Click acá para ir directamente al contenido

Reforma laboral: muy pocos trabajadores se verán beneficiados

Por Hernán Larraín, senador por la Región del Maule

28 de agosto de 2015

Imagen foto_00000015Quiero referirme a algunas de las afirmaciones formuladas al proyecto de reforma laboral, pues me parece que se hace mitología y se distorsiona muy fuertemente lo que nosotros pensamos.

 

Se dice que esta reforma favorece a los trabajadores del país. Y creo que eso no es efectivo. Desde luego, excluye a quienes no están sindicalizados, que quedan privados de las libertades contractuales y de la libertad de asociación, aspectos claves de los derechos de los trabajadores, que se deben respetar.

 

Tampoco piensa en los trabajadores cesantes, porque con estas normas, en definitiva, van a encontrar más dificultades para obtener empleo. Por cierto, quienes no están ocupados no tienen voz ni son representados por dirigentes.

 

Asimismo, no se ha incorporado a los trabajadores públicos, que tienen conflictos serios. Nosotros presentamos una reforma sobre negociación colectiva y derecho a huelga respecto de ellos, pero no ha sido promovida debidamente en la Comisión de Trabajo. En este sentido, estimo que hay una deuda con esos trabajadores que no ha sido cumplida.

 

Además, en esta reforma no se piensa en ayudar a las mujeres ni a los jóvenes a mejorar sus condiciones de empleo. También, se olvida de las posibilidades laborales de los adultos mayores y de los discapacitados. ¡A qué trabajadores chilenos se favorece! A muy pocos. Está bien que se protejan los derechos sindicales, pero olvidamos al grueso de los trabajadores.

 

Se dice, en seguida, que esta reforma es para poner al día la legislación chilena con respecto a los tratados internacionales y que estamos atentando contra estos. ¡No hay ninguna norma en nuestra legislación laboral que atente contra las disposiciones de tratado internacional alguno!

 

Hay recomendaciones de la OIT que no han sido seguidas, como la relativa al reemplazo en la huelga. Sin embargo, se olvida que el reemplazo que dicho organismo no recomienda es el externo; sí aprueba el interno. Y, por lo tanto, aquí se falta a la verdad. Por cierto, muchos países de la OCDE y numerosas naciones que pertenecen a la OIT aplican ese mecanismo. En consecuencia, no existe norma alguna que se altere.

 

Se dice, además, que esta reforma no afectará el empleo ni el crecimiento. También esto es falso. Se ha demostrado -y nosotros recibimos estudios- que eso va a ocurrir. La reforma en análisis se une a otras que han ido generando un clima que, por ejemplo, ha propiciado que durante este año no haya inversión en Chile. Hasta la fecha, el crecimiento de la inversión extranjera y nacional ha sido de 0,5 %.

 

¿Qué otra cosa sino el crecimiento de la economía se ve afectado por esa situación? Y, si no hay crecimiento de la economía, ¿qué se verá perjudicado principalmente? Los gastos sociales y la posibilidad de generar aumento de las fuentes de trabajo.

 

Se dice que esta es la única forma de proteger los derechos de los trabajadores. Eso no es así. A nosotros también nos interesa resguardar sus derechos y hay muchas formas de hacerlo. Estamos disponibles para conversar las fórmulas si el Gobierno se abre, si la Nueva Mayoría no quiere imponer sus posiciones a todo dar sin considerar algunas alternativas que, desde luego, permitirían salvar a las pymes, que serían las primeras afectadas, y numerosas otras situaciones en las que, por la forma como está planteado el proyecto, se perjudican los derechos de numerosos trabajadores y la viabilidad de sus puestos laborales.

 

Es nuestro deber proteger a los trabajadores, pero también lo es asegurar la viabilidad de las fuentes de trabajo. ¡Ese es el deber que nos corresponde como legisladores: pensar en el todo y no tomar partido, ni decir: "Yo voy a defender a los empresarios", "Yo voy a defender a los trabajadores", como si fueran enemigos! No, señores. Hay que pensar en ambos.

 

Se dice, finalmente, que la crítica que hacemos contradice el modelo de la empresa del siglo XXI. Creo que lo que ocurre es al revés: quien lo contradice es este modelo, pensado en la empresa decimonónica, en el conflicto de intereses, en el conflicto de clases. Y me parece que la idea es que exista una empresa distinta: la del futuro es la empresa de la integración de los trabajadores con los empleadores; la que procura dar y abrir nuevas formas de trabajo, con otras miradas, con otra flexibilidad, donde los trabajadores, asociados con los empleadores, piensen conjuntamente el futuro.

 

Mientras siga esta reforma así no la podremos aprobar. ¡No nos vamos a hacer responsables del daño que esta reforma les puede significar a los trabajadores y a las fuentes laborales en Chile!

 

Imprimir