Click acá para ir directamente al contenido

Despenalización del aborto en tres causales: analizan reponer principio de confidencialidad del equipo médico

Los legisladores escucharon opiniones de cinco especialistas, la mayor parte de los cuales se mostró a favor de entregar todas las herramientas a los especialistas para apoyar la decisión que adopte la paciente en estas complejas circunstancias.

22 de mayo de 2016

Imagen foto_00000014La necesidad de reponer el principio de confidencialidad del equipo médico fue uno de los debates centrales que se dieron en la última sesión de la Comisión de Salud, instancia que analiza las ideas matrices del proyecto que regula la despenalización del aborto en tres causales.

 

En la jornada los congresistas conocieron la opinión de la ginecostetra experta en adolescentes, Andrea Schilling; el rector de la Pontificia Universidad Católica (PUC) y pediatra Ignacio Sánchez; el rector de la Universidad de Chile y también médico, Ennio Vivaldi; el profesor de la Escuela de Medicina de esta casa de estudios, Ramiro Molina; y el especialista maternofetal, Jorge Becker.

 

En esta tercera ronda de profesionales médicos, los parlamentarios reflexionaron acerca de los embarazos de riesgo, la confidencialidad del equipo médico, el diagnóstico de malformaciones congénitas, la voluntad del paciente y el déficit de especialistas maternofetales, entre otros aspectos.

 

Ver sesión completa.

 

EMBARAZOS DE RIESGO

 

La ginecobstetra Andrea Schilling se refirió a la muerte de mujeres embarazadas respecto a la causal de inviabilidad del feto. La profesional reconoció que entre los años 2000 y 2012, ha aumentado el nacimiento de niños de madres mayores de 40 años, quienes tienen una tasa significativa de enfermedades concurrentes que ponen en peligro la vida del menor y de ella misma.

 

“El 51% de estas muertes maternas se relacionan con enfermedades crónicas que se agravan con el embarazo. Creemos que la estrategia debe centrarse en el control de la fecundidad en este segmento. La mayoría de estas mujeres no busca embarazarse, pero existen fallas anticonceptivas que inciden. No sabemos cuántas mujeres pudieron haberse salvado si existiera la posibilidad de acceder a la interrupción del embarazo”, explicó. Respecto de las malformaciones fetales, Schilling indicó que cada año se registran en promedio mil 800 defunciones de niños menores de un año, de los cuales 580 corresponden a estas deformaciones.

 

“Duele que en Chile no exista la posibilidad de abortar (…) Creemos que es vital garantizar la confidencialidad del paciente, sobre en el caso de los adolescentes que son mi campo (…) La mayoría de la población quiere que la mujer tenga esta posibilidad. Chile es un estado laico con libertad de culto, sin embargo existe una gran influencia de la Iglesia Católica en los legisladores. Ella prohíbe el aborto, pero un tercio de la población no profesa un credo”, reflexionó.

 

PROBLEMAS DE DIAGNÓSTICO

 

Imagen foto_00000016Luego el rector de la Pontificia Universidad Católica (PUC) y médico pediatra, Ignacio Sánchez, cuestionó algunos conceptos del proyecto en discusión, planteando que “existen elementos que se contradicen y deben ser revisados, por ejemplo se puede hablar de objeción de conciencia y eso se entiende cuando hay total legalización”.

 

Respecto de la primera causal, el profesional reconoció que en Chile se busca proteger a la mujer cuando está en riesgo su vida. “En este caso hay dos pacientes y hay que busca sanar a ambos. Ahora, en un caso extremo, obviamente debemos preservar la integridad de la mujer. Creemos que más que introducir esta causal en esta ley, debería chequearse que esto se cumpla”, graficó.

 

En cuanto a la inviabilidad fetal, Sánchez admitió que “es muy difícil diagnosticar malformaciones congénitas, no existe la capacidad técnica que quisiéramos para hacerlo. Es fácil caer en el sobrediagnóstico o hacer uno errado. Además no existen los equipos médicos multidisciplinarios”.

