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Descentralicemos Chile de una vez

Por Rabindranath Quinteros, senador por la Región de Los Lagos

20 de abril de 2017

Imagen foto_00000002Muchos proyectos pasan por la Comisión de Gobierno y Descentralización del Senado que hoy presido; sin embargo, aquellos que conforman la agenda de descentralización -con toda certeza- son los que introducen los mayores cambios a la estructura del Estado en los dos siglos de vida independiente que tenemos.

 

La profundización de la descentralización regional es uno de los principales temas de la agenda del país. Un hito relevante en esta agenda ha sido la aprobación de la reforma constitucional que establece la elección de gobernadores regionales, Sin embargo, existes severos obstáculos para que la primera elección pueda desarrollarse este año, como ha sido el objetivo del Gobierno hasta ahora.

 

Los años de tramitación, así como las dilaciones obvias que muchos actores de este proceso han propiciado para evitar su concreción, evidencian los profundos y arraigados recelos y choque de intereses que un proceso de redistribución del poder, incluso mesurado como el que se nos propone, suscita entre quienes tienen ese poder o aspiran a alcanzarlo.

 

Así las cosas, es realista sostener que el tiempo para elegir Gobernadores este año 2017, prácticamente se ha agotado.

 

Aceptando esta realidad, creo necesario alcanzar un acuerdo político amplio que nos permita, al menos, despachar este año los proyectos legislativos pendientes sobre la materia, a saber, el de fortalecimiento de la Regionalización, el de Elección de Gobernadores Regionales y el de Rentas Regionales, este último en caso de que el Ejecutivo lo presente oportunamente.

 

Un acuerdo de este tipo nos permitirá concluir la tramitación del proyecto de ley de transferencia de competencias y del proyecto de ley electoral de los Gobernadores Regionales antes de que termine este primer semestre, conjugando los tiempos disponibles con la calidad de una norma centrada en el objetivo de traspasar poder real, tanto competencial como financiero, a las regiones y sus habitantes, estableciendo procesos funcionales a ese propósito.

 

Para lograrlo, es indispensable considerar la planificación de etapas audaces pero prudentes, que permitan una adecuada evolución de las instituciones regionales y nacionales, tanto consigo mismas como en su interrelación mutua.

 

Lo primero es que el Congreso asegure que habrá elección de gobernadores regionales. 

 

Para ello debemos aprobar el proyecto de ley que ya conocemos, sin grandes modificaciones, y los que falta por conocer, sin grandes innovaciones.

 

Esto sería realista, por una parte, pero también honesto, con las comunidades regionales. Muchas se veces se les ha prometido más y las mismas veces se les ha defraudado.

 

Las regiones deben elegir a su autoridad máxima este año.  Si eso no es posible, al menos debemos asumir el compromiso de aprobar todas las leyes, este año, para posibilitar dicha elección lo más pronto posible.

 

Descentralicemos Chile de una vez. Hagámoslo con responsabilidad política. Hagámoslo con respeto a la demanda de nuestras regiones. Hagámoslo con celo en la técnica legislativa. Pero hagámoslo de una vez.

 

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