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Chile está fabricando pobreza

Por Carlos Bianchi, senador por la Región de Magallanes

9 de agosto de 2013

Imagen foto_00000015Me resulta increíble al igual que los trabajadores -que están sometidos a una brutal situación de injusticia con este salario mínimo- que no veamos voluntad del Ejecutivo para aprobar con retroactividad el reajuste.

 

Lamentablemente, aquí no hay explicación que darle a las mujeres y hombres que tienen un ingreso mínimo; sería impresentable que no ocurriera la retroactividad, por lo que esperamos poder tener novedades tras la Comisión Mixta. Y para que no sea de carga de las mipymes, el Estado –perfectamente- puede concurrir aportando a esa retroactividad.

 

Sin embargo, quiero aterrizar el tema de una manera absolutamente distinta a lo que fue el centro del debate en la Sala, donde aprobamos la idea de legislar, me refiero a lo que recibe un trabajador que percibe el salario mínimo cuando deba jubilarse.

 

Solicité a la Biblioteca del Congreso, el llevar adelante una simulación, la que se hizo tomando en cuenta la realizada por las mismas AFP. Entonces, si tomamos el ejemplo de un trabajador que parte en 1981 con el salario mínimo de 71.400 pesos, que mantiene hasta 1993 y varía el 94 a 80.500 pesos; el 96, a 100.000; el 97, a 105.500; el 99, a 115.648; el año 2000, a 120.000; el año 2002, a 135.000, y así sucesivamente, hasta llegar a hoy, 2013, donde estamos discutiendo un salario mínimo propuesto de 210.000 pesos.

 

Continuemos con el ejercicio, supongamos que este trabajador no tuvo ninguna laguna, trabajó 30 años de su vida e impuso por esos 30 años; entonces, ese trabajador o trabajadora llega a un total acumulado en su cuenta de ahorro previsional de 10.443.350 pesos: ¡10.443.000 pesos!, ¡por toda una vida de trabajo!

 

Hecho el cálculo esta persona quedaría con una pensión de 63.560 pesos. Vale decir, el Estado va a tener que aplicar el subsidio estatal para poder compensar esta pensión y luego que se le acabe el pozo de 10 millones, esa persona va a tener que llegar a recurrir a una pensión básica solidaria; es decir, Chile está fabricando pobreza y ¡este es el tema que debiera convocarnos! ¡Esta es la discusión que Chile espera que nosotros tengamos y que cualquier Gobierno que sea tenga!

 

Además de esta situación impresentable e injusta, quiero detenerme en otro punto que no es menor: la situación de los sueldos mínimos y las pensiones mínimas, ya que una pensión debiera ser igual al sueldo mínimo, de lo contrario, nuestros adultos mayores están en la más absoluta de las pobrezas y en el más absoluto de los desamparos.   

 

Y hay otra realidad que no podemos desconocer con respecto a un sueldo diferenciado en regiones extremas. Cuando se hizo una indicación en la Cámara de Diputados, el año pasado, en la discusión del Presupuesto con respecto a la bonificación a la contratación de mano de obra, ex decreto 889 de las zonas extremas, ocurrió lo contrario a lo que veníamos discutiendo junto con el senador Muñoz y se le mintió a las regiones extremas: ¡Nunca existió el sueldo diferenciado!

 

Esto, porque la indicación decía que “aquel empleador que pague el 20% más del mínimo va a recibir esta devolución del 17% por ciento”, pero ocurre que ningún empleador que pague más del 20% del mínimo hoy día está recibiendo esta devolución. No la están pidiendo, porque terminan perdiendo entre un 9% o 10%; entonces, se engañó a los trabajadores de las regiones extremas y esta discusión del reajuste del salario mínimo, claramente, no resuelve la situación que acabo de graficar. Estamos frente a un tema que queda pendiente para dignificar en esta discusión.

                               

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