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El baile de los que sobran

Por Jorge Pizarro, senador por la región de Coquimbo

18 de julio de 2014

Imagen foto_00000019Corresponde felicitar y agradecer a todos quienes cooperaron en el acuerdo por la Reforma Tributaria, en especial a los partidos de oposición que entendieron que el país no les iba a perdonar una actitud atrincherada en torno a un modelo abiertamente inequitativo y en muchos casos abusivo.

 

El acuerdo tiene puntos buenos y otros que son debatibles, como en toda materia que trate de políticas públicas, y para eso está la posibilidad de ejercer las mayorías en el Congreso. Afortunadamente, aunque con una estrategia comunicacional a veces majadera, la derecha se ha sumado a un protocolo transversal que nos permitirá avanzar en un sistema de recaudación que financie la Reforma Educacional y muchas otras tareas que el Estado debe asumir frente a la ciudadanía.

 

Chile es un país sólido, responsable, atractivo y solvente y nada de la campaña del terror que la oposición intentó llevar adelante, incluso en el extranjero, tuvo eco. Para ratificar este acuerdo con votos, es necesario actuar con seriedad política, ya que las señales de desaceleración venían asomándose ya con el término del gobierno anterior. No hay mucho tiempo para eternos debates y es necesario trabajar desde ya en corregir esta tendencia.

 

Sigo profundamente convencido de que este tipo de cambios que impactarán en generaciones enteras, deben ser de carácter transversal, lo más amplios posible, de modo de darles estabilidad en el tiempo. Pero no hay que perder de vista que como país sí o sí requerimos más recursos fiscales para financiar mejores políticas públicas en Educación, Salud, Pensiones.

 

¿Se puede hacer lo mismo en Educación? Sería ideal, una gran noticia de alivio para las familias. Sólo se requiere voluntad de diálogo, de entendimiento y de cambio, porque digámoslo claramente: el diálogo y la conversación debe girar en torno al cambio de las actuales iniquidades que cruzan la educación chilena.

 

Se ha construido un modelo de educación segregado, injusto y que perpetúa las diferencias de cuna y las acrecienta en el trabajo. Hace años, el grupo de rock Los Prisioneros escribió la que debe ser una de las canciones que mejor refleja la profunda falta de justicia social de nuestra sociedad. “A otros enseñaron secretos que a ti no, a otros dieron de verdad esa cosa llamada educación/ ellos pedían esfuerzo, ellos pedían dedicación/ ¿Y para qué? Para terminar bailando y pateando piedras”.

 

La frase es dura, pero real tanto en 1986 como en 2014. Son miles los niños y niñas que por pertenecer a los estratos sociales más vulnerables, no tienen acceso a una educación de calidad que les asegure estándares mínimos de desarrollo en sus vidas adultas. Del mismo modo, son miles las familias que tienen una “libertad de elegir” aparente ya que en rigor, es a lo que se puede optar con recursos limitados.

 

Concuerdo con quienes han señalado que en nuestro entramado institucional, el derecho a la propiedad ha estado por sobre todos los demás derechos de una manera exacerbada.

 

Eso hay que corregirlo, sobre todo para evitar que a casi 30 años de que se haya escrito la canción “El baile de los que sobran”, persistan los mismos problemas y las mismas injusticias. Y que quede claro: en este baile, la DC no está dispuesta a poner la música.

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