 

“En el caso de violación, hay otra víctima inocente que es el niño en gestación y parece injusto atentar contra él. Nos preocupa que a partir de esta causal, se puedan abrir puertas al aborto libre”, manifestó confesando que como PUC “respondemos al ideario de la Iglesia Católica. Queremos una propuesta inclusiva que respete a las familias que creen que se debe preservar siempre la vida del niño. Chile lo formamos todos y nosotros asumimos nuestro rol público como institución de acuerdo a nuestros principios y valores”, detalló.

 

CONFIDENCIALIDAD MÉDICA

 

A su turno, el rector de la Universidad de Chile, el doctor Ennio Vivaldi aseguró que “este proyecto no impone una decisión a las mujeres obligándolas a hacerse un aborto, sino que hace posible lo que hoy está prohibido. Detrás de esto hay una discusión y conceptualización respecto a lo que le corresponde al Estado que es garantizar que sus ciudadanos puedan expresarse de acuerdo a su conciencia; y esto no se está cumpliendo”.

 

“Como médico he visto una evolución de una visión paternalista de la medicina a una donde se valora la opinión del paciente. Siempre debemos respetar la voluntad del enfermo”, manifestó relatando la experiencia de esta casa de estudios en materia de cuidado de embarazos de alto riesgo. “Como universidad nos felicitamos de contar con un centro, que es el más avanzado del país, que es capaz de apoyar a las mujeres cuyos fetos presentan malformaciones”, describió.

 

Respecto a la objeción de conciencia de ciertos organismos que administran centros de salud privados como es el caso de la PUC y la Universidad de los Andes, el rector planteó la necesidad de un debate más amplio. “Entiendo que un organismo privado pueda poner sus propias reglas como prohibir ejecutar o asistir un aborto en cualquier caso, lo que incide en la contratación de su personal; pero también está el derecho del médico de asesorar a su paciente y respetar su voluntad”, reconoció.

 

En cuanto a la confidencialidad, el médico insistió en que “es una crueldad obligar a una niña a confesar el embarazo producto de una violación, por ejemplo. Esto no se trata de conceptos sino de la realidad. Los que hemos vivido circunstancias como estas, sabemos que no se trata de ideas abstractas. La confidencialidad médica es sagrada”.

 

¿HABRÁ MÁS ABORTOS CON LA LEY?

 

Luego el académico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, Ramiro Molina expuso una serie de estadísticas recopiladas por el Ministerio de Salud (Minsal). “En los últimos 10 años, se han registrado en promedio poco más de 33 mil abortos. Si pensamos en la primera causal, el aumento de estas intervenciones por riesgo de vida de la madre tiene un aumento mínimo. No creo que si esto es ley habrá menos muertes maternas asociadas”, aseveró.

 

En relación a las malformaciones congénitas, planteó desconocer que si se aprueba la interrupción del embarazo en estos casos, habrá más abortos. “Respecto a la violación, en médico relató que en los países de América Latina donde se permitían estas prácticas, solo un 50% de las jóvenes afectadas no asiste a realizarse un aborto entregándole las facilidades para ello. No es verdad que a toda mujer que se le ofrece un aborto, lo materializa”, graficó.

 

“Nosotros hemos profundizado en diversos estudios nacionales. Nuestro objetivo ha sido medir la realidad de los embarazos de las adolescentes y ver si el aborto es opción para ellas. Hemos analizado estudios de corte complejos y creemos que si esto se aprueba, no aumentaría la incidencia de estos procedimientos en forma significativa”, dijo.

 

ERRORES CONCEPTUALES

 

Finalmente, el doctor maternofetal, Jorge Becker aseguró que “diversos conceptos que se han socializado respecto a este proyecto, son equivocados. Por ejemplo el  embrión humano lo es siempre. El sistema nervioso central se forma desde los 18 días de vida,  es falso que antes de las 12 semanas no hay sistema nervioso”.

 

“Se ha extendido al creencia que en Chile, los médicos estamos amarrados de manos y no es cierto. Todos los ginecólogos incluidos los de la PUC o la Universidad de los Andes, cuando hay una paciente con riesgo vital, se la juegan por salvar a la madre y el hijo, pero si el segundo fallece se entiende que es una causa mayor”, confesó detallando las guías perinatales y sus diversas ediciones.

