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Reforma Educacional

21 de noviembre de 2014

Estimados Señores Parlamentarios, como responsables inmediatos del futuro de nuestro país,  me permito plantearles mi inquietud respecto de la tan famosa “Reforma Educacional”.

 

Soy un ciudadano común y corriente que estudió en un colegio fiscal, un colegio subvencionado y un colegio particular. Puedo decirles con plena certeza, por experiencia personal de que existe una gran diferencia, no sólo de infraestructura, si no principalmente de las materias de estudio y los plazos en que son entregadas a los estudiantes.

 

Los colegios subvencionados y particulares marcan plenamente la diferencia por la cantidad de horas de estudio efectivamente impartidas a sus alumnos y las materias entregadas en los plazos correspondientes. A diferencia de sus pares ahora llamados municipalizados, la mayor parte del tiempo no había clases completas. Siempre se podía retirar temprano porque el profesor X  no estaba. Al final de año para cumplir el calendario escolar, se entregaba un trabajo determinado en donde la nota valía por 2.  Con eso se terminaba el año escolar y listo.

 

Han pasado los años y la historia sigue siendo la misma. Los tan “criminalizados” colegios particulares y subvencionados entregan los contenidos de las materias en los plazos y horas que corresponden. Los establecimientos fiscales NO. Esta simple ecuación marca la diferencia. Es impropio y erróneo “criminalizar” a este tipo de establecimientos con la palabra de moda “lucro”.

 

Los establecimientos más reconocidos por su calidad de educación, formación, infraestructura, ya sea en nuestro país como en el extranjero, son todos pagados y en la mayoría se hace una evaluación para ser aceptados, como alumno regular. ¿Dónde está el crimen o delito si la calidad de educación es de primer nivel? ¿A caso no se prueban los futbolistas primero, antes de ser aceptados en un club reconocido?

 

Con mucha altura de miras, les digo que el “delito” lo está cometiendo el Estado chileno, que no invierte en infraestructura, no mejora los sueldos de los profesores para que puedan impartir las horas de clases que corresponden, así como tampoco tiene claro que ramos verdaderamente necesitan nuestros jóvenes.  Aumentan horas de matemáticas y quitan horas de artes plásticas, música, ya no existe las artes manuales, el nivel de clases de inglés es bajísimo. No existen clases de educación cívica, no existen ramos en que enseñen conducta vial, lenguaje de señas, ya no existe el ramo de Historia de Chile. (Esto último es de suma importancia, un país sin historia no existe).

 

El listado puede ser largo, para que seguir, es obvio que nos falta bastante. En los países que son líderes en materia de educación el Estado está comprometido con competir con los establecimientos privados y el nivel de educación es el mismo o similar.

 

Por favor dejen de  lado las ideologías y piensen en el bien común de nuestra nación, a donde queremos llegar.

Agradecido de su atención,

 

Mauricio Contreras

 

 

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