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Discurso de despedida del senador Eduardo Frei Ruiz-Tagle de la Presidencia de la Corporación

16 de enero de 2012

Hemos presentado nuestra renuncia a la presidencia, y quiero aprovechar de agradecer a los Senadores.Imagen foto_76390

Vengo a honrar el compromiso que adquirí hace precisamente dos años, cuando asumí la presidencia del Senado. Vengo con la tranquilidad y satisfacción de haber respondido a la confianza que depositaron en mí los Senadores que me eligieron.

Concluyo el ejercicio de este cargo con un sentimiento de profundo agradecimiento hacia ustedes. Más allá de las naturales diferencias políticas, hemos podido trabajar juntos en un clima de amistad cívica, anteponiendo siempre el bien superior de Chile por sobre cualquier otra consideración.

Hago extensiva mi gratitud a todas las personas que diariamente se desempeñan en esta Corporación -especialmente el Secretario, el Prosecretario, toda la gente que trabaja con nosotros-, cuyo esfuerzo y dedicación permite el normal funcionamiento de una institución que cumple un rol fundamental en nuestro sistema democrático.

En estos dos años, podemos decir con satisfacción que el Senado ha visto realzada su función política en la democracia chilena. Lo hemos logrado desarrollando una intensa agenda legislativa, que se tradujo en la realización de 181 sesiones, en las que se aprobaron 322 iniciativas de ley, 31 tratados o convenios internacionales y se suscribieron 123 proyectos de acuerdo. Entre ellos, quiero destacar el despacho de las leyes sobre reforma previsional, subcontratación, creación de las Regiones de Arica, Parinacota y de Los Ríos, la Ley de Bosque Nativo, la que establece un sistema nacional de aseguramiento de la calidad de la educación y la normativa que protege a los funcionarios públicos que denuncian irregularidades y faltas al principios de probidad, entre otras.

Asimismo, fueron aprobados relevantes convenios internacionales suscritos por nuestro país, entre ellos, los tratados de libre comercio con China y Japón, el acuerdo de alcance parcial con La India, el de asociación económica con el Pacífico 4, con Singapur, Nueva Zelandia y Brunei, la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción y, la semana pasada, el Convenio Nº 169 de la OIT, sobre los Pueblos Originarios.

Por otro lado, en estos dos años incrementamos los lazos y el prestigio internacional del Senado afianzando la diplomacia parlamentaria y apoyando la política de relaciones exteriores del Estado de Chile. Junto a varios Senadores, tuve la oportunidad de visitar, entre otros, Estados Unidos, China, Japón, Canadá, estrechando las relaciones de cooperación mutua con los Parlamentos de dichas naciones.

Quiero destacar la naturaleza institucional de cada uno de estos viajes. En todos ellos me preocupe de integrar a las delegaciones a Senadores de todos los sectores y que representaran a Chile y no a una corriente política en particular.

Pero también nos preocupamos de hacer del Senado un lugar más abierto y más accesible a la ciudadanía. Es así como en los últimos años dimos pasos fundamentales en su fortalecimiento democrático, por ejemplo, poniendo en práctica la nueva norma constitucional que establece que los actos de la Administración son todos de carácter público. Esto se hizo efectivo a través de la eliminación de las votaciones y sesiones secretas para temas como la aprobación o rechazo de los nombramientos de la Presidenta de la República para nuevos ministros de la Corte Suprema, consejeros del Banco Central y miembros del Tribunal Constitucional, entre otras.

De este modo, los ciudadanos pueden conocer en profundidad los contenidos y debates en decisiones relevantes, rompiendo así una cultura del secretismo, que ciertamente no es amiga de la democracia.

Además, hemos profundizado la transparencia en la gestión del Senado incrementado la información de carácter administrativa, que se publica absolutamente in extenso en nuestro sitio web.

Por último, quiero destacar la recuperación del edificio institucional, en el ex Congreso Nacional, en Santiago. Parte importante de este inmueble, donde hasta hace poco funcionó la Cancillería, fue rehabilitado para ser usado por los Senadores.

Me parece que este es un hito de gran importancia, porque es un símbolo de continuidad de las mejores tradiciones democráticas de nuestro país.

Estimadas Senadoras y Senadores, el término de mi período como Presidente del Senado nos encuentra en un momento muy especial de nuestro país. Los próximos dos años estarán marcados por las elecciones municipales de octubre próximo y los comicios parlamentarios y presidenciales del próximo año. Ciertamente, este horizonte electoral va a agudizar el tono del debate, poniendo de relieve más los intereses partidarios y de las respectivas alianzas políticas.

