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“Protección a la integridad de los menores”

Por Soledad Alvear, senadora por la Región Metropolitana

28 de diciembre de 2012

Todos sabemos de la situación que se produce cuando una pareja o un matrimonio se deshace y los padres dejan de vivir juntos. Es un drama para ellos y un duelo para los niños. A ese duelo, se agrega el que aquellos terminan siendo una moneda de cambio para exigir alimento: según lo que se obtenga, podrán salir con su padre.

 

No es posible que sigamos con ese tipo de legislación. Por eso, apoyo el proyecto de ley que busca proteger la integridad de los menores cuando sus padres viven separados.

 

Destaco esta iniciativa, porque todos quienes somos adultos y los jóvenes nos podemos manifestar frente a situaciones que nos resultan incómodas e injustas o que generan una reacción que nos hace salir a la calle. Los niños, en cambio, no pueden, los más pequeños no tienen voz y lo pasan pésimo.

 

He estado con muchos padres y  madres, a quienes tal situación les genera una tensión brutal, donde los más perjudicados son los infantes.

 

El interés superior del menor debe ser la placa que ha de marcar las decisiones que se tomen frente a esas circunstancias. Lo primero es el acuerdo entre los progenitores. ¿Bajo qué principio? Bajo el principio de la corresponsabilidad. Las parejas o los matrimonios se pueden separar, pero los padres nunca.

 

De por vida van a mantener tal calidad respecto del niño engendrado en común; jamás se desligan de él. Y no es bueno que lo hagan. Todo lo contrario: la corresponsabilidad de ellos resulta fundamental para la formación de sus hijos. El niño los necesita a ambos.

Por ende, los principios de la corresponsabilidad parental y del interés superior del niño, son sustantivos en iniciativas legales de esta naturaleza. Es fundamental que podamos avanzar y despachar pronto esta ley.

 

El Día del Padre lo celebré con muchos representantes de organizaciones formadas con el objeto de disponer de la posibilidad de visitar a sus hijos. ¡Qué horrible resulta observar a un hombre sentado en una banca, a la salida de un tribunal, durante horas, para poder verlos, llevarles una torta y apagar allí una vela por el año, los dos años o los tres años de su cumpleaños, y que esa sea la única forma en que el hijo se relaciona con su padre!

 

¡No hay derecho, primero, para ese niño y, por supuesto, para el padre! Es necesario que se respete siempre el interés superior del niño.

 

Asimismo, es vital es importante mantener la corresponsabilidad de los progenitores, el niño debe quedarse con quien pueda desarrollar mejor su vida, sea la mamá o el papá. Lo mejor es que lleguen a acuerdo. Si no, será el magistrado quien determine, pero sin la mirada adulta de si se trata del padre o de la madre, sino con cuál de ellos el hijo va a crecer en mejores condiciones.

 

 

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