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“Nos falta mucho en beneficios para el adulto mayor”

Por Alejandro Navarro, senador por la Región del Biobío

24 de enero de 2014

Imagen foto_00000014El proyecto que rebaja el impuesto territorial correspondiente a propiedades de adultos mayores vulnerables económicamente, viene a generar una política especial respecto a los adultos mayores y su propiedad de vivienda.

 

En la comuna de Tomé, en Concepción, en el Barrio Universitario, en diversos sectores que han venido ganando plusvalía con el desarrollo económico, con el crecimiento urbano, muchas personas de clase media, profesionales y no profesionales, compraron su vivienda, la pagaron y la vivienda ha venido subiendo en su plusvalía de manera inexorable, porque parece ser que el mercado inmobiliario es uno de los negocios grandes del país.

 

En Hualqui, una hectárea que costaba 600 mil pesos en el año 93 -cuando fui por primera vez diputado- hoy día esa misma hectárea está sobre los 40 millones de pesos. O sea, ha tenido un crecimiento casi del 100 por ciento anual. Y, por cierto, los ingresos de esos propietarios siguen siendo los mismos. Es más, algunos eran productivos y hoy día, varios de ellos, son pasivos.

 

Estamos frente a propietarios de una vivienda o de un bien inmueble, pero tienen ingresos bajísimos, y no lo pueden abandonar.

 

En Estados Unidos a partir de 1989, y en Inglaterra a partir de 1965, se creó la hipoteca revertida, que es un tema que debiéramos discutir. Con esta medida el bien raíz queda y el banco le presta, le adelanta, para poder vivir dignamente, y si queda un saldo es heredable y, por tanto, sin necesidad de vender se puede lograr vivir mejor en base a su vivienda, se genera mayor estabilidad permitida por el sistema financiero.

 

Ese es un debate que bien podríamos dar, porque muchos adultos mayores no pueden vender su vivienda porque no tienen donde vivir y, al final, los beneficiarios son todos los herederos que muchas veces se preocupan -digámoslo- bastante poco de los propietarios del bien inmueble donde conviven y que, además, después de heredarlo lo venden sin haber prestado, las más de las veces, ayuda financiera o de cariño a quienes lo poseen.

 

El ejemplo de Estados Unidos e Inglaterra está probado y sería muy importante que el próximo Gobierno lo pudiera analizar, de tal manera de generar otra instancia permanente, independientemente de que le rebajemos los impuestos, que es bastante poco, beneficiará a poca gente.

 

El Instituto Nacional de Estadísticas el 2002 y diversas publicaciones señalaron que al 2025 vamos a ser 3,4 millones de adultos mayores, hoy día somos 2,6 y con este proyecto de rebaja de contribuciones estamos posibilitando un beneficio sólo a 35 mil o 40 mil personas y -peor aún- solamente se rebaja de 100 a 75 millones de avalúo.

 

Apoyé la iniciativa legal, por cierto, pero me hubiera gustado tener la cifra exacta de beneficiaros. Porque en ese marco muchas viviendas, reitero, en Tomé, el Barrio Universitario, valen más de 100, y tienen un ingreso, una pensión miserable, y su condición no es ni de riqueza, ni de estabilidad, ni siquiera de clase media, tienen los muebles de la década del 60.

 

El umbral debiera ser revisado. 75 millones es realmente exiguo, estamos hablando de un segmento de adultos mayores que tuvo la posibilidad de comprar su vivienda sin subsidio del Estado. Y que se ha valorizado.

 

Creo que allí podemos cometer una grave injusticia, de dejar a personas que, pudiendo ser parte de este beneficio, quedarán fuera. Me hubiera gustado un tramo para elevar el monto y otros elementos que pudieran dar mayor cobertura a este beneficio.

 

En materia del adulto mayor nos falta mucho todavía. Sólo para ejemplificar menciono que BancoEstado y muchas instituciones que antes tenía filas especiales para el adulto mayor, hoy día ya las desechan. En general, la política del adulto mayor parte siempre bien encaminada, pero después se diluye y termina siendo hasta negativa. Espero que no pase esto con este proyecto de ley.

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