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  Las explicaciones son insuficientes

  Por Jorge Pizarro, Presidente del Senado

24 de diciembre de 2010

ImagenLos chilenos nos hemos enterado por trascendidos de prensa de que el Gobierno venderá la totalidad de la participación del Estado en las empresas sanitarias Aguas Andinas, Esval, Essbio y Essal, con la excusa -primero- de recaudar recursos para la reconstrucción o -luego- para destinarlos al sistema de empresas públicas. Lo peor de todo es que el Gobierno pretende llevar a cabo esta venta a punta de decretos, tal como lo hiciera alguna vez la dictadura militar que parece inspirar ideológicamente a la actual administración.

 

Las explicaciones son insuficientes y resultaron insostenibles, pues el Gobierno no ha sido capaz de ejecutar ni el 80% de los recursos de este año y los supuestos planes de financiamiento de las empresas públicas, necesariamente deben pasar por una revisión seria en el Parlamento para ver la pertinencia y reales objetivos de esta inyección de recursos. De lo contrario, no queda más que recurrir al Tribunal Constitucional para solicitar que este tipo de acciones no se haga por la fuerza de decretos.

 

Esto es un nuevo escándalo. ¿Por qué no transparentar este anuncio y no hacerlo a través del Parlamento que es donde corresponde que se tomen decisiones tan trascendentales para el desarrollo estratégico del país? ¿O es que estamos en presencia de uno de los verdaderos puntos del programa de Gobierno: terminar con el rol del Estado? No puede ser que el Presidente esté ocupado de atender las obsesiones ideológicas de la derecha respecto de vender y reducir el Estado a manos privadas, y no se ocupe mejor de resolver problemas estructurales que enfrenta el país, como la caída del tipo de cambio o mejorar la eficiencia con que el Estado aún está enfrentando la emergencia del terremoto de febrero.

 

Y hacerlo bajo cuerdas es la peor señal que puede recibir el país. Coincido con el ex Presidente Frei que calificó este intento de venta como un "regalo de Navidad" ya que estas empresas representan ingresos importantes para el Estado a la hora de contar con recursos para el apoyo al emprendimiento y para regular materias de precios a los consumidores. Que el Estado tenga una participación en estas sanitarias resulta aberrante para la derecha. Para la Concertación en cambio, es el mecanismo que le ha dado la oportunidad a más de 500 mil familias vulnerables recibir subsidios al consumo de agua; pero esto no está al alcance de la mentalidad empresarial de un Gobierno que prefiere velar por la "pureza racial" del modelo económico antes que aceptar que el Estado tiene un rol más allá de obtener números azules.

 

Por otro lado, vemos cómo la pasividad de las instituciones económicas del país ha llevado a que el dólar esté causando una verdadera crisis en los sectores exportadores, particularmente en el sector agrícola. Esta obsesión de la derecha chilena por tener un sistema económico ortodoxo, nos lleva a contrasentidos como los que vemos por estos días: un Gobierno intentando achicar el Estado por decreto y miles de familias afectadas por la caída del tipo de cambio. Todos sabemos que las instituciones son independientes y que el Banco Central no responde a los lineamientos del Ejecutivo, pero es hora de que alguien lidere un debate acerca de qué modelo cambiario requiere una economía en expansión y en un país que quiere lograr el desarrollo.

 

En este modelo entran también todas las decisiones sobre el rol del Estado y los privados, pero es una discusión que debe tener todo un país. No puede ser que el Gobierno piense que tiene carta blanca para hacer todo lo que se le parezca en materia económica. Hay un país que espera explicaciones sobre cómo se están haciendo las cosas, sobre todo cuando hay indicios de que los negocios son más importantes que el bienestar de Chile y sus ciudadanos. Las ventas silenciosas levantan sospechas y por ello es que el Gobierno debiera retomar el camino de la transparencia y acudir al Congreso para debatir éste y otros temas del desarrollo económico.

 

De hecho, lo del dólar es urgente. Chile tiene una economía robusta, seria, estable y eso sí es un tema que esta administración heredó de los Gobiernos anteriores, pues nadie podría sostener seriamente que el buen desempeño económico del país se lo debemos a un gabinete que ha estado apenas unos meses gobernando. Pero esta estabilidad está afectando a una parte importante de nuestra matriz productiva y eso debe ser corregido sin rigidez ideológica, como el paradigma de vender todo el Estado o de dejar que el mercado resuelva todos los problemas. Es evidente que esto no puede seguir así.

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