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Descubrir a los futuros vigías del universo

Por Guido Girardi, senador por la Región Metropolitana

11 de septiembre de 2015

Imagen foto_00000015El jueves 3 de septiembre alrededor de 250 niños de escuelas públicas de la comuna de Quilicura, junto a sus padres, participaron en la segunda jornada del programa “El Cielo es nuestro” –la primera fue en Lo Prado, semanas atrás- que impulsa la Comisión Desafíos del Futuro del Senado junto al Instituto Milenio de Astrofísica, MAS y a Explora-Conicyt.

 

La jornada se inició con una charla del divulgador científico y cineasta, Ricardo García, quien -con apoyo de didácticos videos de su autoría- explicó la formación del universo y como los seres vivos tenemos, aunque no parezca, un origen común: todos somos partes de la maravillosa aventura que se inició hace 14 mil millones de años con la universal explosión conocida como Bing Bang.

 

Luego el Premio Nacional de Ciencias 2015, el astrónomo Mario Hamuy, director del Instituto Milenio y cuasi Premio Nobel por sus aportes sobre la expansión del universo, junto a García monitorearon la observación de los estrellas que los menores hicieron a través de cuatro telescopios profesionales que la iniciativa pone a disposición de los asistentes.

 

Fue conmovedor ver el entusiasmo de los niños y sus padres al contemplar astros como Saturno y constatar que vivimos en un espacio mucho más amplio y profundo que la Tierra.

 

Porque la actividad consiste en poner telescopios de alto nivel al alcance de jóvenes de sectores populares, con pocas posibilidades de acceder a ellos, para que se maravillen observando los cielos de este país que están entre los más trasparentes del mundo. Cielos que son una verdadera ventana al universo que será aprovechada por los centros astronómicos internacionales para descubrir los planetas con agua y clima parecido al nuestro en que, los nietos de los niños presentes en la actividad -probablemente en unos 20 o 30 años más-, podrían iniciar la colonización del cosmos y continuar con la misión evolutiva.

 

Si hay vida “allá afuera” seguramente se descubrirá desde Chile, dónde están los telescopios más poderosos que se hayan inventado, y queremos que sea un astrónomo o astrónoma chilena sobre quien recaiga el honor de dar ese paso que cambiará la vida de la humanidad.

 

Nuestro objetivo es que cada colegio tenga al menos un telescopio, que los alumnos se organicen en clubes de vigías del universo y se motiven a formarse como profesionales o técnicos en el mundo de la astronomía, una actividad científica destinada a ocupar un rol relevante, junto a la minería, la piscicultura, la industria vitivinícola y las energías renovables, en el desarrollo económico de Chile.

 

Hago mías las palabras de Mario Hamuy, quien en su saludo en Quilicura afirmó que  “Un país sin ciencia va camino al subdesarrollo” y que “no tiene sentido hacer ciencia, encerrado en un laboratorio”.

 

Esta actividad se enmarca en un plan de trabajo que queremos desarrollar donde los miembros de la Academia de Ciencia, los académicos de las universidades, los médicos de los hospitales, profesionales de todos los ámbitos se involucren con las escuelas públicas que haya en el territorio donde ejercen su labor. Y apadrinen a los niños, los apoyen y refuercen su aprendizaje traspasándoles sus conocimientos y experiencias en el ámbito laboral, porque tan importante como la gratuidad que se quiere alcanzar es la calidad de la educación a impartir.

Hoy tenemos una educación anacrónica que no habilita a los jóvenes para el siglo XXI. Por eso creemos que este tipo de iniciativas son fundamentales para estimular la curiosidad, la creatividad, la imaginación y el amor por conocer.

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