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Estamos ante un desafío civilizacional sin precedentes

Por Camilo Escalona, Presidente del Senado

11 de enero de 2013

Discurso del presidente del Senado, Camilo Escalona, al inaugurar el “Foro por la Igualdad”, en el salón de sesiones del Senado de Santiago.

 

Imagen foto_00000005Quisiera agradecer a los autores de este documento básico de diálogo que se llama Iguales en la Diversidad y el Pluralismo, de los académicos Luis Maira, Alejandra Mizala y Pedro Güell, que han hecho un trabajo encomiable y de largo aliento, con el propósito de entregar un conjunto de conceptos que nos permitan desarrollar en el tiempo esta reflexión que desde mi punto de vista es una tarea esencial que tiene la sociedad democrática de nuestro país en el próximo tiempo.

 

Es la continuación del trabajo que hicieron los investigadores de la Biblioteca del Congreso Nacional que está en el texto denominado Retrato de la Desigualdad, que entregáramos al país el pasado mes de agosto. No hace muchos meses, en este mismo recinto de la sede histórica del Senado de la República, en la que seguramente antes de 1973, en muchas ocasiones, se realizaron debates y reflexiones en relación precisamente a un tema que ha recobrado vigencia en las relaciones sociales de nuestro país, de manera apremiante, como es el tema de la desigualdad.

 

No es éste un encuentro casual, no es una iniciativa aislada; no tiene como propósito ser material para un programa de gobierno específico, por cierto, que sí aspiramos a que este intercambio de ideas ayude a la configuración de los diferentes programas de gobierno que se van a presentar al país en el curso de los próximos meses, con vistas a las elecciones presidenciales y parlamentarias de noviembre de este año.

Insisto que no tiene como propósito colaborar con ningún programa de gobierno específico, sino que apunta, ojalá, a ser incorporado en los distintos programas de gobierno porque tenemos el convencimiento que estamos ante un desafío de la Nación en su conjunto. No debiese haber ni partido, ni corriente política, ni sector de opinión que no aborde en su reflexión de los próximos meses, sobre todo, cuando al país se presenten distintas alternativas de gobierno, que no aborde esta dimensión de nuestra convivencia nacional.

 

En los últimos días, hemos tenido noticias relativas al ejercicio de selección de las universidades, los datos relativos a la PSU que, una vez más, nos afligen y angustian. Hace horas hemos vuelto a comprobar que la educación, que concebimos como un instrumento esencial de movilidad social en nuestra democracia moderna, tiene un hecho práctico que lo desmiente de manera rotunda, debido a que los estudiantes provenientes de las comunas y lugares más humildes son los que más bajo puntaje tienen y los provenientes de los sectores de más ingresos, son los que más elevado puntaje consiguen.

 

En consecuencia, este instrumento de movilidad social, desde el punto vista práctico, va a reproducir y ampliar la desigualdad hacia el futuro. Quienes tuvieron mejores condiciones en su infancia tendrán considerablemente mejores condiciones en su educación y en su perspectiva de futuro; y quienes han formado parte de hogares humildes, tendrán oportunidades considerablemente inferiores. 

 

Esa es la realidad de nuestro país, pequeño, a veces provinciano, pero situado en la globalización. Los datos del mundo global tampoco son estimulantes; a modo anecdótico, los medios de comunicación han informado cómo se han  producido algunos cambios en el ranking de las 10 mega-fortunas más importantes del mundo. Nos informan que quien ostenta el tercer lugar en este ranking tiene una fortuna de 67.500 millones de dólares. Es decir, mucho más que el producto nacional de muchas naciones y que ésta se incrementó en 63%, desplazando a Warren Buffet al cuarto lugar, con la fortuna de 47.500 millones de dólares. O sea, prácticamente un “pobretón”, desplazado al cuarto lugar por el propietario de la marca Zara, que se ha situado en el tercer lugar, cuya mega-fortuna alcanza a unas dimensiones que, si uno mira el crecimiento del producto mundial anual, debe ser un crecimiento de 20 a 25 veces más o menos, lo que es capaz de crecer el mundo en un año, respecto de lo que es capaz de crecer una de las fortunas del mundo global.

