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Cambios al binominal

Por Jorge Pizarro, Presidente del Senado

12 de julio de 2013

Imagen foto_00000015Hemos luchado durante más de 20 años por terminar con un sistema electoral que ha cristalizado un empate ficticio en el Congreso Nacional; un sistema electoral que ha permitido a quienes salen terceros en una elección, llegar segundos; un sistema electoral que ha impedido a la mayoría ejercer su legítimo derecho a tomar decisiones. Hemos intentado durante más de 20 años dejar atrás el legado más emblemático de la dictadura y de quienes le dieron soporte civil al gobierno de facto.

 

Varios senadores de la oposición en conjunto con parlamentarios de RN, se han unido para presentar un proyecto de ley que no sólo termina con un mecanismo eleccionario que ha acarreado poca adhesión y hasta aversión al sistema de partidos. Esta reforma pendiente por mucho tiempo, busca dotar de mayor transparencia, aire fresco y renovación a la política nacional, impulsando una verdadera representatividad para la democracia chilena. Este modelo de segregación que se ha construido desde el mismo seno de las instituciones más democráticas del país, ya no resiste más.

 

El empate ficticio y la falta de representación de muchos sectores sociales tienen que necesariamente dar paso a más participación, más decisión y mejor democracia. ¿Y quiénes se escandalizan? ¿Quiénes ponen sus gritos en el cielo? Los mismos que siempre se han opuesto por acabar con esta democracia empatada e inmóvil.

 

Las demandas sociales no se reducen al absurdo de creer que con unos cuantos millones para educación y salud se resolverá la crítica ciudadana al rol de los políticos. Acá se está hablando de reformas profundas a un sistema que ha permitido el abuso contra millones de familias y, si hoy se exigen cambios radicales a las reglas del juego, es porque ha habido quienes se niegan a cualquier cambio, por muy pequeño que sea.

 

En el Congreso deben estar representadas las mayorías, pero también debemos garantizar la expresión de las minorías y hoy, eso no es posible. Existen movimientos sociales, partidos políticos y fuerzas emergentes que no tienen ninguna posibilidad de tener representación en el Parlamento y eso no es bueno para una democracia.

 

¿Estaríamos enfrentando estos duros cuestionamientos de los movimientos sociales si la población hubiera sentido mucho antes que sus derechos como personas y como ciudadanos, estaban primero que los intereses de la industria o los poderes del Estado? La responsabilidad republicana que hoy nos interpela es dar respuesta a las legítimas demandas de las personas de manera coherente, institucional y realista. El gobierno ha respondido con una sorpresiva presentación de un proyecto alternativo de reforma al binominal y no deja de ser curioso que no hubiera habido antes una voluntad verdadera de acometer estos cambios.

 

¿Justo ahora, justo en campaña, justo en este momento en que la ciudadanía evalúa el compromiso de los parlamentarios y las fuerzas políticas con una democracia más real? Pero mejor tarde que nunca y el Presidente tiene una oportunidad histórica de liderar este cambio. Ciertamente hubiéramos preferido tener al Gobierno del lado de fuerzas nítidamente democráticas cuyo compromiso por un sistema más participativo, inclusivo y representativo no ha flaqueado jamás; hubiéramos preferido tener este arrojo y esta decisión mucho antes, pero ahora es cuando todos nos ponemos bajo la lupa de la historia para ver qué tan decidida es nuestra defensa de la participación y la democracia sin limitaciones

 

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