Click acá para ir directamente al contenido

¡¡Stop!! Comuna Inclusiva

Por Felipe Harboe, senador por la Región del Bíobío

24 de julio de 2015

Imagen foto_00000019El desarrollo de la vida cotidiana se torna más o menos agradable en la medida que el entorno donde nos movilizamos, facilite nuestro desplazamiento y acceso.

 

Así, las obras públicas, viales, de infraestructura y equipamiento, resultan determinantes para movernos con facilidad. Esto que pareciera lógico y natural de la construcción de ciudades, no lo es tanto cuando se trata de personas en situación de discapacidad. Sean estas de desplazamiento físico o alguna afectación de sentidos como la visión o la audición.

 

Nuestras comunas y ciudades no son amigables ni inclusivas. Resultan una excepción las ciudades que cuentan con semáforos con señales audibles para orientar a personas en situación de discapacidad visual; igualmente escasas son las que cuentan con sistema braille en los postes de semáforos. En fin, nuestros arquitectos, abogados y urbanistas no están pensando en la ciudad amable e inclusiva que una sociedad moderna debe construir.

 

Quizás uno de los elementos que determina la inamistad de nuestra infraestructura urbana, es la existencia de veredas sin acceso para sillas de ruedas, coches u otro medio de desplazamiento. Asimismo, la construcción de las veredas “en torno” a un poste de electricidad, se traduce en un verdadero obstáculo y elemento de riesgo para todos. A esto se agrega la existencia de cables que en vez de soterrarse permanecen sin uso, y en muchas ocasiones, cuelgan silentes pero riesgosos en espacios de circulación peatonal.

 

Como corolario es posible advertir que un número muy reducido de comunas (Talagante entre otras) ha considerado a los niños en situación de discapacidad física en su equipamiento urbano de entretención en las plazas. Los niños que deben circular en sillas de ruedas no pueden gozar de los juegos infantiles tradicionales, lo que obviamente constituye una exclusión que debiera provocarnos y obligarnos a reaccionar.

 

En razón de lo anterior es que he solicitado al ministerio de Vivienda y Urbanismo y a la subsecretaría de Desarrollo Regional, que instruyan a los Serviu y gobiernos regionales y comunales respectivamente, para que en todos los nuevos procesos de construcción o reparación de infraestructura urbana, vial y de tránsito, se incorpore de manera obligatoria el concepto de inclusión, para que nuestras comunas y ciudades sean también para quienes carecen de capacidades de desplazamiento tradicional.

 

Necesitamos veredas sin postes ni cables y con acceso en todas sus esquinas para quienes deban desplazarse en sillas de ruedas. Necesitamos un diseño de veredas que permita que quienes deban utilizar bastones no caigan en las verdaderas trampas de desniveles y “eventos”. Resulta indispensable contar en cada plaza, donde existan juegos infantiles, con juegos especiales que permitan a niños con movilidad restringida jugar.

 

La construcción de una sociedad más justa, equitativa e inclusiva, tiene como expresión externa el diseño de nuestras ciudades, calles, veredas y plazas. Si queremos avanzar en equidad entonces resulta fundamental tomar medidas para que en el diseño, normativa, licitaciones y adjudicaciones, se incorpore de manera definitiva el “modelo inclusivo” y aportar un grano de arena para que nuestros niños, jóvenes, adultos y adultos mayores vivan un poquito más felices.

 

 

 

 

 

Imprimir