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Con miras a una verdadera rehabilitación

Por Antonio Horvath, senador por la Región de Aysén.

11 de enero de 2013

Imagen foto_00000003Para nadie son desconocidas las condiciones en que funcionan los recintos penitenciarios en nuestro país. No solamente están hacinados los privados de libertad, sino que también están en condiciones más que precarias los propios gendarmes. De hecho, hay algunos lugares en que los gendarmes son casi un preso más.

 

Sabemos que se está trabajando en la ampliación de algunos de los recintos de Gendarmería y este proyecto que mejora la manera de promoverlos a lo largo de su carrera, también apunta en la dirección correcta.

 

Hemos tenido conocimiento del movimiento de algunos de los reclusos en sectores que están muy hacinados a otras cárceles, tanto públicas como concesionadas. Y en este sentido quisiera advertir a la autoridad que se puede producir un fenómeno. Si bien esto se hace en forma voluntaria, puede ser un fenómeno perverso en el sentido de que detenidos con un largo prontuario pasen a ser los maestros de los detenidos de las distintas regiones del país. Y creo que eso sería muy grave, porque debemos que tener algún cuidado en las zonas que poseen una mejor calidad de vida.

 

También hemos sabido del trabajo que está haciendo el Director de Gendarmería en conjunto con las organizaciones de sus representados para que se apliquen las penas alternativas de trabajos voluntariamente aceptados. Y aquí Gendarmería ha hecho un trabajo importante y ha logrado tener más de 1.500 cupos para las penas alternativas y con eso también bajar la presión respecto a los lugares donde se confinan personas, a veces, que no son peligrosas para la sociedad, pero que no tienen los medios para pagar las multas.

 

No obstante, creo que hay que apuntar en la línea correcta en que los centros de privación de libertad sean efectivamente de rehabilitación. En este sentido, hay algunos proyectos que ha llevado adelante históricamente Gendarmería con trabajos que terminan siendo un apoyo para las familias y para los propios detenidos que mejoran, incluso, sus condiciones.

 

Al respecto, quisiera llamar la atención respecto del centro Nueva Vida donde se desarrollaba acuicultura, que es necesario que vuelva a funcionar en la Región de Aysén, o el de Valle Verde donde se realizan trabajos vinculados a la actividad rural. Habíamos adelantado con el Ministro de Justicia anterior, Teodoro Ribera, la adquisición de un predio, entre Aysén y Coyhaique, para que pudieran desarrollar en un centro de alrededor de 40 hectáreas actividades de esta naturaleza y sacar las dos cárceles que realmente constituyen, además, de un lunar, desde el punto de vista urbano, en una zona de privilegio ecológico como es Aysén en la Patagonia.

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