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La urgente necesidad de controlar los efectos del cambio climático

Por Patricio Walker, Presidente del Senado

3 de diciembre de 2015

Imagen foto_00000016A pesar del desarrollo en la institucionalidad ambiental en los últimos años y en especial a lo referente al  cambio climático, debemos ser conscientes que hemos carecido  de políticas fuertes y claras de largo plazo para enfrentar los problemas ambientales, en especial en lo referente al cambio climático. 

 

Nuestro país emite el 0,26% de los Gases de Efecto Invernadero a nivel mundial,  si bien es un porcentaje poco significativo,  hay que  recordar que Chile forma parte de aquellos países especialmente vulnerables al cambio climático,  debido a que cumple con siete de las nueve características de vulnerabilidad establecidas en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

 

Para la Cumbre del Clima COP 21, celebrada en Paris esta semana, nos hemos comprometido como país a reducir las emisiones de CO2 por unidad de PIB en 30% para el año 2030, meta que puede incrementarse con un debido financiamiento internacional hasta el 45%.  Además, este  compromiso incluye manejo sustentable y la recuperación de 100 mil hectáreas de bosque, principalmente nativo, para la captura de casi 600 mil toneladas de CO2 equivalente anuales.

 

Sin duda, es una meta ambiciosa, pero para lograrlo, más allá del compromiso de cada uno de nosotros, debemos conseguir que las instituciones medioambientales existentes y las futuras, como el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas que se está legislando en el Congreso,   funcionen dentro de un sistema cohesionado, proactivo y con financiamiento suficiente por parte del estado.

 

Asimismo, quiero resaltar  lo expresado en su discurso  por la presidenta  Michelle Bachelet,  quien reivindicó la necesidad de tener en cuenta “el papel fundamental” del océano en la lucha contra el cambio climático. Al respecto, el océano ha absorbido un gran porcentaje de emisiones de CO2, causando la acidificación de sus aguas (proceso en que  el dióxido de carbono, procedente de la quema de combustibles fósiles, se acumula   en los océanos, cambiando la química del agua), una amenaza que  trae  implicancias en la biodiversidad de ecosistemas marinos, como también socioeconómicas en el sector acuicultor.

 

Yo me alegro que en esta cumbre climática hayan estado presentes los presidentes que antes se habían negado a tomar decisiones, como el presidente de Estados Unidos, el presidente de China, que es el país más contaminante del mundo en CO2 y otros países como la India, que también habían estado reacios en esta materia.

 

La meta global es que no haya un aumento de las temperaturas a más de 2 grados respecto de la era preindustrial. Para esto, se va a crear un fondo de 1000 millones de dólares, el que tendrá una función de mitigación, de compensación para aquellos países en vías de desarrollo. Estos recursos serán aportados por los países desarrollados, que son los que más han contaminado y servirán para que los países en vías de desarrollo puedan dejar de lado paulatinamente el petróleo, el gas y las fuentes fósiles que más contaminen, transitando a las energías renovables no convencionales.

 

Hay que establecer acuerdos con efectos vinculantes, cuyos resultados puedan ser monitoreados cada cinco años como máximo por una instancia internacional, para que efectivamente podamos salvar el planeta, porque este tema tenemos que tomarlo en serio y no verlo como una amenaza o un problema que nunca llegará; si seguimos así, la tierra tiene fecha de expiración.

   

Una de las medidas que se conversó es establecer un precio, un valor extra para quienes producen carbono. Que paguen más. Con esos recursos podemos seguir ayudando a financiar las adecuaciones tecnológicas que tiene que hacer los países en vías de desarrollo que no tienen suficientes recursos.

 

 Chile puede ser líder en esto, promoviendo las energías renovables en el desierto más árido del mundo, con un potencial de energía solar tremendo, donde podríamos incluso exportar energía a otros países, pero para esto necesitamos voluntad política y económica y una mirada estratégica medioambiental.

 

Si logramos establecer estos acuerdos vinculantes, crear este fondo y darle un uso correcto, crear una instancia internacional que se dedique a monitorear la aplicación de estos acuerdos, en definitiva, lograr disminuir el consumo de energías que generen CO2, creo que tenemos esperanza  para que nuestros nietos puedan tener un mundo habitable para poder vivir en el futuro.

 

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