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  Manejar y beber no son compatibles

  Por Baldo Prokurica, senador por la Región de Atacama.

13 de enero de 2012

ImagenEs un hecho público y notorio en nuestro país que los accidentes del tránsito son una verdadera plaga en el día a día.

 

Las cifras son elocuentes: la segunda causa de muerte de los jóvenes chilenos son los accidentes de tránsito. Del 30 al 50 por ciento de los accidentes que tienen víctimas mortales, ocurren bajo la influencia del alcohol o con estupefacientes.

 

Los efectos del alcohol sobre la capacidad de la conducción son negados por muchas personas. Incluso, hay algunos que en la cultura popular plantean que cuando se toman unos tragos manejan mejor.

 

Pero el Servicio Médico Legal y las organizaciones científicas que fueron citadas a la Comisión de Transportes del Senado nos dijeron otras cosas: los efectos del alcohol sobre el organismo humano se conocen bien. El alcohol produce una depresión no selectiva del sistema nervioso central, deteriorando la función sicomotora, la percepción sensorial, vista y oído, modifica el comportamiento de las personas y, en general, los efectos del alcohol son directamente proporcionales a su concentración en la sangre.

 

Y, por lo tanto, no es verdad que tomarse un pisco sour o una cerveza no afecta en nada en la conducción. Es más, cuando se dice que estos efectos varían de acuerdo a las personas es correcto. Un litro de cerveza equivale a 0,9 gramos por mil, medio litro de vino a un gramo -o sea, manejo en estado de ebriedad-, medio litro de champaña a 1,2 gramos, dos vasos de combinado a un gramo. Estamos frente a una situación en donde hay pruebas científicas que manejar y beber son dos hechos que no se compatibilizan.

 

Aquí nadie está transformándose en purista o gente que pretende que la gente no consuma alcohol. Lo que se pretende con este proyecto de ley es algo muy simple: el que consume alcohol no puede manejar. Y el que maneja no puede consumir alcohol. Así de simple.

 

Los países que tenemos como referentes de la OCDE han bajado los niveles que existen como permitidos de alcohol en la sangre para poder conducir. Y este proyecto de ley hace eso.

 

En Chile hay dos tramos en la legislación vigente: uno es el manejo bajo la influencia del alcohol, que es 0,5 gramos por litro de sangre; y otro, que es una sanción más grave, es el manejo en estado de ebriedad, que es un gramo por litro de sangre.

 

Este proyecto de ley rebaja el manejo en estado de ebriedad de uno a 0,8 y el manejo bajo la influencia del alcohol de 0,5 a 0,3. Algunos se preguntan por qué a 0,3, "por qué no 0,0". Es porque cualquier consumo de fruta o de un artículo que tenga azúcar puede dar un falso positivo y, por lo tanto, lo que se hace con un 0,3 es para poder evitar que eso se produzca.

 

Otro elemento que se plantea en este proyecto de ley es el control que se debe hacer de aquellas personas que son sancionadas por cometer, por participar, en un accidente. Lo que ocurre hoy día es que una persona que participa en un accidente de tránsito, incluso en algunos casos cuando hay muertos, mientras dura el proceso, se le da un permiso provisorio. Entonces, la opinión pública no entiende cómo esta persona está manejando si causó este daño.

 

Este proyecto específico se pone a tono con la realidad que está viviendo el país y felicito a sus autores, tanto al gobierno como a los que presentaron proyectos en esta línea.

 

Este proyecto plantea un control más severo. Por lo menos en las ciudades más grandes, ese control de Carabineros se hará in situ, se le van a sacar las muestras de sangre con una ambulancia que tiene allí las instalaciones para hacerlo.

 

Es indispensable incorporar lo que es la prevención del consumo de alcohol y de drogas cuando se maneja. Tiene que haber una labor de prevención importante en los colegios, en las universidades y en todas las áreas, de tal manera de que se pueda corregir el rumbo que hoy día sigue esta situación en nuestro país.

 

La segunda causa de muerte de los jóvenes en Chile son los accidentes de tránsito. Si esta no es una causa, para sancionar, para exigir, para establecer nuevas normas, yo creo que no hay otra razón para poder hacerlo.

 

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