Click acá para ir directamente al contenido

“Soy un hombre político y me siento orgulloso de eso”

Por Camilo Escalona, ex senador por la Región de Los Lagos

7 de marzo de 2014

Imagen foto_00000014No es mi intención hacer una despedida con sabor a nostalgia ni mucho menos.

 

Quiero agradecer, en primerísimo lugar, a los funcionarios del Senado por su trabajo y colaboración. Son un actor decisivo de la tarea legislativa y nunca va a ser fatigoso reconocer que el Senado no sería posible sin el esfuerzo de ellos.

 

Debo reconocer con mucha honestidad que me hubiese gustado seguir siendo senador. Las circunstancias no lo han permitido. La vida es como es y no como uno desea que fuese.

 

En el trabajo del Senado, he podido profundizar mi condición de político. Esa es mi identidad. Sé que muchos hoy siendo dirigentes políticos no la reconocen. La política es una actividad que todos los días es menoscabada.

 

Hay muchas personas que huyen de su condición de políticos, que se disfrazan, que se presentan como voceros de la opinión pública, como representativos de los movimientos sociales, figuras independientes o apolíticas. Pero legítimamente desarrollan la actividad política y creo que sería bueno, para la transparencia que ellos mismos reclaman, que se reconocieran como lo que son: personas que tienen una vocación política que la desarrollan desde diferentes instancias y tribunas como puede ser un sindicato, una junta de vecinos, una federación estudiantil o la academia.

 

En mi caso, mi vocación política la he podido desarrollar, en estos últimos años, desde el Senado. Me alegro haber podido colaborar, por ejemplo, con el proyecto de ley sobre la responsabilidad compartida de los padres, que recibió el nombre de “amor de papá”. También respecto a la iniciativa sobre la identidad de género y la que permitirá a los trabajadores ser recontratados con el sueldo que tenían antes de ser despedidos.

 

Además estoy orgulloso de haber presidido la Comisión conjunta de Hacienda y Trabajo que hace algunos años aprobó la reforma previsional y, en especial, la pensión básica solidaria. Estoy agradecido del apoyo que recibí como Presidente del Senado. No pensé que iba a tener algún día esa responsabilidad. No entré a la política pensando en llegar a ser Presidente del Senado, pero insisto en que estoy feliz de haber alcanzado esa responsabilidad.

 

Quisiera manifestar, frente a un debate público que ha surgido en el curso de las últimas horas, que, así como me hubiese gustado seguir siendo senador, también autoricé al presidente de mi partido, el diputado Osvaldo Andrade, para que dispusiera de mí para ser presentado dentro de las opciones al gabinete de la futura presidenta Michelle Bachelet.

 

No fui nombrado en esa responsabilidad. Reconozco la entera atribución de la presidenta electa para nombrar a sus colaboradores, pero lamentablemente se ha especulado mucho en ciertos medios de prensa en relación a una eventual designación de mi persona en algún cargo técnico. Soy un dirigente político, no un técnico. Mi disposición personal no es asumir ninguna otra responsabilidad que no sea la que emana de mi condición de dirigente político.

 

Hay muchas tareas en el Estado que tienen una dimensión técnica, pero las fundamentales tienen una dimensión política. Para esas últimas, me siento preparado. Para lo técnico, creo que hay personas que se han preparado para ello sin embargo no es mi caso.

 

A los 18 años tuve que salir al exilio y me dediqué al trabajo político. Tuve un retorno clandestino  porque tenía prohibición de regresar a Chile. Me presenté a la primera elección parlamentaria en 1989 y resulté electo senador. He dedicado mi vida a la actividad política. No me podría asumir como técnico porque no lo soy.

 

Pero sí tengo la voluntad de seguir trabajando en el ámbito político. Creo que es necesario el debate más amplio de ideas. A nuestro país le hace falta más dialogo profundo e intenso. Hace falta un mayor intercambio de opiniones. Hemos llegado a un ciclo en que el país, lamentablemente, no ha sido capaz de definir a 20 o 30 años, su futuro. El modelo económico de crecimiento, de exportación de materias primas, ha tocado techo, generando desigualdad que tensiona nuestras relaciones.

 

Hay un sector de nuestro país que no cree en la política ni en el sistema político. No es un sector despreciable, por el contrario, son varios los chilenos que nos miran con distancia y desconfianza, porque el sistema político no ha logrado responder a cabalidad, el desafío nacional de hoy.

 

Fuimos capaces de resolver bien la transición hacia la democracia. Nuestro país no sufrió una guerra civil o una confrontación armada. Frente a los quebrantos que sufrimos estuvimos en condiciones de soportarlos. Fue cruenta la primera etapa de la dictadura militar, pero luego tuvimos un retorno pacífico a la democracia.

 

Hubo acciones dolorosas que tocaron a varios de los que estamos en la Sala, por ejemplo, a los camaradas de Jaime Guzmán que fue asesinado. Siempre he compartido el dolor que ellos sintieron porque perder a una persona cercana es una herida muy profunda.

 

Pero, en lo esencial, nuestra transición democrática fue capaz de caminar con entereza por un camino que suele provocar desgarro en las sociedades a un alto costo. En este último tiempo lo hemos visto en el caso de Egipto, Ucrania y Venezuela.

 

Imprimir