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Centenario de la Aviación Militar

Por Camilo Escalona, Presidente del Senado

14 de marzo de 2013

(Discurso del presidente del Senado, Camilo Escalona, con motivo del homenaje a los 100 años de la Aviación Militar en Chile, Hall del Senado, Valparaíso, 13 de marzo de 2013)

 

Imagen foto_00000016Para mí, esta es una ocasión especial. Es una de las últimas actividades que realizo como presidente del Senado. Tengo una especial satisfacción por haber realizado un esfuerzo para que el Senado de la República pudiese no sólo mantener, sino que profundizar sus relaciones con las instituciones castrenses de nuestro país.

 

Hemos tenido la posibilidad de rendir un justo y merecido homenaje, con ocasión del 50 aniversario de la incorporación de la mujer a Carabineros de Chile. De la misma manera, hemos realizado una muy hermosa iniciativa, en colaboración con la Universidad de Chile y la Armada de Chile, para poder exponer a la comunidad nacional las caracolas de nuestro poeta y Premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda, que se encontraban, durante décadas, en alguna bodega de la Universidad de Chile y que, por este convenio, fueron trasladadas y expuestas en varias ciudades del país.

 

Tuvimos también una exposición realizada por el Ejército de Chile, para poder dar a conocer, informar, extender el conocimiento que existe en nuestra comunidad nacional respecto del sentido de la incorporación de los jóvenes al servicio Militar, no solamente del punto de vista de su preparación para las tareas disuasivas correspondientes a nuestra defensa nacional, sino que también con el propósito de enriquecer la mirada que tiene nuestra comunidad, respecto de lo que aprenden los jóvenes,  del desarrollo de su formación, de su preparación profesional y del aporte social que reciben al hacer su servicio Militar.

 

Ahora, tenemos la ocasión de recibir esta exposición que está en el Hall principal de ingreso a nuestra institución, que conmemora el aniversario de la fundación de la Fuerza Aérea de Chile y también conmemora los cien años de la formación de la Aviación militar en Chile.

 

He tenido la posibilidad de visitarla, antes de esta ceremonia y son muy significativas las maravillas que indican cómo, en tan corto tiempo pudo el hombre alzarse sobre sus limitaciones naturales y encumbrarse en los cielos de este planeta que nos cobija. Desde los primeros vuelos en que, por cierto, la inseguridad era un dato esencial de los mismos y en que el coraje era una aspecto esencial de aquellos intrépidos pilotos que se atrevían a abrir campo a una ciencia y una técnica que todavía el hombre no era capaz de dominar, hasta las maravillas tecnológicas de hoy, que permiten que nuestro país tenga, en el ámbito aéreo, una defensa que, efectivamente, le garantiza su seguridad y, junto con ello, también tener conocimiento y adquirir la información sobre que nuestra patria ha logrado también al incorporarse a la utilización del espacio más allá de nuestra atmósfera, con el fin de mejorar su conocimiento científico, la exploración de nuestro propio suelo y tener, por la vía de la información digital, un conocimiento y unas posibilidades que son, francamente, ilimitadas, desde el punto de vista de su aplicación en tiempos de paz en el trabajo científico civil.

 

Es decir, nuestra intención no ha sido otra que subrayar que formamos parte de una misma comunidad nacional. En el libro que los oficiales de la FACH me entregaron hace algunos minutos, hay una frase que me ha llamado profundamente la atención, del gran escritor, una eminencia de la humanidad, George Orwell, que dice que “Ver lo que tenemos delante de nuestras narices requiere una lucha constante”.

 

Aprender que somos chilenas y chilenos y que formamos parte de una misma comunidad nacional parece que, efectivamente, requiere una lucha constante.

 

Muchas veces los aires que soplan tienden a diluir nuestro sentido de comunidad nacional. Si a eso agregamos el impacto que tiene en nuestra convivencia la globalización, reafirmar la validez y la vigencia de configurar un Estado nacional sólido, constituye una de nuestras principales obligaciones como autoridades del país que formamos parte.

 

Eso significa que la autoridad civil tiene que ser capaz de asumir la responsabilidad de contar con fuerzas de Defensa que nos garanticen nuestra seguridad y, en tal ámbito, el rol que juega la Fuerza Aérea es decisivo y fundamental.

 

Pero, al mismo tiempo que nosotros queremos tener la capacidad y la seguridad de tener una soberanía que no tienen amenazas que la puedan violar, constituimos una nación pequeña y pacífica, que también quiere hacer presente a nuestros vecinos y a la comunidad internacional que no amenazamos a nadie y que nuestra aspiración fundamental es vivir en paz, cooperar en este mundo global del que formamos parte.

