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Libertad condicional mal aplicada

Por Alberto Espina, senador por la región de La Araucanía

10 de junio de 2016

Imagen foto_00000019Hoy estamos viviendo en nuestro país los más altos índices de temor frente a la delincuencia. Además, la victimización desde el año 2000 ha crecido a un 38,9%, la cifra negra de delitos que no son denunciados ha aumentado a un 46,6% y la impunidad en los robos llega al 93%. Por eso es que la delincuencia es el principal problema de los chilenos según todos los estudios de opinión.

 

Lamentablemente, esa percepción aumenta cuando inexplicablemente nos enteramos de que miles de delincuentes altamente peligrosos salen de la cárcel para cumplir ahora su pena pero bajo la modalidad de libertad condicional.

 

La libertad condicional, para que lo entendamos, es una forma de pena regulada en el Decreto Ley 321 de 1925 y que se encuentra establecida como un medio de prueba de que el delincuente condenado a una pena privativa de libertad y a quien se le concede, se encuentra corregido y rehabilitado para la vida social. Para ello, debe en general, cumplir con ciertos requisitos como: haber cumplido la mitad de la condena que se le impuso por sentencia definitiva; haber observado conducta intachable en el establecimiento penal en que cumple su condena; haber aprendido bien un oficio, si hay talleres donde cumple su condena; y haber asistido con regularidad y provecho a la escuela del establecimiento y a las conferencias educativas que se dicten, siempre que sepa leer y escribir.

 

Por ello, en sí misma, la medida no es negativa porque busca permitir y asegurar la rehabilitación social del delincuente, siempre y cuando, claro, sea otorgada previo análisis meticuloso de los requisitos, no sólo formales sino también materiales, y de sus reales posibilidades de reinserción y control.

 

Sin embargo, poco de esto ha ocurrido. Incomprensiblemente, las cifras de delincuentes favorecidos con la libertad condicional se dispararon en al menos tres regiones del país este año. Así por ejemplo, si se observa el primer semestre de 2015 con el primer semestre de 2016 en la Región de Tarapacá, el aumento es de un 583%; en la Región Metropolitana, es de 260% y en la Región de Valparaíso, es de un 905%. La dificultad para entender todo se agrava cuando nos enteramos que de los 875 reos presentados para acceder al beneficio en la V Región, 525 tenían informe desfavorable de parte de Gendarmería de Chile.

 

Y esto no es mera teoría, es realidad. Ya existe un número no menor de delincuentes que a los días de habérseles concedido el beneficio de la libertad condicional, han sido detenidos delinquiendo, revelando la gran falla del sistema y afectando gravemente a la ciudadanía.

 

Además, entre los delincuentes liberados se encuentran violadores, narcotraficantes, homicidas y ladrones, donde el error del análisis podría ser brutalmente más grave. Basta ver que dentro de los liberados se encuentra el autor del doble homicidio en Villa Alemana que el año 2005 asesinó a su pareja y a su hijo de 9 años metiéndolos en un tambor y enterrándolos en el patio de una casa.

 

Por si fuera poco, el ideal de reinserción social, es literalmente sólo una utopía. Para muestra un botón. De la población penitenciaria potencial para acceder a programas de reinserción laboral -29.694 reos- tan sólo existe posibilidad de cobertura para el 2,5%, esto es, 756 cupos.

 

Así las cosas, lo ocurrido revela un grave error de los jueces que integran las Comisiones de Libertad Condicional respectivas, ya que beneficiaron a peligrosos delincuentes contra la opinión de Gendarmería de Chile y sin dar fundamentos de su decisión, todo lo cual, al final de cuentas, afecta gravemente a la mayoría de los chilenos que sufren las consecuencias de la inexcusable negligencia del Estado para asegurar la paz social.

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