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En Chiloé no podemos seguir actuando desde la urgencia

Por Rabindranath Quinteros, senador por Región de Los Lagos

13 de enero de 2017

Imagen foto_00000014El terremoto que el pasado 25 de diciembre afectó a la provincia de Chiloé, puso de relieve una serie de necesidades que experimentan los habitantes de este diverso y particular territorio, necesidades que, lamentablemente, y de no mediar una crisis, suelen quedar fuera del foco de atención de los medios, de la opinión pública, e incluso de las instituciones del Estado.

 

Afortunadamente, el sismo no provocó víctimas fatales y su impacto sobre la infraestructura fue limitado. Con todo, el daño provocado en no más de 200 metros de la Ruta 5 puso de inmediato en jaque la conectividad terrestre en la zona sur de la provincia.

 

Así, más allá de la necesaria búsqueda de las responsabilidades por el colapso de una ruta construida recientemente, queda de manifiesto la urgencia de avanzar en el mejoramiento de la ruta costera de la isla, con un estándar lo suficientemente alto como para servir también de alternativa al tráfico de vehículos pesados.

 

El Ministerio de Obras Públicas, a través de sus diversas direcciones, está realizando grandes avances en infraestructura a lo largo de toda la isla, tanto con proyectos de vialidad como de borde costero, que da valor agregado a los atractivos naturales y culturales de Chiloé. Sin embargo, resulta necesario atender las voces de los vecinos de localidades más pequeñas y aisladas, que claman por mejores vías y por acceso a servicios básicos, como el agua potable la energía.

 

Todos sabemos que buena parte de la economía local de Chiloé tiene su sustento no solo en el turismo, sino en la pesca, la recolección de orilla, el cultivo de mitílidos y, también, en la agricultura familiar. En muchos casos, las familias dedican sus esfuerzos a varias de esas actividades durante el año y requieren del acompañamiento de los distintos organismos públicos en esa multiplicidad de actividades.

 

El terremoto fue un hecho aislado, pero la marea roja, el déficit hídrico y la falta de empleo son eventos que se han vuelto regulares. Y se requiere atender con especial énfasis a esa realidad, que ha llegado para quedarse y que ha obligado a todos a asumir cambios también permanentes.

 

Chiloé posee un innegable potencial que va más allá del turismo y de la rica cultura y tradiciones que atesora la isla, y necesita de una política clara que apunte al fortalecimiento y a las diversificaciones de sus actividades productivas.

 

No podemos seguir operando desde la urgencia, ni intentando resolver problemas, hoy de fondo, con bonos especiales para superar la contingencia. La falta de agua potable y de energía en los sectores rurales, la necesidad permanente de mejorar los caminos secundarios y la conveniencia de implementar planes que permitan innovar en la producción acuícola y agrícola deben convertirse en una prioridad del Estado.

 

En septiembre último entregué al Gobierno, a través de la Subsecretaría del Interior, una propuesta de trabajo que considera un conjunto de líneas de acciones para impulsar la diversificación productiva en Chiloé, con especial énfasis en la pesca y la producción acuícola de pequeña escala, reorientando los recursos públicos hoy existentes para dar mayor eficiencia a la investigación y al acompañamiento técnico en estas materias a las organizaciones locales de Chiloé.

 

Me he reunido permanentemente con organizaciones de pescadores y agricultores chilotes y con autoridades locales, que están dispuestas y esperanzadas en ser parte de un proyecto común que ofrezca nuevas oportunidades a la isla. Estoy seguro de que de este modo podemos avanzar en saldar, al menos en parte, la deuda que, según los propios chilotes, el Estado mantiene ya por años con la isla y su gente.

 

En ese contexto -y por su intermedio, señor Presidente-, solicito se oficie al Ministerio del Interior para que informe qué medidas se han tomado sobre ese documento.

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