 

En ese desafío global que nos toca vivir, desde mi punto de vista, poder mantener, fortalecer y constituir los Estados nacionales es una tarea esencial. Si ayer en el mundo que expiró en la última década del siglo XX, la división de la humanidad en bloques antagónicos determinaba que la eventual intervención de los Estados nacionales, por una de las dos fuerzas hegemónicas, constituía una preocupación esencial de los Estados, siento que ahora, en esta nueva etapa de la humanidad, en la sociedad global de la que formamos parte, el que existan Estados nacionales cuya debilidad los está transformando en actores y protagonistas impotentes de poder influir decisivamente en el destino de esos pueblos, pasa a ser en realidad una tarea esencial que resolver.

 

Hoy la humanidad, lamentablemente, es testigo que en algunas tierras, en algunos suelos, en algunas naciones, las fuerzas del narcotráfico son capaces de atentar, desafiar e, incluso, anular la acción de diferentes Estados nacionales. Penetran y corrompen lo más profundo de las instituciones. Hay otros países en que, lamentablemente, el sistema político colapsa por las malas prácticas y la corrupción. Hay otras naciones en que surgen los fundamentalismos y esos influyen decisivamente en que hay naciones que, a veces, se destrozan por la intolerancia y la incapacidad de vivir en paz. Hay otros casos en que surgen expresiones de revitalización de nacionalismos de siglos atrás, que también amenazan la estabilidad de las naciones y que pueden conducir a desgarradores enfrentamientos civiles, como ocurrió, incluso, prácticamente en el centro de Europa, como fue la situación de los Balcanes a fines del siglo pasado.

 

Es decir, mantener y robustecer un Estado nacional en la sociedad global pasa a ser un desafío clave de quienes somos actores y responsables del funcionamiento de las instituciones democráticas de nuestros respectivos países.

 

Por eso siento que la frase de Orwell nos convoca a hacer este esfuerzo constante de poder advertir, valorar y aquilatar lo que es nuestra tarea esencial, aquella que tenemos ante nuestras propias narices y esta no es otra que poder fortalecer la cohesión de nuestro país, el robustecimiento de sus instituciones republicanas y, en consecuencia, el entendimiento entre quienes son los responsables de la conducción de dichas instituciones. Tenemos una tarea esencial en común. Desde esta responsabilidad, como presidente del Senado, he tratado de asumirla en toda su profundidad, incluyendo en mi trabajo, en consecuencia, el esfuerzo para promover esta tarea de acentuar y reforzar lo que es el trabajo de una institución civil, republicana, como es el Senado de la República, con una institución básica de la Defensa Nacional, como es, en este caso, la Fuerza Aérea de Chile.

 

Sé, perfectamente bien, que hemos tenidos momentos desgarradores en el pasado. No los podemos suprimir. Ellos constituyen parte de nuestra identidad. Las fuerzas nacionales, las personas, no se pueden desprender de esa identidad. Sin embargo, lo esencial es que desde nuestra propia identidad seamos capaces de mirar el futuro, de poder tomar la experiencia vital que nos constituye como actores de nuestra vida nacional, para abrir paso a un Chile mejor, en que los desgarramientos de ayer no se repitan y seamos capaces de constituir una comunidad nacional sólida, fuerte , que tenga inclusión social, que tenga sustentabilidad, que se proyecte en el teimpo como una nación viable y sólida, en una época en que la globalización, a veces, hace que los países desaparezcan de un día para otro, como por arte de magia.

 

Creo que Chile merece este compromiso y esta voluntad de constituirnos sólidamente como una nación con un futuro y una perspectiva que es compartida por sus ciudadanos y ciudadanas.

 

He podido conocer como diputado y senador el esfuerzo de los oficiales y profesionales de la Fuerza Aérea, en la Araucanía y en la región de Los Lagos donde, actualmente, soy senador.  Sé, perfectamente bien, el enorme aporte que ellos hacen a las localidades que están apartadas, a llegar donde las otras instituciones del Estado no llegan, a socorren a personas que necesitan protección, a poder entregar el aliento que, de otra manera no se podría hacer, a no sólo decenas, sino que centenares o miles de familias. He podido también conocer la destreza de sus pilotos, su preparación profesional. Conozco su mística, el orgullo que sienten por la capacidad que tienen de manejar estas maravillas tecnológicas que requieren un conocimiento científico y una habilidad que no son propias del hombre común; y sé, en consecuencia, el orgullo que ellos sienten de ser parte de la Fuerza Aérea y de haber recibido este conocimiento y de ser parte de una institución como la Fuerza Aérea.

 

Quisiera felicitarlos con ocasión de este centenario y manifestarles que para la sociedad chilena la Fuerza Aérea de Chile es parte esencial de su perspectiva de futuro, para continuar siendo no solamente un país soberano, sino que también un país capaz de progresar y de vivir en paz.

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