Click acá para ir directamente al contenido

  Escuchar a todas las voces

  Por Guido Girardi, Presidente del Senado

30 de junio de 2011

¿Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo'.

ImagenAsí escribía el poeta español Gabriel Celaya a mediados del siglo pasado, en un himno a la libertad y a la fuerza de la poesía que puede ponerse al servicio de las causas que enaltecen a los hombres. Recordé ese poema cuando tuve noticias de la marcha que convocó a cientos de miles de estudiantes que salieron a las calles de Santiago y de otras ciudades del país. "Estamos tocando el fondo", decían, con sus pancartas, sus carros alegóricos, sus gritos, su desfile por las principales avenidas. Ese fondo es un sistema educacional que no reparte bien las oportunidades o, mejor dicho, que no abre reales oportunidades para todos los jóvenes chilenos que se matriculan en la enseñanza superior y que, con tanta frecuencia, acceden a créditos usureros para poder estudiar. Es una situación que se ha hecho ya intolerable. Instituciones educacionales que apelan a subterfugios para enriquecer a sus dueños y se transan en los mercados como excelentes inversiones. Eso es hipocresía pura e injusticia dura. Créditos carísimos que obligan a endeudarse a familias completas para que al menos uno de sus hijos pueda convertirse en un profesional. Universidades de tiza y pizarrón que aumentan la oferta de cupos en carreras ya saturadas y que venden, por tanto, sólo ilusiones en lugar de conocimiento y de reales oportunidades para los estudiantes.

El gobierno ha anunciado que enviará al Parlamento proyectos de ley que incluyen muchas de las demandas estudiantiles y que espera trasladar allá la discusión. Nos parece muy bien. Esperamos que lleguen pronto. Y aseguramos que los vamos a revisar de manera acuciosa, responsable y participativa. Recibiremos al ministro de Educación y a sus equipos. Dialogaremos con las federaciones de estudiantes, con los rectores, con los profesores, con las familias. Y haremos valer esas opiniones. Creemos que en un asunto tan importante, tan decisivo para nuestro futuro, tan relevante para las vidas de tantos jóvenes que hoy se debaten en la desesperanza y la angustia, hay que buscar acuerdos que incorporen a todos. Hay que escuchar todas las voces. Nosotros legislaremos, como nos corresponde. Cumpliremos con nuestro deber. Pero lo haremos de cara a los ciudadanos, de cara a los jóvenes, de cara al país, con las cosas claras y sin letra chica.

Imprimir