedero, que es la madre-padre tierra.
Cuando hoy se habla de conflicto, la autoridad olvida, subsume esa profunda realidad. Y lo digo tal vez con algo de enojo, jamás con odio; lo digo porque el conflicto no lo han instalado nuestros pueblos, sino el Estado. Y esto, les digo, es transversal y universal. Hoy lo sabemos bien, pues este momento pandémico nos lo ha enseñado.
Hoy la metáfora se transforma en realidad. Somos una aldea, el mundo es una aldea, y es hora de comprender que el ser humano, sin excepción, proviene de pueblos nativos. En cada ser humano, de cualquier color, de todos los hermosos colores, conversa un ser nativo. Y es hora de comenzar a escucharlo, es hora de comenzar a amar a ese ser nativo, para entonces amar y comprender que, cuando hay amor, la respuesta es más amor, que, cuando hay violencia, la respuesta, en defensa de esa madre-padre que nos ha dado todo, es la rebeldía.
Lo digo con mucho cariño, pero a la vez con mucha fuerza: para que termine la violencia, se tiene que terminar con la violencia. El Estado tiene que asumir que el conflicto lo ha creado el Estado.
Yo distingo dos Chiles: uno, el Chile superficial y enajenado, que instaló un gran problema conceptual, ya referido aquí, teniendo como concepto central el desarrollo. Nos convocan a trabajar por un desarrollo, pero no ponemos sobre la mesa cómo estamos comprendiendo ese concepto.
Ese es el Chile que yo llamo "superficial y enajenado", porque quienes lo vivimos en los distintos lugares de este país, hoy aún llamado "Chile", sabemos que el desarrollo tiene que ver con la defensa de la naturaleza, es decir, con la defensa de nosotros mismos.
Cuando se desdeña la oralidad, vuelve otra vez la pregunta: ¿qué pueblo, en qué lugar del mundo, ha comenzado escribiendo? ¿No es acaso todo ser humano el que, parado frente al universo, se pregunta esto a cada instante, todos los días? Tendríamos que actuar en consecuencia, para ir develando, en conjunto, en conversación, ese misterio, que nos preocupa.
Parados frente al universo estamos todos, todas las generaciones, pasadas, presentes, futuras; estamos allí preguntando: ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?
Entonces, este Chile, superficial y enajenado -y no hablo solamente de este; lo nombro porque es lo que nos toca en lo inmediato, pero esto ocurre en todo el mundo-, ha impuesto conceptos unilaterales, también de educación, de justicia, olvidando la legitimidad; ha levantado una muralla con conceptos unívocos, que no nos ha dejado vernos, o, para ser más precisos, que no le ha permitido a la chilenidad, profunda en este caso, que es la mayoría, vernos, y verse.
Desde hace ya por lo menos tres décadas me he declarado un escéptico optimista. Escéptico frecuentemente, pero sosteniendo siempre la esperanza.
Hoy día se vive un instante histórico, como cada día, como cada minuto, como cada segundo, pero "Histórico" con mayúscula. Porque, se quiera o no, hay un cambio de paradigma.
Por fin parece que en este lugar, y ojalá en el mundo, se comienza a optar por la conversación.
Yo espero que así sea.
Que este libro, que tendrá que ser poético, escrito con palabras poéticas, que es la Nueva Constitución, ponga como centro la necesidad de la conversación; esta conversación que se ha ido perdiendo, que tendría que estar sobre la mesa de las autoridades en primer lugar, para resolver, como ya se dijo, los conflictos, sobre todo cuando se trata de las instituciones del Estado, el cual, recordemos, usurpó un territorio. Y eso requiere una reparación y requiere, sobre todo, una conversación, que estamos esperando.
En lo particular, en el pueblo mapuche, ustedes saben, está en la historia la celebración de parlamentos, que nuestro pueblo, nuestros consejos instalaron; se entregaron a esa conversación con el imperialismo español de entonces, tan feroz como el de Estados Unidos hoy. Luego se hicieron parte, también, del parlamento con el Estado chileno. El imperialismo supo respetar los acuerdos, en gran parte, lo cual no ocurrió con el Estado chileno.
Entonces, les hago un llamado a ustedes, como autoridades.
