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Elección de intendentes: las ramas y el bosque

Por Adriana Muñoz, senadora por la región de Coquimbo

26 de mayo de 2017

En los últimos días, se ha profundizado una polémica referida al avance del proyecto  para la elección de los Intendentes o Gobernadores Regionales. La existencia de posiciones discrepantes entre los partidos de la Nueva Mayoría ha generado roces, confundiendo a la ciudadanía.

 

Imagen foto_00000002Al respecto, creo que hay que distinguir las ramas del bosque, lo principal de lo secundario. Lo sustantivo es que todos -y especialmente en el PPD- tenemos un compromiso profundo con la descentralización y la elección de la máxima autoridad regional. En eso no hay dudas.

 

Las discrepancias surgen respecto a la oportunidad. Algunos se quedan en la forma y las señales, indicando que debe hacerse a la brevedad. Otros, creemos que un tema de tanta trascendencia, debe realizarse en el marco de una reforma profunda, que entregue atribuciones efectivas y recursos a la autoridad electa.

 

El asunto no es elegir por elegir. El objetivo es generar una descentralización de verdad, no una de papel, sujeta a la voluntad de un Presidente de la República. Lo que el proyecto en trámite contiene es solamente una habilitación del Congreso para que el Ejecutivo pueda delegar  algunas competencias a los gobiernos regionales. Más aún, frente a una diferencia entre el nivel central y gobierno regional, el Presidente podría revocar esas facultades.

 

En el PPD queremos que los Intendentes o Gobernadores regionales se elijan. Pero mucho más importante que eso, queremos que tengan la capacidad y fuerza para resolver los problemas de la gente en el territorio. Necesitamos que cuenten con atribuciones claras y una ley de rentas regionales para que dispongan de las herramientas y recursos necesarios.

 

En este proceso, el apresuramiento innecesario puede conducir a errores graves y, peor aún, a una desilusión de la ciudadanía acerca de las ventajas de la regionalización. Lo aconsejable es tardar un poco más, pero hacer las cosas bien e impulsar una descentralización de verdad y no sólo procesos electorales simbólicos.

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