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  Evitar un retroceso en materia social

  Por Jaime Quintana, senador por la Región de La Araucanía

2 de julio de 2010

Norma Internacional de Contabilidad 36

ImagenEn materia de salario mínimo hay miradas -algunas más ortodoxas que otras- en orden a que subir algunos puntos del ingreso mínimo es sinónimo de desempleo o la consecuencia inmediata de la baja en la productividad y competitividad.

El punto es que se ha escuchado poco y a eso se suma que el reajuste al salario mínimo llegó al Congreso sin el diálogo social necesario para recoger los criterios esbozados por todos los sectores.

Aquí no se trata de quién da más sino de hacer un debate serio para defender y evitar un retroceso en materia social. En ese sentido me parece interesante lo que ha planteado el Gobierno respecto a la introducción del concepto Ingreso Ético Familiar.

Sin embargo, es bueno precisar a qué se refiere porque mucha gente piensa que aquí se va a entregar un cheque de 250 mil pesos. De lo que estamos hablando es que se van a ajustar las distintas prestaciones y transferencias monetarias, como por ejemplo, las cargas o los subsidios familiares y maternales.

Por lo tanto, es importante que en materia de pobreza y temas sociales nos pongamos de acuerdo en qué hacer de ahora en adelante. Porque, por ejemplo, sabemos claramente que una familia de cuatro miembros está bajo la línea de la pobreza si solo uno de ellos recibe un sueldo estable, que es justamente el ingreso mínimo. O sea, este es un tema que está absolutamente asociado a los temas de vulnerabilidad social.

Entonces, me preocupa un tan limitado incremento del ingreso mínimo cuando este Gobierno dijo hasta la saciedad en su campaña de que aquí se iban a crear un millón de nuevos y mejores empleos. Creo que necesitamos una mirada introspectiva porque también dijo que este no era el Gobierno de los empresarios. Pero, las señales que estamos dando van justamente en el sentido contrario.

Espero que este aumento del salario mínimo no sea la antesala de lo que será la negociación con los empleados públicos. Porque de ser así, no solo en estos tiempos se escuchará la frase conflictos de interés, sino otra frase que no queremos escuchar, que son los conflictos sociales.

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