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Comisión de DD.HH. conocerá propuesta del padre Montes: que reos mayores de edad o enfermos cumplan presidio domiciliario

Los dichos del religioso jesuita despertaron el interés de los legisladores, quienes profundizarán en las ideas difundidas recientemente en un matutino.

19 de marzo de 2016

Imagen foto_00000014El pasado 6 de marzo, el padre Fernando Montes dio una entrevista a El Mercurio, donde asegura que las personas de edad avanzada o con patologías terminales que se encuentran cumpliendo una condena en la cárcel, deben terminar sus días con arresto domiciliario, apelando a un castigo civilizado.

 

Frente a aquello, los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía acordaron en su última sesión, invitar al religioso jesuita para que explique su propuesta que ha generado polémica en las últimas semanas.

 

La presidenta accidental de la instancia, la senadora Lily Pérez San Martín aseguró que “junto a los senadores Manuel Antonio Matta y Manuel José Osandón decidimos invitar al padre Montes porque queremos conocer más detalles de su punto de vista”.

 

Respecto a la posibilidad de aplicar arresto domiciliario, particularmente en el caso de condenas a los derechos humanos, la legisladora reconoció que “existen muchas visiones con diversos matices que generan pasiones, por eso mismo queremos abrir el debate y entender su concepto de castigo civilizado”.

 

La congresista recordó que la Organización de Estados Americanos (OEA) hace unos meses recomendó a sus miembros que los reos comunes mayores de edad terminen su condena en sus domicilios. “Queremos saber si su planteamiento va en la lógica de la OEA que es el cumplimiento de la pena y no en un perdonazo”, aclaró.

 

ENTREVISTA

 

Cabe consignar que el ex rector de la Universidad Alberto Hurtado defendió a los  presos ancianos y enfermos de Punta Peuco, recinto donde están los condenados por violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar.

 

En la entrevista el sacerdote describió la experiencia que ha vivido visitando a reclusos del citado penal, como así también describió cuál fue su situación durante y después del 11 de septiembre de 1973.

 

“Para una persona que sabe que Jesús se identifica también con los que están detenidos, me di cuenta de que con esa gente nadie quería ensuciarse las manos: ni en el Ejército, ni los políticos, ni la derecha, y, obviamente, los que habían sido víctimas tenían una terrible razón para rechazarlos (…) Como sacerdote, sin que eso signifique aprobar lo que hicieron, tengo que ser capaz de ser una instancia humana donde ellos puedan hablar, y no puedo dejar de reconocer que ellos, por bárbaros que hayan sido, tienen familia, tienen hijos”, mencionó.

 

“No quiero que eso se juzgue como que estoy perdonando, porque no me corresponde a mí, sino a las víctimas. Estoy claramente diciendo que esas personas tienen también que ser tratadas como seres humanos, que también tienen derechos. Y es en ese contexto donde hay un dato fundamental: una sociedad y un juez que castiga no pueden incurrir en acciones que se alejan de la civilización. Si tengo en la cárcel a una persona que está con Alzheimer, con una enfermedad terminal, que ni siquiera sabe dónde está preso, es una muestra de civilización tener en cuenta esa situación", argumentó al matutino.

 

El religioso terminó añadiendo que “hay que ver las situaciones caso a caso, revisar a quien ha cumplido la mitad de la pena, y si se producen situaciones de enfermedad, de muerte de parientes, es razonable que haya excepciones que muchas de ellas están previstas por la ley ".

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