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El mea culpa de la industria del salmón

Por Iván Moreira, senador por la región de Los Lagos

13 de enero de 2017

Imagen foto_00000032Este fin de semana en un matutino nacional en entrevista realizada al presidente de una de las salmoneras más grandes del país, Víctor Hugo Pucci este no solo reconoce “la arrogancia y soberbia hacia las comunidades y sus proveedores” por parte de la industria, sino además “de sentirse en un pedestal distinto al resto y llama a sus pares a “empezar a ser más normal”.

 

Sin duda, no sólo se agradecen las palabras del dirigente salmonero, sino además comparto la misma inquietud de hacer un llamado al resto de las empresas a ser más modestos, reconocer los errores, escuchar, pedir perdón, y enmendar el rumbo.

 

En la actualidad existen señales claras de que la alimentación es el gran desafío mundial, no sólo en erradicar el hambre, sino además del aumento de la población que se traducirá en que la inseguridad alimentaria se intensifique aún más. Sumado a ello la sobre explotación de los recursos de la pesca silvestre, obligan a incentivar el camino de diversificar y promover los distintos cultivos de especies.

 

Más allá de lo comunicacional, hay que hacer tareas concretas por parte de las empresas, para que ese mismo respeto internacional que tiene la industria salmonera chilena, se extienda en la comunidad local, a través de un plan de buenos vecinos, que resguarde el impacto medio ambiental, el buen trato con los trabajadores y el entorno. Son ellos precisamente los mejores agentes de difusión de una buena imagen.

 

La salmonicultura es muy importante para el desarrollo de la región, el nuevo reglamento, pero por sobre todo el autocontrol son sólo algunas de las medidas concretas que pueden ayudar a mejorar la reputación de la industria, donde todas y cada empresa deben comprometerse por un cambio, porque una golondrina no hace verano.  

 

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