Me emociona, como les decía al comienzo, que todos los sectores se hayan parado en esta mesa, a la que me han invitado.
Ahí aparece el ser humano. Lo sentí, y me emocionó mucho, porque aparece el ser humano, y lo veo, como les dije, parado, haciéndose esa pregunta ante el universo. Porque finalmente en nosotros vive, como nuestra gente sabe, el Kalfü epeu, un hermoso relato, poco conocido, que es el relato del azul, que nos dice que el espíritu mapuche vino, como todo espíritu, desde el azul, pero no desde cualquier azul, sino desde el azul del oriente, desde donde se levantan la luna y el sol, que es la dualidad que nos rige y que llega a instalarse en su casa transitoria que es nuestro cuerpo; cuerpo que está representado por el corazón, que es como una piedra no pulimentada. Y como el espíritu viene del universo, posee el agua de las palabras, la capacidad de entender el habla, del cual es parte. Entiende el habla de la naturaleza. Nos dice por qué la conversación es fundamental para todos los pueblos nativos, para todos los pueblos con memoria: porque el espíritu posee esa agua (denominada, en principio, como onomatopeyas), que hay que hacer fluir, para que vaya pulimentando, poco a poco, esa dura roca que es nuestro corazón.
Es el trabajo que tanto requieren quienes, como ustedes, hacen uso del poder, en cualquier lugar en que se encuentren.
Por eso, cuando yo hablo -porque finalmente estamos hablando- lo hago gracias a la memoria de nuestros antepasados, a los cuales recurrimos cuando hablamos y cuando silenciamos.
Nuestro espíritu y nuestro corazón no dejan de conversar.
Entonces, ¿es tan difícil escuchar? Sí, sabemos que es muy difícil. ¡Cómo vamos a escuchar a los demás si no somos capaces de escucharnos nosotros mismos! ¿Por qué tantas veces no somos capaces de asumir el arte de la conversación, el que, como se recordaba esta tarde, lo da el aprendizaje de escuchar?
¡Cómo no vamos a recurrir, cómo no vamos a sentir ternura y agradecimiento por el pensamiento, por las voces de nuestros antepasados, si son las que alimentan nuestros pensamientos, si son las que nos regalan los pewma, como decimos en mapudungun, "nos regalan los sueños", que nos hacen comprender que somos presente porque somos pasado y que solamente por eso somos futuro!
Si olvidamos y perdemos la memoria, si no comprendemos la profundidad de lo que vivimos, ¡cómo vamos a soñar esas voces que en el círculo de la vida se nos aparecen al final de la noche, antes que comiencen a aparecer los primeros rayos del sol!
Esa es la invitación que yo les traigo.
Y mientras les converso, ¡cómo no voy a dejar de pensar en nuestras comunidades, agredidas hoy día; en la continuidad de la ocupación militar, que ya lleva tantos y tantos años; en una democracia de la que, sinceramente, no hemos sido parte! Pero me sumo porque me parece que hoy comienza la posibilidad de esa gran conversación; es la esperanza.
Ojalá mi escepticismo tenga una respuesta y que sea la vivencia de la esperanza, de que no es necesario -para qué- acumular riquezas: la verdadera riqueza, ya sabemos, está en la tranquilidad de saber que fuimos capaces de escucharnos, en primer lugar, a nosotros mismos.
Finalmente, recordando a nuestra gente, que sigue siendo violentada, sobre todo en las comunidades hoy denominadas "en conflicto", y recordando a quienes han perdido la vida en esa lucha o tienen que enfrentar la cárcel, quiero aprovechar la oportunidad de estar con ustedes y, como les digo, manifestarles mi afecto personal, pero también desde esa memoria que me regalaron mis abuelos, mis padres, una familia numerosa allí, en la comunidad de Quechurehue.
Quiero dejarles este poema hoy, cuando está siendo violentada el agua, que es, ni más ni menos, el agua de la vida; cuando están siendo violentados los bosques nativos, que son, ni más ni menos, los protectores del agua; cuando está siendo violentada la memoria de las culturas.
