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Escuchar y responder a una ciudadanía que habló fuerte y claro

Por Jorge Pizarro, Presidente del Senado

5 de julio de 2013

El país se acerca al inicio de una nueva campaña Presidencial y Parlamentaria justo en momentos en que comienzan a aparecer los primeros síntomas de desaceleración económica que auguran algún impacto negativo en las cifras de crecimiento y de empleo bastante menos auspiciosas que lo que todos quisiéramos. Por lo mismo, es un momento bastante delicado que demanda actuar con responsabilidad y con mucha, mucha transparencia.

 

El resultado de las primarias nos mostraron que una abrumadora mayoría de la ciudadanía se volcó hacia la elección del pacto Nueva Mayoría, relegando por lejos a los candidatos que representan el continuismo del actual gobierno. Muchos reclamamos por el intervencionismo electoral que se gestó desde el mismo gabinete, pero a la luz de los resultados, vemos que el impacto en los votantes fue mínimo: el gobierno no logró convocar ni a la mitad de los votantes que llevó la oposición. Esto no significa que no estaremos observando que los recursos de todos los chilenos no sean usados a revestir una candidatura que ya partió demasiado débil.

 

Pero hay una pregunta muy válida en estos momentos. ¿Se pueden imponer criterios, temas o visiones sin tener respaldo ni apoyo ciudadano suficiente? Difícil. El momento político y económico de Chile es expectante. Como decía antes, la desaceleración parece ser un hecho y ésta llega cuando el Gobierno ve de manera inexorable que la reelección está demasiado lejos. De ahí a la tentación de ser irresponsables o populistas, el paso es muy pequeño.

 

Lo relevante en estos momentos es que no se pueden imponer visiones de país cuando se tiene una base de apoyo popular tan feble. El proyecto de ley de salario mínimo o el presupuesto del año 2014, son ejemplos de cómo esperamos que el gobierno actúe con mayor humildad y más inteligencia política y emocional que lo que ha mostrado hasta ahora. En verdad esperamos que en estos y otros temas, el Ejecutivo entienda que siempre es mejor una buena negociación y acuerdo a un intento por imponer una visión gastada y contraria a lo que la mayoría de chilenos dijo en las urnas.

 

Tienen razón algunos analistas que dicen que la mayoría de las personas no marchan ni se manifiestan en las calles. El grueso lo hizo en las urnas: 3 millones de chilenos, de los cuales más de dos millones dijeron que no comulgan con las propuestas de las dos versiones de la derecha. Es momento entonces de sentarse, escuchar y responder a una ciudadanía que habló fuerte y claro.

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