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  Ausencia de responsabilidad social empresarial

  Por Camilo Escalona, Presidente del Senado

24 de mayo de 2012

Dos comunas tan propias de nuestro país como Freirina y Calbuco, tan singulares en su naturaleza y productividad, padecen ambas de la ausencia de responsabilidad social de sus principales fuerzas empresariales. Es el caso de las productoras de alimento de cerdos y de salmones, respectivamente.

El grave peligro ambiental de Freirina fue, para el caso de Calbuco, la llamada crisis del virus ISA que, por la sobreexplotación de las cargas de agua y de los espacios de crecimiento del recurso acuícola, condujo a una catástrofe social y económica, cuyas consecuencias fueron decenas de miles de empleos perdidos y el empobrecimiento de la fuerza laboral que ahora sufre el abuso de los mismos que provocaron esa crisis, que extenúan a sus hombres y mujeres, violando flagrantemente las normas laborales para anular los sindicatos  e imponer salarios que apenas llegan a la mitad de su valor, en relación al momento del inicio de la crisis. Es decir, la irresponsabilidad empresarial la pagan los mismos trabajadores que la sufrieron. Una situación social y éticamente inaceptable.

Al igual que en Freirina, la rabia de los afectados en Calbuco y otras comunas provocó las protestas masivas, con el cierre de caminos, quemas de neumáticos, cientos de detenidos y choques entre cesantes y carabineros. Un resultado lamentable.

En Freirina, la explotación irracional de cerdos para alcanzar altísimas rentabilidades llevó a un desenlace similar. Deterioro medioambiental, confrontación social y pérdidas económicas que se pudieron evitar.

Al final, la cultura del abuso conduce al mismo desfiladero.

Lamentablemente, no son casos aislados. En Pelequén, Arica, Calama, Valparaíso, Maule y otras ciudades y/o regiones, se incuban fenómenos de centralismo y abusos que empujan hacia una situación enteramente indeseable: la pérdida de la paz social que sostuvo la estabilidad institucional que, a su vez, posibilitó la reimplantación de la democracia sin conflicto interno en Chile.

El sector empresarial no puede seguir entendiendo las normas del mercado como la "ley del embudo". Inflar las utilidades ilimitadamente y pauperizar las comunidades está conmocionando el país. Esa conducta es fatal.

Recuperemos el acuerdo social, rectificando una conducta totalmente incorrecta. El país no se debe convertir en una larga franja de comunidades que protestan porque sus derechos sociales básicos son violentados.

Retomemos la vocación nacional de entendernos entre nosotros, de acuerdos veraces, profundos, de justicia social efectiva.

Detengamos las pretensiones de hacer dinero de cualquier manera y hagamos Patria, fomentando la paz social hoy deteriorada seriamente en esta tierra que tanto amamos.

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