Yo, incluso, he asumido este diálogo, en el cual he puesto mi energía. Me tocó nacer en la comunidad de Quechurehue, en la precordillera de la Región hoy llamada "de La Araucanía", en nuestra Wallmapu; vivir en la cultura mapuche, aprender a amar mi hermosa morenidad para poder, entonces, amar y abrazar a la hermosa rubiedad, blanquidad, a la hermosa negritud, a la hermosa amarillentud. Soy agradecido porque ellas se hayan reunidas también en hijos, hijas, nietos, nietas. Y no es una metáfora: tengo el regalo de abrazar la diversidad de colores del mundo en mi casa.
De lo que les hablo es de la búsqueda, como les digo, de la conversación hoy. Y quiero decirles que cuando se inicia una conversación, se trata de que ella sea fructífera, para que nos enriquezca y no nos deje simplemente en el discurso, sino que sea realidad en todo aquello que queremos.
Itrofill Mogen se llama el poema, que tiene que ver con nuestro concepto de naturaleza, que se podría traducir como "biodiversidad", pero que literalmente significa "la totalidad sin exclusión", "la integridad sin fragmentación de la vida".
Recordándoles a ustedes, permítanme decírselo, que ojalá reflexionen sobre este hecho hoy, cuando la política se ha transformado en el centro del vivir nacional, desde esa memoria nativa, como todos los pueblos nativos de este lugar; cuando se piensa que la política es el centro del quehacer chileno, esta chilenidad que yo he dejado que dialogue, que he invitado a dialogar con mi mapuchidad, y por eso he tendido puentes entre ellas, porque no puedo ser un demediado. Recuerden que la política es un fragmento del quehacer cotidiano y trascendente de un lugar.
El territorio en el que tenemos que caminar es el territorio cultural. Espero que la política vuelva a recordar que es un fragmento, como lo es el ser humano en la naturaleza, un fragmento del territorio cultural.
Cuando la política se haga con ese sentido, va a responder, como no lo está haciendo ahora, a las necesidades de las comunidades, de los individuos y de los territorios.
May, ¿iney feyentulayafuy?
pigeken: Ti Ko fey ta Mogen
¿Welu chem kam ta ko
mvlenole Kvrvf?
¿Welu chumkey ti Kvrvf
ka ti Ko mvlenole Mapu?
¿Welu chumkey ta Mapu
mvlenole ti Kvtral?
El agua de la vida
Sí, ¿quién puede dudarlo?
me dicen: El Agua es la Vida
¿Pero qué hace el Agua
sin el Aire?
¿Pero qué hacen el aire
y el agua sin la Tierra?
¿Pero qué hace la Tierra
sin el Fuego?
¿Pero qué hace el fuego
sin el Sol?
¿Pero qué hace el Sol
sin la ceniza de la Luna?
¿Pero qué hace la Luna
sin el canto del Silencio?
¿Pero qué hace el silencio
si no sucede la Contemplación?
¿Pero qué hace la contemplación
sin la Palabra?
¿Pero qué hace la Palabra
sin el aliento de la Naturaleza?
¿Pero qué hace la Naturaleza
sin el Agua de la Vida?
Por favor, continúe usted este poema:
En medio de los últimos bosques
En el rocío de la madrugada
A orillas de los menguados ríos
saltos, lagos
Mirando los barcos en el horizonte
del mar
y en el aire contaminado del día...
En la cumbre nocturna y más delirante de la
imaginación.
Muchas gracias, Presidenta.
Muchas gracias.
--(Aplausos prolongados).

El señor GUZMÁN (Secretario General).- A continuación, la Presidenta del Senado, Honorable Senadora señora Ximena Rincón, y el Vicepresidente del Senado, Honorable Senador señor Jorge Pizarro Soto, en representación de todas las señoras y los señores Senadores, harán entrega al homenajeado de un presente con motivo de esta sesión especial y reconocimiento.
--(La Presidenta y el Vicepresidente del Senado entregan presentes de reconocimiento al homenajeado).
--(Aplausos prolongados, luego de lo cual las Senadoras y los Senadores se acercan al señor Elicura Chihuailaf para saludarlo).


La señora RINCÓN (Presidenta).- Gracias, queridos colegas.
La verdad es que ha sido una hermosa sesión.
Agradecemos a todos y a todas.
Se levanta la sesión.
--Se levantó a las 16:54.
Mario Inostroza Sepúlveda
Jefe de la Redacción suplente