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“Ser homosexual no es una enfermedad”

Por Lily Pérez San Martín, senadora por la Región de Valparaíso

15 de mayo de 2014

UImagen foto_00000020n 17 de mayo, hace 24 años, la OMS, en una decisión en mi parecer sumamente acertada  pero increíblemente tardía, retiró de su lista de enfermedades mentales la homosexualidad. Si bien, para muchos es una fecha que provoca alegría, a mí, en lo personal, me provoca sentimientos encontrados.

 

Por una parte, me alegra sumamente que como humanidad hayamos declarado que una opción u orientación sexual, es algo plenamente normal. Me llena de júbilo saber que es posible que instituciones mundiales en un hecho emanado por lo emocional y sustentado por lo racional hayan declarado en pocas palabras que ser homosexual no tiene absolutamente nada de malo y que existe mucho más en una relación sentimental, que el mero hecho de procrear.

 

Pero por otra parte, debo ser sincera. Hace casi un cuarto de siglo que esta nueva concepción está vigente y no veo que mucho en nuestro país haya avanzado. Poco creo que este dictamen de la OMS haya ayudado a Lizardo Gutiérrez y Daniel Durán, quienes fueron víctimas de acoso y hostigamiento por parte de un grupo Neonazi en Concepción, quienes rayaron su casa con esvásticas y escribieron la frase “Te Odio Gay” el 7 de marzo de 2012. Menos con Daniel Zamudio o con la jueza Karen Atala, que si bien no tuvo el mismo final horroroso que Daniel, si fue hecha pasar por un sufrimiento inmensurable, teniendo que llegar a la Corte Interamericana a buscar refugio legal, debido a que no lo encontró en su país.   

 

Debo ser sincera, yo no creo en el juego semántico de quien no tolera al intolerante, es igual de intolerante. Rechazo esa premisa de manera categórica. La tolerancia, para mí, es una virtud sumamente positiva y digna de impulsar, pero se vuelve, tal como dijo Thomas Mann, en un “crimen cuando lo que se tolera es la maldad.

 

No quiero sonar totalitaria. Jamás me imaginaría ni postularía la lucha por un mundo sin diferencias. Va en contra de todo lo que pienso, pero sí creo que debemos trabajar por una sociedad en donde las diferencias puedan convivir en paz, armonía y por sobre todo, con inclusión. Tal como dijo Mario Mieli, uno de los fundadores del movimiento de liberación homosexual y transgénero italiano, “Reconocer a los “diferentes” el derecho de vivir precisamente como diferentes, es reconocerles el derecho de vivir en la marginación”. Comportamientos como la homofobia y la incitación al odio a los que son diferentes son conductas que deben ser erradicadas, tal como si habláramos de las peores de las pandemias.

 

Es por esto que adhiero y me sumo plenamente a la alegría que muchos manifestarán este 17 de mayo conmemorando un año más desde que como mundo aprendimos a diferenciar algo tan horrible como el cáncer o el cólera, de algo tan normal y hermoso como la libre orientación sexual, pero los invito a ir más allá. Debemos seguir trabajando por leyes como la de Incitación al Odio y la de Identidad de Género. Sé, con conocimiento de causa, que será difícil, pero tal que como con la ley Anti Discriminación, con trabajo, esfuerzo y determinación, todo es posible.

 

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