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Las consecuencias de esta mala política pública la pagan quienes menos tienen

Por Jorge Pizarro, Presidente del Senado

2 de agosto de 2013

Imagen foto_00000015La bencina de 93 octanos llegó a los 823 pesos en una conocida estación de servicios ubicada en plena Panamericana Norte en La Serena, mientras que la de 97 octanos se empina por los $887 en la misma bencinera. En algunas zonas de Santiago los precios pasaron de los 900 pesos y en las zonas extremas se ven cifras del mismo orden.

 

¿Y el Sistema de Seguros Internacionales para los Precios de los Combustibles ideado por el Gobierno? No funciona; es decir, sí, funciona, pero sus efectos son irrisorios frente a lo que deben pagar los contribuyentes.

 

En marzo de este año, el Ministro de Hacienda llegó a decir que el SIPCO era “mejor que los dos esquemas a los cuales reemplazó y que estuvieron vigentes en los 20 años de gobiernos de la Concertación”. Ahora, esta declaración resulta algo patética porque las evidencias chocan de frente con los continuos intentos de culpar de todos los males a los gobiernos anteriores.

 

El problema lo tenemos hoy y le corresponde al gobierno de hoy tomar las medidas para solucionar los problemas reales de la gente. Es más, durante la administración anterior, se hizo una rebaja transitoria en el impuesto específico a los combustibles, mientras el precio del petróleo se estabilizaba en los mercados internacionales, lo que trajo efectos de alivio inmediato. Sí, esa buena medida la adoptó el Gobierno de la Presidenta Bachelet y sería aún mejor que La Moneda reconozca que su sistema SIPCO fracasó y que por el bien de las familias chilenas, debe abrirse a medidas extraordinarias para situaciones extraordinarias.

 

En promedio, hoy estamos pagando 100 pesos extra por litro de bencina que si estuviera funcionando el antiguo Fondo de Estabilización de Precio del Petróleo. Por eso concuerdo con la propuesta del senador Andrés Zaldívar, en orden a una rebaja del impuesto específico en 1,5 UTM; si vamos más al fondo, se debería explorar un mecanismo que igual el rendimiento pero bajando la tasa.

 

No queremos escuchar respuestas soberbias frente a un tema que no admite más que actuar con humildad frente a lo que es un evidente fracaso del Gobierno. El SIPCO no fue mejor que el Fondo de Estabilización y las consecuencias de esta mala política pública la pagan quienes menos tienen; no obstante, aún hay tiempo y oportunidad de mejorarlo y para eso sólo basta algo que sí es gratis: voluntad.

 

 

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