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Labor de reconstrucción

Por Francisco Chahuán, senador por la Región de Valparaíso

15 de febrero de 2017

Imagen foto_00000001La actual situación de desastre nos sitúa frente a dos grandes desafíos, además de reconstruir viviendas y zonas productivas, debemos reconstruir la confianza entre quienes ejercemos el poder y la ciudadanía.


Los terribles desastres que han afectado nuestro país en las últimas semanas nos han puesto frente en una coyuntura crítica, por un lado uno material que es importante y por otro de confianza de las autoridades que es trascendental.


Por un lado la destrucción de poblados y zonas productivas es una prioridad que debe ser abordada con eficiencia, rapidez y adaptación a las nuevas circunstancias, no es posible reconstruir sin tomar en cuenta las múltiples amenazas geográficas y naturales que quedaron en evidencia, se debe tener en cuenta la realidad del terreno y la dignidad de los habitantes.  Recomponer la naturalidad dentro de lo posible de sus vidas, respetando tradiciones e historia, lo cual, hace que este proceso de reconstrucción no se base solamente en estadísticas antojadizas de “x número de viviendas construidas” o “x cantidad de subsidios”, es necesario tomar en cuenta a quienes se vieron afectados y la cultura local en este ámbito, lograr reconstruir la esencia de cada una de las comunidades como también la fortaleza de sus habitantes.


Sin embargo, y esto también es de suma importancia, debemos reconstruir la confianza entre los habitantes y las autoridades políticas, estos últimos que teniendo poder de decisión no han sido capaces de tomar las medidas adecuadas en los momentos precisos.  Muchas veces mostrando dudas ante las circunstancias y no ejerciendo sus capacidades en forma oportuna, no tan solo por falta de pericia técnica, sino muchas veces por temores infundados a mantener apariencia frente a las encuestas o proteger una infundada imagen política.


Es claro que en nuestro país hay un quiebre de confianza, lo cual, queramos o no afecta a las bases del sistema republicano, cuestionando el rol del gobierno y distintas autoridades.  Esta demás dar ejemplos de este punto, tal vez no es el momento, sin embargo los habitantes de nuestro país han tenido claridad en la falta de comunicación en la toma de decisiones y de qué manera, a pesar de existir iniciativas en el congreso, no se ha tratado con altura de miras ni con urgencias legislativas que entrega el gobierno de turno, la ley que reforma la ONEMI, el carácter público de CONAF y la regulación de arboledas de alta capacidad de combustión en zonas aledañas a lugares urbanos.


La confianza es clave para el quehacer de la política y el ejercicio humilde pero efectivo del poder, la ciudadanía de una u otra forma a demostrado con su poca partición en las elecciones su alta desconfianza, no es posible que esto suceda y es tarea primordial reestablecer este vínculo esencial. 


La trascendencia de esta segunda reconstrucción es inmensurable, no podemos darnos el lujo de postergarla, al mismo tiempo que la sociedad civil ha demostrado tener capacidades que son esenciales y millones de chilenos se preocupan de lo acaecido, por lo cual se descarta esta “antipatia” por lo público o “sobre individualismo”, las autoridades han demostrado que la burocracia excesiva y la falta de toma de decisiones en momentos claves la han hecho prescindible, es decir ser parte del problema y no de la solución.


Nuestro país no merece este tipo de accionar, muy por el contrario, requiere autoridades con decisiones asertivas y en momentos cruciales, no perdiendo el tiempo cuando cada segundo puede costar una vida, esta confianza es fundamental para nuestro futuro como república, como ideario y forma institucional.


Por ningún motivo podemos seguir postergando la reconstrucción más trascendente de nuestro tiempo, cada habitante de este país espera lo mejor de sus autoridades, no podemos seguir postergando esto por falta de decisiones oportunas. 


La reconstrucción material ya se está llevando a cabo, es justo que cada una de las familias afectadas vuelva a la normalidad y recobre la esencia de su comunidad, la segunda al parecer sigue siendo postergada y eso nos afecta como nación.

   
Mientras tanto varios focos de incendios consumen nuestro país, combatidos con arrojo y valor por diferentes instituciones y personas, sin embargo hay  otro “incendio” en la ciudadanía que afecta las bases de nuestra república y que requiere ser tratado con prontitud.

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