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  Libertad para decidir

  Por Carlos Larraín, senador por la Región de Los Ríos.

15 de diciembre de 2011

ImagenEste proyecto que prohíbe toda publicidad del tabaco y restringe su consumo, es un síntoma más de esta verdadera plaga espiritual que nos está atacando, que consiste en manifestar una desconfianza radical en las capacidades de las personas para decidir sobre sus propias existencias.

 

Y una confianza ilimitada en la capacidad de los reguladores, controladores, inspectores y sancionadores de conducir las vidas ajenas. Esto es verdaderamente un prodigio lógico.

 

Si nos abocamos al estudio detallado del proyecto, cosa que harán las Comisiones, vamos a encontrar muchas sorpresas. Algunas de ellas son mayúsculas.

 

Aquí hay violaciones manifiestas de algunas concreciones de la libertad personal, de la libertad de trabajo, de la libertad de comercio, de la posibilidad de publicitar lo que se hace y lo que se vende. Por ejemplo, se limita el tamaño de los letreros y se establece que dentro de ese tamaño, un 50% del área expuesta tiene que advertir sobre la maldad intrínseca de lo mismo que se está publicitando. Eso es una cosa, a mi juicio, excesiva.

 

Hay otras disposiciones que entraban el ejercicio del comercio. Se ha citado el caso de los pequeños comercios que existen en ciudades más pequeñas: van a tener que instalar su rubro fuera de la ciudad. O lo que ocurre en el centro de algunas de las ciudades en que nos movemos.

 

Hay referencias, por ejemplo, a los que importan productos relacionados con el tabaco. ¿Cómo van a hacer publicidad las personas que importan tabaco al granel? ¿Y qué pasa con los que lo producen dentro del territorio nacional? Aquí también se afecta una línea de actividad agrícola. Hay personas que viven de la producción de tabaco.

 

También hay una referencia a lo que ocurre en las oficinas, lugares de trabajo en que laboren dos o más personas. Casi en todas partes trabajan a lo menos dos personas. Se van a tener que establecer inspecciones continuas. ¿Cómo va a ser la prueba de las violaciones que se esgrimen? ¿Cómo se van a establecer las sanciones?. Me parece que es una forma de actividad casi totalitaria.

 

Los negocios donde se venden alimentos (los restoranes, bares, etcétera) que sí se adaptaron a las normas de la ley 20.105, ya hicieron una inversión y un gasto. Todos hemos visto el esfuerzo que significó para algunos pequeños restoranes adaptarse a las nuevas exigencias y, ahora se descubre, ex post naturalmente, que la legislación anterior, que sufría el mismo optimismo totalitario, no sirvió para nada.

 

Creo que este proyecto peca por exceso y muy probablemente no va a producir los efectos que se procuran.

 

No deja de extrañarme, que en un ambiente en que se pretende legalizar el suicidio y la eutanasia no se le permita a un ciudadano normal y corriente fumar un cigarrillo ahí donde le convenga, tomándose una buena copa de vino, que también está prohibido.

 

Verdaderamente esto me parece totalitario, "atalibanado", o como se quiera llamar, híper interventor.

 

Y me extraña estas personas que, de repente justifican el suicidio; de repente justifican suprimir la vida ajena.

 

Dejen que el ciudadano se eche a perder un poco los alveolos del pulmón.

 

No puede ser que la única justificación para una restricción de la libertad de esta entidad, la que aquí se anuncia, sea nada más que para rebajar los gastos de salud del Ministerio correspondiente.

                              

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