Metas ambiciosas pero alcanzables

Cumpliendo lo dispuesto en nuestro ordenamiento institucional y siguiendo con la tradición republicana, el Presidente Sebastián Piñera dirigió su primer Mensaje al país el 21 de mayo recién pasado.

Fue un Mensaje potente, propositivo, inclusivo, capaz de entusiasmar hasta los más reticentes, fijando metas ambiciosas pero alcanzables, invitando a todo el país a sumarse a la gran tarea de reconstrucción nacional luego del terremoto y maremoto del 27 de febrero y a la tarea de construir un mejor país sobre 7 pilares fundamentales: recuperar la capacidad de crecimiento de nuestra economía, a tasas elevadas y sostenidas en el tiempo; crear más y mejores empleos, disminuyendo fuertemente el dolor y sufrimientos que produce en las familias el desempleo y entendiendo que se logra más estabilidad en el empleo y mejores remuneraciones, cuanto mayor es la capacidad de la economía de crear nuevos puestos de trabajo.

También habló de mejorar sustantivamente la calidad de educación que reciben  nuestros niños y jóvenes, planteándose metas exigentes en matemáticas, comunicación y lenguaje, dominio del ingles y despertar más y mejores aptitudes en el ámbito de la educación física; mejorar el acceso a la Salud de millones de nuestros compatriotas, reponiendo hospitales y consultorios caídos en el terremoto, construyendo otros nuevos, fijando plazos para terminar con las listas de espera en las enfermedades AUGE y aumentando sustancialmente la formación de especialistas.

Otro pilar importante dice relación con más y mejor seguridad ciudadana, poniéndose en el lugar de las víctimas, protegiéndolas, defendiéndolas, de manera que sean los delincuentes los amenazados y no los vecinos honrados e inocentes; terminar con la pobreza extrema y ser un país desarrollado en los próximos diez años, haciendo de Chile un país de oportunidades, donde todo aquel que quiera alcanzar mayores niveles de bienestar y progreso personal y familiar, lo logre por sí solo y con el apoyo del Estado.

El séptimo pilar dice relación con el perfeccionamiento de nuestra democracia, partiendo porque todos los chilenos mayores de 18 años puedan votar de los procesos electorales, abriendo amplias caminos de participación para que las decisiones ciudadanas cuenten siempre con respaldos mayoritarios.

El Mensaje del Presidente Piñera ha sido profundamente bien acogido en amplios sectores de la comunidad nacional, incluyendo a muchos dirigentes y parlamentarios de la Concertación, quienes comparten los objetivos y  metas planteadas, puesto que se trata de un desafío nacional, al que todos estamos llamados a contribuir, y muy especialmente por ser la institución donde se gestan los grandes acuerdos nacionales, el Senado de La República.

Una de las críticas fundadas que se han hecho al Mensaje del Presidente Piñera es que sus metas y objetivos van mas allá del 10 de marzo del 2014, fecha en que expira su mandato. Y es cierto, son muchas las tareas que el Presidente Piñera ha fijado para iniciarse en su gobierno y completar su administración en el siguiente.

Sin embargo, ello no nos debiera llamar la atención; la Presidenta Michelle Bachelet dejó como gran legado una reforma previsional y una red de protección social, cuyos cimientos fueron puestos en su gobierno, pero que esta administración tendrá que terminar de implementar y que los futuros gobiernos tendrán que continuar financiando.

En un periodo presidencial de solo cuatro años es absolutamente razonable que los proyectos que dan estructura a la vida de la nación, se inicien en un periodo Presidencial y se sigan construyendo en los siguientes. Así se construyen los países porque así es la vida; todos esperamos que nuestra propia obra, por modesta y sencilla que sea, sea continuada por nuestros hijos y nietos.

Después del  terremoto y maremoto del 27 de febrero pasado, no exagero al decir que el ánimo de los chilenos cayó en una profunda y justificada depresión; el Mensaje del Presidente Piñera tuvo el mérito de remecernos y demostrarnos un camino de cambio, futuro y esperanza.