 

El profesional se cuestionó si el embrión o feto es un paciente. A su parecer sí lo es porque “le practicamos prestaciones a ese ser, todos los procedimientos van orientados a saber la salud del feto. Obviamente la madres es la titular del gasto, pero en rigor es él es paciente”.

 

Continuó asegurando que “no existe consenso médico respecto a la malformación fetal y las listas protocolares son antiguas. Existen errores ecográficos, siempre está ese riesgo. Además existe un grave déficit de especialistas maternofetales que requieren siete años de estudios de posgrado. Somos 40 en Chile y la mayoría de nosotros no estamos de acuerdo con esta ley, entonces ¿quiénes van a practicar la interrupción del embarazo?”.

 

En cuanto a la causal de violación, el doctor Becker garantizó que desde el punto de vista médico, es difícil justificar un aborto. “Estos niños nacen sanos de mujeres sanas. Lo que hay es un tema sicológico, no médico. Hay que empatizar con la paciente. La solución es preservar esa vida y generar el debido acompañamiento. Éste debe ser un derecho y no un privilegio de unos pocos que acceden a las fundaciones que se dedican a ello”, hizo ver.

 

REACCIONES

 

Tras escuchar las exposiciones, el senador Fulvio Rossi consultó si el embrión o feto es persona humana, esto considerando el punto de vista médico. “A mi juicio hay una vida humana ahí, pero si hay que elegir entre el niño que está por nacer y su madre, hay que priorizar a la segunda, hay un contexto claro ahí”, admitió junto con consultar mayores antecedentes respecto del síndrome de estrés tóxico que experimenta el menor cuando su madre se siente presionada por tenerlo.

 

Luego el senador Francisco Chahuán preguntó a cada uno de los especialistas que explicitaron su apoyo al proyecto, si eran partidarios del aborto libre. También expresó sus dudas respecto a la certeza de los equipos ecógrafos, cuestionando el diagnóstico de malformaciones congénitas del feto. A su vez, adelantó que presentará una indicación para reponer la objeción de conciencia y hacerla extensiva a todo el equipo médico, e incluso a la institución prestadora del servicio.

 

La senadora Jacqueline Van Rysselberghe cuestionó la calidad del debate planteando que “se han dicho cosas que tienden a la caricatura. No es correcto que la confidencialidad médica sea opuesta al apoyo y acompañamiento”. Desde su óptica como siquiatra preguntó si la causal riesgo de vida de la madre, incorpora a las enfermedades mentales. “Ocurre que muchas mujeres que están embarazadas sin desearlo, muestran conductas ansiosas e incluso depresivas, pero no por eso voy a  argumentar que esa condición puede revestir riesgo vital y por tanto, avalar un aborto”, apuntó.

 

El senador Guido Girardi reflexionó sobre el rol de la mujer en este tipo de legislación. “Vemos que la visión de la mujer se reduce a un objeto meramente reproductivo y ello es reducir su rol al mínimo. Esto ha sido influido por la visión de la Iglesia Católica que prohíbe el aborto en cualquier caso. No quiero que hayan más abortos, pero tampoco quiero que el estado decida por las mujeres, y éstas terminen en la cárcel”, resumió.

 

El senador Ignacio Walker reconoció que existe una distinta visión jurídica de la madre versus el feto. “Estoy cierto que el embrión y el feto corresponden a la especie humana. Cuando en 1989 se cambió el Código Sanitario, específicamente el libro quinto que habla del ejercicio de la medicina, se generó una zona gris en cuanto a la responsabilidad del equipo médico en estos casos”, recordó.

 

Finalmente, la senadora Carolina Goic dijo compartir la necesidad de resguardar la confidencialidad del equipo médico, no obstante consultó “¿cómo se resuelve la necesidad de ocultar una violación porque la paciente solicita silencio al médico, con la necesidad de perseguir al agresor violador?”.

 

Imprimir