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  La Desigualdad es la madre del derrumbe

  Por Jorge Pizarro, Presidente del Senado

12 de agosto de 2010

ImagenLa tragedia de los 33 mineros del cobre atrapados en una mina de la región de Atacama no es algo nuevo en Chile. Si bien nuestro país goza de índices aceptables en materia de seguridad  minera en el contexto regional y mundial, no es aceptable que ocurran accidentes como el que estamos presenciando pues hay evidentes fallas y faltas en esta explotación.

La experiencia de la Mina San José es otra señal y síntoma de las grandes desigualdades que persisten en nuestro país por siglos. Es necesario hacer un llamado urgente a todos los sectores empresariales, políticos, gubernamentales y sociales para que si alguien puede sacar beneficios políticos de esta tragedia, sean justamente los trabajadores y sus familias.

La preeminencia de los logros económicos, de los rendimientos monetarios por sobre la seguridad o bienestar de los trabajadores ha estado tristemente en toda nuestra historia republicana. Basta recordar las minas de carbón donde los turnos de trabajo eran de 12 o más horas y con niños y niñas trabajando desde los 10 años y con accidentes y muertes día a día; o recordar la forma en que se trató a los obreros del salitre cuando pidieron mejoras en sus condiciones laborales. No estamos diciendo que se cometan las mismas atrocidades hoy, pero la vara comparativa de los tiempos nos hace insistir en la necesidad de que hechos como éstos sean evitados a como dé lugar.

Pero lo que llama poderosamente la atención es que el Gobierno ha actuado con poca nitidez a la hora de hablar de las responsabilidades. Se ha dicho que estamos ocupados de rescatar a los mineros y que ya habrá tiempo para buscar a quienes cometieron omisiones y negligencias en este accidente. Sin embargo, la salida de la plana directiva de SERNAGEOMIN para dar la señal a la opinión pública de que la única responsabilidad clara está en el Estado. ¿Y los privados?, ¿dónde está ese mismo ahínco del Gobierno para dar un mensaje nítido y contundente al mundo empresarial de que este tipo de actitudes no será tolerada?

Es deber de todo el país proteger a los trabajadores porque son la base del capital y de la riqueza que generamos. Lamentablemente, existen casos aislados en donde la búsqueda de ganancias a como dé lugar, hacen que se descuiden elementos esenciales para los derechos laborales. Y volvemos al mismo punto: para evitar todas estas terribles situaciones, no sólo debemos tener un mejor Estado que fiscalice lo que debe fiscalizar, o mejores empresas que actúen éticamente con sus trabajadores, sino que debemos fortalecer y masificar la organización sindical.

El país debe saber que la derecha y la Concertación no tenemos la misma mirada para enfrentar este tipo de debates. La desigualdad es la gran enfermedad de la sociedad chilena. En educación, ¿vamos a fortalecer la educación de los más pobres o sólo les vamos poner semáforos para estigmatizar aún más a los que viven en comunas de menos recursos que concentrar los colegios en rojo?; en salud, ¿vamos a asegurar una salud de calidad para la gran mayoría de la población que no cotiza en ISAPRES o vamos a profundizar un modelo que apunte a la privatización de la red asistencial pública?; en seguridad laboral, ¿vamos a exigir cambios a la reglamentación, más fiscalización y más inversión en seguridad laboral o vamos proteger las utilidades de las empresas? Esa es la conversación que el país debe hacerse, porque lamentablemente la desigualdad ha estado desde siempre en nuestro desarrollo como sociedad y estamos todos de acuerdo en que hay que desterrarla para siempre.

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