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Nuestra defensa del Silala

Por Ricardo Lagos Weber, Presidente del Senado

24 de junio de 2016

Imagen foto_00000019Desde hace un tiempo Chile ha vivido un acoso permanente por parte del gobierno boliviano, primero a través de su injustificada demanda que persigue que Chile negocie obligatoriamente cederle acceso soberano al mar, lo que contraviene directamente el tratado de 1904, que cerró definitivamente la cuestión de los límites entre ambos Estados, o por medio de su hostigamiento en torno al uso de las aguas del río Silala, un cauce internacional con derechos de uso compartidos. Para poner fin a ese acoso, nuestro país se adelantó y presentó una demanda jurídica de carácter técnico, fundada en el Derecho Internacional de Curso de Aguas, que busca el respeto por nuestros derechos.

 

Chile ha debido escuchar, por parte del mandatario boliviano, expresiones que ofenden a nuestro pueblo, al acusarnos de robo de agua o de tener un afán invasivo. Nuestra reacción, por el contrario, ha sido siempre tranquila y mesurada. Es por eso que buscamos que una corte neutra entregue su opinión mediante un fallo.

 

Ningún representante de Chile ha descalificado al Presidente Morales. Tampoco lo hemos hecho con su gobierno y no queremos generar anticuerpos con el pueblo boliviano. Al margen de las resoluciones que el Tribunal de La Haya adopte en ambas causas, la iniciada por Bolivia o la presentada por Chile, la confianza entre los pueblos quedará dañada. No por los resultados de estos juicios, que esperamos que ambas partes acatemos como corresponde, sino por la actitud de hostigamiento permanente de parte de las autoridades bolivianas.

 

El discurso que han elegido es contra Chile, contra sus autoridades y contra su pueblo. Nuestro país no tiene ningún inconveniente con los cientos de Bolivianos que a diario vienen a Chile ya sea a hacer negocios, estudiar o trabajar, muchos de ellos se han insertado en nuestra sociedad y han sido muy bien recibidos y así lo seguiremos haciendo, pero creo que esa actitud desafiante por parte de sus autoridades provocará un daño en las relaciones por los próximos 10 o 15 años.

 

Chile, incluso, ha ofrecido en reiteradas oportunidades el restablecimiento de relaciones diplomáticas sin ninguna restricción ni condición. Eso es lo propio de un país abierto al diálogo. El primer gobierno de la Presidenta Bachelet planteó una agenda de 13 puntos que buscaba avanzar en la integración binacional y regional, que consideramos un factor clave para nuestros respectivos proyectos de desarrollo. Sin embargo, cuando se suceden los insultos y el hostigamiento, es necesario poner un límite. 

 

Está demostrado en nuestro actuar como Nación, que hemos tenido una actitud abierta al diálogo a la integración comercial y libre tránsito de las mercaderías. Dentro de los países que no cuentan con litoral Bolivia es el que más beneficios tiene, por ejemplo, en el uso de los puertos de Arica o Antofagasta en condiciones arancelarias privilegiadas que le otorgan una gran ventaja competitiva.

 

Lo que hoy está demandando Chile ante La Haya por el rio Silala es: que se reconozca que es un curso de agua internacional; que exista un derecho equitativo de las aguas; que bajo el derecho de uso equitativo los usos que actualmente tienen están permitidos; que debe existir una obligación por parte de Bolivia de mantención  y previniendo la contaminación que se pueda producir sobre el curso de aguas. Por último, que ese país comunique a Chile  las medidas que se tomen y que puedan tener efectos negativos en el curso de aguas.

 

Nuestra política es muy clara: el respeto al derecho internacional y el cumplimiento irrestricto de los tratados que regulan nuestra convivencia. Sobre esa base podemos construir un futuro común para nuestra región. Chile sigue dispuesto a ello. No somos nosotros los que nos oponemos al restablecimiento de relaciones diplomáticas. No somos nosotros quienes descalificamos a los gobernantes de países vecinos y hermanos. No somos nosotros los que le cerramos la puerta al futuro común a que estamos llamados.

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