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La reforma y los tres pilares de la libertad sindical

Por Juan Pablo Letelier, senador por la Región de O’Higgins.

6 de marzo de 2015

Imagen foto_00000015En su mensaje del 21 de mayo del año 2014, la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, señaló que en Chile una de las principales fuentes de desigualdad se genera en los ingresos del trabajo.

 

Por esta razón, junto a otras vías de acción, resulta fundamental terminar con la gran asimetría de poder que existe entre trabajadores y empleadores, fortaleciendo los tres pilares de la libertad sindical: sindicalización, negociación colectiva y derecho a huelga efectiva.

 

El proyecto de modernización de las relaciones laborales que acaba de iniciar su trámite legislativo cumple cabalmente con ese objetivo, haciéndose cargo del gran rezago que el país tiene en el ámbito de los derechos colectivos del trabajo.

 

En materia de sindicalización, si decimos las cosas como son, en Chile no existe la "cultura de la sindicalización", y es acá en donde el proyecto mantiene irrestrictamente la autonomía y libertad de los trabajadores para afiliarse o desafiliarse de organizaciones sindicales. No contempla sindicalización automática, sindicato único ni obligación de sindicalizarse. Lo que sí hace el proyecto es cambiar un sistema de incentivos perverso, herencia del Plan Laboral de 1979, que hace todo para debilitar a los sindicatos.

 

En relación al segundo pilar de la libertad sindical, el proyecto amplía el acceso a la negociación colectiva a categorías de trabajadores a quienes antes estaba vedado ese derecho, como los trabajadores por obra o faena transitoria y aquellos sujetos a contratos de aprendizaje.

 

Asimismo, un propósito muy sustantivo de la iniciativa es mejorar la calidad de la negociación colectiva. Para ello, resulta fundamental la simplificación del procedimiento y la ampliación de materias a negociar, lo que abre un campo inédito -desde la recuperación de la democracia- para el ejercicio de la autonomía y la autotutela de las partes.

 

Además, se fortalecen los mecanismos de mediación de la Dirección del Trabajo, con el objeto de adelantarse a eventuales conflictos.

 

Finalmente, el proyecto asegura el derecho a una huelga efectiva, eliminando la nefasta figura del reemplazo que, unida a la figura del descuelgue individual, convertían el ejercicio de este derecho colectivo en Chile en un mero saludo a la bandera, en letra muerta.

 

La OIT ha insistido varias veces sobre el punto y, recientemente, la Corte Suprema emitió un fallo categórico que refuerza el imperio efectivo de ese derecho colectivo de los trabajadores.

 

En definitiva, modernizar las relaciones laborales y vigorizar los tres principios de la libertad sindical representa una oportunidad para Chile. Podremos así conciliar las exigencias que derivan del dinamismo de la economía con la construcción de un Chile más inclusivo y en coherencia con los estándares de las sociedades modernas y democráticas.

 

En el debate legislativo, de cara a la ciudadanía, la fuerza de nuestras ideas y la persuasión superarán a la desinformación y los temores infundados.

 

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