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Marihuana: Necesitamos debatir en serio

Por Jacqueline Van Rysselberghe, senadora por la región del Biobío

29 de abril de 2015

Imagen foto_00000033La polémica desatada entre diputados de la Nueva Mayoría y el Subsecretario de Salud, Jorge Burrows, sobre el daño que genera el consumo de marihuana entre adolescentes, no hace más dejar en evidencia las serias falencias del Proyecto de Ley que se aprobó.

 

Porque el subsecretario no ha faltado a la verdad en sus declaraciones. Existen numerosos estudios internacionales que demuestran que el consumo crónico de la marihuana en adolescentes genera un daño cerebral permanente y así lo ha ratificado, a nivel local, la Sociedad de Neurocirugía Infantil de Chile.

 

Y es que cuando la sociedad en su conjunto disminuye o quita la percepción de riesgo a una droga, al despenalizar su consumo, lo que en fondo está haciendo es incentivar el consumo entre su población más joven, precisamente el segmento etario donde se provocan más y mayores secuelas.

 

El tema se vuelve preocupante cuando vemos resultados del X Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar del SENDA, que señala que la prevalencia anual del consumo de marihuana en este segmento pasó de un 13% en 2001, a un 25% en 2013. Además, el mismo estudio muestra que la percepción de riesgo del consumo entre escolares cayó de un 51,3% en 2001, a sólo un 21,6% en 2013.

 

Es precisamente este punto de fondo, al cual el Subsecretario apunta en sus declaraciones sobre el Proyecto de Ley, el cual deja la puerta abierta para que, en la práctica, se siga masificando el consumo de marihuana entre los adolescentes.

 

Pero las falencias de este proyecto no sólo están en la despenalización del consumo, sino que también en el concepto que se utiliza para su supuesto “uso medicinal”, punto sobre el cual también la autoridad deslizó cierta crítica.

 

Cualquier profesional de la salud sabe que un fármaco que se quiera utilizar en nuestro país, debe cumplir con la normativa del Instituto de Salud Pública, relativas al gramaje, la concentración y las posibles contraindicaciones que tenga, sobre las cuales un médico puede prescribir su uso. Además de un estricto proceso de certificación respecto a su producción.

 

En consecuencia, es poco responsable, desde el punto de vista médico, pensar que el uso medicinal de la cannabis en Chile puedan considerarse productos elaborados artesanalmente, sin asegurar una concentración mínima del principio activo, tal como como sucede con el aceite de marihuana, que está siendo utilizado en casos de epilepsia refractaria.

 

En el fondo, las palabras del subsecretario de Salud no son más que un llamado al orden y a la seriedad al legislar temas delicados y complejos, que pueden tener profundas consecuencias en la salud de los chilenos, principalmente de los más jóvenes.  

 

Estoy de acuerdo en legislar sobre el uso medicinal de la marihuana, pero es necesario que el debate sea en forma seria, resguardando que los medicamentos cumplan con el control de calidad y sanitario que existen en nuestro país.

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