Click acá para ir directamente al contenido

Ley incitación al odio

Por Lily Pérez San Martín, senadora por la Región de Valparaíso

4 de julio de 2014

Imagen foto_00000019Cuando escucho la palabra terremoto se me vienen tres conceptos inmediatos a la cabeza: devastador, impredecible e inevitable. Es algo que está siempre presente, que es superior a nosotros y que si bien no sabemos cuando ni donde vendrá el próximo, si tenemos certeza que vendrá.

 

Cuando escucho "crimen de odio" o "incitación al odio" siento algo similar, sólo se me vienen a la cabeza sólo los conceptos de devastador e impredecible ya que me niego rotundamente a pensar que son inevitables. Es algo increíblemente devastador para quienes son víctimas y lamentablemente no sabemos cuando vendrá el próximo caso, pero si creo que son evitables y por suerte, a diferencia de los terremotos, erradicarlos está en nuestro poder.

 

Frente a eventos de la naturaleza tan fuertes como un sismo, sobretodo en Chile donde tenemos los récords históricos de intensidad, no es mucho lo que podamos hacer. Nuestro campo de acción se ve limitado a legislaciones y planes preventivos que puedan en parte aminorar los efectos que estos tienen. Esto, no es por falencia nuestra. Ningún país en el mundo lo ha podido lograr. Ya vimos el caso de Japón, una superpotencia que se vio rendida frente a un terremoto que devastó gran parte de su territorio.

 

Pero si han habido países que con sabiduría, cordura y sobretodo sentido común han podido en cierta medida tomar las riendas del asunto. Francia, Alemania, Estados Unidos, por nombrar a algunos, han sido capaces de controlar algo que parecía incontrolable.

 

Si bien, el método hoy aplicado por estos países no está únicamente sostenido sobre un pilar legal, sino que más bien apoyado en lo educacional y formativo, si se inició mediante leyes sumamente duras que apuntaban a en primer lugar "controlar el fuego", para luego no sólo apagarlo, sino que evitar que nunca más prenda.

 

Estados Unidos, por ejemplo, durante las décadas de los 50 y 60 eliminó varias leyes que  permitían discriminar a afroamericanos y además promovió una serie de iniciativas para revocar la situación. Luego, durante las décadas venideras fueron incorporando el tema a nivel social y educacional, ya que bien entienden que los problemas de alta importancia no se agotan necesariamente con leyes.

 

Teniendo demostrado que a diferencia de los terremotos, las tragedias humanas son evitables, siempre y cuando la ambivalencia legal/social se aplique en el orden debido y en plazos razonables, me cuesta entender por que leyes como la de incitación al odio siguen descansando en el Congreso.

 

Siendo autora de la iniciativa legal que tipifica el delito de incitación al odio, ignoro el motivo de tener una ley tan importante y tan necesaria, con una capacidad preventiva enorme en cuanto a tragedias humanitarias durmiendo, pero espero sinceramente que el motivo no sea esperar a otro mártir.

 

El Senado hizo lo suyo en las comisiones de Derechos Humanos y en la Sala, cumplió con el trámite legislativo, ahora depende del Gobierno  entregar la urgencia necesaria para que la Cámara de Diputados haga lo suyo y prevenga una tragedia sumamente evitable.

 

 

 

Imprimir