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Binominal: Los extremos también son Chile

Por Pedro Araya, senador por la Región de Antofagasta

12 de septiembre de 2014

Imagen foto_00000031Nuestro país necesita poner fin al sistema electoral binominal, que duda cabe, para aquello es indispensable tener presente que Chile empieza en Arica y termina en Magallanes, el país no empieza y termina en la Región Metropolitana, de tal manera que el cambio histórico que se avecina no puede hacerse marginando las zonas extremas, situación que ocurre en la propuesta que promueve el Gobierno a través del Ministro del Interior.

 

El reclamo que hemos levantado los senadores de las regiones extremas, busca corregir una fórmula de elección que mantiene el binominalismo en nuestros territorios, pues se remite a entregar dos escaños senatoriales a las regiones del extremo norte y sur, concentrando una alta participación de la zona central en el poder político que ostenta la Cámara Alta, nada menos que siete senadores para Santiago.

 

En este orden de ideas hemos formulado una propuesta alternativa, que plantea un Senado de cincuenta integrantes, donde las zonas alejadas eligen tres senadores, permitiendo de esta forma que, efectivamente, se pueda romper con las lógicas del binominal imperante. Y por razones eminentemente prácticas por sobre la voluntad del Gobierno, mantener dos asientos por región extrema, consagra las lógicas del binominal, toda vez que es innegable la persistencia del clivaje del Si y el No, que todavía ordena de manera muy gruesa el electorado.

 

Así las cosas, podríamos enfrentar el absurdo, pero no desconocido escenario, en que para solucionar un problema de carácter nacional, se termina beneficiando exclusiva y abusivamente a la Región Metropolitana, en desmedro del resto del país. ¿Qué hacen dos senadores de zona alejada frente a siete de la capital? Relega a las regiones a la periferia del actuar político y deja librado a su suerte a los habitantes de esos territorios. Por el contrario una adecuada proporcionalidad, asegura terminar con las exclusiones del sistema, fortaleciendo de una vez por todas una democracia, que aunque joven, tiene signos de agotamiento bastante evidentes.

 

Tal como lo ha dicho el Ministro del Interior, esta discusión lleva 25 años, tiempo más que suficiente para buscar espacios de acuerdo y negociación, razón por la que requerimos es pasar pronto a la votación, y despejar de una vez cuan profundo es el cambio que estamos impulsando y quienes están dispuestos a abrir las puertas a la ciudadanía que también habita en las regiones

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