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Una crisis latente

Por Camilo Escalona, Presidente del Senado

20 de diciembre de 2012

El gobierno, al prolongar el lucro y los conflictos de interés en diversas áreas, en particular en la educación superior, ha mantenido una crisis latente en su interior. Cada cierto tiempo, ese conflicto engulle a un ministro o provoca un nuevo conflicto. Esto se repitió ahora con el ex ministro de Justicia.

 

Ahora bien, el severo epíteto de “desleal” lanzado por la nueva vocera del palacio presidencial a su colega de partido y precandidato a la Jefatura de Estado, Andrés Allamand, es un síntoma de una actitud que desea vehemente, pero inútilmente, la omisión de miradas diversas en el campo de la derecha hacia el ejercicio del poder por la actual administración.

 

¿A qué se deberá un trato tan duro de la vocera en funciones? Se puede pensar en una ofuscación temporal en La Moneda, por el mal momento provocado por la aceptación del retiro del gabinete del ex ministro señor Ribera; o también se puede pensar que es el fruto del impacto de la renuncia, luego retirada, del presidente de Renovación Nacional, senador Carlos Larraín; o puede ser también que su lenguaje sea demasiado asertivo, ya que la señora vocera es de reciente designación en este cargo de vocería, de por sí complejo, tan diferente al que ocupara en la Intendencia Metropolitana, en el trato con las “barras bravas” de los clubes más populares del fútbol criollo. También puede ser que sea la vieja concepción del utilitarismo extremo: lo que ayer se usó, hoy ya no sirve. O, tal vez, impere en La Moneda sólo el gusto por la autocomplacencia.

 

En fin, se pueden tener varias hipótesis. Pero el término “desleal” no es de aquellos suaves de digerir o explicar.

En la oposición hemos conocido este trato rudo de la autoridad en diversas iniciativas y propuestas, de las que ni siquiera recibimos alguna vez una mínima respuesta. Por ejemplo, cuando propusimos la creación de una Agencia Estatal dedicada exclusivamente al tema de la reconstrucción del país, luego de la desolación generada por el terremoto y tsunami del 27 de febrero.

 

Así está ocurriendo ahora, cuando públicamente he pedido un Plan de Acción para hacer frente a la situación que aflige a miles de estudiantes de la Universidad del Mar. No hay respuesta. Luego, he propuesto un Consejo Estatal de Acreditación que reemplace la deslegitimada Comisión Nacional de Acreditación para las instituciones privadas de educación superior, entidad esta última que no puede ser si no disuelta, porque está marcada por los intereses corporativos que anulan cualquier buen propósito que se quiera hacer con ella. En cambio, como hemos propuesto, un Consejo Estatal con otra composición, incluida naturalmente  la representación de la comunidad universitaria, que estaría en condiciones de dar las garantías que todo Chile requiere, en una esfera tan importante para la familia y el país en su conjunto.

 

Asimismo, el gobierno nunca nos ha respondido nada en relación con el proyecto que presentamos para poner término a las “sociedades espejo” en la educación superior, de manera de concluir con ese viciado mecanismo, usado para extraer ganancias desmedidas y usureras por parte de algunos que financian, con esas “sociedades espejo”, la formación de amplios grupos de inversión financiera.

 

Es decir, en la oposición sabemos bien que a la autoridad no le gustan ideas diferentes y cuando las críticas le desagradan, intenta castigar a los que se atreven colgándoles diferentes acusaciones, como esta de “desleal” que se aplica ahora al ex ministro de Defensa.

 

Como se sabe, descalificar al que piensa diferente no es, precisamente, síntoma de fuerza o de firmeza en las convicciones. Este trato a los opositores lo hemos conocido hace rato. Lástima que no haya habido la capacidad de rectificar en el gobierno. Ahora, más bien, parece que quiere acentuarlo y no corregirlo. Todo indica que el temor a la crítica es también la preocupación por el síndrome del “pato cojo”.

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