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  Control y seguridad para todos

  Por Antonio Horvath, Presidente de la Comisión de Pesca.

8 de abril de 2011

ImagenLa historia del posicionador satelital, que está en el artículo 64 B de la Ley General de Pesca y Acuicultura, no ha sido fácil. Hubo una fuerte oposición en los industriales para instalarlo en sus naves, pero los primeros beneficiados fueron ellos mismos. Ahora se respetan las áreas; las personas saben dónde están; es una información reservada, que maneja exclusivamente el Servicio Nacional de Pesca y la Armada de Chile, y tiene una componente muy importante, no solamente la de hacer las cosas bien, en el lugar que corresponde, sino que da una seguridad a la actividad pesquera.

 

No olvidemos que en el caso de nuestros pescadores artesanales hay algunos que salen por el pez espada a 600 millas de la línea de base recta. Hay gente que trabaja en condiciones muy precarias y todo esto va en aras de que los que están trabajando bien, estén tranquilos y los que se salen de área tengan un mecanismo de control.

 

En esta oportunidad estamos hablando de instalar este posicionador satelital en naves pesqueras artesanales superiores a quince metros. No hay ninguna imprecisión en esto, porque sabemos que el tope de la eslora son dieciocho metros, tal cual lo dice la ley. Y estamos hablando de naves que, por lo tanto, pueden equivaler a cuatro o cinco camiones grandes o a 160 camionetas. No estamos hablando de cualquier nave, tienen un volumen de bodega de ochenta metros cúbicos y son bastante importantes.

 

La idea, con los pescadores artesanales, es establecer una gradualidad. Esta sería la primera: entre quince y dieciocho metros, y después vienen las zonas contiguas.

 

Gracias al proyecto de Ley de Pesca modificado, las zonas contiguas se autorizan por el Consejo Zonal de Pesca de la región a la cual se accede. Y estas regiones lo que están pidiendo es que los que accedan, después de establecer donde hay una remanente para que de otra región puedan sacarlo, lo hagan con posicionador satelital. Porque, si no, tampoco hay ninguna forma de control.

 

Sabemos que SERNAPESCA no tiene la cantidad de elementos como para fiscalizar, la Armada tiene otras funciones también. Y qué mejor que fiscalizar a través de un procedimiento expedito, que es económico, que da seguridad en la mar y, además, constituye plena prueba.

 

Por lo tanto, a nuestro juicio, si hay una conversación entre los pescadores artesanales, que estamos hablando de mucha gente, entre los cuales hay personas que lo hacen en panga y bote hasta naves de dieciocho metros, que sigan adelante con esas conversaciones. Pero esto no los va a afectar.

 

Lo único que estamos haciendo es avanzar para que los recursos se protejan, se proteja la actividad pesquera y, al final, el conjunto sea el que gane.

 

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