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Ley Nacional del Cáncer: Comienzo del Trabajo Legislativo

Carolina Goic, senadora por la Región de Magallanes

20 de diciembre de 2018

Imagen foto_00000005El pasado martes 4 de diciembre en una ceremonia realizada en el salón Montt Varas del Palacio de la Moneda, el Presidente Sebastián Piñera firmó el proyecto de la ley Nacional del Cáncer, cumpliendo de esta manera con un anhelo de diferentes agrupaciones de pacientes y fundaciones ligadas al tema que, durante años, venían luchando por una iniciativa legal que se hiciera de cargo de la enfermedad que el año 2020 será, probablemente, la primera causa de muerte en Chile.

 

Ha sido un camino largo y plagado de dificultades, pero donde finalmente, la sociedad civil organizada -reunida en una masiva marcha familiar realizada el domingo 18 de noviembre- hizo sentir su voz y logró poner en el debate público la necesidad de contar con una normativa que no dependa del gobierno de turno y que garantice ciertos mínimos exigibles para un país como el nuestro, que puede hacer mucho más en relación a esta verdadera pandemia.

 

Es de justicia valorar el compromiso adquirido por el Gobierno, en especial el rol que ha jugado el ministro de Salud, Emilio Santelices y, por supuesto, el Presidente de la República. Hechos los reconocimientos, lo que viene ahora es la etapa de discusión legislativa. Si bien existe apoyo transversal a una Ley Nacional del Cáncer por parte de todos los sectores políticos, lo que corresponde ahora es aprobar una normativa que cumpla con las expectativas de la población

 

Un buen comienzo ha sido que, junto con la presentación de la iniciativa legal, ya existe el primer Plan Nacional del Cáncer -asociado al proyecto de ley respectivo- que supone un primer paso para hacerse cargo de algunas urgencias. Si bien esto es valorable, se extraña una mayor claridad respecto a los tiempos y recursos asociados. Sin duda, habrá que trabajar en profundizar y clarificar ciertos aspectos planteados, hasta ahora, de manera muy general.

 

En cuanto al proyecto de Ley también se avizora que hay mucho trabajo por hacer. Para la sociedad civil organizada que ya se perfila como un movimiento nacional, se espera que todos los cánceres sean parte del GES o, por decirlo de otra forma, que todos tengan garantizada la cobertura. Actualmente hay cánceres, como por ejemplo el de páncreas o de pulmón, que no están contemplados y donde la mayor parte de los pacientes del sector público no cuentan con ningún tipo de cobertura, lo que en muchos casos significa casi una sentencia de muerte.

 

Otro gran tema y vital para los enfermos y sus familias, es el acceso a los fármacos. Quizás este sea el punto que generará mayor debate y que implicará la mayor complejidad a resolver, pero que es parte primordial de lo que la ciudadanía espera de una ley que aborde el problema del cáncer. Nadie entendería que no avancemos de manera sustancial en este sentido. Y aquí el llamado a los legisladores y al gobierno es que seamos generosos, innovadores y que estemos abiertos a discutir todas las fórmulas necesarias para garantizar el mayor avance. Siempre hemos dicho que esta ley no será una varita mágica que solucionará todos los problemas de una vez, pero soslayar este ítem, sería fallarle a los miles de enfermos y sus familias.

 

De igual manera, tenemos que reforzar en la Ley todos los aspectos preventivos y de detección precoz, porque un cáncer que se detecta a tiempo aumenta las posibilidades de ser curado. Tampoco podemos dejar de lado el rol de la atención primaria; el acompañamiento integral del paciente; la importancia de promover y facilitar la colaboración público-privada; o los beneficios de la medicina integrativa, entre tantos otros factores que, sin duda, tendremos que considerar en este esfuerzo de ordenar la forma en que enfrentamos como país el cáncer

 

Todos estos puntos corresponden a líneas matrices y resulta evidente que, durante la discusión, irán apareciendo nuevos temas y demandas. Como legisladores, nos corresponde escuchar a todos los actores y trabajar de manera seria y responsable. Existen demasiadas expectativas puestas en este tema y la ciudadanía nos exige estar a la altura del desafío.

 

 

 

 

 

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