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El gran maestro Jorge Peña Hen

Por Ricardo Lagos Weber, Presidente del Senado

1 de diciembre de 2016

Imagen foto_00000048Quiero manifestar la alegría que nos generó como Senado de la República contar con una actividad como reconocimiento al gran maestro y músico Jorge Peña Hen, lo que se suma a una serie de esfuerzos por tratar de acercar de manera más efectiva, la labor parlamentaria, la cosa pública, con la cultura y con la ciudadanía.

 

Brindamos un sentido homenaje a este tremendo personaje de la música y la cultura, que lamentablemente ya no está con nosotros. Agradecí al Comité Ejecutivo del Programa de Orquestas por brindar a nuestro país el honor de oficiar como sede de esta 15ª reunión intergubernamental, y agradecer doblemente por realizarla en Valparaíso, ciudad Patrimonio de la Humanidad y capital cultural de Chile, como ciudad anfitriona.

 

Lo que nos convoca hoy, es reconocer la figura de uno de los hombres insignes de la cultura y las artes de nuestro país, y de Latinoamérica; un músico, un compositor, un director de orquesta y pedagogo, que trabajara infatigablemente en la promoción de la música de orquestas entre niños y jóvenes estudiantes de establecimientos escolares, sobre todo vulnerables.

 

Su metodología y su plan docente, en ese entonces de carácter experimental, dirigía la enseñanza y la música a alumnos de la educación primaria, fue aplicado con éxito y de ahí surgieron las condiciones para la creación de la Orquesta Sinfónica de Niños. Él inspiró  a maestros de otros países, que luego fueron  sembrando orquestas infantiles y juveniles a lo largo y ancho del continente, con el objetivo de colaborar en las transformaciones sociales a través de la interpretación y creación musical.

 

Jorge Peña fue un creador visionario, de esos que en la humanidad no aparecen con  frecuencia. Su aporte en nuestro país hoy se ve más presente que nunca, ramificado en las más de 500 orquestas infantiles y juveniles existentes a lo largo de Chile, y en los cientos de niños de escasos recursos que gracias a la música logran una mejor calidad de vida. La inteligencia y las aptitudes están igualmente distribuidas al nacer, ya sea en un lugar favorecido, o en un barrio más vulnerable. La pregunta es qué hace la sociedad para darte las herramientas para desarrollar ese potencial… creo –y al experiencia chilena lo demuestra- que las capacidades, el talento y las ganas de crear e interpretar, están uniformemente distribuidas en la sociedad chilena. Bastaba con centrar recursos y focalizar la atención, y tenemos en consecuencia, decenas y centenares de orquestas juveniles en Chile.

 

Recordamos a un maestro asesinado por una dictadura en un día sombrío en la ciudad de La Serena; aquí me permito una cita, que tal como lo escribiera el profesor Luis Merino ‘no hubo flores, ni música, ni campanas para el reposo del artista. No hubo funeral. Ni siquiera una tumba piadosa… pero hay algo que nunca lograron los siniestros mensajeros de la muerte: su grandeza, el mensaje de sus obras, la gloria de constituirse en una de las figuras relevantes que tan generosamente ha producido a través de su historia, el movimiento musical chileno para orgullo del país’. Su aporte y legado están a la vista y oídos de todos nosotros.

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