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  Se ha debatido pero no avanzamos

  Por Alejandro Navarro, Vicepresidente del Senado

5 de abril de 2012

ImagenHace mucho tiempo que no teníamos un debate donde los tres tercios de la política chilena se expresaran con tanta nitidez. Ha pasado mucho tiempo. Algunos niegan la existencia de los tres tercios en la política; pero se expresan, y se expresan de manera tal que el resultado puede ser el inmovilismo.

Aquí una Derecha conservadora alega, legítimamente, una visión particular sobre este tema del aborto, y lo plantea en el debate. Hay un centro, más conciliador, un centro político más conciliador, que tiene diversas opciones en su seno, y también tiene observaciones y acercamientos distintos. Y hay una Izquierda, más progresista o más radical, que tiene definiciones ya más armadas, más concretas.

Se ha debatido, pero no avanzamos. Entonces, la pregunta es: ¿estos tres tercios interpretan hoy día lo que la sociedad quiere, lo que Chile quiere? Esa es la pregunta. Porque cuando dijimos que el 80 por ciento, y observamos -no dijimos; observamos- que el 80 por ciento de la sociedad chilena quería cambio en educación, la verdad es que este Congreso se inmovilizó con el 50-50. Y, por tanto, no operó ni actuó. Y es más: están las leyes que van en contra de ese 80 por ciento.

Hoy día el 94 por ciento -y las encuestas así lo revelan, la FLACSO-... establece que hay que revisar nuestra legislación sobre aborto terapéutico. Y este Congreso se inmoviliza.

No estamos respondiendo, entonces, al sentir ciudadano. No estamos cumpliendo el rol de la representación de la soberanía popular. Algo pasa que, en definitiva, lo que quiere la ciudadanía no se expresa en quienes han elegido. Y hay una falla, entonces, en el sistema institucional-democrático.

Cuando el 80 por ciento de la ciudadanía quiere discutir sobre gratuidad, no sobre becas o créditos; cuando la inmensa mayoría critica a las isapres y quiere reformas de las isapres; cuando se establece que las AFP tienen que ser reformadas, y todo ello es mayoritario y no se expresa, y el Congreso lo que hace es bloquear esa iniciativa ciudadana, entonces tenemos un Congreso que, en definitiva, no cumple las expectativas de la ciudadanía, y hay una crisis institucional: deber-legitimidad.

La monarquía presidencial, se ha agotado irreversiblemente y nos encaminamos, hacia el desprestigio de las instituciones, contra una monarquía que es incapaz de gobernar en las Regiones y le surge la contradicción fundamental, que es regionalismo versus centralismo, como el caso de Aysén, de Punta Arenas, como viene en Calama, como viene en Arauco, o como se expresa hoy día en el tema del aborto. Porque la inmensa mayoría de los chilenos sí quiere que ese debate, se debata, y sí quiere que haya reforma a la actual legislación.

Estos temas se deberían a saldar en un plebiscito vinculante que no existe en Chile, porque tenemos esta Constitución de Pinochet, que la Concertación reformó, pero no fue capaz de establecer lo que yo creo: una nueva Constitución. Y esto se va a resolver en el plebiscito del 11 de noviembre del 2013, que será una definición sobre este conjunto de temas, entre ellos, el aborto terapéutico.

Si hoy día el Congreso y la Derecha lo impide, o las divisiones de la Oposición lo impiden, yo espero que la sabiduría popular opere y que, efectivamente, tengamos un Congreso que sea capaz de legislar a partir del 11 de noviembre de 2013. Solo así habremos cumplido el mandato que se nos ha dado: representar los intereses de las mayorías.

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