Debemos evitar esa tentación. Estamos frente a un año que se nos presenta con muchos desafíos desde el punto de vista económico, dada la existencia de una serie de fenómenos que ya están afectando de manera sensible la calidad de vida de muchos miles de familias chilenas. Es el caso de la sequía, la estrechez energética, el aumento de los precios en productos de consumo básico y la baja del tipo de cambio que impacta severamente a todo nuestros sector exportador.

Todo ello da cuenta de un momento complejo para el país, y su tratamiento, más allá de las legítimas aspiraciones de cada coalición, nos exige una mirada atenta y constructiva.

Por eso, hoy día quiero invitar al Gobierno, a la Concertación y a la Oposición a priorizar nuestra agenda política con aquellos temas que son urgencias para nuestros compatriotas, actuando con diligencia y altura de miras.

Sin perjuicio de lo anterior, los desafíos inmediatos no pueden consumir todas nuestras energías. También hay consensos que debemos construir y profundizar en torno a materias que permanecen pendientes y que siguen limitando nuestro potencial de crecimiento. Me refiero a la regionalización, a la diversificación de la matriz energética, a la profundización de la democracia, al fortalecimiento de nuestra competitividad internacional, a la necesidad de consolidar una cultura de la probidad en el ejercicio del servicio público, a promover una educación de calidad y con igualdad de oportunidades y a fomentar la ciencia e investigación en áreas relevantes para nuestro país.

En definitiva, tenemos una amplia agenda nacional sobre la cual el país espera cooperación y perspectiva de futuro. En ella el Senado tiene que cumplir su rol, reafirmando su vocación histórica de ser el lugar del estudio reflexivo y sereno de los grandes proyectos nacionales, a través del debate respetuoso y la búsqueda de los acuerdos.

No puede evitar dedicar unas breves palabras al momento que atraviesa la Concertación.

Según lo que se acordó en marzo del 2006, hoy me habría correspondido entregar la Presidencia del Senado a un Senador de nuestra coalición. No obstante, por las realidades políticas que conocemos, esto no será posible.

Me duele que no hayamos sido capaces de mantener la mayoría que el pueblo nos entregó en las últimas elecciones parlamentarias.

Debieron pasar dieciséis años para lograr que al fin la voluntad de la ciudadanía se expresara fielmente en el Senado. Y, sin embargo, no tuvimos la madurez ni la capacidad política para usarla en beneficio de Chile.

Los partidos, sus dirigentes y nosotros, los parlamentarios, debemos reflexionar sobre lo que aquí ha ocurrido. Hay algo que la Concertación no está haciendo bien.

De no enmendar el rumbo, de no cambiar nuestros estilos y prácticas, no solo la ciudadanía nos quitará el respaldo mayoritario que siempre nos ha entregado en todos estos años, sino que tampoco estaremos en condiciones de ofrecer un proyecto atractivo y confiable para el país. La historia castiga a quienes no reconocen sus errores y perseveran en ellos.

Señoras Senadoras, señores Senadores, estimadas amigas y amigos, les reitero mi agradecimiento a todos ustedes por la colaboración, confianza y respeto que tuvieron siempre hacia este Presidente durante estos años. Espero que ese mismo espíritu se mantenga durante la gestión de mi sucesor.

Siempre procuré respetar los derechos de cada uno de ustedes, así como también defender las atribuciones e independencia del Senado, que son valores esenciales para garantizar la gobernabilidad democrática.

Deseo hacer un especial reconocimiento a los Senadores Jaime Naranjo y Carlos Ominami, que me acompañaron en estos dos años en la Vicepresidencia, por su aporte, por su cooperación, por su lealtad en cada una de las iniciativas que nos tocó llevar a cabo.

Quiero también expresar mi gratitud a los habitantes de mi circunscripción, la Región de Los Ríos, las comunas de Osorno, San Pablo y San Juan de la Costa. A ellos les reafirmo mi compromiso de seguir trabajando para que puedan tener una vida mejor y cumplir sus esperanzas y sus anhelos.

Por último, un agradecimiento especial a mi familia por el apoyo incondicional que me han brindado en cada uno de los desafíos que he emprendido en el servicio público. En mi esposa, hijas y nietos siempre he encontrado la comprensión y el respaldo para enfrentar con serenidad las exigencias que estas responsabilidades me han demandado.

Al terminar, le pido a Dios que me ilumine para continuar sirviendo a mi país y a su gente, con seriedad, eficiencia y honestidad, como ha sido mi norte en la vida pública.

Muchas gracias.

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