 

Es decir, los más altos ingresos aumentan en una proporción cada vez superior al crecimiento del mundo y de cada nación. En consecuencia, ese crecimiento sólo se explica y es posible porque existe un sector considerable de ciudadanos y ciudadanas de familias y de personas, cuya participación en la distribución de los ingresos está por debajo del crecimiento de cada país y el crecimiento global.

 

La única explicación posible es que hay un enorme sector de la sociedad que ha visto decrecer su participación en la distribución de la riqueza. De forma que no parece sensato no reflexionar sobre este tema, porque sería de una insensibilidad inexcusable que no fuésemos capaces de dar cuenta que estamos ante un desafío civilizacional sin precedentes. Este es el tema que, en lo personal, me ha motivado como Presidente del Senado.

 

He leído la intervención o entrevista de un hombre público, que fuese candidato presidencial y ministro de Hacienda, Hernán Büchi, que analizando la situación que vive el país y la explicación que él entrega sería que en el curso de los últimos gobiernos, no distingue el signo de ellos, el país ha perdido su orientación y que de una nación en la cual el esfuerzo y el trabajo era lo que promovía la actividad productiva de las familias y las personas, nos hemos trasladado a un escenario que todo lo esperan lo entregue el Estado y que, por lo tanto, se pierde el vigor y el dinamismo a la espera que sea el Estado, quien resuelva los problemas.  Encontrando ahí la explicación  del malestar que, a pesar de los buenos datos económicos, abarca a nuestra sociedad.

 

Esa manera de pensar insinúa lógicamente que quienes aspiramos y promovemos una mayor participación del Estado en la conducción de los asuntos públicos, en el fondo enfatizamos no el trabajo, sino que las regulaciones; no el esfuerzo humano, sino que las fiscalizaciones. Debo decir que eso es un profundo error, nuestra preocupación esencial es el respeto del trabajo de cada cual. Lo digo como militante socialista de toda la vida y lo digo como hijo de un obrero, ya que mi padre nunca dejó de ir a trabajar, para que nosotros pudiésemos comer. Lo que nos inquieta y angustia es que cada vez el valor del trabajo es menor.

 

La motivación esencial de la persona para trabajar disminuye y decae porque la actividad productiva de cada cual no es el motor que permite mejorar la calidad de vida, sino lo que se está produciendo es que hay que trabajar más por menos ingresos. En consecuencia, la rueda  de la desigualdad se va transformando en una espiral que agobia muy profundamente las relaciones sociales en nuestro país.

 

Nosotros queremos una sociedad fundada en el amor por el trabajo y no en el parasitismo social. Por lo tanto, eso tiene que reflejarse en un sistema político capaz de así valorarlo y que aquello sea respetado en las relaciones humanas de cada día.

Leí una frase de una figura pública que me impacto mucho;  ha señalado que se enorgullece de poder trasladarse a vivir desde Maipú a Lo Barnechea. Creo que ahí está la diferencia.

 

Siento que el gran desafío de nuestra sociedad para el futuro es que todos nos sintamos orgullosos de vivir en Maipú, o donde nos corresponda. De amar y valorar el lugar donde hemos nacido y que la Pintana, San Miguel, Pudahuel, Quellón, Puerto Montt, Calama, Arica o Porvenir, sean los lugares donde deseamos vivir;  en que nuestra escala de valores reivindique lo que somos, una comunidad nacional en que cada cual es valorado y respetado por el aporte con que contribuye al desarrollo del país y que no tiene que pensar que para conseguirlo, tiene que abandonar sus raíces.

 

Entonces, les agradezco muy profunda y sinceramente a quienes nos acompañan, a nuestros expositores Lorenzo Constans, al padre Fernando Montes, Sergio Urzúa, Dante Contreras. Lamento que la presidenta de la Cut haya ido a un evento de profesores que le ha imposibilitado concurrir a este diálogo.

 

Lo importante es que seamos capaces de pensar. Muchas gracias.

 

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