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Debemos seguir avanzando en asegurar sueldos dignos

Por Ximena Rincón, senadora por la Región del Maule

9 de agosto de 2013

Imagen foto_00000015Todos los años repetimos el debate sobre la importancia del reajuste al monto del ingreso mínimo mensual. Discusión que sin lugar a dudas es tremendamente relevante y no sólo por el salario mínimo en sí.

 

Puedo señalar que a la provincia de Linares se le conoce como “la ciudad del salario mínimo”,  porque las remuneraciones en esa ciudad -lamentablemente- son muy cercanas a ese monto.

 

Frente a esto, lo que hacemos o no hacemos en este Parlamento, obviamente que incide en la vida de muchas personas y, en este caso en particular, no solamente por el salario mínimo como tal, sino que también es importante para efectos no remuneracionales y para muchos aspectos y parámetros en nuestras vidas.

 

El año pasado, el Gobierno no quiso escuchar y creo que esa es la crítica que se hizo durante el reciente debate que hicimos en Sala; no fueron películas de terror ni críticas injustificadas.  

 

Sin embargo, reitero, sí hay críticas. Se pidió que se aumentara el monto del salario mínimo y llegamos a una cifra que era mayor a la que había esbozado en ese minuto el Gobierno, pero no era la que todos queríamos y esperábamos.

 

El incremento que discutimos claramente es mayor que lo que se había señalado en su origen, llegamos a los 210 mil pesos, que era un monto que se había solicitado en este Parlamento, pero nos demoramos varios meses en llegar a esta cifra.

 

Entonces cuando nos escuchan fuera de este Congreso, en las casas de tantas familias no entienden este retraso, en contraste con la aprobación más expedita de otras iniciativas. Aquí, sin lugar a dudas, tenemos una gran deuda con los trabajadores y trabajadoras de nuestro país.

 

Y quiero hacer presente que las consideraciones para fijar el salario mínimo no pueden ser puramente económicas, también tienen que ver con consideraciones culturales, políticas, éticas. Y ciertamente un factor que han esbozado algunos parlamentarios, para que el factor territorio también esté presente en nuestro debate.

 

Debemos buscar una fórmula más moderna para poder establecer estos parámetros, porque es necesario seguir avanzando en esta materia y asegurar sueldos dignos para poder llegar a tener equidad en nuestro país.

 

El Vicepresidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Alejandro Goic,  hace ya varios años, planteó la necesidad de un ingreso ético que debía llegar a los 250 mil pesos mensuales, pero el ingreso mínimo actual sólo cubre el 60 por ciento del valor de la línea de la pobreza en una familia de cuatro miembros.

 

Al 55% de los trabajadores no calificados informales y al 40% de los trabajadores no calificados formales, no les alcanza su salario para sus gastos básicos y regulares, según la encuesta de Salud y Trabajo.

 

Esto significa que gran parte de los hogares de nuestro país no alcanza el ingreso mínimo; aquellas cosas que son básicas para tener una vida digna y son más de 600 mil personas que no podemos olvidar.

                

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