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  Se requiere más generosidad

  Por Guido Girardi, Presidente del Senado

23 de septiembre de 2011

ImagenEn las semanas anteriores, la atención de la opinión pública se desplazó hacia la catástrofe aérea ocurrida en la isla Robinson Crusoe, que a su vez tuvo que ver con una catástrofe mayor y previa, el terremoto y el maremoto que azotaron Chile en febrero de 2010. Luego vinieron las Fiestas Patrias, esos días en que los chilenos damos paso al ánimo festivo y celebratorio para recordar que hace muchos años optamos por la soberanía y la libertad.

Ese largo camino democrático, que busca la igualdad y la justicia social, siempre ha tenido baches y tropiezos. Lo hemos visto en esta semana, cuando, tras comenzar a superar el recuerdo de la tragedia y el ruido amable de las fiestas, nos encontramos nuevamente con la intransigencia y la intolerancia. Una y otra vez, los estudiantes han pedido algunas garantías, en general razonables y atendibles, para continuar el diálogo; una y otra vez, el gobierno ha intentado imponer sus reglas, apostando al desgaste del movimiento y jugando hasta el límite con el riesgo de perjudicar gravemente a toda una generación de estudiantes.  

El nudo de la cuestión, como lo señalamos junto al vicepresidente del Senado, Juan Pablo Letelier, es el financiamiento. El lucro. El gobierno, aquí, no quiere dar su brazo a torcer, porque siente que su misión es defender los intereses económicos de quienes lo apoyan. Y se requiere mucho más generosidad, altura y sentido de lo colectivo de lo que han demostrado las actuales autoridades. Lo he dicho y lo repito: el gobierno del Presidente Piñera tiene una real oportunidad de pasar a la historia como el que sentó las bases para una educación realmente igualitaria -es decir, gratuita- y de calidad para todos los chilenos, con todos los beneficios que ello acarreará para la movilidad social, el progreso y la calidad de vida de amplias mayorías ciudadanas. Es una oportunidad que cualquiera querría. Cuenta para ello, desde ya, con mi apoyo en el Senado, siempre y cuando se realice con respeto por todos, con apertura, mediante el diálogo sin exclusiones y con las necesarias garantías. No con chantajes del tipo de los que hizo el gobierno en esta semana, anunciando que habría 70 mil repitentes. No con dobles discursos, como elogiar al movimiento estudiantil en las Naciones Unidas y darles portazo tras portazo en el territorio nacional.

Aún estamos a tiempo. La marcha de ayer demostró que los jóvenes siguen contando con el masivo apoyo de la ciudadanía. ¿Cuándo el gobierno escuchará de verdad, con apertura, con genuino interés, el clamor que sube desde la calle? Ese clamor es mucho más importante que la defensa del derecho a lucrar con bienes públicos.

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